Este sábado un poco por casualidad, algo que últimamente empieza a ser recurrente con las cosas buenas que pasan por mi vida, pude contemplar un espectáculo maravilloso. Uno de esos que sin duda volvería a ver, si consigo encontrar mis ojos que se cayeron de tanto abrirlos y deben estar entre las butacas de esa segunda fila, quién sabe si en busca de una nueva vida más dedicada al arte de lo que yo puedo ofrecerles.
Creo que al menos debería nacer 4 veces, empezar a los 4 años y entrenar 4 horas diarias para llegar siquiera a soñar con hacer algo tan bello. ¿Que por qué tanto 4? No se, igual por ser 2+2, o 2X2, o 2 al cuadrado, ese 2 que por algún motivo es mi favorito y para según que cosas tiendo al fetichismo numérico eso sí, sin atribuirle cualidades mágicas. Pero basta de dispersar, que últimamente también tiendo más de lo habitual y eso ya era mucho.
Unas barras, un balancín unos aros y mucha fuerza, no necesitaron mas para emocionarnos y hacernos contener la respiración con aquella sensación del mas difícil todavía que en sus caras y por sus comentarios chistosos con acento canadiense, bien podía parecer un paseo por el parque.
Nunca imagine que una manifestación de fuerza tan contundente pudiese ser tan bella y delicada. Casi como si ralentizasen el tiempo o pesasen e hiciesen pesar los objetos mucho menos que el aire para mantenerse y mantenerlos por mas tiempo con un sinuoso y melódico movimiento, como si pudiesen volar y solo bajasen por decisión propia, jugando con la gravedad con la que, sin duda, han negociado muy ventajosamente.
Unas barras, un balancín unos aros y mucha fuerza, no necesitaron mas para emocionarnos y hacernos contener la respiración con aquella sensación del mas difícil todavía que en sus caras y por sus comentarios chistosos con acento canadiense, bien podía parecer un paseo por el parque.
Nunca imagine que una manifestación de fuerza tan contundente pudiese ser tan bella y delicada. Casi como si ralentizasen el tiempo o pesasen e hiciesen pesar los objetos mucho menos que el aire para mantenerse y mantenerlos por mas tiempo con un sinuoso y melódico movimiento, como si pudiesen volar y solo bajasen por decisión propia, jugando con la gravedad con la que, sin duda, han negociado muy ventajosamente.
La puesta en escena y la interpretación si excesos pero realmente hermosas, sublimes, y muy creativas.
No se si lo que sentí fue envidia, admiración o simplemente gratitud por mostrarme de lo que el ser humano puede ser capaz solo con un cuerpo, mucha fe y la necesidad orgánica de llevarlo suavemente al límite con gran creatividad, desafiando a la naturaleza y condensando semejante tensión en carcasas tan aparentemente frágiles.
Sencillamente maravilloso