Nuestros primeros encuentros fueron cuando iba a la escuela por sus sobrinos y su nieta Mitchelle,
llegaba sedienta, con el corazón en un hilo y a punto de salirsele del pecho, le ofrecia agua al tiempo que la tomaba a regañadientes porque la quería con hielo...minímo fría..
Con sus casi setenta años a cuestas evitaba el frío por temor a una neumonía.
La mayor de las veces buscaba a alguien quien pudiera alcanzarla a su casa, una vez - de tantas, seguramente - se cayó y rodó sobre sus más de ochenta kilos en una escarpa empinada a donde lo que la salvó de que una moto no chocara con ella fueron los gritos angustiosos de Mitchelle y los brincos de Emanuelle y su hermano para pedir auxilio.
Manellí me observa con sus expertos ojillos cansados por los años por arriba de sus anteojos que sostiene de una de sus orejas con una liga y me pregunta. ¿ Creés tú que el amor eterno existe ? hay niña !!! claro que no!!! nunca!!! bueno - rectifica - el de un hijo o hija a su madre puede ser...aunque no es una regla...
A mi por ejemplo, la mamá de Mitchelle que no es mi hija, pero como si lo fuera a veces me trata como si fuese una carga más...ya se olvidó cuando junto con mi hermano la llevamos a parir tras de que el fulano ese no quiso hacerse cargo. Ahora como la criatura despuntó guerita pues ya no sabe ni a quien presumirla.
Estos dias de guardar se fueron de playa...Cancún es chico para ellos...estarán fuera las dos semanas...yo como no tengo hijos estoy guardadita...me mirá sobre sus lentillos y se ríe...
Tengo dos, pero aún sin dar, siguen estudiando, por lo que tambien estoy guardadita,,,le contesto también riendo...
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