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domingo

Marseille






Veo que la muerte es como romper una palabra y pasar
– la muerte es pasar, como rompiendo una palabra,
a través de la puerta,
hacia una nueva palabra. 

Herberto Helder

martes

Tu cabello de oro Margaret/ tu cabello de ceniza Sulamita





Negra leche del alba la bebemos al atardecer
la bebemos a mediodía y en la mañana y en la noche
           bebemos y bebemos
cavamos una tumba en el aire no se yace estrechamente en él
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
lo escribe y sale de la casa y brillan las estrellas silba a sus
           mastines
silba a sus judíos hace cavar una tumba en la tierra
ordena tocad para la danza

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos al atardecer
          bebemos y bebemos
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita cavamos una tumba en el aire no
se yace estrechamente en él
Grita cavad unos la tierra más profunda y los otros cantad sonad
empuña el hierro en la cintura lo blande sus ojos son azules
cavad unos más hondo con las palas y los otros tocad para la
            danza

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía y la mañana y al atardecer
           bebemos y bebemos
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita él juega con las serpientes
Grita sonad más dulcemente la muerte la muerte es un maestro
          venido de Alemania
grita sonad con más tristeza sombríos violines y subiréis como
          humo en el aire
y tendréis una tumba en las nubes no se yace estrechamente allí

Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos a mediodía la muerte es un maestro venido de
          Alemania
te bebemos en la tarde y la mañana bebemos y bebemos
la muerte es un maestro venido de Alemania sus ojos son azules
te hiere con una bala de plomo con precisión te hiere
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
azuza contra nosotros sus mastines nos sepulta en el aire
juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro venido
           de Alemania
tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita

Paul Celan


De Amapola y memoria

viernes

Se iba la luz con el traspuesto Apolo

y la sombra a los brutos de la tierra
obligaba al reposo, yo tan solo
me disponía a sostener la guerra,
ya de la compasión, ya del camino
que se trazó mi mente que no yerra.

Dante Alighieri


Fotografía: Odile
París, 2008


                         Orestes: Moriré o viviré. Las cosas más grandes se expresan brevemente.

Eurípides

lunes

Memento vivere

¿Os postráis, millones? 
¿Presientes tú al creador, oh mundo?

Friedrich Nietzsche

                             
 Pintura de Gerad Richter                                                                                 


Después del sueño, ruido de lunes,
amanece el taladro y no perdona.
Perdona, en cambio, el vientre oscuro
de la ciudad su viento frágil, las ganas las
ganas de apagar
la luz de nuevo, de no pagar la luz, de vivir
sin luz, sin luz, alumbrados
por la pira donde arden los últimos héroes.
En la pira
retener el humo negro respirar
el adiós del ídolo junto al primer
pescador de la mañana,
Abrazar al pescador, afirmar
su pulso fugitivo
en la cresta
.          de la ola.

miércoles

Qué lengua lamiendo la proa.



La muerte siempre al lado.
Escucho su decir.
Solo me oigo.

Alejandra Pizarnik



Shane McAdams



Pensarte,Alejandra,
como un pájaro que nunca salió del
poema y no 
tener miedo ya
a pronunciar
tu suicidio.


martes

Sei il ventre di tutti / e nessuno.


EXCESO DE VIDA



Desde que te conozco tengo en cuenta la muerte.
Pero lo que presiento no se parece en nada
a la común tristeza. Más bien es certidumbre
de la totalidad de mis días en este
mundo donde he podido encontrarme contigo.
De pronto tengo toda la impaciencia de todos
los que amaron y aman, la urgencia incompartible
de los enamorados. No quiero geografía
sino amor, es lo único que mi corazón sabe.
En mi vida no cabe este exceso de vida.
Mejor, si te dijera que medito las cosas
(fronteras y distancias) en los términos propios
de la resurrección, cuando nos alzaremos
sobre las coordenadas del tiempo y el espacio,
independientemente del mar que nos separa.
Sueño con el momento perfecto del abrazo
sin prisa, de los besos que quedaron sin darse.
sueño con que tu cuerpo vive junto a mi cuerpo
y espero la mañana en la que no habrá límites.

Juan Antonio González-Iglesias

miércoles

Nocturno del rojo oscuro



Shiele




He perdido la batalla donde
nunca hubo una guerra/
me he perdido.
Así, me desabrocho la noche
y la cuelgo en el armario.
La ciudad queda a oscuras
pero ya no sueña.
Pero ya no sueña porque no quedan
peces bajo párpados
y el rojo de mis caballos
es ahora oscuro.
He perdido la batalla/
me he perdido.
El perfume de los cuerpos
me da hambre
y el olvido se paga
con más olvido.
La ciudad a oscuras y el desierto
de mis venas.
El campo de batalla en mi memoria
y ya no sueño.
Y ya no sueño.

domingo

El azar o Rilke resucitado.

Schiele



Rosa, oh, pura contradicción.
Deseo
de no ser sueño de nadie
bajo tantos
párpados.

Rainer M. Rilke

Arrojada en un paìs que no es el mìo, abro un libro al azar y Rilke, resucitado, me habla de su muerte. Vuelvo a Valais y veo su tumba en el cementerio de Rarogne. Hace soledad en esta tierra. Y a pesar de estar sola, no la siento.



miércoles

L'amour ou la guerre





Sólo hay un momento en el que el cazador esta cerca de su presa: cuando ya la ha matado.

Víctor Balcells Matas



Ha cavado una trinchera en la noche
para defenderse
de sí mismo y no funciona.

Y no funciona porque es a la vez el cazador
y el cazado,
el de la bandera blanca bordada en el pecho
que dispara a sangre fría
y no tiembla,
el que se aleja del cuerpo inmóvil
y abrazándolo comienza
el rezo de rodillas.


La velocidad de la muerte
es blanca
como la velocidad del amor.

Y yo no dejo de sentir este olor
a pólvora mojada,
quemándome.


domingo

Ursprung


ORIGEN


Foto: Victoria Zeoli




1

Mis huesos se han torcido esta noche
hasta alcanzar la tierra.
Buscan la raíz para volver al tronco.

2

Mi infancia es un descampado al que nunca acudo.
Un río de savia seca ocluyendo
la aurícula izquierda
de un músculo en penumbra.

3

Mis huesos se han partido esta noche
para lavar el origen.
Nadie vendará mi miedo.





martes

People are strange when you're a stranger*

*The Doors








Por qué hablar de esta muerte
ya descrita
en otro cielo rojo.
Para qué pronunciar la sangre
que no brotó a la hora exacta.
¿No es mejor rozar las aristas de lo ignoto
que esperar eternamente
a que se cierre la herida?
Yo invoco al riesgo que afila sus dientes
con otros cadáveres
iguales al mío.
Yo invoco al miedo que aguarda sentado
en el rellano de mi locura,
al viejo harapiento
y a la mujer gorda.
Invoco a esos seres deformes
que me hacen temer,
que hacen que me pregunte
por qué no soy distinta
a ellos,
por qué a pesar de mi apariencia
noto la deformidad
a cada paso.

miércoles

Coney Island moliendo el suero inalterable de las palabras




Esto que arde en mi garganta
es el vómito de los niños que no lloran,
es el ácido de unos ojos que no miran,
de una multitud que me devora
lentamente
mientras camino por la Gran Vía y
me pregunto
¿Por qué siempre fue demasiado pronto
o demasiado tarde para empezar
a amar?
¿Por qué no simplemente no ser refugio
de huesos y bocas?
Aquí en la Gran Vía,
las fieras han desatado
su furia y sus mejores galas,
han buscado mi sangre en la nuca
de los que no respiran.
Aquí una mujer sola que sólo amó una vez.
Aquí una mujer en la Gran Vía
que simplemente se pregunta
si volverá a amar.
Las fieras han desplegado sus túnicas
por la ciudad,
llevan chisteras y máscaras y ríen mientras
persiguen un cortejo fúnebre.
¿Por qué siempre fue jamás y nunca
quizá tus labios?
¿Por qué no simplemente desprendernos
de las agujas del reloj?
Aquí una mujer, una mujer que no repara
en vomitar,
una mujer en la Gran Vía
con una bomba en el músculo vital
que augura muerte.



And death shall have no dominion


.


Y la muerte no tendrá señorío.
Desnudos los muertos se habrán confundido
con el hombre del viento y la luna poniente;
cuando sus huesos estén roídos y sean polvo los limpios,
tendrán estrellas a sus codos y a sus pies;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar saldrán de nuevo,
aunque los amantes se pierdan quedará el amor;
y la muerte no tendrá señorío.

Y la muerte no tendrá señorío.
Bajo las ondulaciones del mar
los que yacen tendidos no moriran aterrados;
retorciéndose en el potro cuando los nervios ceden,
amarrados a una rueda, aún no se romperán;
la fe en sus manos se partirá en dos,
y los penetrarán los daños unicornes;
rotos todos los cabos ya no crujirán más;
y la muerte no tendrá señorío.

Y la muerte no tendrá señorío.
Aunque las gaviotas no griten más en su oído
ni las olas estallen ruidosas en las costas;
aunque no broten flores donde antes brotaron ni levanten
ya más la cabeza al golpe de la lluvia;
aunque estén locos y muertos como clavos,
las cabezas de los cadaveres martillearan margaritas;
estallarán al sol hasta que el sol estalle,
y la muerte no tendrá señorío.

Dylan Thomas




Mañana recitaremos a Dylan Thomas en el metro de Ciudad Universitaria a la hora de comer. Puede que seamos locos similares a otros locos que desean salirse del cauce, pero lo necesitamos para sentirnos vivos, para sentir que algo se mueve bajo la tierra.

sábado

De cómo vislumbrar la luz de la próxima estación desde la nuestra





No todo muere,
dijo el poeta viejo.
No todo muere.
Después de la luz del mediodía
alguien enciende las farolas
al igual que se enciende el valor
cuando la vida pesa.
No todo muere,dijo,
no todo muere.
Y yo me pregunté qué importancia tiene
la materia de los faros,
mientras sigan siendo la bujía
que nos mantiene vivos.
Qué importancia tiene bordear un acantilado
si hay una cuerda que nos impide temer al precipicio.
No todo muere,
dijo una vez un poeta viejo
a los del vértigo al deterioro.
Escuchadme,
el tiempo no cabe
en un reloj de arena.




miércoles

I will write your epitaph


"...quand tout, meme ton ombre
a passé"



Lisboa 2009


Frida Kahlo


Para descrever esta morte é necessário tocar o despojo,
trazê-lo para o sítio e resumir-lhe o frio.

Olga Golçalves



Yo maté al pájaro que da cuerda al mundo.
Lo estrangulé con mis cuerdas vocales.
No hubo grito.
El tiempo se detuvo
y la gente en la calle
abandonó su prisa.


Je vais vers ma mort


"Tú, Tania, eres mi caos"




He envejecido dentro de tus ojos; eras la dulzura y el exterminio

y yo amé tu cuerpo en sus frutos nocturnos.
Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi
rostro,
pero tu pesas en mi corazón y, como una miel oscura,
yo te siento en mis labios al ir hacia la muerte.

Antonio Gamoneda


*Clara y yo nos vamos al sur. Elegimos vivir, dejarnos llevar.

sábado

La muerte del elefante

"J'ai seul la clef de tes yeux"
Photo: Sacha Dumain

A mi abuelo



Aquí no respira ni Dios,
El silencio es la lengua madre
de los muertos.
En esta habitación todo el mundo llora
menos yo
Yo no lloro,
lo intento pero descubro
que ya no sé llorar.
Los ríos se han secado y sólo
quedan los surcos de lo que fueron.
La mujer camina.
Todos la observan
deslizarse por las tuberías en busca de viento.
Todos lloran y hacen ruidos con sus enormes narices y
me miran como esperando lágrimas.
Intento buscar la mirada de mis primos,
me ignoran, miran al suelo y se sorben los mocos.
Preveo que esta noche no acabará nunca.
Ahora hablan del tiempo, de las heladas, del frío que hace en esta tierra
cuando no amanece,
de cómo se enteraron de la muerte del hombre que yace en la habitación contigua,
mi abuelo.
Sí, mi abuelo, sí,
sin embargo no recuerdo ninguna sonrisa,
ninguna rebanada de pan con chocolate,
ninguna historia de la guerra.
Eso sucede porque mi abuelo jamás me amó
como aman los abuelos a sus nietos.
Yo era para él tan sólo sangre.
Ya veis, soy un átomo enredado en la nuca de mi abuelo muerto.
Que alguien se atreva a decir que no estoy viva.

Odile

jueves

Quisiera un amor NO FROST

"Ayant peur de mourir lorsque je couche seul"


Nuestra casa es el pasado


Tú y yo somos los únicos que conocen
las entrañas de esta casa.
Hemos vaciado las paredes
mil veces
de angustia.
Hemos vaciado la nevera y
ya sólo queda
un corazón helado.
La culpa del incendio
sigue bajo la almohada.
Nuestra casa es el pasado
y el tiempo consume la sombra no proyectada
por el sueño.
El pájaro está muerto.
Aún no lo hemos sacado
de su jaula,
Aún no lo hemos liberado para dejarlo marchar
al cielo de los pájaros sin nombre.
Porque, en el fondo,
preferimos abrazar un cadáver
que abrazarnos,
preferimos ignorar la muerte
del jodido pájaro,
fingir que nuestra casa
es el puro presente,
mentirnos con los ojos
en cada caricia.
Porque tú y yo somos los únicos
que conocen las entrañas
de esta casa.
Y tú bien sabes,
mi amor,
que aquí estamos todos
muertos.

Odile

Perforación del músculo vital

"Mettez vous à genoux et la prière viendra"

Foto: Miqui Brightside

Demasiado tarde. Lo que pueda olvidar cabe en este cigarro. Tu cuerpo cabe en este cigarro. Sobrevivir sin tu cuerpo, entregarme al olvido...ya es más difícil.

martes

Parques poliédricos


DANS LES YEUX NOIRS DE LA MORT


La belleza será convulsiva o no será.
André Bretón


Nos citamos en un parque a las afueras de Massachussets. A esa hora sólo permanecían fieles a la noche los borrachos en los bancos y los amantes enraizando sus cuerpos en el suelo fértil. Los secretos temblaban bajo los árboles. También temblaban sus ojos. Tenía miedo y el azul tiritaba. Su boca comenzó a moverse. No me sueltes, la soledad da vértigo- dijo. Pero no dijo eso. Eso sólo era lo que yo quería que él dijese. En su lugar habló de mi belleza y de que la belleza sólo dura lo que dura un orgasmo. Yo no supe qué decir. Me pareció triste ver cómo se alejaba entre los árboles y saber que seguía allí a mi lado, intentando decirme que no habría un lugar de últimas veces. Una mujer que había estado bebiendo en un banco se acercó a pedirme un cigarro. Sólo tengo tabaco de liar y no puedo liarte un cigarro. Me están dejando. Éste debe ser un momento trágico y terrible dentro de mi existencia. La mujer me miró como si no entendiese nada. Ella sólo quería que le liase un cigarro. Está bien, te recitaré una copla nostálgica para que te pudras de dolor tú sola en casa. Y comenzó a cantar Alfonsina y el mar. Yo pensé en la poeta argentina saltando desde una escollera al Mar de Plata, con sus ojos negros clavados en la muerte. Yo no quiero suicidarme. No estoy enamorada- dije. Brindó por ello- me contestó enseguida. Decidí liarle el cigarro en honor a la poesía o a la muerte. Comenzó a contarnos su historia. Vivía en la calle y su mujer iba a morir en una cama blanca de un hospital sin nombre. Ella prefería las noches en los parques, el tabaco ajeno, la textura de los bancos, la luz de las avenidas. Después se llevó la lata de cerveza a la boca y me aseguró que los hombres me harían una esclava y que las mujeres me elevarían hasta séptimo cielo. Lo que le hacía falta a Concha Velasco es probar un coño. Ésta fue su frase final. Dicho esto se levantó de nuestro lado y se dirigió nuevamente hacia su banco. Él y yo nos miramos como si ninguno de los dos fuera ya el mismo después de aquella conversación nocturna. Pero seguíamos allí, mientras el silencio se hacía cada vez más asfixiante y ninguno de los dos encontraba la palabra exacta para despedirse. Un adiós hubiese bastado pero sólo me atreví a pensar en las felices lesbianas, en los finales trágicos, en que ya nada importaba lo suficiente como para no volverse estoico o dejarse llevar por la marea. El amor nos desgarra, nos arrastra hacia el fondo, donde cubre, donde ya no sabemos qué dirección tomar, donde sólo queda el nado y el combate con las olas. El amor nos abandona en los parques, al filo de las latas de cerveza, en la línea oscura de los acantilados. Dicen los románticos que la muerte engulló a Alfonsina mientras ésta se internaba lentamente en el mar. Y tú me hablaste, Alfonsina, porque estabas en las palabras etílicas de aquella mujer ebria. Y murmuraste que me alejase del mar, que huyera lo más lejos posible del mar. Y yo te hice caso, Alfonsina. La belleza será convulsiva o no será.