Masaccio: Adán y Eva expulsados del Paraíso.

martes, 27 de noviembre de 2018

EL BAZAR BIZARRO DE DIABLOROCK (VOLUMEN IV)





Sed bienvenidos de nuevo, pobres incautos, a nuestra pequeña tienda de los horrores, en la que intentamos reivindicar el trabajo de bandas novedosas, originales o de culto dentro de la música rock y metal, siempre dentro de su variante más experimental. Bandas que trascienden géneros y buscan siempre ir un paso más allá. Reivindicamos a los locos, a los inconformistas...
Como siempre os hemos preparado un suculento menú de cuatro platos igual de dulce que de picante. Te traemos el black metal hipnótico y psicodélico de Oranssi Pazuzu, el proto djent de Sikth, el repetitivo y melancólico drone metal de Earth, y uno de los grandes abueletes y padrinos absolutos de lo bizarro, el enorme Screamin' Jay Hawkins. Que lo disfrutes.
Te recordamos que puedes revisar las anteriores entregas del Bazar Bizarro en este enlace:



ORANSSI PAZUZU

Formados en 2007, y con cuatro discos ya en el mercado, nos encontramos ante una de las bandas de metal extremo que más está dando que hablar en el panorama underground actual, gracias a su propuesta musical fresca y de una calidad tremenda. Su sonido se suele catalogar como black metal psicodélico, etiqueta que por su mero nombre ya debería, al menos, despertar nuestra curiosidad.
Es lógico que en la búsqueda del santo grial que para cualquier banda supone dar con un sonido propio y una propuesta original se mezclen diversos géneros e influencias, táctica que a veces llega a buen puerto y a veces no. En el caso de Oranssi Pazuzu podemos decir, sin ningún género de dudas, que han sabido hacerlo de forma magistral, dando con un sonido que resulta poderoso, vistoso y profundo, sin resultar en absoluto forzado. Su cóctel de oscuro black metal, mezclado con toques de rock psicodélico y música progresiva, se despliega en todo su esplendor en unas composiciones retorcidas e hipnóticas, que logran agarrarte y sumergirte totalmente en su atmósfera. Unas composiciones que además cuentan con una envidiable coherencia interna, dando lugar a una música que a pesar de su complejidad no resulta en absoluto difícil de digerir. Sus discos inundan nuestros oídos y fluyen de manera asombrosa gracias a un uso de las dinámicas que pocas bandas actuales pueden alcanzar con tanto acierto. Por ello no es en absoluto sorprendente encontrar a gente de muy variados gustos musicales entre su creciente número de adeptos, lo que significa que han conseguido trascender géneros, otro objetivo complicado y muy valioso para un grupo musical y que prueba nuevamente el buen hacer de su propuesta.
Con discos totalmente sobresalientes como Valonielu (2013) o Värähtelijä (2013), somos muchos los que observamos con entusiasmo cada nuevo movimiento de los finlandeses, una banda que, aunque se sitúa en las antípodas de la comercialidad, está destinada a crecer de forma irremediable.
Si aún no has tenido el placer de descubrirlos te aconsejamos que busques un lugar cómodo y tranquilo y te prepares para dejarte arrastrar a continuación por esta espiral sonora, te prometemos que te llevará hasta lugares lejanos y exóticos, colmados de una extraña e insólita belleza. Disfruta del viaje.




SIKTH

Sikth es una banda inglesa formada en 1999 que está considerada como una de las formaciones que ayudaron a dar forma a un nuevo género musical, conocido como djent metal, que viviría un enorme auge unos cuantos años después. Aunque no suelen ser tan reivindicados como por ejemplo los suecos Meshuggah, una revisión atenta a sus trabajos deja clara su originalidad e importancia en la consolidación de este nuevo sonido.
Tras un par de prometedores EP la banda debutó discográficamente con el disco The Trees Are Dead & Dried Out Wait for Something Wild (2003), trabajo sobresaliente en que se apreciaban influencias del rock progresivo, el thrash y el hardcore, mezclado con otras influencias más novedosas como el funk rock, el pop y la música experimental. Revisando el disco en la actualidad no resulta tan sorprendente, pero en su momento era una propuesta con un sonido bastante inexplorado, que los hacía parecer una especie de versión de Primus puesta de esteroides, o unos System of a Down con mucha más pericia técnica. Encontramos en este disco una alocada manera de entender los ritmos y, sobre todo, una inventiva tremenda por parte de los guitarristas Dan Weller y Graham Pinney. Todos los elementos que llevarían años más tarde al auge y popularidad del djent, con bandas como Periphery o Tesseract a la cabeza, están ya presentes en este debut de la banda de Watford.
En el año 2006 publicaron su segundo trabajo, titulado Death of a Dead Day, otra maravilla que no bajaba en absoluto el nivel visto en su debut. Un disco que seguía en la senda de exploración y consolidación de un nuevo sonido y que resultaba aún más agresivo que su predecesor, con temas que te dejaban totalmente descolocado, como Bland Street Bloom, que abría el disco, o la sobresaliente y alocada Summer Rain, todo un temazo repleto de inesperados cambios de ritmo y dibujos de guitarra originales al máximo.
Por desgracia la banda parecía encontrarse un poco en tierra de nadie y lejos de alcanzar la relevancia que sin duda merecían. Esto desembocó en la marcha de sus dos cantantes en el año 2007. La dificultad de encontrarles sustitutos, así como el agotamiento acumulado, dieron desgraciadamente al traste con el proyecto, partiendo sus miembros en busca de nuevos horizontes.
Por suerte unos años más tarde, concretamente en 2014, la banda anunció un concierto sorpresa de reunión en el marco del Download Festival, al que siguieron otra serie de conciertos en diversos festivales. La buena acogida de dicha reunión y la reivindicación de su trabajo por parte de los nuevos seguidores del sonido djent hicieron que la banda tomase la decisión de ponerse nuevamente en marcha, girando de forma constante y editando un nuevo trabajo, The Future In Whose Eyes? (2017). Esperamos que esta vez se queden definitivamente y alcancen el estatus que merecen como una de las bandas capitales en la evolución del sonido metal en el nuevo milenio.






EARTH

Si con Sikth reivindicamos a una de las bandas pioneras del sonido djent metal, con Earth hacemos lo propio respecto al sonido drone metal (etiquetas, etiquetas...)
La banda fue formada en Washington a finales de los 80 por el guitarrista Dylan Carlson, cabeza pensante y único miembro que se mantendría fijo en una banda con multitud de cambios de formación a lo largo del tiempo. El nombre de Earth es un guiño al primer nombre que tuvo la banda Black Sabbath, con los que compartían la visión de crear una música basada en los riffs lentos y distorsionados. Una influencia más que evidente en su primer EP del año 1991 titulado Extra-Capsular Extraction, que contaba con la colaboración a las voces de ni más ni menos que Kurt Cobain, lider de Nirvana y gran amigo de Carlson (es bien conocida la anécdota de que fue Carlson quien compró la escopeta con la que el malogrado mártir del grunge se volaría la tapa de los sesos).
A diferencia de Sabbath, Erath apostaba por una música de carácter principalmente instrumental, basada en las atmósferas opresivas creadas por los ritmos extremadamente repetitivos y densos. Todo esto se puede escuchar en sus trabajos Earth 2: Special Low Frequency Version (1993) y Phase 3: Thrones and Dominions (1995), trabajos capitales para entender la evolución de los sonidos doom y drone.
La banda, aún a pesar de los constantes cambios en la formación, se mantuvo más o menos activa hasta el año 1996, momento en el que Carlson decide poner un punto y aparte para explorar otros terrenos. Regresó casi una década más tarde con una nueva versión de Earth en la que seguían presentes la mayoría de elementos de su sonido, pero añadiendo más color con una mayor presencia de otras influencias como el country, el jazz y el folk. En esta segunda etapa de la banda seguimos encontrando trabajos notables como las dos partes de Angels of Darkness, Demons of Light (2011 y 2012) o las regrabaciones presentes en Hibernaculum (2007)
Si el cuerpo te pide perderte en una música ambiental que te lleve a terrenos lentos y melancólicos Earth es tu banda.



SCREAMIN' JAY HAWKINS

En los años 50 el mundo de la música era completamente distinto. Términos como drone metal o djent metal ni siquiera pertenecían al vocabulario de los escritores de ciencia ficción. Joder, ni siquiera existía el heavy metal. Era la época de auge y consolidación de una nueva música, juvenil y gamberra, conocida simplemente como rock. Un sonido fresco, con raíces en géneros como el country, el blues, el folk y el góspel, al que estaban dando forma artistas como Jerry Lee Lewis, Buddy Holly, Eddie Cochran o los reyes del rollo: Elvis Presley y Chuck Berry.
En medio de este efervescente panorama apareció un tipo alto y negro, de aspecto estrafalario, vestido con pieles de leopardo y serpiente, cuero rojo y collares de huesos humanos, cantando sobre amor y brujería, que respondía al nombre de Screamin' Jay Hawkins (aunque su verdadero nombre era Jalacy Hawkins).
Su single I Put a Spell on You (1956), entró como un torbellino en las listas de éxitos, catapultando a Screamin' directo a la fama y dando lugar a una de las grabaciones más míticas dentro de la historia de la música rock. Por desgracia fue un éxito relatívamente efímero, que no fue igualado ni de lejos por ninguna de sus múltiples grabaciones posteriores.
Si bien, a parte del mencionado single, el legado de Screamin' no es especialmente espectacular en cuanto a grabaciones, no podemos decir lo mismo de su actitud y puesta en escena. Estamos hablando de un tipo que, en plena época del puritanismo más férreo, salía a escena metido en un ataúd, rodeado de una imaginería propia de la magia vudú, vestido con ropajes estrafalarios y soltando llamaradas por los dedos. Algo sin duda en las antípodas de la puesta en escena de, digamos, Buddy Holly. Revisar los antiguos vídeos de sus actuaciones es una experiencia entrañable y se puede considerar, sin ningún género de dudas, como el nacimiento del shock rock, que décadas después elevaría la carrera de artistas como Alice Cooper, Ozzy Osbourne o Marilyn Manson. La peculiar forma de cantar de Screamin' Jay Hawkins, totalmente novedosa y llena de recursos (su sueño siempre fue ser cantante de ópera), repleta de balbuceos y extraños gritos (fruto también de diversos estados de ebriedad todo hay que decirlo), marca también un punto de inflexión y sirve de indudable influencia a multitud de músicos posteriores, desde Mick Jagger hasta Mike Patton pasando por King Diamond.
Un loco, un visionario, todo un genio de increíble talento, pero ante todo un increíble showman, que exprimió la vida al extremo (se rumorea que dejó desperdigados más de 40 hijos) y que merece un estatus fijo al lado de Elvis como uno de los creadores de la puesta en escena contemporánea y la idea de frontman dentro de la música popular.
Como dato curioso: una de las últimas apariciones de Screamin' Jay Hawkins fue haciendo un pequeño papel de brujo en la película Perdita Durango (1997) del director español Alex de la Iglesia.
Dondequiera que estés, gracias por todo maestro.