Del embrollo de la cúpula judicial se queda uno con el suelto de Pedro de Silva que, escuetamente, resume la situación. Para uno es la visión acertada, aunque en esta materia la información y la opinión son indisolubles.
Ya se sabe que uno es abiertamente paisista, no tanto en cuanto a la línea ideológica que defienden (que, con matices, también) cuanto por el estilo y la relativa pluralidad de opiniones que alberga entre sus firmas de opinión más que en su línea informativa. Por ejemplo, la columna moderadamente crítica con la postura gubernamental, que firma Daniel Gascón no la encuentra uno en otros diarios madrileños, sí en los de la provincia asturiana, donde coexisten opiniones variadas.
Se atreve el presidente Barbón a pronunciarse sobre una cuestión nacional y ya veremos si tiene que matizar más adelante, como apunta Daniel Gascón al hablar de otros dirigentes socialistas. Dice LNE que Barbón rechaza un referéndum en Cataluña y levantar la mano ante los corruptos. El presidente asturiano ve inconstitucional una consulta popular y cuestiona rebajar la malversación, pero pide debatir con criterio jurídico. Ya veremos lo que le dicen que tiene que decir. Cabe pensar que hasta se autoconvenza.
Decía uno que El País albergaba opiniones discrepantes entre sus firmas, aunque su línea informativa es decididamente militante, con menos sibilinismo si existe la palabra. El titular es inequívoco: La derecha política y la judicial intentan burlar al Congreso con el bloqueo de la reforma legal. Más moderado se muestra La Vanguardia: Maniobra conservadora para frenar la reforma judicial de Sánchez. Por el flanco contrario el ABC no se oculta: El TC decide hoy in extremis si frena el asalto del Gobierno a la Justicia.
Murió Juan Vega, político y comunicador trasversal y fluctuante. Raramente las necrológicas recientes se expresan con esta claridad, pero Chus Neira lo hace en LNE: “Tuvo también una intensa actividad periodística, como articulista en los periódicos regionales y con programa en los primeros canales privados de la televisión local y regional. Toda esa tarea, siempre muy volcada del lado de las conspiraciones y con cierta mala lecha, la acabó desarrollando también en internet, siendo en Asturias pionero en el mundo de los blogs”.
La maquetación de las páginas lleva a asociaciones curiosas. Así, LNE informa de unas declaraciones de la exministra Ana Pastor, de paso por Oviedo, antigua ministra de Transportes. Sin pasar las hojas, en la página de la derecha, una tal e imaginaria Ana P. asoma en una página publicitaria aconsejando moderación consumista en el transporte. Curioso. No es la primera vez que en una página se despliega una información de un arrollamiento ferroviario y en la contigua de la derecha se publicita el valor seguridad como paradigma del transporte por ferrocarril. El tren no se habrá salido de la vía, pero no queda guapo ética y estéticamente.
Se habrá publicado en varios medios una foto de Mbappé en un lance en el partido de la selección francesa contra la marroquí. Uno se imagina a Mbappé como el bíblico ángel exterminador, que Buñuel adoptó para una de sus películas.
Se fija uno en otra foto, en este caso de la reina Letizia, en el Instituto Cervantes en Los Ángeles. La reina lleva cómodamente su abrigo sobre los hombres, sin calzar las mangas, y de esa guisa saluda a los invitados al acto. A uno le parece bien esa pose, pero ¿podrían hacerlo los invitados a la inversa? Ahora uno no viste prácticamente nunca de abrigo o gabardina (puede que esta se haya reciclado ya) pero en tiempos no la apeaba en invierno y le resultaba muy cómodo descalzarse de las mangas en la hora del café.
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Como contraste a los ánimos encendidos de los congresistas españoles, en Lugo de Llanera, una pequeña población del norte de España, posaron para la foto del encendido navideño el alcalde socialista Gerardo Sanz y varios miembros de la corporación junto con el antiguo alcalde y parlamentario popular, José Avelino Sánchez. Una foto que dignifica por igual a ambas partes porque aunque la responsabilidad del gobierno es de la parte socialista, los impuestos los pagan todos los llanerenses.
El Parlamento Europeo promete más controles tras el Qatargate. El Parlamento Europeo y todas las instituciones públicas están condenadas eternamente a la ley del péndulo sin remisión posible: épocas de controles, épocas de quitar controles para agilizar trámites, épocas de controles, épocas de quitar…y así hasta el infinito sin que sea posible dar con el punto de equilibrio.
Se pregunta uno si hay algún colectivo que le merezca una admiración próxima a la idolatría. No da con él después de repasar una lista alfabéticas de profesiones y actividades, pero puede que se deba a que uno es un resabiado. A lo mejor el resto de ciudadanos idolatran a algún colectivo, o unos a uno y otros a otro. El caso es que para Rafa de Miguel, corresponsal de El País en Londres, que manda una crónica anunciando una huelga del personal de enfermería londinense, “los británicos idolatran al NHS (Servicio Nacional de Salud) y a los profesionales de la salud”. ¿Todos los británicos los idolatran? A lo mejor exagera y no son todos pero sí la mayoría. ¿Y nosotros idolatramos a alguien? Se siente uno un mezquino y un desagradecido.
En Derecho se utiliza la idea de “fumus boni iuris”, humo o apariencia de buen derecho. El concepto está pensado para la adopción de medidas cautelares, pero se queda uno con la copla de que un planteamiento así tiene buena pinta. Algunas noticias periodísticas, por el contrario, tienen mala pinta, es decir, pinta de que algo falla, de que las cosas no pudieron ser así. Algo falla o algo falta. Ayer leía uno una noticia menor referida a Grado que indicaba que el Tribunal Supremo obligaba a cerrar un bar que contaba con todas las licencias. Además de algún gazapo jurídico disculpable, la noticia se notaba claramente coja. No sabe uno qué prisa hay por lanzar una noticia sin preguntar la versión de la otra parte, que llegó al día siguiente. Acabará ahí la cosa o no, pero ya tiene pinta de mejor derecho, y la noticia pinta de menor noticia.
Este domingo pasado en su habitual columna dominical, el Defensor del Lector de El País entonaba un mea culpa por las consecuencias negativas de noticias no contrastadas que dan por ciertas, y a veces por ‘sostello y no enmendallo’. Uno, como lector, está interesado en conocer la última noticia, incluso los últimos datos de una noticia candente y, sin duda, los distintos medios deben estar presionados comercialmente a dar alguna novedad. Así y todo, uno preferiría, si fuera posible, esperar a que el cronista tuviera todos los datos para evitar hipótesis que no se confirman, pero van calando, y van calando en uno mismo. ¿Por ejemplo, qué interés hay por aventurar teorías sobre los motivos de la desaparición de una joven en la costa asturiana hace diez días? Es verdad que si uno no encuentra nada concreto en una noticia que le interese, navega por las ediciones web por si asoma algún comentario que lance alguna pista, pero eso no quita para que uno reconozca que el trabajo bien hecho es el del silencio en tanto no se puede confirmar algo concreto, porque pase lo que pase, al al final, quedará la duda de si no habría también algo de esoterismo. Porque algo dijo la prensa.
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