Iván
Iván el Terrible, pequeñito y lejos. Tan lejos. Te revuelves el pelo intentando adivinar, intentando quitarme velos y capas de palabras. Y yo me dejo. Porque no eres terrible, no puedes serlo.
Confío, sin histrionismos (pero sólo durante un rato).
Iván el Joven, el rebelde. Bálsamo deseado. Cierro los ojos y aprieto fuerte, porque tengo que necesitarte. Y me resisto a hacerlo.
¿Cómo puedes escribir tan bonito?
ResponderEliminarAin, qué vergüencita. Gracias.
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