Con los dos soles escondiéndose por debajo del volcánico horizonte, el último de los insectos voladores inicia un moribundo y espiralado descenso a tierra, sellando así el fin de toda clase de vida sobre el planeta. Ante esto, el comandante de la nave nodriza felicita al resto de las naves, miles y miles que pueblan los cielos de este mundo en llamas, por el éxito de la misión: ya todos los recursos naturales y energéticos han sido consumidos. A continuación, sin perder más tiempo, el líder de los parásitos interplanetarios fija un nuevo rumbo y un nuevo objetivo: ahora la víctima será Betelyún, un planeta gigante que orbita alrededor de la estrella Betelgeuse, un planeta cuya civilización jamás podrá defenderse del ataque del Imperio humano.
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1 comentario:
Interesante giro, nunca antes pensado! creativo.
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