FELIZ NAVIDAD A TODOS
Hola mi gente bella, les deseo una Feliz Navidad, que la pasen en familia y amigos, con mucho amor y paz.
Como había dicho aquí esta mi realito navideño, el Capítulo 06. Espero que les guste y empiecen a amar cada personaje. Ahora empezaremos a conocer a cada chico, Aki tiene un espacio especial en mi corazón, ya irán viendo por qué.
Al final de esta semana subiré el siguiente capítulo... Porfis me dan su opinión.
Aideen
Sentado alrededor de un
pequeño fuego, Aideen rebobinaba la cinta tratando de encontrarle algún sentido
a todo lo que había ocurrido hasta el momento. Primero estaban en una fiesta,
aburrida “sí”, pero al menos una fiesta con chicos y chicas, es decir humanos… rayos,
aun no podía sacarse esas horribles imágenes de su cabeza, ni steven spielberg
lograría crear efectos como esos. Lo peor de todo es que él ya había visto
cosas como esas, en sus peores pesadillas siempre las veía, pero a la mañana
siguiente las olvidaba, como si su mente tratara de protegerlo, ahora sabía que
siempre estuvieron allí, parte de un mal sueño, parte de la realidad.
¡Diablos!, ya no sabía ni que creer. Puede que
se hubiese quedado dormido, quizás el chocolate que le robo a Cat del bolso le hubiese hecho
daño, es más, apostaría que ella le puso algo para darle una lección. Ya se lo
había prometido… Hey Casanova, me vuelves
a quitar otro de mis dulces y te prometo que te haré pagar de una manera tan
pero tan…. Bueno ya sabes de lo que soy capaz…
Ufff. Aideen si que
sabía de lo que era capaz, él siempre era el inventor de las travesuras, pero
nadie le ganaba a Cat cuando se trataba de venganza, así que tal vez ella si se
las había desquitado, quizás le había dado indigestión mientras dormía y por
eso esta pesadilla se sentía tan real, quizás también por eso era que por más
que se peñizcara no despertaba, hasta llego a pedirle al gigantón ese que le diera un puñetazo y
este ni lerdo ni perezoso no dudo en hacerlo, la mandíbula le dolía como el
infierno.
Sobándose la quijada y
con la mirada fija en las llamas, empezó a recordar retazos de algunas de sus
antiguos sueños, los únicos que se había permitido recordar, así como de
horribles eran las pesadillas, los sueños también podían llegar a ser igual de
hermosos.
Siguió recordando lo
que hizo al salir de la fiesta. Él y Cat se habían retirado de la misma,
condujeron un buen rato el auto, se detuvieron en el parque que habían dejado atrás
junto con su niñez. Ahora que recordaba esa parte de la noche, notó que Cat le
había pedido que se fueran, estaba nerviosa, como si intuyera que algo andaba
mal, que algo ocurriría, si sólo pudiese hablar con ella, pero Cat no hacía ningún
movimiento desde que él despertara en la cueva.
¿La cueva?, sí, ahora
que pensaba en ella, no era tampoco la primera vez que veía una de esas, tenía imágenes
borrosas de una, así como un recuerdo tan lejano que lo ves borroso y en blanco
y negro.
Sacudiendo la cabeza,
volteó a ver el cuerpo de Cat recostado junto a él. Aki lo había bajado al
suelo sin dejar de verle el rostro. Juraría que se sentía igual que Aideen al
ver el parecido con la otra chica, sino fuera porque en sus ojos se reflejaba
un brillo diferente, había ternura y algo más que no sabía descifrar, puede que
fuese sólo su imaginación. Ese hombre no podía tener nada de ternura, había
manejado la espada con una agilidad sorprendente, cada movimiento cortaba a su
paso sin vacilar, lo cual decía que para
él las peleas eran la manta con la cual se arropaba antes de irse a dormir.
-Es hora de que la
despiertes- le decía en voz baja la chica a Aki.
Luego de la batalla o
lo que fuera que sucedió, la luz que había llegado con los extraños gritos y
gemidos desapareció, aunque las espadas y cadenas seguían resplandeciendo –un aviso y una guía, dijo Aki. No se
quedaron mucho tiempo allí, Aki cargo nuevamente a Cat y retomaron la marcha,
ni siquiera dejaron que Aideen viese los cuerpos que los rodean, o lo que quedo
de ellos.
-No creo que sea un
buen momento- respondió en un murmullo con los ojos puestos en él – no creo que
reaccione igual que el chico. ¿Acaso no recuerdas como se me lanzo a patadas? Esa
mocosa no piensa antes de actuar y su mente es más fuerte de lo normal, ni tu
pudiste darle una orden, tuve que recurrir a otros métodos.
-Como si eso te hubiese
molestado. Pudiste haberla dormido en solo movimiento, pero te limitaste a
dejar que te golpeara; no la dormiste hasta que se cansó.
Aki apretó las mandíbulas,
reteniendo su carácter ya de por si inestable.
-Igual que tú dijiste “no imagines cosas donde no las hay”. Lo
único que intente fue que sacara un poco de su frustración así cuando despierte
no lo hará tan asustada.
-¿Frustración? ¿Asustada?,
estamos hablando en el mismo idioma y de la misma chica.
-Si esa chiquilla se
parece en algo a ti hará de mis días un tormento.
Soltando un gruñido, se
acercó a Cat. El cuerpo de Aideen se tensó esperando en guardia por si tenía
que actuar en protección de ella. Hasta el momento ninguna de sus preguntas había
obtenido respuesta. Siguieron caminado como si nada hubiese pasado, como si no
los hubiesen atacado o como si no hubiesen dejado cuerpos desmembrados en el
camino. Así que si esa mano que se acercaba al cuello de Cat le hacía daño, él
se encargaría de que no logrará volver a mover los dedos, aunque para su vergüenza
tuviese que morderlos porque en un tú a tú jamás lo tiraría al suelo. Su
orgullo quedaría molido, porque el único cuerpo destrozado sería el de él. A la
mierda con su orgullo antes muerto que dejar a Cat sin defensa.
-Relájate- Dijo la
firme voz de la Kiara.
-¿QUÉ? ¿Acaso me estás
leyendo la mente o qué? –no quería ser grosero, ante todo era una mujer, y a la
única mujer a la que él gritaba estaba ahora en los brazos de Morfeo, acostada
a su lado, pero es que su paciencia había llegado a su límite.
-No tengo que leer tu
mente para saber lo que estás pensando, tu cuerpo tiene palabras suficiente
para explicarse- respondió al intercambiar una mirada con Aki –Falta,
aproximadamente una hora para el amanecer, en cuanto salga el sol contestare
tus preguntas, las que pueda de ellas. Por el momento relájate, lo que menos
queremos es lastimarlos. Aki solo la despertará, créeme, tu amiga no podría
estar en manos más seguras.
Volvió a intercambiar
una mirada con Aki. No sabía porque, pero tenía la sensación de que decía la
verdad. Este hombre pondría a Cat ante que él mismo.
Con sumo cuidado retiro
la capa del cuerpo de Cat. Lego esos largos dedos apretaron algún musculo en su
cuello. Como si acabara de despertar de una buena siesta, Cat se estiro y le
dio una sonrisa dormida. La imagen era como cualquier otra mañana de las que
Aideen pasaba en la casa de ella cuando había tenido una discusión con sus
padres.
-Hey, ¿ya está el
desayuno?
Aideen sonrió sin
querer hacerlo, siempre tenía ese efecto en las personas, era parte de lo que
ella era.
-¡Hey usb!, ya era de
que te levantaras.
-¿Mmm? Tengo hambre.
-¿Cuando no?
-¿Así? Pues mira que…
Se sentó abruptamente,
notando que no estábamos solos ni estábamos en su casa. Clavó los ojos en Aki,
quien permanecía aún en cuclillas a su lado.
-Hijo de…
Saltando sobre él, lo
tiro al suelo. No esperando esa respuesta, Aki calló de espaldas con Cat
encima. Con sus pequeños puños, repartió golpes donde encontrará lugar, rostro,
pecho, hombros. Él solo se dejaba golpear, al parecer los puñetazos de Cat eran
como molestos mosquitos.
-¡Cat! –grite mientras
la agarra entre mis brazos y la quitaba de encima.
-Cálmate, no se está
defendiendo, Cat, por una vez en tu vida párate a pensar un poco.
-¿Qué es lo que quieres
que piense? Acaso no vez que el neandertal ese me hizo algo. Ahora lo recuerdo
todo.
Histérica empezó a
patalear, con esfuerzo logre mantenerla conmigo antes que se arrastrará de nuevo
hacia Aki. Me sentía cansado, agotado y ya sin paciencia para tratar
amablemente con ella.
-Cat, o te calmas o te amarro
y te entrego a él.
Ante la amenaza, Aki
soltó una risita, la primera que le escuchaba.
-Oh no, no te
atreverías.
-No me tientes. Mira
Cat, no estamos en circunstancias de ponernos exigentes, no sé dónde estamos y
mucho menos quienes son ellos, lo menos que podemos hacer es esperar a que nos
digan que quieren de nosotros. Entiendo cómo te sientes, pero por si no te has dado
cuenta, tus super puños no le hicieron ni cosquillas.
Mis palabras parecieron
tranquilizarla y aunque su cuerpo no se relajó, se calmó lo suficiente como
para atreverme a soltarla.
-Ok, tienes un poco de
razón allí Casanova, con tal que, Conan el bárbaro, no vuelva a acercárseme me mantendré
como una cascabel, solo esperando.
-¿Conan? –Pregunto Aki levantándose-
Tú también me llamaste así.
-Bueno, este… Es sólo
un simple apodo. Es como decirte que… bueno que eres fuerte. –No sabía que otra
cosa decirle, no si quería mantener el ambiente con las espadas abajo.
-¿Fuerte?, más bien diría
que es puro musculo y nada de cere…
-¡Cat!- la interrumpí
antes que causara más problemas- no puedes mantener el pico cerrado, ¿aunque
sea por un rato? ¿me harías ese favor?- le ordené con una mirada que prometía
mucho…
-mmm, ya que lo pides
con tanta amabilidad. Creo que puedo esforzarme un poquitín, pero no prometo
milagros.
Eso era lo único que
obtendría de ella, con Cat nunca se sabía que esperar. Con un suspiro me enfrente
a Aki.
-Tú ignórala, es lo que
yo hago en estos casos.
- ¿Y es que en algún momento
le he prestado atención?
-Ayyy… quien te crees
que…
-¡Cat!
Encogiéndose de hombros,
Aki, camino hasta detenerse junto a Kiara, no sin antes sonreírle burlón.
Vaya, con esa iban dos
sonrisa, aunque no sé qué da más miedo, si las sonrisas o su grito salvaje.
Ante la burla, Cat dio
un paso con intención de seguirlo.
-Tranquila… solo te está
provocando.
Por lo visto ya no era
el único que sabía que nervio tocar para encontrar la vena competidora de Cat, ni
el único que se atrevía a enfrentarla.
Respirando
profundamente, le regalo la sonrisa más siniestra que le había visto, y en los
17 años que tengo de conocerla le he visto muchas.
-uy uy, Mister músculos…
tú y yo nos llevaremos a la mar de amores.
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