Pues igual que el día de la apertura de la trucha, ayer nos juntamos Jose, Luis y yo, para tentar a las lubinas en la ría.
La climatología nos dejaba intentarlo, así que nos subimos a la lancha y pusimos rumbo a la zona de pesca.
La cosa comenzó con algo de acción, si bien las picadas no se materializaban. Al final la primera sucumbió al paseante de Jose. Un Xörus Asturie que le pareció muy apetitoso a la pequeña lubina.
Tras un periodo de inactividad, lo intentamos por nuevas ubicaciones, con algún que otro ataque en superficie. En una de las derivas, pasamos junto a este bello velero.
La experiencia de Jose en la zona, le animó a utilizar un Rapala que ya le había traído muchas alegrías en otras ocasiones. Y por enésima vez, el color SSH triunfó.
En jornadas como esta, todo es compañerismo, así que coloqué un paseante de Jose, para hacerme con mi primera lubina de la mañana. La disfruté de lo lindo, con mi caña de rockfishing, armada con un trenzado de 0,08mm.
En este entorno es donde Luis y yo, nos iniciamos en la pesca de mar, hace muchos años. Sin duda fueron gratos recuerdos los que nos vinieron a la cabeza. Buenas pescatas en tiempos pretéritos.
Desde la distancia pudimos observar al "nuevo" Puente de Rande. Sus dos nuevos tableros, con sus respectivos tirantes, lo hacen más impresionante aún.
Seguimos intentándolo con nuestros señuelos y Jose volvió a repetir. Otra lubina de escaso porte, que se fue por donde vino, después de una rabiosa lucha. Y es que con los equipos ligeros, uno disfruta gratamente,
Como llevaba algunos señuelos que quería probar, me decanté por un modelo más lanzador.
El caso es que en el primer lance, tengo una picada. Mis compañeros se reían por la librea del mismo, pero en el segundo lance, clavé esta lubina, que me brindó una bella pelea.
No tardó el señuelo en volver a clavar otra lubineta, lo que provocó aún más risas en mis compañeros jejeje.
Después de unos cuantos lances, clavé esta otra lubina, que me dio una batalla estupenda, pues con sus carreras, lograba meterse bajo la embarcación. Me armé de paciencia y aseguré la captura.
Más risas a bordo, como no podía ser de otra manera jejeje.
La insistencia de Luis, también le hizo saborear la victoria, clavando otra pequeña lubina, que se fue de regreso al agua. Ahora que todos habíamos tocado escama, ya estaba más contento.
Por cuarta vez en la mañana, mi señuelo se hacía con otra lubina. Sin duda me quedé con las ganas de saber si lo que funcionaba era el color o el tipo de señuelo.
En fin, que otra lubinita que volvía al agua.
Jose sacó otra lubina más con el paseante, poco antes de finalizar la jornada. Como las anteriores, volvió con sus hermanas.
Si habéis reparado en el "modelito" de Jose, he de decir que se trataba de un apaño, a causa de un incidente. El culpable fui yo, ya que cuando me disponía a lanzar, una ráfaga de viento hizo que en el momento del lance, el señuelo le rozara la cabeza.
Como veis, el "Robalazo" que prendí, fue mi propio compañero.
La casualidad quiso que el señuelo, bien pudiera hacer la función de pendiente.
Con un poco de paciencia, Luis sacó la muerte del anzuelo hacia afuera, para que luego yo procediera a cerrar esta, sacando el anzuelo, por donde había entrado.
Nos tomamos el incidente con humor, ya que no había sido algo muy grave. Todo se quedó en un susto y el agujero en el lóbulo de la oreja de Jose.
La mañana no dejó hacer mucho más, así que después de algunos lances, dimos por concluida la jornada.