MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Sofi Oksanen, Persona del Año en Estonia

12.22.2009
Sofi Oksanen firmando ejemplares. Fuente: hs.fi

¿Se acuerdan de la finlandesa Sofi Oksanen? Apareció un par de veces en la última semana en Moleskine Literario. Primero, por la reseña que hice de su conmovedora novela traducida al castellano por 451 editores, Las vacas de Stalin, y luego por una entrevista aparecida en un blog español. Pues al parecer, las menciones le han traído suerte. Gracias a The Literary Saloon me entero que Sofi Oksanen ha sido nombrada Persona del Año en Estonia, pese a haber nacido en Finlandia, y es considerada la Embajadora No Oficial de la Cultura Estonia por hablar constantemente del país de origen de su familia. Por lo demás, su novela Puhdistus (”Purge”) es un éxito enorme. ¿Para cuándo en castellano?

Sofi Oksanen is a thoroughly positive person, said Merit Kopli, the Editor-in-Chief of Postimees, the largest daily newspaper in Estonia. On Thursday Postimees named Sofi Oksanen Person of the Year 2009. The choice was unanimous. The popularity of Oksanen’s novel Puhdistus (”Purge”) in Finland has showed the Estonians that the difficult history of Estonia can be understood even abroad. When Puhdistus was showered with literary prizes in Finland, the atmosphere in Estonia was like an Estonian skier had won a gold medal at the Olympic Games. Puhdistus has been translated into 26 languages. "Sofi Oksanen is Estonia’s unofficial cultural ambassador”, said Kopli. Sofi Oksanen’s meetings with her readers in various parts of Estonia have been a success. In Tallinn a man knelt in the street in front of Oksanen. The incident describes well how Estonians feel about the author. "Puhdistus has also had an impact on business connections”, said Valdar Liive, the Director of Foreign Investments and Trade Promotion at Enterprise Estonia, Helsinki, speaking at the nomination ceremony on Thursday. Today, Postimees writes about Sofi Oksanen in its leading article. The different conceptions of history in the two adjacent states is not only a consequence of their different fates but it is also attributable to the different knowledge base of these states on which their conception of history rests. It is this gap, an unbelievably large difference between Finland and Estonia relating to historical memories, that Sofi Oksanen has started to fill, Postimees writes.

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Entrevista con Sofi Oksanen

12.17.2009
Sofi Oksanen. Foto: Juha Mäkinen. ksml

Luego de la reseña a Las vacas de Stalin que hice ayer, un lector me ha enviado un enlace al blog Sala de interrogatorios de Iván Hernández donde aparece una entrevista a Sofi Oksanen (no me queda claro si la hizo el mismo blogger). Interesante respuestas. No se pueden perder además su look medio vampiro, medio emo. Tengo varios amigos que matarían por ella (yo, la verdad, me cruzaría a la otra acera). Pronto aparecerá su nueva novela en 451 editores. Aquí algunos fragmentos:

"Algunas personas aún tienen miedo de contar sus historias porque dicen que hay gente que todavía está viva. Además, después de la guerra de invierno se instaló una comisión rusa en este edificio para controlar el país. Un ejemplo de su influencia fue la extraña historia de la publicación del Archipiélago Gulag de Alexander Solzhenitsyn. Este libro fue publicado en sueco pero no en finés. La editorial finlandesa tenía miedo de publicarla porque tenía negocios con los rusos y no los quería comprometer." [...] Oksanen logra hacer un relato efectivo sobre la dificultad de conocerse a sí mismo y la violencia que este acto entraña, es decir, hace literatura, pero también se puede considerar su novela como un testimonio documental. Para hacer este libro Oksanen, que se considera medio estonia y medio finesa, optó por documentarse sobre un periodo de la historia en Estonia sobre el cual había prevalecido la censura. "En Estonia todas las revistas y libros estuvieron prohibidos durante la ocupación soviética, incluso las fotografías de la vida diaria. Había imágenes de Paris y Londres, pero jamás una imagen de Estonia. Y cuando estuve en Estonia me di cuenta de que parte de su historia estaba en esas imágenes y periódicos, en lo que estos materiales ocultaban. [...] Empecé mi carrera como escritora a los seis años. Por alguna razón pensé que debería tener un diario. En él escribía cosas como que estaba en el patio jugando con alguien. No recuerdo exactamente cuando empecé a escribir “profesionalmente”, pero recuerdo que pertenecía a un club infantil y ese club tenía una revista. Recuerdo haber leído en esa revista que la profesión más popular entre los niños era la de escritor, no sé porqué. Yo no conocía nadie que quisiera ser escritor. [...] Una de las cosas que lamenta de las entrevistas, precisamente, es que siempre le pregunten las mismas cosas. Oksanen se ha convertido en algo así como en una lideresa de opinión, sin haberlo pedido. Su novela Puhdistus, o Purificación, será traducida al español por la editorial 451, que también publicó Las vacas de Stalin. Hacia el final de la entrevista, cuenta Oksanen que después de dos semanas de vacaciones debe volver al trabajo para empezar su próxima novela. Aunque presume de ser rápida escribiendo, dice: “No puedo estar tanto tiempo sin escribir. Escribir es una forma de estar en el mundo”.

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RESEÑA DE LA SEMANA

12.16.2009

Sofi Oksanen
Las vacas de Stalin
(traducción: Ursula Ojanen y Rafael García Anguita)
451 editores, Madrid. 2009. 474 páginas


LA FRONTERA REAL

Entre el hambre y la bulimia, entre el Este y el Oeste Europeo, entre Estonia y Finandia, entre los años 40 y los 80, son varios los opuestos puntos cardinales entre los cuales esta novela oscila, como un péndulo, llevándonos de un lado a otro con absoluta solvencia. Lo que ha logrado Sofi Oksanen es notable a nivel de estructura. Un alambricado árbol genealógico sostenido por un trípode: Sofía, la abuela que sobrevive al stalinismo en Estonia; Katariina, la madre que ha logrado salvarse de la ex URSS y huido hacia Finlandia, pero vive con un pie en ambos mundos; y Anna, la nieta, una chica finlandesa absolutamente adaptada al nuevo mundo pero que, aún así, arrastra el peso del pasado familiar estonio que debe ser negado para no ser discriminada.

Mientras que la abuela Sofía pasa hambre rodeada de las “vacas” de Stalin, es decir acosada por la policía soviética, viviendo entre mercados de alacenas vacías y repartiendo la comida entre sus familiares como migajas, la bulímica Anna vive en la holgada Finlandia comiendo todo, y más, repletándose de comida chatarra, para luego ir al baño y vomitarlo todo. Katariina, en cambio, es una pieza de engranaje entre los dos mundos. Ella es una mujer guapa, un sebo que atrae a los finlandeses que hacen competir la belleza de las mujeres estonias contra la frialdad de las de su país, y gracias a eso consigue rápidamente un amante y luego esposo. En Estonia se piensa que si una mujer tiene un finlandés al lado, lo tiene todo. Comida, dinero, posesiones materiales. Ha logrado salvarse del destino natural de las mujeres estonias en Finlandia, la prostitución. Lo que ha vivido en su país, las raíces que tiene Katariina con su pasado, son muy fuertes como para poder olvidarse de todo eso. Finlandia es reluciente y nuevo, es un lugar seguro, pero no es una Patria. Pero tampoco Estonia es ahora su patria. Un lugar donde la sociedad intenta aprovecharse de ella porque vive en Finlandia, porque se supone que tiene holgura económica, porque trae ropa importada. Cuando se le pierde un auto e intenta recuperarlo, la policía se burla de ella: ¿Acaso en Finlandia no abundan los autos de última generación? Katariina se siente traicionada por su país. Pero tampoco se siente acogida en un lugar donde debe ocultar todo el tiempo sus orígenes, donde ve cómo los finlandeses convierten a sus paisanas en prostitutas, donde su marido es un alcohólico que finalmente se pierde en Rusia con una nueva familia.


Anna también tiene una historia de amor. Ha conseguido a Hukka. Un hombre que la llama Gatita. Y ella quiere ser su Gatita. El amor hacia Hukka consigue que ella relegue, incluso, su bulimia. Parece que las cosas irán bien, pero luego surge la sombra entre los dos. Anna no sabe ni se atreve a contarle a Hukka su pasado en Tallín, su pasado en Estonia, la supervivencia de su madre y de su abuela, el temor a que no la consideren finlandesa. Y Hukka es un sujeto autosuficiente, cuya seguridad termina silenciando más a Anna. Al final, el único diálogo posible entre Anna y Hukka es en términos sexuales. ¿Qué te gusta? Le pregunta. ¿Por atrás o por adelante? ¿Finges los orgasmos? Anna no sabe contestar a las preguntas de Hukka. Tiene que salir a buscar las respuestas en otros hombres, en aventuras con extraños que la dejan sola, que la alejan de Hukka, a quien ni siquiera parece importarle demasiado los deslices de Anna. Lo único que le preocupa a él es si realmente las pastillas contra la bulimia le quitan a Anna el deseo sexual. Al final, Anna se está convirtiendo en lo que su madre nunca quiso para ella: la puta estonia de un finlandés. Incluso, en una de las últimas discusiones, Hukka quiere convencerla para que se disfrace de prostituta. ¿De qué país? le pregunta ella. “De cualquier país, solo quiero meterte dinero en el sostén” responde Hukka. “Ay, Hukka, tú no sabes que para resultar verosímil tendrías que darme panties o filtros de café o desodorantes. Entonces sí sería verosímil”. Una escena tremenda.


En el tratamiento psiquiátrico que lleva Anna para superar su bulimia, intentan hacerla sentir culpable por los niños africanos, por los supervivientes de la URSS. ¿No te da pena que mientras tu abuela lucha por un poco de comida, tú gastas todo lo que ganas en los supermercados y luego lo viertes todo en el inodoro? No, a Anna no le da pena. No la convencen así. Tampoco el amor de Hukka ahora es suficiente. Hukka es un hombre débil, pueril, inconsciente; no la puede salvar. La verdadera historia que conecta a la abuela Sofía con Anna no es la comida o la falta de comida. El nexo real son las vacas de Stalin. La sensación de servir a un Señor y Creador, a un ser Poderoso, a un Él. Un poder que se cierne sobre sus cabezas y los manipula. Un poder del que no se puede escapar salvo quedándose en el limbo, como Katariina. Stalin es ese Señor que rige el destino (y el hambre) de Sofía. La Bulimia es el Señor que rige la vida de Anna. Él le da lo que quiere, un cuerpo perfecto, una identidad de 45 o 50 kilos. La Bulimia es la patria de Anna. Nadie, ni la doliente madre ni la superviviente abuela, pueden siquiera ayudar a vencer a ese Dictador poderoso que la obliga a comer y vomitar. A ser la persona que Él quiere que sea. Solo cuando era la Gatita de Hukka pudo dejar al Señor, pero eso no duró demasiado. Entonces ¿cómo salvarse? ¿Cómo superar el sedimento que dejan todas las dictaduras, la idea de servir a un poder superior por más dañino y arbitrario que éste sea?


Hacia el final de la novela, Katariina y Anna viajan a Tallín. Ahí, mientras la madre lo pierde todo, descubre que no tiene un lugar en el mundo, Anna reconoce que la frontera real no es la que separa Estonia de Finlandia, el hambre de la bulimia, sino la que separa aquello en que ella se ha convertido (la bella muñeca sexual de 50 kilos) de sí misma, una mujer con un pasado familiar y un problema concreto. Para Anna sí hay redención. Solo tiene que aprender a hablar. A decir lo que siente, lo que cree, lo que quiere. A entrar en su propia vida y recuperar su identidad. Cuando conoce a un hombre y es capaz de decirle: “Mi madre nació en Estonia”, y de confesarle además “vomito cada día y vomitaré la comida que me prepares” y, sobre todo, de decirle: “No sé hacer el amor con los que amo y no amo a los que le hago el amor”, entonces Anna dejará de estar cruzando fronteras reales o imaginarias y dará por terminado su viaje. Podrá al fin amar e irse a la cama con la misma persona con que puede conversar. Habrá llegado a su destino. Estará en casa.

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Finlandia en español

12.02.2008
Sofi Oksanen. Fuente: mtv3.fi

Mientras esperamos que Anagrama recupere El año de la liebre, la que muchas aseguran es la mejor novela de Artoo Paasilinna, podemos leer La dulce envenenadora, que acaba de aparecer entre sus novedades de fin de año. Pero no es el único finlandés que llena los estantes de las librerías españolas. La escritora Sofi Oksanen tambien está presente con su novela Las vacas de Stalin (451 Editores). Dice la nota en el diario ADN español:
La novela de Paasilina, que ya publicó en España Delicioso suicidio en grupo, es la historia de una ancianita acosada por su sobrino y los salvajes de sus amigos. Cada vez que ella cobra la pensión, estos se plantan en su hogar a coger lo que creen suyo hasta tal punto que ella se ve obligada a llamar a la policía para huir. La venganza se sirve en plato frío, dice el refrán, menos mal que la entrañable viejecilla es de armas tomar. Aunque contada en la clave de humor que caracteriza a este autor, La dulce envenenadora no alaba a la juventud finesa, sino todo lo contrario. Son borrachos, holgazanes y delincuentes que, llegado el momento, prescinden de todo escrúpulo que pudiera quedarles. Y no es que el sobrino de la anciana y sus amigos sea una excepción. Para descartar esta opción, Paasilinna nos presenta -fugazmente- a una psicóloga interesada en la alta tasa de alcoholemia y holgazanería del ciudadano medio de Finlandia. Por autocrítica que no sea. Aunque 35 años menor que Paasilinna, Oksanen no tiene una visión mucho más esperanzada. En su caso, confluyen raíces finesas y estonias, pero su postura no es más optimista. Las vacas de Stalin, su primera novela, tiene un componente mucho más trágico y presenta la historia de tres mujeres con tres vidas nada sencillas. La primera de ellas es una bulímica. La segunda, su madre, está casada con un alcohólico. Y la tercera, la abuela, es una estoniana con todo tipo de restricciones que siempre pensó que Finlandia era el paraíso. Skonen, que hace unas semanas estuvo en Madrid presentando su novela, asegura que quiso romper con tabúes. Uno de ellos era el de la bulimia, un tema nada tratado en la literatura y que analizándolo descubrió que, por ejemplo, era un mal bastante común entre los hijos de los que estuvieron en Siberia y en campos de concentración. También quiso llamar la atención sobre la alargada sombra rusa que se siente en Finlandia y también en Estonia. "Sucesos como el de Georgia indican que eso puede pasar", sugiere. Nadie queda libre de pecado en estas novelas. ¿Es, entonces, la literatura finlandesa más cruda que la de otros países? Skonen no lo niega y busca causas. "Puede tener que ver con la crudeza del lenguaje. También es una literatura muy joven, lo que puede dar más libertad a la hora de expresarse. También el lenguaje es joven..."

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Más Paasilinna

7.16.2007
Arto Paasilinna. Fuente: Ny side 1

Las cosas en literatura son así y nunca de otros modo: aparece un autor y, más allá de la prensa o el márketing, las personas van pasándose la voz. El boca a boca es contundente y pronto ese escritor, ya sea un amigo del barrio o alguien tan lejano como un escritor finlandés, se vuelve imprenscindible, el que todos deben leer, etc. Así sucedió, por ejemplo, con Murakami y con Marai últimamente. Y así ocurrirá, estoy seguro, con Arto Paasilinaa. De otro modo no se explica cómo tres personas sin mayor contacto, una en Argentina, otro en Perú y otro en EEUU, decidan el mismo fin de semana hablar de él.

En el blog "The Literary Saloon" se quejan de que las traducciones al inglés de Paasilinna (se refieren a El molinero aullador) les llegan a través de la versión francesa. En español, por cierto, Anagrama consiguió una traductora directamente del original.

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Arto Paasilinna

7.15.2007
Carátula de la novela editada por Anagrama. Fuente: Anagrama

¡Basta de Murakami! Siempre lo mismo, aunque sea genial hay que eguir buceando. Vayamos por ejemplo a Finlandia. Arto Paasilinna es un escritor extraordinario que no dejo de recomendar a mis amigos y alumnos, un escritor del que no había leído nada pero con Delicioso suicidio en grupo (Anagrama) he quedado fascinado y pronto leeré El molinero aullador. En "Radar Libros" encuentro una nota de Mariana Enríquez sobre Delicioso suicidio en grupo. Una fan más. Por cierto, en el blog sobre carátulas escribí algo sobre la novela hace unos meses.

De algún modo, a pesar de su localismo, la picaresca de Paasilinna logró alcanzar a los lectores del resto de Europa, especialmente alemanes y franceses, recién en los años noventa. Y así volvió a poner a Finlandia en el mapa de la literatura, algo que no sucedía desde el súper éxito del gran especialista en novela histórica Mika Waltari con Sinhué, el egipcio. La novela más famosa de Paasilinna es El año de la liebre (1975), una sátira semiautobiográfica sobre un periodista que se decepciona de la vida urbana y se retira a los bosques junto a un animal herido, a reencontrarse con la naturaleza. Por supuesto, todo lo que sucede allí es un disparate que le valió al autor la supuesta “invención” de un subgénero: la novela de humor negro ecológico; el libro de Paasilinna que acaba de editar Anagrama, Delicioso suicidio en grupo –originalmente publicado en 1990– también es puro humor negro que se burla y al mismo tiempo estudia uno de los grandes problemas de Finlandia que ha hecho al país tristemente célebre: el alto índice de suicidios. “El enemigo más poderoso de los finlandeses es la oscuridad, la apatía sin fin”, escribe Paasilinna. “La melancolía flota sobre el desgraciado pueblo y durante miles de años lo ha mantenido bajo su yugo con tal fuerza que el alma de éste ha terminado por volverse tenebrosa y grave. Tal es el peso de la congoja que muchos finlandeses ven la muerte como única salida a su angustia.”

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Kari Hotakainen en breve

7.12.2007
Kari Hotakainen. Fuente: El Escorpión/ El Mundo

Un autor para conocer: el finlandés Kari Hotakainen, de quien la editorial recientemente creada editorial española Meettok acaba de publicar en castellano la novela Camino de trincheras, ganadora del premio Finlandia 2006. A ver si es buena compañía para mi finlandés favorito: Arto Paasilina. En el blog "El Escorpión", Alejandro Gándara publica un texto brevísimo (traducido por Dulce Fernández Anguita), que el autor califica como poema, y un comentaruo sobre Hotakainen. Reproduzco el texto en Moleskine Literario porque me parece estupendo.

Para ver la contratapa de Camino de trincheras, pulse aquí.

'Carrera nocturna en Saõ Paulo'El corredor de media distancia se detuvo a beber en un avituallamiento situado a medio camino entre su vida y las de los demás. Apenas sin aliento gritó: "¡La verdad es la mala leche y las ampollas en los pies, el agotamiento, los tipos sin sentido del humor que cronometran; verdad son las piedras en las zapatillas y esta sed, esta sed insaciable! ¡La mentira son las cintas de llegada, los podios de madera podrida, el éxito y la victoria, la victoria finalmente merecida!".

Tras exclamar esto, salió trotando hacia adelante, como una máquina arrancada de su soporte. Triste, pero seguro, se fue para cubrir hasta el final la imposible media distancia que lo separaba de las vidas de los demás.

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Delicioso suicidio en grupo

5.23.2007
Criticada carátula de la edición alemana de la novela.

[BASTA DE CARATULAS] Delicioso suicidio en grupo es una extraordinaria novela del finlandés Arto Paasilina, publicada hace unos meses por Anagrama y que ya llegó a las librerías limeñas. Se me ocurrió reactivar la página "Basta de carátulas" comentando las distintas versiones de carátulas que ha tenido este libro. Les dejo el enlace y un fragmento del comentario. Ojalá se animen a visitar ese blog exangüe que con tanto cariño e ilusión un día empezamos un grupo de amigos y que luego la vida disipada y lujuriosa (de ellos, no mía) interrumpió abruptamente.

(...) Usar símbolos o alegorías (lo mismo que paloma/paz, balanza/justicia, etc) en carátulas -casi siempre vinculadas al título solamente- implica a veces un problema, pues pueden resultar equívocas y tergiversar la novela. Como en este caso, por ejemplo, que es demasiado dramática y contradice el tono general del argumento. De más está decir que, salvo el coronel, no aparece ninguna soga en la novela y que aunque a los del grupo se les ocurren cosas bastante extravagantes (por ejemplo, alquilar todos los globos aerostáticos de Finlandia y lanzarse con ellos al mar) jamás se les pasa por la cabeza algo tan truculento como ahorcarse al mismo tiempo, que más parecería una escena de cine de horror y no esta alegría con la que, como despreocupados turistas en un bus, los personajes encaran a la muerte.

Para leer el post completo, pulse aquí.

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