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sábado, 31 de octubre de 2009

Halloween

Una vez más, todo está preparado. Sólo me queda hacer las jack'o-lanterns esta tarde. Tengo las golosinas, que me zampo abundantemente mientras las distribuyo en bolsitas, más que nada por el "control de calidad", como dice Marona...

la decoración escalofriante...


... ya sólo faltan los monstruos llamando a la puerta.

Boo!

sábado, 24 de octubre de 2009

Otra receta para hombres de verdad: Chile letal con carne / Chillingly Lethal Chili


Es curioso cómo lo que se considera un plato reconfortante cambia según el país en el que se viva. En Estados Unidos, por ejemplo, uno de los platos reconfortantes que vuelve en otoño es el chile con carne. En Quebec, y en Canadá, son los plats mijotés en general, los guisotes, vaya. Como el proverbial cocido lo es en España.

Como todas las recetas que se presentan en la cocina montrealesa son previamente puestas a prueba por el comensal piloto, monsieur M., mi crash test dummy culinario preferido, y como no quiero que el nombre intimidante con el que he bautizado la receta de hoy os desanime, transcribo el momento de cata de este plato:

Monsieur M., a la mesa, cuchara en mano, mirando su bol de chile con ojo clínico: -"¿Y cómo has dicho que se llama este plato?"

Yo, solícita e informativa, blandiendo a mi vez mi cuchara : -"Chile letal con cadáver, digoo, con carne. Mi versión personal del chile con carne. Hay opiniones diversas sobre el origen de este plato, los hay que afirman que es de origen mexicano, los hay que dicen que es una receta tex-mex."

Monsieur M., ojeando su comida ahora con cierta prevención, evaluando el riesgo: -"¿Tex-mex? ¿Eso quiere decir que es picante?" Monsieur M. será un coloso nórdico y homérico, un hombretón de las nieves, pero cuando toca afrontar el picante, es tierno como una bailarina.

Yo, aún solícita e informativa: -"Sí, es picante. pero uno se acostumbra al picante. Mírame a mí, en España la cocina no es particularmente picante, en mi familia aún menos, y con el tiempo he aprendido a apreciarlo. Con el tiempo, y con un poco de reeducación de la parte de mis amigas mexicanas. Pruébalo. Te va a gustar."

Monsieur M., aún examina el bol, dubitativo: -"Ehm, pero esto, ¿pica mucho?"

Yo, informativa, sí, pero ahora un poco menos solícita : -"La escala de Scoville mide el nivel de picante de los chiles según la cantidad de capsaicina que contengan. No tengo ni idea de en qué grado de dicha escala se clasificaría mi chile con carne, mayormente porque no he conseguido identificar los chiles que he encontrado en el super. Mirando fotos en Internet, yo diría que son serranos. Grado de picante: medio. Por si acaso los he pelado con guantes", termino alegremente. Y revuelvo un poco el contenido de mi bol, para ayudarlo a que se enfríe.

Monsieur M., acobardado : -"Um, no sé, p'tit loup, a mí ya sabes que el picante no me--"

Yo, ligeramente dictatorial: -"Lo. Vas. A. Probar. Y. Te. Va. A. Gustar." Gruño. -"Mira que eres gringo, a veces."

Monsieur M., oponiendo resistencia: -"Soy un gringo. No como picante. Si mi diccionario interno no me engaña, tú también eres un poco gringa, ma chère. Y no tengo por qué sufrir tu crisis de culpabilidad postcolonial."

Yo, cambiando de estrategia, apelando a su virilidad: -"El chile con carne es un plato sólido, fácil, fuertote. Por eso se considera un plato para hombres (¿por lo fácil?, perdón, no he podido resistirlo). Es uno de los platos que acompañan el Super Bowl, ya sabes, tardes de fútbol americano por la tele, con amigotes, cervezotas, eructos y testosterona en abundancia. Millones de varones embrutecidos no pueden equivocarse."

Monsieur M., desafiante: -"No tengo nada que demostrar."

Yo, con vocecilla melosa: -"Una cucharadita, mon ours brun d'amour. Anda."

Monsieur M. , probando, a regañadientes: -"Jrrumpf."

Yo mastico una cucharada al mismo tiempo. Una explosión de sabor y calor me invade las papilas: el picante, primero rotundo, pero no insoportable, fuerte, pero no abrasador. A continuación, una leve sospecha de canela, el sabor más nítido del comino, no hay ni una sombra del amargor del cacao, éste ha ligado todos los demás sabores y los ha fundido en el terciopelo de la salsa. Es delicioso.

Monsieur M. parece agradablemente sorprendido y un poco sobresaltado. Mastica lentamente, suda un poco, se afloja el cuello de la camisa. A mí se me despeja la sinusitis de golpe. Cuando recupero la voz tras carraspear un poco y beber un gran trago de agua , le pregunto:

-"¿Y? ¿Demasiado picante?"

Monsieur M. responde, sonriente, moqueante y con una lagrimilla en el ojo: -"En una escala del uno al diez, siendo diez el fuego del infierno, personalmente lo dejaría en el ocho. No es letal, pero despertaría a un muerto."

Yo: -"Flojo, que eres un flojo."

Monsieur M., atacando el plato con ganas: -"Lo sé. Una auténtica libélula."

MORTALES INGREDIENTES:

(Yo las cantidades las calculo fatal, pero resulta una cazuela considerable, como para unas cinco o seis personas. Este plato es estupendo recalentado y se congela bien, así que no os dejéis intimidar por la cantidad.)

- 500 gr. de pavo picado (podéis hacerlo a la manera clásica, con ternera picada)

- 1 rama de apio bien picada

- 2 cebollas y media, picadas finas

- 2 cabezas de ajo peladas y picadas (si son muy grandes, unos 10 dientes)

- 2 latas de tomate pelado en conserva, con su jugo (aquí son de 796 ml.) (si los tomates vienen enteros, cortarlos en dados)

- 1 lata de frijoles negros, con su jugo (lectores españoles: si no encontráis, en una tienda de productos latinos hay seguro, y si no tenéis una cerca, un bote de alubias rojas cocidas sirve)

- 1 lata de concentrado o pasta de tomate, o tres cucharadas soperas

- 3 chipotles en conserva (adobados) picados, más dos cucharadas de té de su jugo (tiene un sabor ahumado fantástico)

- 1/2 chile serrano (me costó un buen rato identificarlo, soy una completa ignorante en el tema, corregidme si me equivoco) rojo, bien picado. No se os ocurra frotaros los ojos con las manos tras haberlo picado.

- 1/2 chile serrano verde, también picado (si no encontráis frescos, os animo de nuevo a pasar por la tienda latina más próxima)

- 2 cucharadas soperas de cacao 100% puro en polvo, amargo (esto es un toque de homenaje al mole, y le da una profundidad y un aterciopelado a la salsa bastante inolvidables)

- 2 cucharadas de té de canela

- 2 cucharadas de té de comino molido

- pimienta negra, sal y cilantro fresco (o seco) picado, al gusto

- aceite de oliva


ESCALOFRIANTE PREPARACIÓN (o abrasadora, depende cómo se mire):

(Lo bueno de esta receta es que es casi una receta impostora, muy americana: con multitud de latas que sirven de atajo. Por una vez, abandonad vuestras ideas preconcebidas sobre la calidad de la comida preparada a base de conservas, y probadlo: está estupendo. )
En un fondo de aceite de oliva en una buena cazuela, sofreír la cebolla, el ajo y el apio picados. Cuando empiecen a estar hechos, añadir los serranos y los chipotles, el comino, la canela, y revolver bien. Echar el pavo picado (yo utilizo pavo porque es menos graso y porque en esta casa somos más de volátiles que de carne roja, nuestro poco entusiasmo carnívoro lo resumiría diciendo: si tiene cara, no lo comemos, o al menos, no muy a menudo; ya, ya, los pollos y los pavos también tienen cara, me diréis, pero a mí los animales con pico me conmueven menos que los mamíferos con grandes ojos marrones), dorar la carne. Añadir el concentrado de tomate. Echar todo el contenido de las latas de tomate y los frijoles, y el adobo de los chipotles.

Si véis que queda muy seco, corregir con un poco de agua. Salpimentar y añadir el cilantro picado, y poner todo a fuego medio. Cuando empiece a hervir, echar el cacao, revolver bien, y bajar el fuego. Dejar que hierva suavemente entre media hora y 45 minutos, hasta que la salsa haya espesado y los sabores se hayan ligado bien.

Servir el resultado picante, profundo, ahumado y aromático, acompañado de guacamole, crema agria y unos nachos. Rallar un poco de queso fuerte (como el cheddar) por encima si se desea.

viernes, 31 de octubre de 2008

Trick or treat! (Halloween IV)

Hoy es el día D. Esta noche vienen los monstruos, digo los niños.


Llamarán a la puerta sin parar, gritarán cuando les abra, abrirán las bolsas para que les suelte el botín.


Cuando hayan conseguido lo que querían, pasarán a la casa siguiente. Y cuando ya no me queden más dulces, tendré que soplar las velas de las jack'o-lanterns, apagar todas las luces, y esconderme en una casa a oscuras, para que no llamen más. Viendo la peli de terror que habré alquilado, o el especial de los Simpsons, "Tree house of horror", como manda la tradición.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Festín siniestro: Halloween (III)

El año pasado, cuando aún no existía este blog, hicimos en casa una fiestita de Halloween, aprovechando la ocasión, celebramos también el cumpleaños de María Fernanda, lectora fiel :-). Como las dos ocasiones lo merecían, preparamos un banquete terrorífico, con las amables contribuciones de los invitados y la anfitriona.

El tema del banquete era, por supuesto, naranja y negro. Todos los alimentos que se trajeran debían ser de uno de estos dos colores, o, al menos, respetar el tema "terrorífico".

La mesa era digna de verse.



Había un pan en forma de calabaza relleno de sesos de zombi para untar... (crema de espinacas y queso)

Dedos de muerta como postre... (galletas de mantequilla y almendra hechas con amor por Jaëlle)

Pastel horrible de cumpleaños preparado por una servidora... (lo que me costó en colorante para que el color naranja del glaseado fuera lo suficientemente radioactivo... y el bizcocho era de chocolate negro).

... y otros aperitivos y tapas variados, acordes con la celebración...


...agradables bebidas para acompañar la comida, como esta jarra de sangre fresca... (zumo de tomate con colorante rojo, para volverlo lo más rojo posible). El ojo, no sé cómo llegó allí...)



... y no podía faltar el candy (los dulces) típico de esta fiesta: calabacitas, jelly beans y candy corn (granos de maíz dulces).
Un dulce que recuerda el origen de esta fiesta: la celebración de la abundancia de la cosecha, antes del rudo invierno. Ugh.

Hay que decir que como menú, era bastante indigesto y una auténtica herejía desde el punto de vista nutricional. Y que la nutrición no es algo que a uno le preocupa en una fiesta como ésta.

Nada como un buen chute de azúcar, jarabe de glucosa y sirope de maíz invertido (siempre me ha llamado la atención ese calificativo) para prepararse para los grandes fríos.

lunes, 27 de octubre de 2008

Muffins malévolos


... de chocolate negro y calabaza, el ingrediente obsesivo en todas las recetas de esta época del año. Y sé de una a la que las decoraciones en forma de murciélago de Wilton le van a chiflar.

sábado, 25 de octubre de 2008

Listos para Halloween (II)

El escalofriante día 31 se acerca. (O más bien, la escalofriante tarde-noche del 31). Estamos preparados.

Hemos decorado el parterre, y por una vez, mi vagancia en esto de la jardinería y mantener las malas hierbas a raya, ha sido útil, no he necesitado gran cosa para que el parterre dé miedo: unas cuantas lápidas y unos huesos esparcidos por nuestro osario particular ...

Tenemos los dulces...

Fotos (y parte de las lápidas) obra del amiguete Carlos

... y hemos hecho las jack-o'-lanterns.



¡JUA, JUA, JUA! (Risa que pretende ser terrorífica).

jueves, 23 de octubre de 2008

Pumpkin carving (II) : Extreme pumpkin carving / Escultura de calabazas extrema

Liuia me dio la idea (indirectamente, no vayáis a echarle la culpa): últimamente he estado muy formalita y ya va siendo hora de que vuelva a publicar un post no apto para todos los públicos, de esos que hieren sensibilidades y hacen que entrecerréis la pantalla del ordenador portátil al paso de vuestro cónyuge, por miedo de que piense que estáis perdiendo la chaveta, o al paso de vuestros retoños, por temor a marcarlos psicológicamente de forma indeleble.

Como ando muy ocupadilla como para sentarme a escribir algo humorístico, aprovecharé el humor malsano de otra persona para esta entrada. Hala, ahí os va este post escatológico-festivo:
Siguiendo la cucurbitomanía que parece omnipresente en este blog desde hace ya unas cuantas entradas, hoy voy a daros algunas ideas novedosas sobre las múltiples aplicaciones de una calabaza. Porque no sólo de crema de calabaza vive el hombre.

Andando por una de mis librerías preferidas con mi amiga Sumire, durante su visita montrealesa (andábamos en pos de un libro de cocina, por cierto), me topé de narices con un libro en la sección "Decoración" (??), con sugestivas ideas para esculpir las tradicionales calabazas de Halloween. "Not your old pumpkin", prometía el libro. Y pardiez, tenía razón. Las librerías son realmente un pozo de sabiduría y cultura.

El título de esta joya de la patología mental es: "Extreme pumpkins", y su autor, Tom Nardone, aparte de tener demasiado tiempo libre, da muestras de un sentido del humor un tanto, ehm, peculiar. Para muestra, un botón:


Todas las fotos vienen del sitio del autor, http://www.extremepumpkins.com/

Conjoined twins pumpkins (calabazas siamesas)


Roadkill eating pumpkin (difícil de traducir... roadkill son todos los animales que en Canadá y los USA mueren atropellados en las carreteras, que suelen estar sembradas de pobres marmotas, mofetas y mapaches que no escucharon a sus mamás y no miraron a ambos lados antes de cruzar).

Puking pumpkin. Literalmente, euh, calabaza que vomita.


Cannibal pumpkin. Calabaza caníbal.


Worm infested pumpkin, o calabaza infestada de gusanos. Antes de que os de un ataque de asco, os diré que el autor compró esos falsos gusanos en la sección de pesca de unos grandes almacenes. Aunque los blancos podrían hacerse con arroz basmati...


The territorial pumpkin. Calabaza territorial. Claramente inspirada del cómic Calvin & Hobbes.


Ésta puede ser una buena excusa para explicarles a tus hijos de dónde vienen... las calabazas.


The mooning pumpkin, o, como dicen en mi pueblo, la calabaza que hace un calvo. Muy apropiada si se tiene vecinos irritantes.

Creo que me voy a limitar a la cara clásica, tampoco es cuestión de pasarse el año pagando psicólogos infantiles y demandas de los vecinos.

miércoles, 22 de octubre de 2008

HEMC 26 : Crema terrorífica de... (me temo que sí) calabaza

La contribución para este Hecho en mi Cocina especial cocina para diabéticos es bastante simple, pero muy saludable. Las personas que padecen este problema no sólo deben eliminar el consumo de azúcar y vigilar los glúcidos, sino que también tienen que tener cuidado con las grasas. Si bien la calabaza tiene un índice glucémico bastante elevado (75, para ser exactos) debido a los azúcares naturales que contiene, asociada al aceite de oliva y cocinada sin grasas saturadas -como en esta receta- presenta muchas ventajas que hay que aprovechar, entre otras un gran contenido en caroteno.
Mi amigo T. me enseñó, hace ya muchos años, a preparar la primera receta salada de mi vida, la crema de calabaza. Hasta entonces, lo único que sabía cocinar eran postres, sobre todo tartas y galletas, no por nada siguen siendo mi especialidad, es en lo que tengo más años de experiencia. La receta de crema de calabaza que me enseñó, sigue siendo la base de todas mis cremas de verduras. Es sumamente fácil, muy versátil, y sirve para aprovechar todas esas verduras con las que ya no se sabe muy bien qué hacer. Y aquí, en Canadá, cuando llega el frío, las sopas y cremas son más que bienvenidas.

La receta consiste básicamente en pochar cebolla picada en un poco de aceite de oliva, hasta que se ponga transparente, y añadir una patata cortada en cubos, más la verdura que se desee. En este caso, dos tipos de calabazas diferentes: la buttercup (aquí, a la derecha), de un naranja profundo increíble (las fotos no están retocadas), y la butternut, (arriba, a la izquierda), más dulce y harinosa.


Sé que estoy pelín monotemática con este ingrediente, pero es que me gusta usar productos de temporada. Y no sabéis lo que soy capaz de hacer con calabacines.

Para esta crema, añadí pimienta, un poco de nuez moscada y bastante cúrcuma, que potencia el color, y, aunque sea más bien amarga, contrarresta muy bien el dulzor excesivo de la butternut, además de tener propiedades anticancerígenas. Un chorrito de nata vegetal de soja al final (sustituyendo a la nata líquida tradicional, para eliminar las grasas "malvadas"), y servir con un cucharada de crema agria baja en grasa o yogur natural desnatado. Terroríficamente buena.

T. estará orgulloso de mí.

lunes, 20 de octubre de 2008

Halloween (I) : Pumpking carving

Si hay una fiesta típica en Canadá y en Quebec (y en general, en todos los países de la Commonwealth y los USA) y que aún no ha sido exportada a España (o al menos, no con la pasión con la que se celebra aquí), es Halloween.

Como buena fan de las películas de Tim Burton (bueno, no de la última), Halloween es mi fiesta preferida, quizá por ese exotismo que tenía para mí al principio, pero por muchas otras cosas: es una fiesta de origen pagano -como lo son la mayoría de las de nuestro calendario-, pero con la diferencia de que esta fiesta ha conservado su sabor pagano. El "maquillaje cristiano" que ha cubierto todas las demás fiestas no la ha tocado. También es una celebración asociada a la naturaleza, al paso de las estaciones, a alejar un poco la murria que nos entra cuando entramos en la parte más fría y oscura del año.

Otras cosas que me gustan de esta fiesta: el 31 de octubre todo el mundo se disfraza, (la gente se disfraza en la oficina, en las escuelas, los camareros en los restaurantes...) la ciudad también se disfraza, la gente en Montreal decora el exterior de sus casas, disfrazándolo de decorado de película de terror, de mansión encantada, de gruta de la bruja. Y es uno de esos días en los que incluso una gran ciudad como esta adquiere un ambientillo de pueblo, con todos esos chavales que se pasean llamando a las puertas del vecindario.

Una parte "obligatoria" de la decoración son los faroles hechos con calabazas, las jack-o'-lanterns. En el campo hay granjas a las que las familias pueden ir con los niños y elegir sus calabazas para esculpirlas en casa.


A Alfonso siempre le gusta estar donde transcurre la acción, por muy espeluznante que sea.



Unas cuantas falsas telarañas, una vela, y... voilà! Los niños saben ahora que en esta casa abriremos la puerta a los trick-or-treaters, y que les daremos golosinas. Por cierto, la calabaza más simpática (y las fotos) son obra de Carlos, un amiguete artista.

Es la mejor época del año para volver a ver "Sleepy Hollow" (o leer el cuento de Washington Irving en el que está basada).