Mostrando entradas con la etiqueta vacaciones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta vacaciones. Mostrar todas las entradas
viernes, 17 de abril de 2009
Siento un nudo en la boca del estómago, tal vez porque, porque hace un par de días no duermo muy bien, y los que si me levanto con este nudo en el estómago, tal vez porque tengo todas estas cosas que leer, y es excitante y nuevo, pero mucho, y me siento pequeña, o tal vez porque escucho la tan ansiada música de R.E.M, y se me vienen las ganas de leer http://anudada-mente.blogspot.com, lo abro en una ventana de esta pantalla amarillenta y lo releo, se me vuelven todos esos sacudones que solían aparecer los años pasados al imaginar Córdoba y sus calles, al saber que yo no puedo hablar de prados fucsias y espejos en lo oscuro, apenas puedo hablar de este nudo que ya pasó a sentirse como un agujero, que tal vez se deba a la cantidad de tere de limonada consumida durante toda la mañana, y no puedo hablarte de qué lindo hubiera sido, porque me mata un poco pensar en condicionales, entonces me centro en esto que está enfrente mío pese a los agujeros y la carencia de prados.
Estoy llena de talveces, aún ahora, aún cuando me reencuentro con el pasado, que es muy presente todavía.
Tendría que cerrar esto y volver a las hojas, de alguna manera encontrar lo que estoy intentando decir y cerrar todo, aunque creo que ya es bastante obvio que no soy buena para los cierres, pero se va al Caracho; no me gustan los cierres y si los puntos y comas (;) al fin y al cabo esto lo estoy escribiendo yo y lo puedo alargar lo más que quiero hasta que se torne patético como creo que está quedando ya que parece un soliloquio (qué graciosa palabra: soliloquio), uno más entre los tantos, entonces como dice el muchacho del blog que cité anteriormente el final se impone, pero lo mío es un final provisorio ya que volveré cuando no escriba para quejarme de mis agujeros estomacales.
PD: Odio, pero ODIO esto de las etiquetas maruja, no me vas a obligar a hacerlas coherentes, demasiado organización para mi, te saco la lengua y pongo cualquier cosa :)
Estoy llena de talveces, aún ahora, aún cuando me reencuentro con el pasado, que es muy presente todavía.
Tendría que cerrar esto y volver a las hojas, de alguna manera encontrar lo que estoy intentando decir y cerrar todo, aunque creo que ya es bastante obvio que no soy buena para los cierres, pero se va al Caracho; no me gustan los cierres y si los puntos y comas (;) al fin y al cabo esto lo estoy escribiendo yo y lo puedo alargar lo más que quiero hasta que se torne patético como creo que está quedando ya que parece un soliloquio (qué graciosa palabra: soliloquio), uno más entre los tantos, entonces como dice el muchacho del blog que cité anteriormente el final se impone, pero lo mío es un final provisorio ya que volveré cuando no escriba para quejarme de mis agujeros estomacales.
PD: Odio, pero ODIO esto de las etiquetas maruja, no me vas a obligar a hacerlas coherentes, demasiado organización para mi, te saco la lengua y pongo cualquier cosa :)
Publicado por
Cronopio-cronopio
a las
11:58
Forma parte de: *
Agujeros en el estómago,
o motocicletas,
otoño,
vacaciones
lunes, 2 de marzo de 2009
Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?
(Jaime Sabines)
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?
(Jaime Sabines)
Publicado por
Cronopio-cronopio
a las
12:41
Forma parte de: *
etiquetas de esta entrada:por ej.,
motocicletas,
otoño,
vacaciones
Suscribirse a:
Entradas (Atom)