Uf! Qué duro ponerse a escribir sobre un viaje increíble que finalizó hace tres días... Y más aún cuando una está intentando recuperar la rutina perdida durante estas breves vacaciones y habituarse de nuevo a los quince días de maternidad en solitario. En fin, todo en la vida encierra una parte positiva, y en este caso, estriba en que al relatar nuestra excursión en retrospectiva, se reviven los buenos momentos y los pequeños placeres que hemos disfrutado.
(Un inciso. Aviso para navegantes y lectores: esta entrada presenta visos de derivar en un panfleto turístico: Explore Canada!)
Salimos de GP el sábado por la mañana con idea de hacer noche en Jasper. Como llegamos más pronto de lo que habíamos calculado, paramos para comer y decidimos seguir y dormir en Lake Louise, a unos 60 kilómetros de Banff, nuestro destino final. Primer cometido antes de la partida: comprobar el estado de las carreteras, fundamental en el invierno canadiense. Pronóstico de ligera nevada. No obstante, como ya hemos sobrevivido a la conducción a través de alguna que otra tormenta de nieve, optamos por lanzarnos a la aventura. Conviene señalar que, dependiendo de las condiciones climáticas, recorrer 100 kilómetros en esta región puede tomar de dos horas y media a cuatro horas. Regresando de Edmonton a GP, un trayecto que en circunstancias favorables hubiera supuesto poco más de dos horas, nos llevó cinco, porque nos vimos obligados a circular a 40-60 Km/h en tramos donde la velocidad máxima permitida era de 110 km/h.
El itinerario entre Jasper y Banff discurre por una carretera de montaña (Icefields Parkway 93N) con dos puertos elevados, salpicada de glaciares y custodiada por inmensas cimas a ambos lados, cuyas pendientes aparecen cubiertas de metros y metros de espesa nieve. En Canadá se considera la ruta más bella del mundo (exagerados, los canadienses; o no). En realidad, es impresionante. Durante el verano, seguro que incluso más, si cabe. Los cuatro millones de visitas que recibe el Parque Nacional de Banff en sólo dos meses (julio y agosto) lo certifican. Obviamente, la saturación impide el gozar de la tranquilidad que se respira en estos meses fríos. Un signo de la calma invernal y de la escasez de visitantes es la inexistencia de servicios en activo de noviembre a finales de marzo a lo largo de los 230 kilómetros que separan Jasper y Lake Louise.
En Jasper, un dependiente de un comercio local nos advirtió del peligro de avalanchas en esta época del año; sin embargo, el oficial de la oficina del parque aseguró que las probabilidades eran prácticamente nulas. Ya en ruta, flanqueados por imponentes laderas que en algunos trechos se ciernen amenazantes sobre la calzada, se puede intuir el significado riguroso del verbo temer. Frente a esa visión, uno se estremece, instigado por el oscuro pensamiento de acabar sepultado bajo toneladas de nieve. Por suerte o por desgracia, poseo una imaginación muy viva y parte del recorrido anduve con el corazón encogido, pensando: "aquí fue, aquí fue, aquí fue...". Ahora, me sonrío avergonzada al recordarme acurrucada en el asiento del coche, medio acobardada, rogándole a Joe que no levantara la voz, que bajara el volumen de la música, que no acelerara bruscamente,... Absolutamente convencida de que un simple estornudo provocaría un alud descomunal. Yo me sonrío ahora. Joe se rió en mi cara en aquel momento, sin contemplaciones.
Llegamos a Lake Louise tarde, con lo que directamente buscamos un hotel en el que alojarnos y cenar algo. Nuestro primer objetivo de la mañana: visitar el lago de aguas esmeralda. Y esta visto que en este país las maravillas de la naturaleza únicamente se aprecian en todo su esplendor tras el deshielo. Ni esmeralda, ni rubí, ni piedra preciosa alguna...
Junto al lago se emplaza el fabuloso Fairmont Chateau Lake Louise, un "hotelito" que representa una atracción turística en sí mismo. En temporada alta, la habitación más barata (sin vistas, por supuesto) asciende a algo más de 500 euros por noche. Unos 150 euros extra permiten disfrutar de las vistas al lago y a las montañas desde la ventana del dormitorio.
Tras la visita a Lake Louise y alrededores nevados, proseguimos hacia Banff... (continuará)