miércoles, 28 de mayo de 2014

La guerra de los treinta años

La Guerra de los Treinta años se inició cuando un católico, Fernando II, en el año 1617, fue coronado como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y rey de Bohemia, ante la oposición de la mayoría protestante, sobre todo calvinista, que solicitó apoyo a países extranjeros. Los dos concejales católicos y sus representantes, fueron arrojados por una ventana del palacio, aunque sin consecuencias graves en su integridad física, cuando intentaban preparar el recibimiento del nuevo rey.

La ciudad de Praga en la actualidad con el castillo al fondo. Desde una ventana de esta fortaleza fueron arrojados los dignatarios católicos, dando comienzo a la Guerra de los 30 años.
Esta disputa iniciada por motivos religiosos, pronto se desnaturalizó, ya que Francia, católica se unió a los protestantes de Holanda y Suecia, mientras que Alemania, luterana, pero con un gobierno católico, luchó junto a los estados católicos de España y Austria. Estos países privilegiaron más extender sus dominios, que los motivos religiosos. España apoyó a Fernando II, pues su rey, Felipe IV, era su sobrino, no pudo desatender  su petición  de auxilio.
Los territorios alemanes fueron objeto de la codicia de Francia, España, Suecia y Dinamarca.
El 10 de junio de 1619, en la batalla de Sablat, Austria, demostró su valor y potencia militar al derrotar a los protestantes de Bohemia, al mando del conde Thurn.

Sin embargo, la parte norte y sur de Austria, se unió a los Bohemios, reemplazando al rey de Bohemia, Fernando II, por Federico V, Elector del Palatinado, y líder de la Liga de la Unión Evangélica.

En 1629, el rey depuesto, con sus fuerzas unidas, venció a su reemplazante cerca de la ciudad de Praga, trayendo como consecuencia, la desintegración de la Liga de la Unión Evangélica y la pérdida de tierras para los protestantes de Bohemia, además de sus títulos de nobleza. Se apoderó además de Moravia y el Palatinado.

El soberano de Dinamarca, Cristian IV, luterano, brindó ayuda a los de su mismo credo en Alemania, contra el Sacro Imperio, gobernado por Fernando II. Éste contó con el apoyo de las fuerzas a cargo de Albrecht von Wallenstein, quien consiguió el permiso de saquear los lugares invadidos. El rey dinamarqués sufrió una aplastante derrota en Lutter en el año 1626. Tres años más tarde, se arribó a un acuerdo, el tratado de Lübeck, por el cual, Cristian IV, conservó su poder en Dinamarca a cambio de retirar su apoyo a los protestantes alemanes. Se estableció el “Acta de Restitución” por la cual, la iglesia católica recuperó sus dominios en territorios protestantes.

Fernando II, Emperador del Sacro Imperio,
cuyas acciones provocaron la 3ª defenestración
 de Praga al enviar delegados a dicha ciudad.

Por su valiente actuación en esta contienda merece destacarse Suecia, cuyo rey, Gustavo Adolfo, hombre de notable cultura y conocedor de las tácticas bélicas, arrasó con los ejércitos católicos de Tilly y Wallenstein, mediante ataques “relámpago”, afirmando el poder de Suecia sobre el mar Báltico. Este hábil guerrero, venció a la Liga Católica en la Batalla de Breitenfeld, en 1631 y en la de Lech, en 1632, donde Tilly pereció. El rey sueco murió en la batalla de Lutzen, en 1632, aunque su pueblo se alzó con la victoria.

En estas exitosas campañas militares Suecia logró recuperar el territorio de Dinamarca, y la zona norte alemana.

Esta etapa triunfal terminó para Suecia, cuando España envió sus fuerzas en apoyo a los católicos y resultaron victoriosos, en la batalla de Nördlingen.

Sin embargo, la adhesión de Wallenstein a la causa católica era sospechosa, ya que se temía que conspirase a favor de los protestantes, y finalmente esto ocurrió muriendo asesinado, por uno de sus hombres, cuando intentaba traicionar a los católicos brindando información a los suecos.

La Paz de Praga, establecida en el año 1635, intentó poner punto final a este largo y cruel conflicto, dejándose los límites establecidos a la fecha designada en la Paz de Augsburgo, estableciéndose un único ejército del Sacro Imperio Romano Germánico, formado por las fuerzas del emperador y los estados de Alemania.
La Francia católica, de Luis XIII, y del primer ministro, Cardenal Richelieu, no estaba satisfecha con la paz lograda y se unió a Suecia y a Holanda, países protestantes, desatando la ira de España, que hostigó los dominios franceses, sitiando París.
Fue con la muerte del Cardenal Richelieu, en 1642, y la de Luis XIII en 1643, cuando comenzó a vislumbrarse la posibilidad concreta de paz.Tras la derrota española en Lens, ocurrida en octubre del año 1648, se firmó la paz de Westfalia, por la cual los Habsburgos comenzaron a sentir la pérdida de su inmenso poder.

Fuente: La Guía 2000


Mapa de Europa en 1648 tras la Paz de Westfalia. La zona gris representa a los pequeños estados alemanes incluidos en el Sacro Imperio Romano Germánico.


España
La anexión a Francia

Dentro del contexto de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), en 1635 Felipe IV declara la guerra a Luis XIII de Francia. En 1639 los franceses tomaron Salses; poco después, en 1640, Cataluña se subleva contra Felipe IV y así se inicia la Guerra de los Segadores (1640-1659); en 1641, Luis XIII fue proclamado conde de Barcelona y Cataluña se divide entre partidarios de Francia y partidarios de España. 

Esta situación de guerra dio lugar al Tratado de los Pirineos (1659), que estableció la anexión a Francia del Condado de Rosellón y parte del territorio del Condado de Cerdaña (Alta Cerdaña), excepto el Valle de Ribes, y la villa de Llívia. El resto de la comarca de Cerdaña (Baja Cerdaña) se mantuvo bajo administración española.
La nueva administración francesa dará al territorio el nombre de provincia del Rosellón. En 1790, cuando la Asamblea Nacional francesa decidió dividir todo el reino en departamentos y suprimir las antiguas provincias, la antigua provincia del Rosellón quedó englobada en el departamento de los Pirineos Orientales.

Batalla de Montjuïc «¡Viva la fe de Cristo!», «¡Viva la tierra, muera el mal gobierno!» fueron los lemas de los segadores que originaron la revuelta popular del 7 de junio de 1640, día conocido como el Corpus de Sangre.
La sublevación comienza con el Corpus de Sangre del 7 de junio de 1640, explosión de violencia en Barcelona —cuyo hecho más trascendente es el asesinato del conde de Santa Coloma, noble catalán y virrey de Cataluña— protagonizada por campesinos y segadors ('segadores') que se han sublevado debido a los abusos cometidos por el ejército real —compuesto por mercenarios de varias "naciones", incluidos los castellanos— desplegado en el Principado a causa de la guerra con la Monarquía de Francia, enmarcada dentro de la Guerra de los Treinta Años (1618–1648).
Defenestraciones de Praga

Bajo el nombre de defenestración de Praga, se definen tres episodios de la historia de Bohemia, que tuvieron lugar, respectivamente, en 1419, 1483 y 1618. El primer y el tercer suceso contribuyeron a desencadenar un conflicto prolongado en Bohemia y en otros lugares, siendo el último el más conocido, ya que tradicionalmente se conoce como el episodio inicial de la Guerra de los Treinta Años. Hoy en día, el término "defenestración de Praga" normalmente se refiere al caso de 1618. En estos sucesos, todos ocurridos en la ciudad de Praga, una o más personas fueron arrojados desde una ventana.

A veces se nombra como "cuarta defenestración" un episodio más reciente, de 1948, de la historia de Checoslovaquia.

La primera defenestración (1419)

La primera defenestración tuvo lugar el 30 de julio 1419 y consistió en el asesinato de siete miembros del consejo de la ciudad por parte de una turba de checos husitas radicales a los que el consejo era hostil. Las prolongadas Guerras Husitas sobrevinieron poco después, durando hasta 1436.

La primera defenestración (1419)
La segunda defenestración (1483)

A pesar de que las guerras husitas terminaron con la victoria católica y la reanudación del poder de manos de los católicos, las tensiones entre éstos y los husitas, no se habían debilitado en absoluto. El largo período de anarquía terminó con la elección de un noble husita, Jorge de Podebrady como rey de Bohemia, y tras su muerte, la de un católico, Vladislao II como su sucesor.

Tras la elección de Vladislao, los católicos retomaron el poder en Praga. Con el apoyo de los conservadores husitas trataron de resolver radicalmente la situación religiosa en la capital ahuyentando o matando a los husitas radicales. Estos últimos, sin embargo, se adelantaron a sus rivales, llegando en la mañana del 24 de septiembre de 1483 a los ayuntamientos de la Ciudad Vieja y la Ciudad Nueva, donde primero mataron y luego tiraron por la ventana a los alcaldes y otros miembros del consejo.


La segunda defenestración (1483)
La tercera defenestración (1618)

La tercera defenestración de Praga, que tuvo lugar el 23 de mayo de 1618, fue el hecho desencadenante de la Guerra de los Treinta Años. La aristocracia bohemia estaba incómoda tras la elección de Fernando II, duque de Estiria , como rey de Bohemia, cuya población era predominantemente protestante. 

El fin de la tolerancia con los protestantes, la reintroducción de la servidumbre y la orden de cese de la construcción de algunas capillas protestantes actuaron como chispa de la insurrección. Los conspiradores, con el argumento de que el terreno sobre el que estaban construyendo las capillas quedaban en manos del rey y la Iglesia Católica, denunciaron la violación de la Carta de Majestad, escrita por el emperador Rodolfo II en 1609, que permitía la libertad de culto.

El 23 de mayo de 1618 los representantes de la aristocracia, galvanizados por el conde de Thurn-Valsassina capturaron a dos gobernadores imperiales, Jaroslav Martinitz y Wilhelm Slavata, junto con su secretario Philip Fabricius, en el castillo de Hradcany, en Praga, y los arrojaron por las ventanas del castillo, a pesar de lo cual cayeron suavemente sobre un montón de estiércol depositado en el foso del castillo. Slavata se desmayó, pero ninguno de ellos quedó herido de gravedad. Los Fabricius poco después serían nombrados por el emperador con el título nobiliario de von Hohenfall (literalmente caídos desde lo alto).

La supervivencia de los tres delegados imperiales se vio en los círculos católicos como una señal divina de que su voluntad estaba del lado católico.

Grabado representando la defenestración de Praga de 1618
La cuarta defenestración (1948)

Una cuarta defenestración sucedió el 10 de marzo de 1948 cuando el Ministro de Asuntos exteriores checoslovaco, Jan Masaryk, el único ministro no-socialista que quedaba en el gabinete, fue hallado muerto bajo la ventana del cuarto de baño del Ministerio de Asuntos Exteriores (el Palacio de Czernin en Praga), lo que dio lugar al establecimiento de un gobierno totalmente dominado por los comunistas. Aún continúa la especulación sobre la causa de su muerte, pero no existe ninguna evidencia que incrimine o exculpe al régimen.

Placa con la cita de Jan Masaryk "Pravda vítězí, ale dá to fušku" (La verdad prevalece, pero es una lata), en referencia al lema nacional Veritas vincit (La verdad prevalece)
Jan Garrigue Masaryk (14 de septiembre de 1886 – 10 de marzo de 1948) fue un diplomático y político checoeslovaco, conocido por haber sido Ministro de Relaciones Exteriores de Checoslovaquia en el gobierno checoslovaco en el exilio durante la Segunda Guerra Mundial y una preeminente figura pública en la posguerra. Su muerte en la defenestración de Praga, abrió el camino para el control del país por el Partido Comunista de Checoslovaquia.

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