¿Pudo imaginar nunca Filótide, en sus sueños juveniles, que algún día
salvaría Roma? A diferencia de las esclavas que trabajaban en el campo y de las
que eran escogidas desde la infancia para el burdel, podía considerarse
afortunada. Formaba parte de una familia de cierto relieve social. Vivía en una
mansión en el núcleo urbano y sus obligaciones incluían el aseo personal y el
aderezo de su señora, el cuidado de sus habitaciones, sus vestidos y alhajas.
Sabía imitar los modales de una matrona y poseía además apostura y belleza. Ama
y esclava vinieron al mundo bajo el mismo techo, casi a la par y, puesto que
los hijos heredaban la condición de la madre, la una nació libre, hija de una
patricia romana, y la otra esclava, por ser hija de esclava. Tal vez el amo la
engendró también a ella, pero en Roma la educación lo era todo. Quien hubiera
sido educada como persona libre, disfrutaría de los atributos de la libertad;
la educada en la esclavitud viviría sin dignidad, ni honor, ni voluntad propia,
y no se le inculcarían nociones morales o cívicas. Una esclava no era nada.
(…) Filótide jamás pudo soñar con salvar Roma: nunca tuvo sueños
juveniles, porque no tenía vida propia. Su existencia estaba unida a la de su
ama como la de una rama a su tronco, la de una hoja a su rama.”
De “Mujeres de Roma. Heroísmo, intrigas y pasiones”
Aquí os dejo un par de enlaces: a la reseña de Historiae, y a la reseña en Un lector indiscreto.
¡Que los reyes magos os traigan tantos regalos como merecéis!