jueves, 5 de julio de 2012

Fin de una adicción...

Esto no es fácil de confesar para mis seguidores: al final estoy casta hace mucho tiempo.
Sucede que terminé una relación con alguien con que sólo nos comunicábamos a través del sexo. En nuestra vida todo era discusión y pelea: la comida, el trabajo, la política...en nada estábamos de acuerdo excepto en una cosa: coger.
Cogíamos al derecho y al revés, me inició en el sexo anal, me convirtió en master en mamadas, me llevó al orgasmo cientos de veces de cientos de maneras, no quedó casi nada por explorar, no quedó más que buscar nuevos aires que llenaran ese vació que no se llena con mucho sexo, porque el resto de la vida e tan infame y mediocre que lo anula.
Salí de allí como en trance, sin capacidades para nada, asustada, temiendo no encontrar un hombre que me diera ese nivel de comprensión sexual y...no tuve razón.
volví a la vida con un sexo divino, un arrastre hacia la pasión infinita, una mañana, 4 horas de vida completa en el lugar más parecido al paraíso...y luego nada.
Pasamos ya casi un año de tener la mas divina comunicación, hablamos diario, compartimos todo, una relación perfecta, una pareja construída en el cielo, un par de vidas tan unidas como sólo es posible con amor del bueno, amor del duro, amor de amigos, de amantes, de hermanos...de pareja.
No se ha repetido el sexo en casi un año. No ha habído posibilidad, hay distancia física, hay complicaciones, hay responsabilidades que no pueden ser dejadas de lado...
Y esa construcción de la vida en pareja, en familia, en trabajo, en coincidencias y casi una negación de conflictos.
Sin celos absurdos, sin mentiras, y con una tensión sexual tan bella que nos turbamos al vernos a los ojos, pero no se ha podido encontrar el lugar ni el momento.
Esas ganas de comernos a besos que no se ha calmado, porque no hemos podido, esa necesidad de estar juntos en la distancia, esas miradas de hambre, esa sed de estar y apoyarse...
Y de pronto nació una necesidad de mantener la fidelidad, algo que yo nunca había sentido, a pesar de la imposibilidad de consumarlo y de la oferta de otros a mi lado...de pronto hace casi un año que estoy guardando mis ganas para él...una virginidad redefinida y adquirida en la renuncia, la entrega a su vida, las ganas contenidas.
Practico el autoerotismo y no dudo de su fidelidad, aunque sé que no existe, porque la mía ha sido construida desde la necesidad de hacerlo: no quiero compararlo, no quiero otros gemidos sobre mi: quiero los suyos.
Y de pronto la adicción se acaba, sigo con ganas pero se han vuelto monógamas (al final de todo) sigo con sueños eróticos en donde él se aparece, sigo con fantasías que se llenan de él...pero más que eso: tengo una relación hermosa en donde la vida y la comunicación son mayores que las que tuve antes y es mejor para mi.
¿tengo ofertas? claro, un par de veces he concertado citas para luego arrepentirme como loca, no creo que otro llene mi vida como lo que él la llena.
¿me arrepiento?, no, porque mi ninfomanía me permitió explorar todo al límite, puedo decir que he probado todo y no me hace falta más que vivir con él...
Ayer me lo pidió, vente a vivir conmigo y construiremos una habitación con ventanales hacia el bosque, con sueños y vida completa, con todo lo que necesitemos.
Mientras tanto, vivimos como somos, y yo mantendré el celibato, hasta que él mande.

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