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dimecres, 16 de setembre del 2009

"Mi primer 3000" per Oscar A.

El post d’avui és especial. L’Oscar i la Carlota són la parella d’amics que vam acompanyar durant l’excursió al seu primer tresmil, una experiència que els va entusiasmar. N’han fet una crònica fantàstica que ens fa molta il·lusió de reproduir aquí; llegiu-la i deixeu-vos emocionar per les seves paraules.

Quería comenzar a contar mi primera experiencia al hacer un 3000 con una frase rotunda, una frase que reflejara en pocas palabras todas las sensaciones que viví en el transcurso de las horas que duró la travesía. Pero ha sido imposible. Y es que hay experiencias difíciles de describir. La dificultad para resumir en una frase esta experiencia puede deberse a mi pobre dominio del lenguaje, a la falta de experiencia previa con la montaña, o al número de sensaciones nuevas que experimenté, entre otras razones. Y es que como novato en la montaña, en su primer contacto con el Pirineo, me quedé absorto por la belleza paisajística que esta cordillera me ofreció. ¿Cómo reflejar en una frase el impacto visual que la impresionante cordillera pirenaica me causó, las sensaciones perceptivas y emocionales, mis primeros pasos por los bloques, una canal o una cresta, el efecto de la exposición? Además, ¿cómo incluir en esta frase, que pretendía ser corta y rotunda, el cuidado y la maestría de nuestros dos magníficos guías? Así que, en lugar de frases rotundas, relataré esta experiencia siguiendo un criterio temporal.

Como dicen, todos los comienzos son duros y la verdad es que comenzar el día a las 5 de la mañana y sin tomar café, para un adicto, lo fue. Afortunadamente, el viaje en coche sirvió, aunque de efecto más lento, como activador y al llegar al lago d’Aubert mi nivel de alerta estaba casi al 100% y listo para comenzar la marcha. Tras unos pocos y plácidos metros al lado del lago d’Aubert la ascensión nos daba la bienvenida. Aunque para mi estos primeros pasos ascendentes ya eran excitantes, Gemma tuvo a bien avisarnos de que la montaña estaba aun por venir. Tampoco será mucho más, pensé yo ingenuamente.


La primera parte de la travesía hasta lo alto del primer collet, fue muy agradable, la pendiente era pronunciada, pero no lo suficiente como para impedir que surgieran pensamientos como “esto de los 3000 tampoco es para tanto”: la ignorancia es atrevida. Sin embargo, a nivel paisajístico el día comenzaba a mostrar la grandeza pirenaica. A ambos lados del recorrido los lagos reflejaban las cumbres que los rodeaban, el paisaje comenzaba a transformarse, dejando atrás la placidez de contornos, por las agrestes formas de la roca desnuda y el infinito se confundía con una sucesión de cimas interminables. Tras unos primeros pasos descendentes y mi primer contacto con los bloques, la hora de reponer fuerzas, antes de comenzar lo que para mi fue lo más excitante de la travesía. Hoy no encuentro ningún recuerdo de algún lugar tan maravilloso donde tomar un desayuno.


Tras el desayuno, la travesía comenzaba a transformarse. Lo que hasta el momento había sido un paseo plácido, aunque tan fascinante y excitante, que provocaba el colapso del tálamo al tratar de procesar los inputs sensoriales y hacía difícil hablar al tiempo que procesar la información sensorial, ahora provocaba una mezcla de humildad, grandeza y calidez al sentirme rodeado de tal cantidad de roca. El camino se perdió ante nuestros ojos y se convirtió en una alfombra de bloques en ocasiones adornada por congestas de nieve. Ante la grandeza del terreno y la duda de ahora por donde, nuestros guías se anticipaban a cada paso que dábamos y convertían la duda en un camino seguro.


La rimaia nos dio la bienvenida a la canal, una grimpada por una roca lisa como preámbulo a unos pasos expuestos que transformó las sensaciones de humildad, grandeza y calidez en tensión, nerviosismo y respeto ante los riesgos que implica la montaña. Fue esta la parte de la travesía que dio el plus de peligrosidad y cuando nuestros gurús de la montaña, Gemma y Pol mostraron que estaban en su medio. Estuvieron tan pendientes de nosotros, que cuando quise darme cuenta el único momento crítico que vivimos ya se había superado. A partir de este momento ya no había duda, Gemma había cambiado totalmente y se había convertido en una “Daina que gamba per l’aire” ilustrándonos en los pasos claves y encontrando el camino entre el caos de lo que a nuestros ojos parecía infranqueable. A su vez Pol, aumentado si cabe su sensibilidad habitual, nos arropó con una especie áurea de tranquilidad que al envolvernos lograba apaciguar el miedo cuando este se atrevió a aparecer.


Tras la excitación de la canal y la satisfacción de haberla superado la cordillera volvió a golpearme. Otra vez el shock visual producía un nuevo colapso cerebral y mi percepción quedaba dominada por la belleza de lo que a partir de ahora se ha convertido en lugar de deseado retorno. Unos pocos metros más y la emoción, antes inimaginable de hacer el cim, invadía mis sentidos... mi primer 3000 el Pic des Trois Conseillers!! no lo olvidaré nunca. En este momento, después de vernos invadidos por tantas emociones diferentes, no me resultó extraño las lágrimas de emoción de Carlota.


Después de este primer cim, comencé a sentirme más cómodo. Llegar hasta este punto de la travesía supuso una inyección de adrenalina tal que sólo pensaba en continuar la marcha y la cresta que nos separaba del siguiente cim, el Turon de Néouvielle, suponía un reto muy estimulante. Estaba impaciente por continuar.


Los primeros pasos en la cresta fueron lentos, supongo que debido a la dificultad y seguro que a causa de nuestra inexperiencia. En este punto la “Daina que gamba per l’aire”, tras valorar el recorrido decidió que lo mejor era flanquear la cresta y casi sin darme cuenta se adelantó y nos guió con maestría por el recorrido más apto, mientras Pol envolvía con su áurea de tranquilidad los pasos, en ocasiones inseguros, de Carlota. De esta forma, nuestros dos gurús consiguieron que la tensión y las dudas, paso a paso, fueran desapareciendo y después de un momento de inseguridad, Carlota continuara mostrando su valentía y recuperara el aplomo en sus pasos.


Finalmente, el Turon de Néouvielle, nuestro segundo 3000 y el ecuador de la travesía. Nuevamente la satisfacción del cim. Durante el recorrido sólo tuve capacidad para el procesamiento de lo que la experiencia nos brindaba. Recuerdo no hablar demasiado. Sólo podía dejarme llevar por el impacto de las sensaciones y la fuerza de las emociones. Cada paso suponía un descubrimiento, ¿cómo podía yo imaginar que hacer un 3000 fuera esto, si lo comparaba con subir al Teide? (evidentemente sin robarle el protagonismo y simbolismo que esta montaña tiene para un tinerfeño). Cuando escribo, ya se que no todos los 3000 son iguales, los hay más o menos difíciles, más o menos técnicos y diferentes vías de ascensión para cada uno de ellos. Sin embargo, esta travesía rompió con todas las expectativas que tenía y me mostró una actividad embriagadora que espero repetir en muchas más ocasiones.


A partir de aquí, el descenso. El paso por los bloques se convertía, con cada paso, en una actividad libre de anticipación. Ya no dudábamos tanto, los pasos eran más seguros y nos invadía una sensación de libertad. A nuestra espalda la imagen imperturbable de lo conseguido nos despedía con su inmutable majestuosidad y personalmente me hacía sentir la añoranza del que marcha de su tierra, aunque todavía estaba allí. Que sensación tan grata.


Tras la comida, el breve descanso, las bromas y las risas, la parte final. El retorno fue como casi siempre duro, duro porque quieres que no se acabe. Prosigues la marcha y aunque obligado a vigilar y estar atento de donde pones el pie, a cada paso sientes un poco más de nostalgia. Ves el final y la tranquilidad de haber llegado intenta adueñarse de ti, pero no puede porque te aferras a lo que dejas atrás. Ya estas pensando cuando volver a experimentar lo mismo, la cabeza ya planea cual será el próximo día y que reto será el siguiente.
No cabe duda de que hay muchas formas de iniciarse en el mundo del montañismo y no puedo valorar si mi comienzo fue el mejor o el peor, la verdad es que poco me importan estas valoraciones. Ahora, sólo se que cuando recuerdo mi primer 3000, no sólo recuerdo una experiencia maravillosa, sino que siento una gran gratitud hacia Gemma y Pol. Poco conocía yo la montaña, pero creo que la travesía que eligieron para iniciarnos en el montañismo reunió todo lo necesario para, no sólo poder hacernos una idea, aunque sea vaga, de lo que es el montañismo, sino también para contagiarnos su amor por la montaña. Así que gracias Gemma y Pol por haberme enseñado esta actividad y por haber conseguido que me enamore del Pirineo en un solo día.

diumenge, 3 de maig del 2009

La colla

Abans de començar a explicar aventures d’escalades, deixeu-me que us presenti alguns dels protagonistes que sortiran a les històries. No hi són tots i no tots sortiran cada cop, ja que som una colla molt oberta, amb uns quants de fixos i d’altres que van i vénen: el Pere, la Nesa, la Carlota, l’Òscar, el Joan, el Josep, el Jaume, el Pep, l’Anna, el Lluís, la Rosa, l’Òskar, el Xavi, la Núria, el Marc... i molts més que ja aniré presentant:







Alguns d’ells tenen blogs d’escalada molt interessants, amb ressenyes i valoracions de les zones d’escalada que visiten molt útils: Blog d’en Groinket, Dies de muntanya, Jaumegrimp, Blog d’en Passarell i Alt Urgell.