ilustration by mel kadel
Subo y bajo la misma calle todos los días, pero siempre sueño con cambiar el orden de las cosas. En mi mente establezco nuevos esquemas, reinvento los gestos de los dependientes o cambio los productos para desorientarlos y ver si son capaces de vender cosas distintas. En la tienda de té disfrutaríamos de las mejores lanas y libros para hacer amigurumi, en la sombrerería la gente encontraría una pastelería francesa donde se impartirían clases a base de cantar viejas canciones de Edith Piaf y Charles Trenet. La chica de la perfumería montaría su propio taller para personalizar zapatos con telas traídas de lugares como Budapest o Kioto, y yo por unos días sustituiría la librería en la que trabajo por un lugar en el que la gente entraría a escuchar historias sobre sus vidas posibles. Les daría un mapa de la ciudad elegida y ellos me contarían en qué calle estaría su casa, tres o cuatro cosas que desean vivir, sentir o tener en esa ciudad y yo elaboraría el cuento adecuado para cada uno de ellos. Saldrían de allí sabiendo que en alguna parte sus deseos tienen otro idioma, otro peso y serían un poco más felices. Sin saberlo habrían encontrado algo que les ayudaría a coger fuerzas, sintiendose por fin libres para tener todo aquello que esconden sus sueños.
(pronto, muy pronto algo de esta historia será posible...lo prometo...os mantendré informados)