He hablado con el chico que una vez quise demasiado, casualmente lo encontré camino a casa, hacía mucho tiempo que no sabía de él. Recordamos sobre los buenos momentos que pasamos juntos, dos veranos para ser exactos. Y reímos de aquellos tiempos, cuando los dos éramos muy jóvenes y comenzábamos a aprender cómo era el amor.
Entre todas esas risas comento que estaba solo, que aún no encontraba a alguien que lo amara tanto como para poder olvidar cosas del pasado; yo sólo sonreí y conteste que yo estaba enamorada, que había conocido una persona la cual me hacía sentir especial y diferente.
Puede notar como su sonrisa desapareció de su rostro, y confesó que aún no podía olvidar lo sucedido entre los dos, y que deseaba con todo su corazón tener una segunda oportunidad; no supe que decir, sólo seguí sonriendo y no dije más.
Me dio una explicación sobre su error al dejarme y muchas otras cosas más. Y dijo que me esperaría todo el tiempo que fuera necesario, todos los veranos e inviernos que hicieran falta, así fueran cien años, el nunca cambiaría sus sentimientos hacia mí. Y pude notar que sus palabras fueron sinceras, que no mentía como los demás chicos.
Pero no tuve nada que decir, así que dio la media vuelta y lo deje ir, como los árboles dejan que el viento lleve sus hojas.
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