En esta jornada de reflexión no puedo por menos que pensar en lo que la irreflexión de un memo puede desatar. Me estoy refiriendo, por supuesto, a David Cameron, cuya irresponsabilidad ha conmocionado a medio mundo, el mundo de las economías occidentales.
Este otro inteligente y preparadísimo "bobo solemne", buenista a lo que parece, de nacionalidad británica, no midió las consecuencias que podría tener una promesa, hecha con el único y exclusivo objetivo de salvar su pellejo frente a sus adversarios políticos, costara lo que costara.
Este otro inteligente y preparadísimo "bobo solemne", buenista a lo que parece, de nacionalidad británica, no midió las consecuencias que podría tener una promesa, hecha con el único y exclusivo objetivo de salvar su pellejo frente a sus adversarios políticos, costara lo que costara.
Y ahora tiene la poca vergüenza de anunciar que va a dimitir...¡en octubre! Pero ¿por qué no se ha ido ya? ¿No ha hecho suficiente daño todavía? ¡Ah, es que renunciar a su sueldo y a sus prebendas requiere de un periodo de adaptación y reflexión! O tal vez esté esperando a que se le aparezca la Virgen, para arreglar este embolado en estos cuatro meses.
Este terremoto económico, si nadie lo remedia, va a tener muy duras consecuencias para todos, pero especialmente para los británicos. Ya se está empezando a ver y seguiremos comprobando cómo, aquellos que todavía se creían el Imperio, se dan de bruces con la realidad.
¿Seremos capaces aquí de aprender de los errores de otros, o tendremos que sufrir en nuestras propias carnes las consecuencias de dejarse llevar por las promesas vacías de los que prometen el oro y el moro, a sabiendas de que están mintiendo con todo el descaro a la población?
Me da mucha pena ver a una gran parte de nuestros jóvenes, esos a los que hemos intentado convertir en la generación mejor preparada de la historia, cómo se han entregado a la agitación y propaganda populista que les vendieron por las redes sociales.
¡Qué mal lo hemos hecho! Les hemos dado muchos estudios, pero no les hemos enseñado a escuchar, analizar lo escuchado y diferenciar la realidad de lo que es mera propaganda, interés personal y objetivos poco claros. Se nos quedan en los slogans, que es lo más fácil de comprar. Y desgraciadamente, parece que estamos en sus manos.
¡Qué mal lo hemos hecho! Les hemos dado muchos estudios, pero no les hemos enseñado a escuchar, analizar lo escuchado y diferenciar la realidad de lo que es mera propaganda, interés personal y objetivos poco claros. Se nos quedan en los slogans, que es lo más fácil de comprar. Y desgraciadamente, parece que estamos en sus manos.
En fin, tengo claro a quien no voy a votar y a quien quiero botar de la vida política española. Lo que ya me cuesta más es decidir qué hacer para conseguir ésto último. Tengo que terminar de aprovechar esta jornada y poner a mis neuronas a trabajar.
Y a los "british"... Bye, Bye.
Y a los "british"... Bye, Bye.
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