Literalmente sería: ¡¡¡Oh, Dios mío!!! y en chiquitistán:¿Comooooooor?jejeje
Y es que la jornada de ayer fue un poco extraña, para variar.
Me reuní con Walter (al que algunos ya conocéis por su blog) y Pablo en el lugar acordado y nos dirigimos hacia la zona de pesca.
Nada más bajar del coche, Walter me obsequió con un regalo y después procedió a las presentaciones, pues a Pablo no lo conocía.
Estuvimos un rato analizando las condiciones del lugar y optamos por cambiar de lugar, pues el viento no sería un aliado en este caso.
De camino a la playa observamos alguna gente pescando desde la carretera con los chalecos reflectantes. Las cañas metidas en los postes de los guardarraíles, aguardaban la picada de alguna dorada, pues esta zona es frecuentada por este espárido.
Una pesca un tanto peligrosa teniendo en cuenta el volumen de tráfico y la velocidad a la que se mueven los vehículos por la calzada.
Ya en la nueva ubicación, montamos los equipos para iniciar la jornada.
A continuación comenzó la espera y para acompañar el momento, nada mejor que una cervecita.
La marea llevaba poco tiempo subiendo y aprovechamos para probar una caña que Pablo había traído. Se trataba de la Shimano Super Aero Technium. Sin duda las sensaciones fueron formidables pues los lances por encima de los 140 metros se hacían con relativa facilidad.
Walter fue el primero en recoger y al otro lado de la línea traía algo. De entre la espuma emergió una figura rechoncha que no podía atribuir a ningún pez.
¡¡¡Era un buey de mar!!!
Las caras de sorpresa y las risas no tardaron en hacer acto de presencia.
Nuestro compañero lo examinó un momento, para posteriormente proceder a su liberación.
Si llega a la fase adulta, se convertirá en uno de los muchos manjares que esta costa alberga.
Yo fui el siguiente en recuperar el aparejo y ... ¡¡¡Otro buey!!!
¡¡¡Sorprendente!!!
Pablo recogió para ver el estado del cebo y ... ¿Otro buey?
¡¡¡Siiii!!!
En lugar de venir a pescar, parecía que estábamos a mariscar con caña.
A partir de media marea, el mar comenzó a moverse más. Las expectativas eran mayores, si bien creía que con un poco más de agua, podíamos tener más suerte.
Las cañas ya estaban nuevamente preparadas para la espera ...
... y estábamos a la expectativa de capturar algún pez, para estrenar la cuenta. Pero las punteras tan solo acompañaban el vaivén de las olas.
Los últimos rayos de sol anunciaban la proximidad de la noche, por lo que había que preparar las luces químicas y las linternas.
Con la tranquilidad de la noche el mar comenzó a trabajar con más ahínco y nuevamente, un decápodo venía comiendo el cebo.
Supongo que la zona en la que estábamos pescando estaría colonizada por estos crustáceos pues ...
... otra vez recuperé el aparejo con un buey de mar sujeto a la gameta.
El rocío que la noche depositaba sobre nosotros, junto con la falta de actividad por parte de los peces, nos hizo desistir de seguir pescando. El resultado casi estaba cantado.
Al final capturamos seis bueyes de mar; cosa algo atípica en cuanto a una jornada de surfcasting se refiere.
Abandonamos la playa y pusimos rumbo a los coches. A mis compañeros todavía les quedaba un largo trecho por recorrer y antes de su partida, deseamos que la próxima jornada no fuera ni parecida a esta. Aunque si capturásemos unos buenos centollos ...
En fin, que por lo menos tocamos caparazón.
La jornada según Walter
NOTICIA
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Hace poco, de la mano de Andrés Orts, ha nacido Fishbook.es. Se trata de una red social para pescadores de agua salada. En los pocos días de vida que tiene, la criatura ha comenzado a andar y con nuestra colaboración pronto crecerá y veremos su evolución.
Espero que sea un referente en el mundo de la pesca y le deseo una larga y próspera vida.
Desde aquí le doy mis felicitaciones al padre de la criatura.
Y es que la jornada de ayer fue un poco extraña, para variar.
Me reuní con Walter (al que algunos ya conocéis por su blog) y Pablo en el lugar acordado y nos dirigimos hacia la zona de pesca.
Nada más bajar del coche, Walter me obsequió con un regalo y después procedió a las presentaciones, pues a Pablo no lo conocía.
Estuvimos un rato analizando las condiciones del lugar y optamos por cambiar de lugar, pues el viento no sería un aliado en este caso.
De camino a la playa observamos alguna gente pescando desde la carretera con los chalecos reflectantes. Las cañas metidas en los postes de los guardarraíles, aguardaban la picada de alguna dorada, pues esta zona es frecuentada por este espárido.
Una pesca un tanto peligrosa teniendo en cuenta el volumen de tráfico y la velocidad a la que se mueven los vehículos por la calzada.
A continuación comenzó la espera y para acompañar el momento, nada mejor que una cervecita.
¡¡¡Era un buey de mar!!!
Las caras de sorpresa y las risas no tardaron en hacer acto de presencia.
Si llega a la fase adulta, se convertirá en uno de los muchos manjares que esta costa alberga.
¡¡¡Sorprendente!!!
¡¡¡Siiii!!!
En lugar de venir a pescar, parecía que estábamos a mariscar con caña.
Supongo que la zona en la que estábamos pescando estaría colonizada por estos crustáceos pues ...
Al final capturamos seis bueyes de mar; cosa algo atípica en cuanto a una jornada de surfcasting se refiere.
En fin, que por lo menos tocamos caparazón.
La jornada según Walter
NOTICIA
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Hace poco, de la mano de Andrés Orts, ha nacido Fishbook.es. Se trata de una red social para pescadores de agua salada. En los pocos días de vida que tiene, la criatura ha comenzado a andar y con nuestra colaboración pronto crecerá y veremos su evolución.
Espero que sea un referente en el mundo de la pesca y le deseo una larga y próspera vida.
Desde aquí le doy mis felicitaciones al padre de la criatura.