“Lo local es lo universal sin
paredes”. Miguel Torga.
Con el cambio de milenio, en
Europa los medios de comunicación locales afrontaron una revolución
tecnológica sin precedentes. La globalización, por su parte,
aumentó la demanda de la información de proximidad, apegada al
territorio y a la comunidad a la que pertenecen.
Son los medios de comunicación
locales los que han resistido con más fortaleza, salvo excepciones,
a la enorme crisis que azota al sector.
Por su capacidad para llegar a las
audiencias y crear opinión son unos actores imprescindibles en el
reto de alcanzar la igualdad en y a través de los medios de
comunicación. Son agentes idóneos para reflejar y facilitar un
cambio de roles en la sociedad.
La cercanía a las fuentes, a los
colectivos sociales, a las personas y a las instituciones beneficia a
la perspectiva de género en una sociedad cada vez más plural que
demanda la igualdad desde diversos ámbitos. Y que quiere leer,
escuchar y ver buenas historias.
Un ejemplo son las organizaciones
de mujeres que desde los años 80 trabajan con mujeres víctimas de
violencia. Hay que hacer notar que fueron ellas las que sacaron a luz
el grave problema de los malos tratos en la familia en el ámbito
local, al igual que las agresiones sexuales.
Cuando en 1997 la crónica de una
muerte anunciada de Ana Orantes hace que la violencia hacia la mujer
pase a ser un tema cotidiano en los medios de comunicación y se
incorpore de forma notoria a la agenda política, ya era un tema
abordado en los medios locales a través de la influencia de las
asociaciones feministas de mujeres que pusieron en marcha las
primeras casas refugio para víctimas de lo que entonces se llamaba
malos tratos.
Por un lado, el cambio de roles en
los medios locales se refleja en la visibilización de mujeres que
han protagonizado la historia local, la denuncia de casos de
discriminación o desigualdad, el activismo feminista en su entorno
son relatos que frecuentan las páginas de la prensa local.
En la otra cara de la moneda, la
resistencia al cambio persiste la infrarrepresentación de las
mujeres en las portada y en la información general, económica,
cultural y deportiva. Así como la sobrerrepresentación en las
contraportadas de mujeres objetualizadas. Las páginas de sociedad
siguen siendo el cajón de sastre para la mirada violeta, también en
los medios locales. Y los anuncios de contacto son una de las fuentes
de financiación a las que no están dispuestos a renunciar en
tiempos de crisis.
La realidad que construyen los
medios locales (o las realidades) son una ventana a través de la
cual la comunidad observa el mundo y sus cristales sirven de espejo
en el que se miran los colectivos más influyentes de la sociedad y
la población general.
En conclusión, los medios de
comunicación locales, por su apego al entorno del que surgen son más
permeables a los agentes sociales que están propiciando los cambios
en la sociedad actual, lo que facilita la introducción de nuevos
relatos con perspectiva de género.
La potenciación de redes como
Gamag Europa facilitará este cambio implicando poco a poco a los
medios, las universidades y las asociaciones de prensa. En todos los
medios hay profesionales con compromiso en la igualdad de género e
influyentes en su comunidad.
No olvidemos que el periodismo que
subordina, excluye y deforma la imagen de la mitad de la población
es mal periodismo.
Ana Gaitero Alonso.
(*) Licenciada en Ciencias de la
Información. Universidad Complutense de Madrid. Experta en Género y
Comunicación.
Red Europea de Mujeres
Periodistas. RIPVG. Gamag Europa.
4-04-2016
4-04-2016