¿Quién te mandará meterte en lecturas extrañas? El caso es
que cogiste entre las manos “Gramática parda”, de Juan García Hortelano, novela
de historias imposibles contada con giros chocantes, de geografía y cronología que bailan constantemente sobre arenas movedizas.
A menudo era necesario volver a la introducción crítica para
aclararse con unos personajes de trazos tan absurdos que costaba creer que
fuera era el mismo del capítulo precedente.
Cuando conseguías seguir el hilo, las historias daban para
pensar y hasta sonreír.
“Lo que me desenfrena es la clase de vida que llevarás si te
dedicas a escribir cosas literarias (…). Ya no te librarás jamás de pensar que
tienes la obligación de pensar. Hazme caso, hija. Se empieza escribiendo, pero
nunca se sabe dónde ser termina”.
“Sentado en una silla municipal, Georges deduce que un
conjunto de aseveraciones, siempre que sean paradójicas y malévolas, forman el único
sistema de pensamiento que domina el sistema de relaciones de las personas con
las que convive”.
“Motmot, en consonancia con su atavío, puso el coche a la máxima
velocidad prohibida”.
“Quizá sea una deformación profesional de asidua a los
mercados, pero prefiero las boberías frescas a las genialidades en conserva.”
“Se encontraba en esa envidiable posición del escritor que,
indiferente a la vida, lucha denodadamente por conseguir contarla sin permitir
que la vida le contamine”.