Tenía la tarde libre y Luis también (cosa difícil), así que quedamos para ir a pescar con un invitado muy especial.
El caso es que la cosa se truncó por un tema de salud, así que me tocaba afrontar la jornada en soledad. No me hice a la idea fácilmente, ya que llevaba mucho tiempo aguardando por esta jornada, pero la pesca me haría pensar en otras cosas, así que la inicié en cuanto tuve el equipo preparado.
El día prometía, así que tocaba caminar y tantear cada rincón.
Me gusta pescar los basses a pez visto, porque a veces se pone el corazón a 1000 jejeje.
Cuando localicé el primero de porte interesante, le ofrecí mi señuelo y no tardó picar.
Unos saltos acompañados de unas carreras y ya lo tenía en la mano.
En poco tiempo divisé un grupo de tres, del que este fue el más receptivo.
Es increíble como buscaba refugio entre las hierbas del fondo. Por suerte el bajo del 0,23 mm, aguantó bien.
En pocos minutos ya había otro cerca, aunque a este me costó engañarlo. Cuando no quieren el señuelo a la primera, empiezo a probar otras alternativas. Lo malo es que a veces, entre nudo y nudo, ya van poniendo agua de por medio jejeje. Al final se vino a posar para la foto.
Estaba en racha y me lamenté de que estuviera pescando solo, aunque espero que en breve se produzca "el día de pesca perfecto".
Este otro también picó, tras insistir un poco.
Pude divisar a dos buenos ejemplares que se movían muy cerca. En cuanto clavé a este primero, lo apuré hacia un lado, para que el otro no se molestase demasiado, pero al final lo perdí de vista. Entonces me concentré en este, hasta que llegó a la orilla.
El más grande de la jornada, llegó justo al final. Una gozada para la KaliKunnan Hicari y el Revros tamaño 1000.
Los saltos fueron de vértigo y las carreras aún más. !!Un disfrute mayúsculo¡¡
Ahora aguardo impaciente a repetir la jornada en buena compañía.