Pilar Alberdi
En realidad, la pregunta sería: ¿por qué nadie ve lo evidente?, en este tema como en otros. Sí, hay que decirlo alto, nos domina el pensamiento y la política norteamericana en todos los aspectos. Esto dio inicio tras la Segunda Guerra Mundial.
Comenzó con un Bienvenido, Mr Marshall como nos vaticinó Berlanga en su conocida película, y acabamos aceptando la televisión, el bilingïsmo desde los tres años, las cadenas de comida basura, el Black Friday, Halloween, las bases americanas, la OTAN, las drogas, los libros de autoayuda, la tendencia fitness, los Oscars, los Pulitzer, los Grammy, la cultura de la cancelación, la ideología de género, el aborto libre y las nuevas tecnologías de las comunicaciones, tragándonos sin regurgitar apenas aquello de la «aldea global»…Creo que Max Weber y su análisis sobre el protestantismo y el capitalismo tendrían algo que decir aquí.
Nos hemos empobrecido. Nuestros niños y jóvenes no perciben la aniquilación de nuestros valores, no mantienen el aprecio por nuestras costumbres. Quedan restos, jirones de ese tiempo en los pueblos de la España vaciada y en las mentes de algunos, permítaseme el término, «ilustrados», porque hay que tener al menos, un poco de cultura y una mente un tanto enciclopédica para valorar lo que se ha perdido.
A Hegel le preocupaba este tema en el siglo XIX. Hoy le dices a un niño que eres del siglo XX, sí indudablemente todavía quedamos algunos para aseverar que ese tiempo existió, y seguramente piensan que están ante una reliquia, una antigüalla, algo digno de un museo o de vender en el Rastro. ¿Aprovecharán la oportunidad para hacerte alguna pregunta interesante? Me temo que no.
Los escritores españoles del mismo siglo no hicieron más que hablar precisamente de eso, de nuestra cultura, incluso de cómo se perdió la guerra de Cuba, y eran conscientes de la viva hermandad iberoamericana, hoy casi extinguida, borrada, así como de la convivencia de los diferentes pueblos de España. Todavía vivos los conceptos del Viejo y del Nuevo Mundo.
¿De qué cultura podemos hablar los actuales? Le preocupó a Hegel, igual que le preocupó a Herder, cada uno a su manera, lo mismo que le ocupó horas a Unamuno, Pío Baroja, Galdós y Pardo Bazán, pero no se perdían en ese laberinto, ellos ya sabían que al laberinto ni se entra ni se sale, se está siempre en él, especialmente, en ese juego de fuerzas entre nación y estado. Sabían, que algo especial había en el sentido de nación y que había que defenderlo de la administración del Estado, del interés de los políticos de turno, del deseo de encharcar y emborronar el pasado y de inventarse a su manera un futuro. Pero que sea «a su manera», no quiere decir que sea al de la mayoría y mucho menos al de una minoría «ilustrada». A veces, la profusión de leyes y sobre todo de decretos «exprés» (he aquí una palabrita del acervo anglosajón) con los que castigan nuestra inteligencia, devorará a los hijos de la nación española.
Y ahora, la gran contradicción, después de desvirtuar los nacionalismos europeos en nombre del «progreso», qué cosa sea eso es otro cantar, porque a lo que a unos pueda parecerles progreso a otros no, ahora, se comienza a oír aquí y allá sobre el servicio militar obligatorio, en aras de propuestas que los ciudadanos no votamos, a quienes no se nos consulta, y a quienes se ningunea sin piedad.
Necesitamos ciudadanos críticos ¿dónde están? Nadie debería olvidar, aunque sea un «film» (he aquí lo anglasajón del término), aquel día que los americanos pasaron de largo del pueblo de Villar del Río, en la película de Berlanga, donde un alcalde y el pueblo esperaba ver llegar a los estadounidenses, a los que les dirían Bienvenido Mr. Marshal. Porque, en la geopolítica actual, a lo mejor el «plan» es otro, y a fin de cuentas, la mayoría de los países en manos de la nueva cinematografía mundial, serán siempre los múltiples Villar del Río con su pueblo y su alcalde y hasta su presidente de gobierno.
Una
pura ficción desde luego.
Nota: Enlace al artículo "¿Por qué nos domina el pensamiento anglosajón?" publicado en el periódico Navarra Información el 3 de junio de 2024.