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miércoles, marzo 02, 2011

Galletas de sakura

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Llevo un tiempo leyendo el blog de Bea (El rincón de Bea), una genia en el arte de las galletas decoradas. La idea de hacer la glasa real para decorarlas me resultaba aterradora, ya que tengo un largo historial de glasas fallidas a lo largo de mi vida. Pero decidí darle una segunda oportunidad. Basándome en lo que leí en su blog sobre cómo decorar las galletas, y usando su receta para la masa, logré hacer mis primeras galletas decoradas exitosas!

La masa era sabor vainilla, simples galletas de manteca pero deliciosas. Nunca había hecho galletas que conservaran tan bien su forma, el secreto (que pueden leer en el blog de Bea) es ponerlas 10 minutos en el congelador antes de hornearlas. Para la glasa no usé su receta, sino una que leí en Joy of Baking, que se hace con polvo de merengue en vez de claras de huevo frescas. Pensé que no iba a conseguir el polvo de merengue en mi barrio, pero increíblemente en la primer casa de repostería que encontré tenían.

La forma de las galletas se la di con un cortante en forma de flor de 5 pétalos, de unos 5 o 6 cm de diámetro. Usé glasa de dos colores, rosa pálido y un rosa más intenso para el centro. Para decorarlas primero hice un delineado con una glasa espesa, y luego con la glasa aligerada lo rellené. Por último coloqué un poco del rosa intenso en una jeringa y antes de que secara el relleno volqué una gota sobre cada galleta (en realidad iba haciendo una por una, sino hasta que terminara de rellenar todas ya no tendría oportunidad de hacer la decoración del medio porque estaría seco), y con un palillo fui formando los rayitos. Así quedó lo más parecido a una flor de sakura que pude hacer. No quiero extenderme mucho sobre cómo decorar porque Bea lo tiene muy bien explicado.

Finalmente tenía una montaña de galletitas hermosas que secaron en menos de una hora, y decidí regalarle algunas a Pato. Armé una caja de origami (siguiendo estas instrucciones: http://howto-origami.com/how_to_origami_box_box_with_lid.html) con una hoja amarilla y otra estampada con flores de sakura de 15x15cm cada una. Cabían perfectamente 3 galletas, y se veían totalmente adorables! Até la caja con una cintilla violeta. Ahí fue que tomé las fotos, no pude evitarlo, había quedado tan lindo!


Lamento no tener el paso a paso de todo esto, realmente no lo había pensado en el momento de hacerlo (además pensé que me iba a salir mal y no quería evidencias). Pero pueden seguir las recetas que usé:
Sé que la receta no tiene nada de japonesa, pero las flores de sakura son un símbolo de la cultura de Japón! Y sé que a cualquier japonés le gustarían estas bonitas galletas decoradas.
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martes, enero 25, 2011

Pan casero y delicias regionales

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Finalmente me animé y preparé mi primer pan casero! No fue un pan rústico de corteza dura, sino que quise hacer algo así como un pan de viena (o al menos lo que entendemos por pan de viena por estos lados), que vendría a tener grandes proporciones de manteca y leche, resultando en un pan muy suavecito y rico. El resultado fue espectacular, la mitad del pan desapareció en los primeros 10 minutos luego de haber salido del horno, y la otra mitad fue devorada durante la cena. Con semejante éxito pensé que ahora era una experta en panes: grave error. Al día siguiente quise hacerme la rebelde y me mandé un pan con semillas (de girasol, amapola, sésamo, mostaza, etc) y me salió tristísimo. No levó y quedó crudo! Pero bueno, siempre recordaré con cariño mi primer pan, y tal vez vuelta a prepararlo o mis hermanos no me dejarán vivir en paz.

La receta que utilicé la encontré en un blog delicioso, Todo caserito, pero aparentemente el autor original de la receta es un tal Marcelo Vallejo. La preparé en un día caluroso y húmedo, de los que abundan en Bs. As. en estas semanas, y levó muy bien. Pude estrenar la balanza digital que me regalaron para navidad, y el termómetro para horno que le regalé a Pato pero que está bajo mi cuidado mientras él está de viaje. Estoy fascinada con semejante tecnología! De paso descubrí que mi vasito medidor tenía todas las medidas mal.

Antes de comenzar con la receta voy a molestarlos un poco con algunas fotos del sur, pero más que nada quiero mostrar algunas cosas que me traje, para que sepan qué comprar cuando vayan de viaje! Para empezar, las conservas. Encontré de casualidad mientras buscaba otro lugar una pequeña confitería llamada La Casita de la Oma. Es una casa de té atendida por su dueña que evidentemente tiene una muy buena mano paralas cosas dulces, y aparte de las tortas que se pueden consumir allí mismo vende todo tipo de mermeladas, licores, chutneys y otras cosas hechas por ella. Ante la tentación me dio un ataque, y compré mermelada de grosellas, mermelada de cassis, mostaza con frambuesa y chutney de manzana y curry. Pato trajo un vinagre de frambuesa que tenía muy buena pinta. Todo resultó delicioso, especialmente la mostaza de la cual ya casi no queda nada.



Por otro lado están los ahumados. No quiero ofender a ningún vegetariano, pero la Patagonia está llena de animales deliciosos, y ahumados mejor todavía! De regalo para mi madre traje dos frascos, uno de quesitos ahumados especiados y otro de jabalí ahumado. También comimos muchas picadas allá, la mejor de todas fue en el ahumadero Weiss en Bariloche, nunca olvidaré ese almuerzo.



La picada del ahumadero Weiss, inolvidable.

El resto de las fotos del sur (de paisajes alrededor de San Martín de los Andes) los dejo para después de la receta. Disculpen por las molestias! Las fotos de la receta las puse horizontales porque eran demasiadas para hacer una columna.



Ingredientes:
  • 1 kilo de harina de trigo 0000 sin levadura
  • 15gr de sal
  • 35gr de levadura fresca
  • 600cm3 de leche
  • 110gr de azúcar
  • 20gr de extracto de malta (se puede reemplazar por miel)
  • 85gr de manteca a temperatura ambiente
  • 1 cucharada de fécula de maíz (tipo maizena)



 
Procedimiento:

1. En un bowl amplio disolver la levadura con la mitad de la leche levemente tibia, el azúcar y el extracto de malta. Incorporar una cucharada de la harina y disolver bien, dejar 5 minutos para que la levadura comience a fermentar.  2. Añadir de a poco la harina tamizada con la sal. Mezclar inicialmente con cuchara o tenedor y a medida que espese utilizar las manos.



3. Una vez añadida toda la harina incorporar la manteca blanda y el resto de la leche. Unificar la masa con las manos.  4. Volcar el bollo de masa sobre la mesada enharinada y continuar amasando durante unos 10 minutos hasta que la masa esté perfectamente homogénea.


5. Regresar el bollo al bowl y cubir con una bolsa de plástico, papel film o paño húmedo. Dejarlo levar hasta que duplique su tamaño en un lugar cálido y húmedo, en invierno se puede dejar una hornalla encendida cerca.  6. Una vez que haya duplicado su tamaño retirar del bowl y desgasificar (es decir, aplastarlo con las manos para sacar el gas que haya quedado adentro).


7. Amasar nuevamente hasta formar una masa suave y lisa. Cortar bollitos del tamaño deseado, yo los hice para que quepan en la palma de la mano.  8. Darle a los bollitos forma redondeada y colocar sobre una fuente para horno cubierta con papel manteca.


9. Encender el horno y precalentar a 200ºC, mientras se deja levar los bollitos en la fuente por última vez durante 15 o 20 minutos.  10. Llevar los pancitos al horno tratando de mantener la temperatura del horno entre 180º y 200ºC. Mientras tanto preparar el chuño, que es una mezcla para darle brillo y humedad a los panes: disolver una cucharada de fécula de maíz en dos de agua, añadir agua hasta completar una taza y llevarlo en una cacerola al fuego. Cocinar revolviendo a fuego lento hasta que espese.


11. Cocinar los pancitos durante 7 minutos y sacar del fuego, estarán a 3/4 de su cocción. Pincelarlos con el chuño (la mezcla de fécula y agua) y regresar al horno durante 5 minutos más. El tiempo de horneado puede depender del tamaño de los panes, si decidieron hacerlos más pequeños acorten el tiempo, y si los hicieron más grandes extiéndanlo un poco. 12. Una vez que estén listos (estarán doraditos) retirar del horno, pincelar una vez más con el chuño y dejar enfriar. Calentitos son una delicia, es difícil que sobrevivan mucho más allá de la media hora.



Y por último las fotos:
 
 Vista del Lago Lácar desde la costa de San Martín de los Andes, antes de que llegara la tormenta.
 
El Lago Lácar visto desde un mirador antes de que me atacaran unas cabras.

Lago Huechulafquen en un día de tormenta, el catamarán esperando a partir.

Isla de los chivos en el Lago Huechulafquen, Parque Nacional Lanín.
 
Luna, la perra guardaparques (en serio) luego de guiarnos en una excursión al bosque, pidiéndonos que juguemos a arrojarle un tronco.

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miércoles, enero 12, 2011

Confitería Arrayan

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¡Hola de nuevo! Este lunes he vuelto de mi viaje por la Patagonia argentina. Volver de las vacaciones siempre es un poco triste porque hay que regresar a la ciudad y la vida rutinaria, pero por otro lado también es lindo porque vuelvo llena de anécdotas, fotos, mermeladas y ganas de abrazar a mis dos gatas que contuve por un par de semanas. En ésta que fue mi primera experiencia en el sur argentino (y no fue tan al sur que digamos tampoco) descubrí muchas cosas interesantes, muchos sabores nuevos que me llenaron de inspiración y paisajes que definitivamente debo volver a ver algún día. Para quien no conozca la Argentina, permítanme una pequeña propaganda. Yo no conozco todavía todo mi país, pero a medida que lo recorro lentamente voy descubriendo una enorme cantidad de paisajes variados y hermosos. Espero que todos tengan la oportunidad de recorrer esta zona del mundo, hay mucho por ver.

Para quienes estén un poco desorientados (probablemente muchos ya que del total de personas que leen mi blog menos del 10% son argentinos) les muestro un pequeño mapa:


Visto así puede parecer cerca pero nos llevó 2 días manejando para llegar hasta allá!! A lo largo del viaje saqué en total unas 700 u 800 fotos aproximadamente. No los torturaré con todo eso pero tengo muchas ganas de compartir algunas cosas que viví en estos días. Voy a empezar por la que da título a este post, ya que después de todo se trata de un blog de cocina: la confitería Arrayan. A decir verdad ni Pato ni yo somos muy fanáticos de las cosas dulces, por lo que recorrer confiterías, si bien es una actividad muy popular en el sur, no fue nuestra meta. Esta zona de la Argentina se caracteriza por tener un estilo muy europeo tanto en la estética del lugar como en la gastronomía. Se acostumbra comprar muchos chocolates, muy ricos pero pésima idea en esta época del año (pleno verano digamos), comer cosas pesadas como tortas galesas, tomar café, té o chocolate, etc. Claro que no estaba en nuestros planes hacer eso pero esta confitería se nos presentó por accidente y no pudimos evitarla.

Como es una tradición cuando uno viaja muy lejos para pasar las vacaciones tan ansiadas, llovió a cántaros. Y lo digo viniendo de una ciudad lluviosa! Pasamos nuestra primera semana en San Martín de los Andes, sufrimos un calor agobiante durante los primeros tres días y tormentas tropicales durante los siguientes cuatro. Una tarde decidimos salir igual con el auto a dar una vuelta, aunque más no fuera a ver el hermoso lago Lácar desde la ventanilla del coche, y sin darnos cuenta nos encontramos subiendo por una ruta de ripio hacia un mirador. Al final del camino nos encontramos con esta confitería y ya que llovía y empezaba a refrescar nos pareció buena idea.

No voy a hacer la historia mucho más larga porque puedo resumirlo todo en una sola palabra: delicioso! Pedimos un "té para dos", que además del té incluía tostadas de pan casero con mermelada de frutos del bosque, scons y una porción de torta muy generosa. Nos gustó tanto que esto que no nos interesaba se convirtió en este primer post sobre el sur. Quiero compartir unas fotos que tomé con la modesta cámara de mi celular, ya que como era de esperarse salí pensando que no iba a poder fotografiar nada por la lluvia y dejé la cámara en el hostel. No logro recordar cómo se llamaban los tés que tomamos, eran blends deliciosos, el mío tenía sabor a algún tipo de berries. Pato debe recordarlo pero ahora está de viaje nuevamente así que no le puedo preguntar. Lamento que hayan tenido que leer hasta acá para ver las fotos! Y que esto no tenga nada de asiático, pero a veces está bueno comer otras cosas, no lo creen?

Este es el té que tomó Pato, un blend muy rico del cual no recuerdo el nombre. El mío tenía un color oscuro, no era tan pintoresco como este.

Para preparar el té correctamente nos dieron relojes de arena. El té estaría listo luego de dar dos vueltas al reloj.


Las tostadas de pan casero eran maravillosas. Me dieron ganas de aprender a hacer pan!


Esta era la vista desde la ventana junto a la cual estábamos sentados. El lago que se ve de fondo es el lago Lácar, a orillas del cual se encuentra la ciudad de San Martín de los Andes. Pueden apreciarse las nubes de tormenta que nos acompañaron durante varios días.

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miércoles, diciembre 08, 2010

Helados caseros

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Vacaciones: son o no son? Esa es la cuestión.. Finalmente después de unas semanas terribles (y un año agotador) el ajetreo de la facultad parece haber terminado. El sábado rendí mi último parcial del año, ayer entregué mi último informe de laboratorio. Pero lo peor recién empieza! Tengo que esperar hasta el viernes para saber si aprobé mi examen o no. Eso significa que tengo un nivel de incertidumbre enorme mientras pasan los días, que por cierto se están emperrando en pasar de la forma más leeenta posible. Si el viernes me dicen que aprobé mi examen, entonces desde hoy estoy oficialmente de vacaciones (es con retroactivo!), pero si me dicen que no aprobé, entonces en este instante estoy oficialmente perdiendo el tiempo. Odio tener que esperar para saberlo..

Para mi felicidad ocurrió una casualidad que culminó en un helado casero y eso hizo un poco más amena mi semana horrible. Mientras salía de casa para ir a escribir mi informe junto con mi compañero de laboratorio, cerré el portón y cayó un papelito de alguna publicidad que usualmente tiro a la basura. Como estaba saliendo y no iba a volver a entrar, lo recogí y me fui con el papel en la mano. Mientras caminaba, por mera distracción, lo leí. Era una feria americana (o venta de garage, como las conozcan) y vendían una multitud de cosas. Mesas, sillas, cubiertos, camas... una fabricadora de helados.. "¿Una fabricadora de helados?!" Eso no me lo podía perder! Así fue que me compré, por apenas $30 (para que se imaginen lo barato que es, son menos de 8 dólares) mi primera fabricadora de helados. Probablemente no sea la máquina ideal, es pequeña, es antigua (le calculé unos 25 años), pero lo único que importa es que hace helados.

Se trata de una pequeña Heladora Antártida, muy popular en la década de los 80 en la Argentina (o al menos eso leí), que funciona de una forma muy simple: tiene un balde, tiene unas paletas, tiene un motor. La simpática maquinita se mete dentro del congelador, se saca el cable por el burlete de la puerta y se enchufa. En menos de dos horas hay helado listo! Leí por ahí que no funciona perfectamente en cualquier congelador, que tiene que ser muy frío, que tiene que tener base metálica, etc. En casa tengo un freezer de los grandotes que tienen en los comercios y funciona a la perfección pero supongo que no todo el mundo cuenta con uno de estos.




En fin, busqué recetas para hacer helado y lo primero que surgió (y dada la abundante temporada de frutillas que estamos viviendo por estos lados) es helado de frutilla (fresa) a la crema. Les dejo mi receta, que probablemente funcione igual de bien en cualquier máquina de helados. Si no cuentan con una lo pueden hacer manualmente, dejando la preparación en el congelador que tengan a mano y sacándola cada media hora o 40 minutos para batirla y romper los cristales. Aunque no suena tan divertido..

Ingredientes: (para 3 a 4 porciones)
  • 1 taza y media de frutillas frescas
  • 200 gramos de crema de leche (mientras más espesa mejor, si consiguen de la de 50% probablemente salga de maravilla, y pueden agregar más crema aún y seguirá mejorando, yo no tenía más que eso)
  • 1 yema de huevo (idem, si ponen 2 más que mejor)
  • 4 cucharadas de azúcar
  • 1 cucharada de maizena (opcional)
Procedimiento:
  1. En un bowl colocar la/s yema/s, el azúcar y una cucharada de la crema y batir 1 o 2 minutos hasta que se haya disuelto bien el azúcar.
  2. Colocar el resto de la crema en una cacerola y llevar a fuego suave, ir probando la temperatura hastá que esté tibio/caliente pero sin hervir, retirar del fuego y verter sobre la mezcla anterior. Si se desea una preparación más espesa/cremosa sin añadir demasiadas yemas se puede incorporar en este momento una cucharada de maizena (fécula de maíz) disuelta en un poquitito de agua.
  3. Revolver bien con el batidor hasta que se haya incorporado completamente la mezcla y regresar todo a la cacerola. Revolviendo constantemente y a fuego suave/medio cocinar hasta que espese un poco, que quede como una crema levemente espesa. Retirar del fuego.
  4. Licuar las frutillas en licuadora o procesadora hasta que no queden más grumos, pasar la preparación por un colador para retirar las semillitas y colocar en la cacerola con la crema. Mezclar bien hasta homogeneizar la preparación y dejar enfriar.
  5. Colocar la preparación en una máquina heladora o bien en un bowl y al congelador. En máquina heladora puede demorar de 1 a 2 horas, sin ella tal vez hasta 3 o 4 horas revolviendo cada media hora para evitar la cristalización.
Bien, como  habrán visto en la foto, el helado está un poco derretido. Era riquísimo y cremoso pero me di cuenta de que en las heladerías le agregan un montón de productos que evitan que se derrita y que se congele demasiado. Hay estabilizantes y otras cosas, como la glucosa, que mejoran la calidad del producto final. Pero claro, entonces no sería tan saludable hacerlo en casa! Yo estoy conforme con el resultado.. hice nuevamente helado de frutilla (la segunda vez salió mal!) y preparé helado de dulce de leche, que es básicamente la misma preparación pero con unas 3 cucharadas de dulce de leche en lugar de las frutillas. No hay fotos del paso a paso porque había olvidado cargar la cámara y la puse a cargar recién cuando metí la mezcla en el freezer.

Sé que esto no tiene nada de oriental, pero entonces pensé: podría hacer helado de matcha! Aún no lo hice pero sin dudas lo voy a intentar algún día en este largo verano que recién empieza. ¿Tienen alguna receta interesante para preparar helado casero? Estoy dispuesta a escuchar sugerencias! Por último, una foto que me quedó simpática de las frutillas que compré para el helado (la del helado está fea porque fue a las apuradas y no pude ni decorar ni nada ya que se derretía a velocidades extraordinarias):


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miércoles, octubre 06, 2010

Crema de mango

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Cuando empecé a cocinar, en algún momento de mi infancia-adolescencia, comencé por los postres. Creo que para generar un poco de confianza en la cocina es lo mejor. Si bien son más delicados y tienen más chances de salir mal, lo único que hay que hacer es seguir al pie de la letra la receta. Diez gramos más de manteca, treinta gramos menos de azúcar, 1 cucharada más de agua pueden arruinarlo todo... pero si uno es obediente y cuida los detalles, todo sale bien. Pasaron muchísimos años hasta que me animé a cocinar cosas saladas (lo cual sucedió recién al terminar el colegio secundario), y en cuanto arranqué con eso me olvidé por completo de los postres. Las cosas dulces no me tientan demasiado, pero de vez en cuando se sienten esas ganas de ingerir un poco de azúcar.

Resulta, además, que soy intolerante a la lactosa. No es una enfermedad grave, pero mucha gente lo sufre y no se da cuenta. Ya que no tiene arreglo, yo lo resolví abandonando los lácteos con mayor cantidad de lactosa y pasando a consumir productos deslactosados. ¿A qué viene todo esto? La receta que traje hoy es una deliciosa crema, sin crema. Afortunadamente, en Asia no se suele consumir mucha leche así que tienen montones de comidas y postres perfectos para mí. Y entonces, ¿de qué está hecha esta crema? De leche de coco! Si aún no la probaron, les recomiendo que lo intenten. Este postre tailandés es muy fresco, dulce y rico, perfecto para el verano que ya comienza para los sureños y termina para el hemisferio norte. Por cierto, ya se fue el calor? Aprovechen si aún les quedan un par de días, despidan al verano como corresponde.




Ingredientes: (para 2 personas)
  • 1 mango maduro (pueden intentarlo con otras frutas, como frutillas (fresas) o duraznos (melocotones))
  • 1/2 taza de leche de coco (pueden reemplazarlo por leche condensada o crema, pero ya no sería tailandés)
  • 2 cucharadas de azúcar
  • 1/4 taza de agua
  • 1/2 paquete de gelatina sin sabor (1 cucharadita y media de las de té)




Procedimiento:
  1. Cortar el mango, retirando la piel y el carozo, colocarlo en una licuadora y procesarlo hasta que quede hecho un puré.
  2. Incorporar la leche de coco y licuar un poco más hasta que se hayan mezclado uniformemente. Verter todo en un bowl y reservar.
  3. En una cacerolita poner el agua y llevar a hervor. Retirar del fuego y mientas se revuelve con un batidor o un tenedor, espolvorear la gelatina. Revolver bien hasta que se haya disuelto cualquier grumo. Agregar el azúcar y disolver bien.
  4. Incorporar el agua con gelatina a la mezcla de mango y leche de coco. Mezclar bien con batidor o espátula para que la gelatina se reparta homogéneamente en toda la mezcla.
  5. Verter la mezcla en dos potes para postre individuales, o bien en uno grande. Llevar a la heladera como mínimo 2 horas y como máximo 1 día. Para decorar le puse unas rodajas de lima, pero es opcional. Unas frutillas o una flores comestibles quedarían muy bien.


Eso es todo. Se come bien frío y es muy rico. Bon appetit!

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miércoles, abril 07, 2010

Golosinas

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Para los que alguna vez se preguntaron qué se come como golosinas en Japón, acá les traigo dos variedades de galletitas con chocolate, sumamente amigables y ricas. La primera es una especie de palitos de masa (como los grisines pero más finitos) cubiertos con chocolate, esta marca es coreano-japonesa (Lotte Pepero) pero también se pueden conseguir unos casi idénticos de una marca japonesa, que se llaman Pocky y son en realidad los originales.


La segunda variedad son unas pequeñas galletas dulces con forma de koala, rellenas de chocolate. También pertenecen a la empresa Lotte, y se llaman Koara-no-Maachi (Koala's March). Cada koala viene con un dibujito sobre la galletita, son bastante lindos y muy ricos. El problema con estas galletitas (tanto los palitos como los koalas) es que son pequeñitos y es fácil comerse todo el paquete sin darse cuenta. Si los quieren probar, pueden conseguirlos en el barrio chino o en algún mercado japonés que encuentren en su ciudad. Lamentablemente no tengo receta para reproducir estas golosinas! Espero que las prueben y después me cuentan qué les parecieron.

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lunes, octubre 05, 2009

Kasutera

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El kasutera (カステラ) es un bizcochuelo japonés, muy esponjoso y rico. La palabra "kasutera" es la japonización de Castella, ya que este tipo de pastel fue llevado por los marineros portugueses a Japón durante el signo XVI, y su nombre original era "Pão de Castela". Por lo tanto no es estrictamente japonés, pero como muchos otros platos, los japoneses lo adaptaron y adoptaron completamente. Hace tiempo que quería preparar kasutera, pero le tenía bastante miedo. Los bizcochuelos no son precisamente lo más sencillo de cocinar. Por fin me animé y lo preparé, pero todavía no estoy satisfecha.

Creo que se le pueden hacer muchos cambios a la receta, probablemente para mejor. Por ejemplo, yo utilicé harina leudante, y terminó levando demasiado, tal vez una harina común habría sido mejor. Además la receta que yo seguí decía que debía batir los huevos todos juntos, mientras que vi otras en las que se baten las yemas y las claras por separado y luego se unen. Si alguien quiere intentar esa otra forma de prepararlo y me cuenta cómo salió, se lo agradecería. Espero que disfruten esta receta, a pesar de que no me quedó tan prolijo como debería (un buen kasutera tiene una superficie absolutamente lisa y está perfectamente cortado). Hice lo mejor que pude..

Ingredientes:
  • 8 huevos grandes
  • 300 gr de azúcar blanca (pueden reemplazar por azúcar rubia o sin refinar)
  • 200 gr de harina (yo usé leudante, pueden intentarlo con harina común 000)
  • 100 cm³ de leche
  • 3 cucharadas de miel
  • 1 cucharada de extracto de malta (pueden reemplazar por melaza u otra cucharada más de miel)
Procedimiento:
  1. Antes de empezar, hablemos sobre el molde. Esta receta es muy abundante, por lo que necesitarán un molde grande. Yo utilicé uno de 20x25 cm y me sobró masa, tal vez habría estado mejor con uno de 25x25 pero tengan en cuenta que debe ser bastante profundo, porque crece un poco y se puede derramar, así que si puede ser de 10 cm de alto, mejor. Además, este bizcochuelo tiende a pegarse a las paredes del molde, yo usé uno de silicona pensando que no iba a tener ese problema y lo tuve igual, por lo que recomiendo altamente forrar el molde con papel manteca o bien papel aluminio, para facilitar el desmoldado.
  2. Precalentar el horno a 170ºC aproximadamente (horno medio). Colocar agua hasta la mitad en una cacerola en la que quepa el bowl que piensen utilizar, llevar a hervor y apagar el fuego. Mientras baja un poco la temperatura, colocar los 8 huevos enteros en el bowl y batirlos levemente. Agregar el azúcar y continuar batiendo durante 1 minuto.
  3. Colocar el bowl sobre el agua tibia (no debe estar demasiado caliente) y seguir batiendo allí hasta que la mezcla se sienta tibia también. En ese momento retirar el bowl del agua y continuar batiendo durante 10-15 minutos. El punto al que deben llegar con la masa es "punto letra", es decir que si escriben algunas letras con un hilo de la masa sobre la misma, tardan un ratito en desaparecer. Para eso conviene usar una batidora eléctrica. Durante este procedimiento, la masa crecerá a más del doble de su tamaño, por lo que si empezaron con un bowl pequeño tendrán que pasarse a uno más grande (como me pasó a mí).
  4. En un pequeño bowl aparte colocar la leche, la miel y el extracto de malta y poner al microondas durante unos 30 segundos, hasta que la miel se haya disuelto bien en la leche. Incorporar la mezcla a la masa y revolver bien.
  5. Agregar el harina previamente tamizada a la mezcla, de a una cucharada por vez y batiendo bien cada vez para incorporarla completamente. Una vez terminada de unir la masa, colocarla en el molde y darle unos leves golpecitos para quitarle el excedente de burbujas. Traten de no llenar el molde hasta arriba de todo para evitar derrames, yo dejé 1 cm de espacio y aún así se derramó.
  6. Llevar la torta al horno y cocinar durante aproximadamente 50 minutos, hasta que la superficie tenga un lindo bronceado y al pinchar la masa con un palito, éste salga limpio. Retirar del horno dejar enfriar un poco. En este momento se recomienda hacer una mezcla de agua y miel para formar una especie de almibar, y pincelar el kasutera por encima.
  7. Una vez que haya bajado la temperatura un poco, desmoldar el bizcochuelo, colocarlo dentro de una bolsa plástica, meterlo en la heladera y dejarlo enfriar así. De este modo saldrá un kasutera bien húmedo y delicioso. Es más rico frío..
Eso es todo. Se suele comer a la hora del té acompañado con té verde, cortado en rodajas rectangulares. Se sirven dos porciones pequeñas por persona. Espero que alguien lo intente, y sobre todo, que alguien intente la otra versión, para ver si resulta mejor o no; espero noticias al respecto. Itadakimasu!
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lunes, septiembre 14, 2009

Mitarashi dango

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Esta es una versión un poco distinta del dango que presenté la última vez (que era simplemente de harina de arroz glutinoso). Lo que lo diferencia es que este incorpora tofu a la masa, haciéndola más suave y masticable. Para los que no están enterados, el dango es un postre japonés que consiste en pequeñas bolitas de masa, generalmente tipo mochi (de la harina que mencioné recién), ensartadas en un pincho de bambú o cualquier brochette, y bañadas con una salsa.

Como decía, esta versión difiere en la de mi primer intento en que la masa resulta mucho más suave. A mí me gustó mucho más esta receta que la primera, y si bien me resultó rico, puedo imaginar con facilidad que este no será un gusto aceptado por la mayoría. Por lo tanto dejo el uso de esta receta a su discreción, y les pido que se pregunten un par de cosas antes de prepararlo. En primer lugar, ¿realmente les gusta el tofu? Si es así, ¿aún lo comerían mezclado con harina glutinosa? Y por último, ¿les gustan las salsas agridulces? Si respondieron que sí a estas tres preguntas, están preparados para probar el dango.

Los invito también a inventar sus propias variaciones. Yo estoy considerando la posibilidad de agregarle un poco de azúcar a la masa, para darle un poco más de sabor. Y recomiendo rotundamente comprar un buen tofu para prepararlo, no uno cualquiera porque la textura y el sabor podrían arruinar todo. En fin, hechas todas estas aclaraciones, paso a explicar la receta. No es tan terrible como suena :)

Ingredientes: para 8 brochettes
  • 150 gr de tofu firme de buena calidad fresco
  • 1 taza de harina de arroz glutinoso (mochiko)
  • 1 cucharada de agua
  • 4 cucharadas de salsa de soja
  • 4 cucharadas de mirin (pueden reemplazar por algún alcohol dulce sin sabor)
  • 6 cucharadas de azúcar
  • 2 cucharadas de fécula de maíz (tipo maizena)
Procedimiento:
  1. Pasar el tofu por agua para limpiarlo bien y luego secarlo. Colocarlo en la licuadora, o bien utilizando una licuadora de mano, procesarlo hasta formar una pasta sin grumos. Incorporar la harina y amasar. Si la masa se une bien, no agregar el agua. De lo contrario, incorporar la cucharada de agua y de ser necesario, otra cucharada más. La masa debe quedar lisa, pero no es una masa muy ligada, es decir que se separa con facilidad y no es elástica, no se preocupen por eso, se debe al tofu y es normal. Debe estar suficientemente unida para poder formar bolitas sin que se desarmen.
  2. Dividir la masa en 24 porciones y formar bolitas uniformes. Colocar una cacerola con abundante agua al fuego y una vez que el agua hierva, poner las bolitas dentro y cocinarlas durante unos 5 minutos.
  3. Mientras se cocina el dango, colocar en una cacerolita la salsa de soja, el azúcar y el mirin y llevar a fuego suave hasta que se disuelva el azúcar. Cuando esté por hervir (por favor no dejen que hierva porque la salsa de soja se quema y se corta) incorporar la fécula de maíz disuelta en un poquito de agua. Mezclar bien y dejar en el fuego un ratito más hasta que espese y retirar.
  4. Sacar las bolitas de masa del agua y escurrirlas bien. Dejar enfriar unos minutos, y cuando ya no se quemen las manos al tocarlas, ensartarlas de a 3 bolitas en cada pincho de bambú.
  5. Colocar la salsa en una fuente baja y pasar las brochettes hasta que queden completamente cubiertas, dejando limpio el extremo del palito para poder agarrarlo. Servir inmediatamente, porque una vez que se enfría ya no es muy rico, y acompañar con té verde.


Eso es todo. Repito, no es un postre para cualquiera.. mi hermana lo odió, pero a mí me gustó mucho. Es cuestión de gustos, espero que le den una oportunidad al menos. Pueden preparar la mitad de la masa para probar primero.. Buen provecho!

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domingo, agosto 16, 2009

¡¡100.000 visitas!! Receta sorpresa: Brigadeiros!

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Tal vez todavía no lo hayan notado, pero en mi blog hay un contador y hace media hora llegamos a las 100.000 visitas!! Para mí es una montaña de gente y me hace muy muy feliz saber que la gente sigue entrando y leyendo mis recetas. Me pregunto quién habrá sido el número 100.000... Bueno, para celebrarlo tengo una receta sorpresa! No se preocupen que mañana tendrán su receta de todos los lunes (okonomiyaki bien hecho!) pero hoy decidí preparar un postre rico y chocolatoso.

Tengo una anécdota para contarles sobre un postre japonés que intenté la semana pasada y no salió... bueno, salió pero horrible. De sabor, digamos. Le saqué fotos antes de probarlo y se veía delicioso, y cuando lo comí fue una porquería. Ya les voy a contar sobre eso (y les voy a mostrar las fotos para que vean cómo son de engañosas las apariencias). Decidí no subir esa receta, y tal vez no la vuelva a preparar nunca en mi vida porque sospecho que no estaba tan lejos de lo que realmente debía ser y me parece que no me gusta. Por eso hoy tenemos una delicia brasileña!! Llena de chocolate y de amor, completamente irresistible! Los brigadeiros son y serán las mejores trufas del mundo. Y hoy les voy a contar cómo se hacen, porque no es tan complicado como uno se puede imaginar. Espero que lo disfruten como yo, que me comí la mitad del relleno a cucharadas.

Ingredientes: para unos 20-25 brigadeiros
  • 1 lata de leche condensada endulzada (395 gr para ser más exactos)
  • 3 cucharadas de cacao en polvo (sí, pueden usar Nesquick®)
  • 1 cucharada de manteca
  • 1 barrita de chocolate negro amargo (esto se lo agregué para más chocolatosidad, no está en la receta original, pueden obviarlo).
  • granas de colores (se suelen usar marrones pero no encontré)
Procedimiento:
  1. Mezclar en una cacerola todos los ingredientes, excepto las granas de chocolate. Llevar al fuego y cocinar revolviendo constantemente para que no se pegue el fondo, a fuego medio-bajo durante unos 10 minutos. A medida que se vaya cocinando va a homogeneizarse la mezcla, empezará a formar burbujas y se espesará. No se preocupen, todo eso es normal. Cuando pasen los 10 minutos tiene que haber espesado suficiente como para pasar la paleta y poder ver el fondo de la cacerola al menos por un ratito.
  2. Retirar del fuego, pasar a un recipiente amplio y dejar enfriar por lo menos media hora, o hasta que puedan manejarlo sin quemarse. A medida que se enfría se va espesando un poquito más, esto es bueno para darle forma.
  3. Tomar un poco del chocolate con una cucharita como de té y formar bolitas de unos 2 cm de diámetro. Si les gustan más grandes, adelante. A mí me costaba mucho formar las bolitas así que directamente tiré la cucharada de chocolate sobre las granas y lo moldeé ahí.
  4. Cubrir las bolitas con granas marrones o del color que más les guste, presionando suavemente y terminar de darle forma redondeada. Colocar en una bandeja, plato o en pirotines individuales. Dejar que se terminen de enfriar (no es necesario que vayan a heladera, pero ayuda a que endurezcan un poco más rápido).
Eso es todo!! No hay excusas para no hacerlo, a menos que les resulte imposible conseguir leche condensada en donde viven. Si no se comen el relleno a cucharadas, debería alcanzar para unos 20 o 25 brigadeiros. Yo no pude resistirme así que sólo pude hacer unos 12.


Así se ven por dentro:
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martes, mayo 27, 2008

Dango - primer intento

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Hace un par de días recibí un mail de un lector español, José, que me pedía algún consejo para preparar el dango. Dango son unas bolitas de masa hechas con harina de arroz, que luego de cocinarlas (puede ser al vapor o hervidas) se las ensarta en unas brochettes (pinches o palillos de bambú) y se las come con alguna salsa. La verdad es que nunca las había hecho ni las había probado, pero anoche me ganó la curiosidad, agarré el paquete de harina de arroz y preparé un poco.

Como podrán ver en la foto, quedaron bastante lindos. Pero no todo lo que brilla es oro! Si bien de sabor estaba bueno, la textura no me resultó tan agradable. Como nunca comí dango, no puedo saber si es así o no, pero esa harina de arroz le dejó una textura arenosa por dentro y gomosa por fuera. Después de averiguar un poco, me encontré con que hay distintas variedades de harina de arroz. Y, para ser sincera, no tengo la menor idea de qué variedad es la que tenía en casa. Por lo que voy a considerar este como mi primer intento, y en cuanto pueda ir hasta el barrio chino buscaré la harina correspondiente y lo volveré a intentar.

Según la mayoría de las recetas que leí, el tipo de harina de arroz que se utiliza es shiratamako, que es harina de arroz dulce o glutinoso (en teoría tendría que ser lo mismo), también leí algunas que dicen que se utiliza mochiko (tiene sentido, harina para mochi) pero no sé si es lo mismo que shiratamako y dudo que sea la que yo tenía porque de dulce no tenía nada. En fin, esta es la receta que preparé yo. Disculpen la mala fama que le hice, era realmente rico en verdad! Sólo no llenó mis expectativas y soy una chica absolutamente exigente.

Ingredientes para el dango:
  • 1 taza de harina de arroz
  • 1/2 taza de agua hirviendo
Ingredientes para la salsa:
  • 1/2 taza de agua
  • 1/2 taza de azúcar
  • 4 cucharadas de salsa de soja japonesa
  • 1 cucharada de mirin (o algún alcohol dulce, yo uso gin)
  • 1 cucharadita de fécula de maíz (tipo maizena) o almidón de papa
Procedimiento:
  1. Mezclar la harina de arroz con el agua hirviendo. Amasar un poco hasta que quede una masa uniforme. La masa es muy blanca y suave, les va a gustar!
  2. Formar pequeñas bolitas de masa de unos 2 cm de diámetro. No mucho más grandes porque no se cocinarían bien por dentro.
  3. Ahora tienen dos opciones: las pueden hacer al vapor o hervidas. Yo no las hice al vapor así que no puedo aconsejar, pero si quieren hacerlo, se debe poner una olla con agua a hervir, colocar la vaporera de bambú sin que toque el agua, colocar un paño sobre la base de la vaporera y poner las bolitas de masa encima. Para evitar que le caigan gotas de agua por encima, colocar entre la vaporera y la tapa otro paño. Cocinar a fuego máximo durante 10 minutos. Para hacerlas hervidas, se pone abundante agua en una cacerola a hervir. Una vez que hierva, colocar todas las bolitas. En teoría se cocinan en 5 minutos pero a mí me llevó alrededor de 10 minutos. Para estar seguros de que está bien cocido, sacan una y la parten al medio y ven que esté hervido por dentro. La pueden probar para ver la textura pero sin salsa no son muy ricas.
  4. Retirar del fuego y escurrir bien.
  5. Para preparar la salsa, se mezclan todos los ingredientes de la misma excepto la fécula de maíz, en una cacerolita. Se lo lleva a fuego medio durante 10 - 15 minutos para que reduzca un poco y se disuelva el azúcar. Retirar del fuego, colocar la fécula de maíz, revolver bien y volver al fuego unos dos minutos más para que la salsa espese.
  6. Ensartar las bolitas en pinchos de bambú, poniendo unas 3 o 4 en cada brochette.
  7. Esta parte es a gusto: calentar la tostadora, colocar el dango e ir rotándolo para que se tueste un poco. El dango se come caliente así que si no lo tuestan igual lo tienen que calentar en el horno.
  8. Bañar el dango con la salsa y presentar calientes en un plato sirviendo dos brochettes por persona.

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