miércoles, 17 de septiembre de 2014

Ciudad de fuego celestial; prólogo en español

Holaa chic@s!!! Vuelvo con el prólogo del último libro de la saga Cazadores de Sombras: Ciudad de Fuego Celestial. Y en español/castellano (depende de cómo lo queráis ver ^^)!!! 

AVISO de que TENGO el libro ya en PDF y traducido, y pronto aparecerá en descargas, seguramente mañana (18/09/2014) habrá entrada con el y aparecerá también en descargas. Bueno, no me entretengo más, pero... Ostras, sí, otra cosa más!! Dos, en realidad. Jejeje. 

La primera: ¿Habéis visto ya, querid@s míos (Effie total), el trailer completo y oficial de Sinsajo parte 1? ¿No, verdad? ¡Pues está en la entrada de abajo! ¿A que es súper práctico? 

Y segunda cosa: voy a publicar varias cositas durante la semana, ya preparadas y que se publicarán automáticamente. ¿A que también es súper práctico? Así no se me olvidarán y tampoco tendré la excusa del tiempo... eh... sí, so, a lo que iba, ya... QUE DISFRUTÉIS DEL PRÓLOGO Y ESTAD ATENTOS A LAS ENTRADAS, QUE VIENEN CON COTILLEOS ;)) !!! 


 BESOS DE VUESTRA ESCRITORA 



Prólogo: Caen Como Lluvia

Instituto de Los Angeles, Diciembre de 2007. 

El día en que los padres de Emma Carstairs fueron asesinados, el clima era perfecto.
Por otro lado, el clima era usualmente perfecto en Los Angeles. Los padres de Emma la dejaron una clara mañana de invierno en el Instituto ubicado en las colinas detrás de la autopista de la Costa del Pacífico, con vista al océano azul. El cielo era una extensión sin nubes que iba desde los acantilados de Pacific Palisades hasta las playas de Point Dume.
Un informe de actividad demoníaca cerca de las cuevas de la playa de Leo Carrillo había llegado la noche anterior. Los Carstairs habían sido asignados para investigar. Más tarde Emma recordaría a su madre metiendo un mechón de pelo  arrastrado por el viento detrás de su oreja mientras se ofrecía a dibujar la runa “ Sin Miedo” en el padre de Emma, y a John Carstairs riendo y diciendo que no estaba seguro de cómo se sentía acerca de runas nuevas. Se sentía bastante cómodo con lo que estaba escrito en el libro Gris, muchas gracias.
En ese momento, sin embargo, Emma estaba impaciente con sus padres, abrazándolos rápidamente antes de alejarse por las escaleras del Instituto, su mochila rebotando entre sus hombros mientras agitaban un adiós desde el patio.
A Emma le encantaba haber llegado a entrenar en el Instituto. No sólo su mejor amigo, Julian, vivía allí, también sentía siempre como si estuviera volando en del océano cuando estaba dentro de el. Era una enorme estructura de piedra y madera en al final de un camino largo de grava que serpenteaba entre las colinas. Cada habitación, cada piso, miraba hacia el océano,  las montañas y el cielo, ondeando extensiones de azul, verde y oro. El sueño de Emma era subir al tejado con Jules -, sin embargo, hasta el momento habían sido frustrados por los adultos- para ver si la vista se extendía hasta el desierto en el sur.
Las puertas delanteras la conocían y le daban paso fácilmente bajo su toque familiar. La entrada y los pisos inferiores del Instituto estaban llenos de cazadores de sombras adultos, caminando de un lado para otro. Algún tipo de reunión, Emma supuso. Vio al padre de Julian, Andrew Blackthorn, el director del Instituto, en medio de la multitud. No queriendo verse detenida por los saludos, echó a correr hacia los vestuarios en el segundo piso, donde cambió sus pantalones vaqueros y su camiseta por ropa de entrenamiento –una camiseta grande, pantalones sueltos de algodón, y el elemento más importante de todos: la espada colgada del hombro.
Cortana. El nombre simplemente significaba “espada corta”, pero no era corta para Emma. Tenia la longitud de su antebrazo, metal brillante, la hoja con una inscripción cuyas palabras nunca dejaban de provocarle un escalofrío que le recorría la espalda: 'Soy Cortana, del mismo acero y temple que Joyeuse y Durendal'. Su padre le había explicado lo que significaba cuando puso la espada en sus manos cuando tenía 10 años de edad por primera vez.
“Puedes usarla para entrenar hasta que tengas 18, cuando sea tuya”. John Carstairs había dicho, sonriendo mientras sus dedos recorrían las palabras. “¿Entiendes lo que quiere decir?”
Ella había sacudido la cabeza. “Acero” lo había entendido, pero no “temple”. “Temperamento”, significaba “ira”, algo que su padre siempre le advertía que debía controlar. ¿Que tenía eso que ver con una espada?

"Conoces la familia Wayland," le había dicho él. "Ellos fueron famosos forjadores de armas  antes que las Hermanas de Hierro comenzaran a forjar todas las espadas de los Cazadores de Sombras. Wayland el Herrero hizo Excalibur y Joyeuse, las espadas de Arthur y Lancelot y también Durandal, la espada del héroe Roland. E Hicieron esta espada también, desde el mismo acero. Todo el acero debe ser templado –sometido a un gran calor, casi suficiente para derretir o destruir el metal- para hacerlo más fuerte. Él había besado la parte superior de su cabeza. "Los Carstairs han llevado esta espada por generaciones. La inscripción nos recuerda que los Cazadores de Sombras son las armas del ángel. Nos templan en el fuego, y nos hacemos más fuertes. Cuando sufrimos, sobrevivimos".
Emma no podía esperar los seis años hasta cumplir los dieciocho, cuando pudiera viajar por el mundo para luchar contra los demonios, cuando pudiera ser templada en el fuego. Ahora se ataba la espada y abandonaba el vestuario, imaginando cómo sería. En su imaginación, ella estaba de pie en la cima de los acantilados sobre el mar en Point Dume, defendiéndose de un grupo de demonios Raum con Cortana. Julian estaba con ella, por supuesto, blandiendo su arma favorita, la ballesta.
En la mente de Emma, Jules siempre estaba allí. Emma lo conocía desde que podía recordar. Los Blackhtorn y los Carstairs siempre habían sido cercanos, y Jules solo era unos meses mayor; ella literalmente, nunca había vivido en un mundo sin el. Ella había aprendido a nadar en el océano con él cuando ambos eran bebés. Habían aprendido a caminar y luego correr juntos. Ella había sido cargada por los brazos de los padres de él y acorralada por su hermano y su hermana mayor cuando se portaba mal.
Y ellos se portaban mal a menudo. Habían teñido el esponjoso gato de la Familia Blackthorn  -Oscar- de azul brillante, había sido idea de Emma cuando ambos tenían siete. Julian había asumido la culpa de todos modos; lo hacía a menudo. Después de todo, él había señalado, ella era hija única y él era uno de siete; sus padres se olvidarían de que se habían enojado con él mucho más rápido de lo que lo harían los padres de ella.
Recordó que la madre de Julian había muerto, justo después de haber nacido Tavvy y cómo ella había estado sosteniendo la mano de Jules mientras que el cuerpo ardía en los cañones y el humo subía al cielo. Recordó que él había llorado, y recordó haber pensado que los niños lloraban de modo diferente a las niñas, con sollozos harapientos horribles que sonaban como si estuvieran siendo sacados con ganchos. Tal vez era peor para ellos, ya que se supone que no debían llorar.
¡Uf" Emma se tambaleó hacia atrás. Había estado tan absorta en sus pensamientos que había se había tropezado de frente con el padre de Julian, un hombre alto con el mismo pelo castaño y despeinado que la mayoría de sus hijos. "Lo siento, Sr. Blackthorn!"
Sonrió. "Nunca había visto a nadie tan ansioso por llegar a clases temprano", dijo él mientras  ella se lanzaba por el pasillo.
La sala de entrenamiento era una de las salas favoritas de Emma en todo el edificio. Ocupaba casi un nivel completo, y el este y el oeste de las paredes eran de vidrio transparente. Se podía ver el mar azul casi por doquier. La curva de la costa era visible desde el norte al sur, el agua sin fin del Pacífico extendiéndose hacia Hawai.
En el centro de un piso de madera muy pulida estaba de pie la tutora de la familia Blackthorn, una mujer llamado Katerina, actualmente dedicada enseñar el lanzamiento de cuchillos a los gemelos. Livvy estaba siguiendo instrucciones amablemente como siempre lo hacía, pero Ty tenía el ceño fruncido y resistente.
Julian, en sus ropas sueltas de entrenamiento, estaba acostado sobre su espalda cerca de la ventana oeste, hablando con Mark, que tenía la cabeza pegada a un libro y estaba haciendo lo posible por ignorar a su medio hermano más joven.
"¿No crees que 'Mark' es una nombre extraño para un Cazador de Sombras?" Julian estaba diciendo cuando Emma se acercó. "Quiero decir, si realmente lo piensas. Es confuso. 'Pon una marca en mí, Mark.'
Mark levantó su cabeza rubia del libro que estaba leyendo y miró a su hermano menor. Julian estaba dando vueltas sin hacer con una estela en la mano. Lo sostenía como un pincel, algo por lo que Emma siempre le regañaba. Se suponía que debía sostener su estela como una estela, como si fuera una extensión de su mano, no como la herramientas de un artista.
Mark suspiró teatralmente. A sus dieciséis años era lo suficientemente mayor para encontrar todo lo que Emma y Julian decían molesto o ridículo. "Si te molesta, puedes llamarme por mi nombre completo", dijo.
"Mark Antony Blackthorn?" Julian frunció la nariz. "Toma mucho tiempo decirlo. ¿Qué pasa si somos atacados por un demonio? Para cuando fuera en la mitad de tu nombre, ya estarías muerto".
"En esta situación,  ¿estás salvando mi vida", preguntó Mark. "Supérate, ¿no te parece, mequetrefe?"
"Podría suceder". Julian, no contento con ser llamado mequetrefe, se incorporó. Tenía el pelo pegado en mechones salvajes por toda la cabeza. Su hermana mayor, Helen siempre le estaba atacando con cepillos para el cabello, pero nunca le hizo ningún bien. Tenía el cabello de los Blackthorn, como su padre y la mayoría de sus hermanos y hermanas -salvajemente ondulado, del color del chocolate amargo. El parecido de la familia siempre había fascinado Emma, ​​quién se parecía muy poco a cualquiera de sus padres, a menos que se contara el hecho de que su padre era rubio.
Helen había estado en Idris desde hace meses con su novia, Aline; habían intercambiado  los anillos de la familia y eran "muy serias" la una acerca de la otra, de acuerdo con los padres de Emma,  lo cuál principalmente quría decir que se miraban la una a la otra de una manera sensiblera. Emma estaba determinada a que si alguna vez se enamoraba, ella no sería así de sensiblera.  Ella entendió que hubiera cierta cantidad de alboroto por el hecho de que tanto Helen como Aline eran niñas, pero  no entendía por qué, y a los Blackthorns parecía gustarle Aline mucho. Ella era una presencia calmante, y mantenía a Helen lejos de la angustia.
La actual ausencia de Helen significaba que nadie estaba cortando el pelo de Jules, y la luz del sol en la sala, convertía las crespas puntas de este en oro. Las ventanas a lo largo de la pared oriental mostraban el sombrío barrido de las montañas que separa el mar de las colinas de San Fernando Valley, secos y empolvados cañones, plagados de cactus y espinos. A veces, los Cazadores de Sombras salían a entrenar, y Emma amaba esos momentos, le encantaba encontrar caminos ocultos, cascadas secretas y  lagartos soñolientos que descansaban en las rocas cerca de ellos. Julian era experto en persuadir a los lagartos para que se arrastraran  en su palma y durmieran allí mientras les acariciaba la cabeza con el pulgar.
"¡Cuidado!"
Emma se agachó mientras una hoja de madera con punta volaba sobre su cabeza y rebotaba en la ventana, golpeando a Mark en la pierna con el rebote. El arrojó su libro y se puso de pie con el ceño fruncido. Mark estaba técnicamente en supervisión secundaria, respaldando la seguridad de Katerina, aunque él prefería leer que enseñar.
"Tiberius", dijo Mark. "No me arrojes cuchillos."
"Fue un accidente". Livvy se movió para situarse entre su hermano y Mark. Tiberius era tan oscuro como Mark era justo, el único de los Blackthorns -aparte de Mark y Helen, que no contaba a causa de su  sangre de Submundo – que no tenía el pelo castaño y l osojos azules-verdosos que eran los rasgos de la familia. Ty tenía el pelo negro y rizado y los ojos grises del color del hierro.
"No, no lo estaba", dijo Ty. "Estaba apuntando hacia ti".
Mark tomó una respiración profunda exagerada y se pasó las manos por el pelo, que dejó pegado en picos. Mark tenía los ojos Blackthorn, el color de cardenillo, pero su pelo, como Helen, era pálido casi blanco, como lo había sido el de su madre. El rumor era que la madre de Mark había sido una princesa de la Corte Seelie;  había tenido un romance con Andrew Blackthorn que había producido dos hijos, a quienes había abandonado en la puerta del Instituto de Los Angeles una noche, antes de desaparecer para siempre.
El padre de Julian había tomado sus hijos mitad hada y los había criado  como Cazadores  de Sombras: La sangre de Cazador de Sombras era dominante , y aunque al Consejo no le gustaba, aceptarían niños mitad submundo en la Clave, siempre y cuando su piel pudiera tolerar las runas. Tanto Helen y Mark habían recibido sus primeras runas a los diez años de edad, y su piel había soportado las runas con seguridad, aunque Emma podría decir que las marcas le habían hecho mas daño a Mark que a cualquier Cazador se Sombras común. Ella lo descubrió habiendo una mueca, aunque él trató de esconderla, cuando la estela estaba sobre su piel. Últimamente había estado notando muchas más cosas acerca de Mark - la forma en que la extraña, forma de su cara influenciada por las hadas era atractivo, y la anchura de sus hombros bajo sus camisetas. No sabía por qué estaba notando esas cosas, y no le gustaba exactamente . Le daban ganas de morder a Mark, o de ocultarse, a menudo al mismo tiempo.
"Tienes la mirada fija", dijo Julian , mirando a Emma sobre las rodillas de su ropa de entrenamiento salpicada de pintura .
Ella volvió a poner atención. "¿A qué ?"
" A Mark-  de nuevo". Sonaba molesto.
"¡Cállate!" Siseo Emma  entre dientes, y le arrancó su estela. Él la agarró de nuevo, y hubo un forcejeo. Emma se rió cuando se apartó de Julian. Había estado entrenando con él tanto tiempo, anticipaba cada movimiento que haría antes de que él lo hiciera. El único problema era que ella se inclinaba a ser demasiado blanda con él. La idea de que alguien lastimara a Julian la ponía furiosa, y a veces eso la incluye a ella misma.
"¿Esto es por las abejas en tu habitación?" Mark estaba exigiendo mientras se acercaba a Tiberius. "¿Sabes por qué hemos tenido que deshacernos de esas!"
"Asumo que lo hicieron para frustrarme", dijo Ty. Ty era pequeño para su edad -diez- pero  tenía el vocabulario y la dicción de un hombre de ochenta años de edad. Ty no decía mentiras generalmente, sobre todo porque no entendía por qué podría necesitarlas. No podía entender por qué algunas de las cosas que hacía generalmente molestaban o enojaban a la gente, y encontraba la ira de los demás desconcertante o aterradora, dependiendo de su estado de ánimo.
"No se trata de frustrarte, Ty. Simplemente no puedes tener abejas en su habitación-".
"Yo las estaba estudiando!" Ty explicó, su pálido rostro ruborizándose. "Eran importantes, y eran mis amigas, y yo sabía lo que estaba haciendo."
"Al igual que sabías lo que estabas haciendo con la serpiente de cascabel aquella vez?", Dijo Mark. "A veces te quitamos algunas cosas porque no queremos que te lastimes; sé que es difícil de entender, Ty, pero te amamos ".
Ty le miró sin comprender. Él sabía lo que "te quiero" significaba, y sabía que era bueno, pero no entendía por qué era una explicación para todo.
Mark se agachó, con las manos sobre las rodillas, manteniendo el nivel de sus ojos al de los ojos grises de Ty. "Bien, esto es lo que vamos a hacer ...."
"¡Ja!" Emma había logrado voltear Julian sobre su espalda y llevar su estela lejos de él. Él se echó a reír, retorciéndose debajo de ella, hasta que ella pegó el brazo de él al suelo.
"Me doy por vencido", dijo. "Me rindo".
Segunda Parte

El se estaba burlando se ella, y fue golpeada repentinamente al comprender que la sensación de estar directamente encima de Jules era en realidad bastante raro, y también la constatación de que, al igual que Mark, su rostro tenía una forma bonita. Redonda, juvenil y muy familiar, pero ella casi podía ver a través de la cara que tenía ahora,   la cara que tendría cuando fuera mayor .
El sonido del timbre del Instituto resonó en la habitación. Era un ruido dulce, profundo y retumbante, como campanas de iglesia . Desde fuera, el Instituto lucía para los  ojos mundanos como las ruinas de una antigua misión española. A pesar de había carteles de PROPIEDAD PRIVADA y  MANTENGASE FUERA  por todas partes, a veces la gente -generalmente mundanos con un ligero don de visión – se las arreglaba para llegar hasta la puerta principal de todos modos.
Emma rodó de debajo de Julian y se sacudió la ropa. Había dejado de sonreír . Julian se incorporó, apoyándose en las manos con ojos curiosos. "¿Todo bien?", Dijo.
"Un golpe en el codo," mintió ella, y miró a los demás. Livvy estaba dejando que Katerina le mostrara cómo sostener el cuchillo, y Ty estaba sacudiendo la cabeza ante Mark. Ty . Ella había sido quien había dado el apodo a Tiberius cuando nació , ya que a los dieciocho meses de edad no había sido capaz de decir " Tiberius " y lo había llamado "Ty- Ty" en su lugar. A veces se preguntaba si él lo recordaba. Era extraño, las cosas que le importaban a Ty y las cosas que no. No podían predecirse.
" Emma? " Julian se inclinó hacia delante , y todo parecía a punto de estallar a su alrededor. Hubo un enorme repentino destello de luz, y el mundo fuera de las ventanas se tornó blanco, dorado  y rojo, como si el Instituto se hubiera incendiado . Al mismo tiempo, el suelo debajo de ellos se mecía como la cubierta de un barco. Emma se deslizó hacia delante mientras un horrible grito se elevaba desde la planta baja -un grito horrible e irreconocible
Livvy se quedó sin aliento y se fue por Ty, envolvió sus brazos alrededor de él como si pudiera rodearlo y proteger su cuerpo con el suyo. Livvy era una de las pocas personas a quienes Ty no le importaba lo que tocaran; se puso de pie, con los ojos muy abiertos  y una de sus manos atrapadas en la manga de la camisa de su hermana. Mark  ya se había puesto en pie; Katerina estaba pálida debajo de sus bobinas de pelo oscuro. "Ustedes se quedan aquí",  le dijo a Emma y a Julian , mientras sacaba la espada de la vaina en su cintura. "Cuiden a  los gemelos. Mark, ven conmigo".
"¡No!", Dijo Julian , poniéndose en pie. "Mark-"
"Voy a estar bien , Jules", dijo Mark con una sonrisa tranquilizadora ; ya tenía una daga en cada mano. Él era bastante rápido con los cuchillos  y su ountería era infalible. “Quédate con Emma", dijo, señalandolos a ambos, y luego se desvaneció detrás de Katerina, la puerta de la sala de entrenamiento cerrandose detrás de ellos.
Jules se acercó a Emma, deslizó su mano en la de ella y la ayudó a ponerse de pie;  ella quería señalarle que estaba bien y que podía valerse por sí misma, pero lo dejó pasar. Ella entendió su necesidad de sentir como si estuviera haciendo algo, cualquier cosa para ayudar. De repente se escuchó otro grito en la planta baja y el ruido de cristales rotos. Emma se apresuró a cruzar la habitación hacia los gemelos; eran mortales aún , como pequeñas estatuas. Livvy estaba pálida, Ty se aferraba a su camisa con un apretón de muerte .
"Todo va a estar bien", dijo Jules , poniendo su mano entre los delgados omoplatos de su hermano. "Sea lo que sea-".
"No tienes ni idea de lo que es”, dijo Ty con voz cortante. "No puedes decir que va a estar bien. No lo sabes".
Entonces, hubo otro ruido . Era un sonido peor que el de un grito. Fue un aullido terrible, salvaje y cruel. Lobos? Pensó Emma con asombro, pero ella había escuchado los aullidos de los hombres lobo antes; esto era algo mucho más oscuro y cruel .
Livvy se acurrucó contra el hombro de Ty . El levantó su carita blanca, sus ojos siguiendo a Emma y descansando en Julian. "Si nos escondemos aquí", dijo Ty, “ y lo que sea que nos encuentra y hace daño a nuestra hermana, entonces será su culpa"
El rostro de Livvy estaba oculto contra Ty; que había hablado en voz baja, pero Emma no tenía ninguna duda de que hablaba en serio. Para el intelecto aterrador de Ty a, y a pesar de su extrañeza e indiferencia hacia los demás, era inseparable de su gemela. Si Livvy estaba enferma, Ty dormía a los pies de su cama;  si ella tiene un rasguño, el entraba el pánico, y viceversa.
Emma vio las emociones conflictivas que los perseguían a todos a través del rostro de Julian - sus ojos buscaron los de ella, y ella asintió minuciosamente . La idea de estar en la sala de entrenamiento y esperando que lo que fuera que hubiera hecho que el sonido se acercara a ellos, hizo que sintiera como si su piel se estuviera despegando de sus huesos.
Julian cruzó la habitación y regresó con una ballesta  y dos dagas. "Tienes que soltar a Livvy ahora, Ty ", dijo , y después de un momento, los gemelos se separaron . Jules entregó a Livvy una daga y le ofreció la otra a Tiberius, quien lo miró como si se tratara de una cosa ajena . "Ty", dijo Jules , dejando caer su mano. "¿Por qué tenías las abejas en tu habitación? ¿Qué es lo que te gusta de ellas?"
Ty no dijo nada.
"Te gusta la forma en que trabajan juntos, ¿verdad?", Dijo Julian. "Bueno, tenemos que trabajar juntos ahora. Vamos a llegar hasta la oficina y hacer una llamada a la Clave, ¿de acuerdo? Una llamada de auxilio. Entonces ellos enviarán refuerzos para protegernos " .
Ty extendió su mano para tomar la daga con un gesto brusco . "Eso es lo que yo habría sugerido si Mark y Katerina me hubieran escuchado. "
"Lo habrían hecho", dijo Livvy . Había tomado la daga con más confianza que Ty, y la sostenía como si supiera lo que estaba haciendo con la hoja. “Es lo que él estaba pensando".
"Vamos a tener que hacer mucho silencio ahora", dijo Jules . "Ustedes dos me van a seguir hasta la oficina”. Levantó los ojos y su mirada se encontró con la de Emma. "Emma va a buscar a  Tavvy y a Dru y nos encontraremos allí . ¿De acuerdo?".
El corazón de Emma se abalanzó y se desplomó como un ave marina . Octavio -Tavvy , el bebé de sólo dos años de edad. Y Dru , ocho, demasiado jóvenes para empezar el entrenamiento físico. Por supuesto que alguien iba a tener que ir por ellos. Y los ojos de Jules se lo estaban rogando .
“Si”, dijo ella. “Eso es exactamente lo que voy a hacer”.
Cortana estaba atada a la espalda de Emma, un cuchillo de lanzar en su mano. Ella pensó que podía sentir el latido de metal a través de sus venas como un latido del corazón mientras se deslizaba por los pasillos del Instituto, de espaldas a la pared. De vez en cuando el pasillo se abría hacia fuera por las ventanas , y la vista del mar azul, las verdes montañas y las nubes blancas pacíficas se burlan de ella. Pensó en sus padres, en algún lugar en la playa, sin tener idea de lo que estaba sucediendo en el Instituto. Deseó que estuvieran allí , y al mismo tiempo se alegraba de que no estuvieran. Por lo menos estaban a salvo.
Estaba en la parte del Instituto con la que estaba más familiarizada ahora: las habitaciones de la familia. Pasó junto dormitorio vacío de Helen, ropa empacada y su polvorienta colcha. Pasó por la habitación de Julian, familiar por un millón de veces de dormir fuera de casa,  y la deMark, con la puerta firmemente cerrada . La habitación de al lado era la del señor Blackthorn, y justo al lado de ésta se encontraba la guardería. Emma tomó una respiración profunda y abrió la puerta con el hombro.
Lo que vieron sus ojos en la pequeña habitación pintada de azul hizo los hizo más grandes. Tavvy estaba en su cuna, sus pequeñas manos agarrando las barras, las mejillas de color rojo brillante de tanto gritar . Drusilla parada frente a la cuna, con una espada -el Ángel sabía dónde la había conseguido-  aferrada en su mano; apuntaba directamente a Emma. La mano de Dru temblaba lo suficiente para que la punta de la espada bailara alrededor; sus trenzas pegadas a ambos lados de su cara regordeta, pero la mirada en sus ojos Blackthorn tenía una de determinación de acero: No te atrevas a tocar a mi hermano.
"Dru", dijo Emma tan suavemente como pudo. "Dru, soy yo. Jules me ha enviado por ustedes" .
Dru dejó caer la espada con estrépito y se echó a llorar . Emma pasó junto a ella y tomó al bebé de la cuna con su brazo libre, sosteniéndolo sobre su cadera. Tavvy era pequeño para su edad pero aún así pesaba unas buenas veinticinco libras; el pequeño hizo una mueca mientras agarraba su pelo.
"Memma", dijo .
"Shush ". Ella besó la parte superior de su cabeza. Olía a talco de bebé y lágrimas. "Dru, agarra  mi cinturón, ¿de acuerdo ? Vamos a la oficina. Allí estaremos a salvo".
Dru se agarró del cinturón que sostenía las armas de Emma con sus pequeñas manos;  ya había dejado de llorar . Los Cazadores de Sombras no lloran mucho, incluso cuando tienen ocho.
Emma abrió la marcha hacia el vestíbulo . Los sonidos de abajo eran peores ahora. Los gritos seguían todavía, el aullido profundo, los sonidos de cristales rotos y  de madera rasgándose. Emma avanzó hacia adelante  agarrando Tavvy, murmurando una y otra vez que todo estaba bien, que estarían bien. Había más ventanas y el sol se brillaba a través de ellos con saña casi cegándola.
Estaba cegada por el pánico y el sol , esa  era la única explicación para haberse equivocado en el siguiente giro. Dio la vuelta por un pasillo , y en lugar de encontrarse en el pasillo que esperaba , se encontró parada arriba de la amplia escalera que conducía al vestíbulo y las grandes puertas dobles que eran la entrada del edificio .
El vestíbulo estaba lleno de Cazadores de Sombras . Algunos, familiares como los Nephilim  del Cónclave de Los Angeles , de negro, otros de traje rojo . Había hileras de estatuas, ahora volcadas en trozos y el polvo en el suelo. El ventanal que daba al mar había sido destrozado  y el vidrio roto. La sangre estaban por todas partes .
Emma sintió una sacudida de enfermedad en su estómago. En medio del vestíbulo había una figura alta de escarlata. Era rubio pálido, casi de pelo blanco, y su rostro parecía el rostro de Raziel tallado en  mármol, solo que carecía por completo de misericordia. Sus ojos eran negro carbón,  en una mano llevaba una espada sellada con un modelo de estrellas  y en la otra, una copa hecha de reluciente adamas .
La vista de la copa desencadenó algo en la mente de Emma . A los adultos no les gusta hablar de política cuando estaban cerca de los Cazadores de Sombras más jóvenes, pero ella sabía que el hijo de Valentine Morgenstern había adquirido un nombre diferente y jurado venganza contra la Clave. Ella sabía que había hecho una copa que era lo contrario de la Copa del Angel, que transformaba a los Cazadores de Sombras al mal,  en criaturas demoníacas. Había oído al Sr. Blackthorn llamarlos los  Cazadores de Sombras malvados, los Oscurecidos;  había dicho que prefería morir antes que ser uno de ellos.
Entonces éste era él. Jonathan Morgenstern , a quien todo el mundo llamaba Sebastián -una figura sacada de un cuento de hadas, una historia contada con el fin de asustar a los niños, vivo. El hijo de Valentine.

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