Mostrando entradas con la etiqueta oficios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta oficios. Mostrar todas las entradas

viernes, mayo 25, 2007

El arenero

Directamente del fondo editorial saco este post para brindárselo a Rosa Jiménez Cano, flamante cronista taurina de La feria de San Isidro para el elpais.com.



Las nuevas tendencias en organización de empresas imponen estilos horizontales, es decir, todos hacen de todo y a los equipos de trabajo se les denomina multidisciplinares. La responsabilidad está diluida y las cosas salen porque la teoría del caos tiende a un orden. En esta melé, en realidad unos pocos hacen de todo y el resto hacen como que hacen.

Normalmente la carga de trabajo es inversamente proporcional al salario. Por ejemplo, puedes encontrar secretarias que tienen varias licenciaturas y hablan cuatro idiomas, manejan el Microsoft Office con los ojos cerrados y encuentran las cosas en Internet con un solo toque de ratón y son capaces de desempeñar varios perfiles de trabajo por un módico sueldo. Otro colectivo son los becarios, con su “masterbisnis”, que se comportan como el genio de la lámpara de Aladino. Ante una sugerencia de su jefe solo saben responder “amo, sus deseos son órdenes para mí” con la esperanza de trocar su beca por un contrato basura y salir de su minúscula lámpara de 30 m2 para optar por lamparón de 50 m2 con una hipoteca de por vida. Con ambos colectivos se realiza el 60% del trabajo y el 40% corresponde a las subcontratas. El resto del personal se entrega por completo a sesudas labores de gestión con una responsabilidad difusa.

Pero antes las cosas no eran así, las organizaciones eran funcionales. Cada empleado tenía su trabajo bien definido y estaban muy claras las responsabilidades. Pero los gurús de la organización de empresas dicen que estas estructuras son muy rígidas y que no se adaptan bien al cambio y que hay que aplanarlas. Afortunadamente la apisonadora no ha pasado por ciertos colectivos que conservan su estructura funcional con celo y que se pueden analizar como quien estudia una reliquia.

Uno de estos sectores irreductibles es el sector taurino. No solo la Fiesta de los toros tiene un reglamento que se respeta más que la constitución española(1), sino que todas las figuras que participan en ella tienen una función clara y definida que se muestra en el paseíllo con el desfile de todos los participantes: los toreros, sus cuadrillas, los picadores, el mayoral, los monosabios, el torilero y los areneros.

Aunque hay funciones que requieren poca especialización y esfuerzo, las desempeña una sola persona. Es el caso del torilero, cuya función es abrir la puerta de los corrales para que salga el toro. En las Ventas había un torilero que en el cuarto toro no abría la puerta de toriles porque se tomaba su descanso para la merienda, seguramente amparado en su convenio.

Una función más especializada y esforzada es la de arenero que consiste en rastrillar la arena del ruedo para que esté lisa y limpia. Después de cada toro los areneros salen con su rastrillo para realizar su trabajo. Uno de ellos lleva una azada y un cestillo de esparto para recoger la arena manchada de sangre.

En la plaza de las Ventas, del grupo de areneros destaca uno de ellos por la gracia que muestra al realizar su oficio. Cuando sale con sus compañeros sobresale por su forma de desfilar. Lleva el rastrillo pegado a su cadera y sujeto con su mano izquierda mientras que con la derecha balancea su brazo de adelante hacia atrás con unos airosos andares. Más parece que desfilase en la pasarela Cibeles que vaya a empezar una tediosa tarea manual. De su actitud se refleja cierto orgullo de su función, para él muy importante, y que transmite a todos los que le observamos.

En los toros no existe la improvisación, hay una norma para todo y es casi un ritual. Produce cierta satisfacción encontrar un entorno donde cada uno tiene asignado su papel, delimitada su responsabilidad, se encuentra cómodo y en algunos casos, como el arenero, orgulloso de su función.

Afortunadamente están lejos de los gurús de la eficiencia pero cuando lleguen harán los siguientes cambios: En una primera fase se suprimirá la figura del arenero y el torilero, dejando que los monosabios realicen su función(2). Aprovechando el ahorro de costes, ampliarán el palco presidencial y lo dotaran de aire acondicionado. En una segunda vuelta de tuerca se realizará un ERE(3) de los monosabios y el trillado de arena se realizará con robots areneros y la puerta de toriles se abriría con mando a distancia desde la presidencia.
¡Qué no lo vean mis ojos!

(1) Al menos los aficionados se lo conocen de pe a pa
(2) Monosabio multidisciplinar
(3) ERE: Expediente de Regulación de Empleo

¡¡Ni me menees!!