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06 mayo 2018

El ministro de Justicia, una dimisión que ya tarda


¡Vaya ministro! Está reprobado y cada vez que abre la boca –mejor la bocaza--, la caga sin remisión. Además, su respeto por la separación de poderes lo señalan como un personaje lejos de Montesquieu, recordemos –y hay más pruebas— como ha manejado o intentado manejar los hilos desde la Fiscalía del Estado y, específicamente, desde la fiscalía anticorrupción, ante el caso Gürtel.

Pero su historia empieza antes. Sin dudas se trata de un trepa multiusos. Su carrera por la administración pública ha sido de lo más variada. Con Aznar, como presidente, fue alto funcionario con Ana Pastor (Educación y, años más tarde, Fomento), con Cristobal Montoro (Hacienda) y con Michavila (Justicia)

Durante la larga travesía que supuso para los peperos las dos legislaturas de Zapatero, encontró acomodo con Esperanza Aguirre, que le nombró director del Hospital Ramón y Cajal (¿sería por su formación en derecho?). Además ha sido ponente en bastantes ocasiones en FAES y se pasó a la actividad privada como secretario general de CODERE S.A., (empresa líder en el sector del juego y apuestas). Con la vuelta al poder del PP, Rajoy, en 2014, le nombra titular del Ministerio de Justicia, sustituyendo a Gallardón.

Como puede leerse en su currículo, es un político de lo más maleable, y a pesar de haber tocado muchos palillos en la Administración Püblica, de lo que puede presumir es de su facundia, de meter la pata, pisar todos los charcos por bocachancla, y de cantar “soy el novio de la muerte” con la legión. Y, por supuesto, de una defensa sectaria a ultranza, a menudo antidemocrática, a favor de su partido.

Un tipejo que siempre se jacta de que hay que aceptar las decisiones judiciales –naturalmente las que le convienen— y, sin embargo, se coloca en contra cuando ve que hay un malestar popular y decide hacer electoralismo barato, como, en el caso de la crítica a la sentencia a La Manada, al voto particular del juez González.

Porque ni él, ni nadie de su partido hizo caso a las asociaciones feministas y a partidos de la oposición en la última reforma del Código Penal, cuando se pidió que no hubiera posibilidad de elegir entre abuso y agresión en el caso de violación, indicando que si no hay consentimiento es siempre una violación. Pero claro, ahora, cuando ha visto cientos de miles de mujeres manifestándose por esa asquerosa sentencia a La Manada --sobre todo el voto particular del juez Ricardo González, quien ha sido capaz de ver alboroto y regocijo en una violación masiva--, ha decidido señalar, con acusaciones sin pruebas, a ese juez.


Es un simple arribista, capaz de arrimarse a las causas más diversas con tal de trepar y hacer electoralismo barato. Y ha llegado al punto de que ha formado un comité para revisar los delitos sexuales en el Código Penal y evitar casos como el de La Manada, y de los veinte miembros no ha propuesto a ninguna mujer. Eso es lo que este individuo cree en las mujeres. Por cierto, gracias a la presión popular se ha retractado y, ahora, está eligiendo mujeres como miembros de este comité.

La situación de este personaje no se sostiene, si el PP fuera un partido normal, le habrían cesado. Pero, claro, ahí está Ana Pastor, Cospedal o el mismo Rajoy para mantenerle contra viento, marea y toda la oposición. Por cierto, Ciudadanos, a pesar de decir que está en contra de este ministro, sigue apoyando al PP. Otra más que ya no sorprende y hace que sea la incoherencia política el arma más efectiva de este partido parásito.

Y Catalá hoy elevado a la categoría de tótem feminista pepero, ¡casi nada! ¡Oh país!
  
Salud y República

15 noviembre 2017

La Justicia también es machista

Ya sé que no todos los jueces lo son. Sé también que algunos se comportan a favor de las mujeres maltratadas, pero mientras que ante abusos sexuales contra las mujeres existan individuos togados que actúen con métodos misóginos se puede confirmar que  la Justicia también es machista. Perpetúan el machismo y debilitan la defensa de la mujer.

Esto es lo que ocurre con decisiones como las del Tribunal que lleva el caso de “La Manada”, ya saben ese grupo de cinco canallas que acorralaron a una joven y la metieron en un portal para violarla, durante las fiestas de San Fermín del año pasado. Pero no, no sólo se conformaron con esa repugnante actuación, además lo grabaron para hacerlo público y regodearse de tal acto infame. El vídeo grabado lo encabezaron con la frase: “Follándonos a una entre cinco”.

Pues bien, este acto está siendo juzgado por un Tribunal que ha tomado decisiones lesivas para esta joven madrileña sin ningún rubor y al albor de un comportamiento machista de primera categoría.

En primer lugar, estos salvajes componentes de La Manada (un guardia civil, un militar y tres civiles) mantenían contacto en un grupo de whatsapp en el que se incitaba a violar y  se contaban sus delitos como hazañas. Sin embargo, el Tribunal decidió que los mensajes anteriores al día 7, cuando ocurrió el hecho, no se deberían tener en cuenta puesto que sólo se juzgaba un hecho concreto, el de la violación grupal de ese día.

Algo que parece insólito, puesto que parece que esos mensajes podrían contener elementos delictivos que podrían demostrar que estos cinco violadores habrían podido cometer actuaciones similares con anterioridad. Se ve que al Tribunal no le pareció interesante cuál había sido el camino delictivo que estos violadores habían seguido hasta ese momento.

Pero, aún hay más, y es que ese mismo Tribunal que no admitió los whatsapps de La Manada, ha creído oportuno incluir en el sumario el contenido de un seguimiento a la joven víctima, efectuado por un delincuente contratado por el defensor de uno de los acusados, con el fin de espiar cuál ha sido el comportamiento de esa mujer y tratar de hacer ver que esa violación no le ha cambiado su vida, y su comportamiento es normal.

¡Qué barbaridad! ¿Acaso quieren juzgar el comportamiento de la víctima? ¿Cómo se permite que se grave la vida de alguien sin consentimiento judicial o de la persona grabada? ¿Qué tiene que ver lo que haga esta mujer en su vida diaria con lo que pasó? ¿Acaso tratan de encontrar algo en la vida de la violada para poder afirmar que se lo merecía? ¿O es que para condenar a estos canallas, la mujer no debería continuar una vida normal? ¿Se trata de culpabilizar a la víctima para defender a los violadores?

O sea, este Tribunal machista es capaz de no tener en cuenta pruebas anteriores al hecho de los violadores, que podrían determinar la organización grupal de la violación y, sin embargo, pretende tener en cuenta lo que se ha grabado, sin ningún permiso, de la vida de la mujer. Está claro que lo que pretenden estos sinvergüenzas con ayuda de este Tribunal es demostrar que no le han quedado secuelas a la mujer (como si pudieran saberlo) y que goza de una vida ‘normal’, por lo que según ellos, podrían llegar a decir que no la ha afectado o incluso que se lo merecía.

Está claro el propósito de los violadores, pero que un Tribunal colabore en llevar a efecto tales desmanes parece increíble y debería hacer que el CGPJ le abriera un expediente. ¿Claro que, visto hasta qué punto puede llegar esta lacra criminal machista, quién ha dicho que el CGPJ no hubiera actuado igual?

¿Recuerdan aquel caso del juez que justificó una violación porque la mujer llevaba minifalda? Fue en 1989. Y por ahí andamos todavía…


Salud y República