De cuajo, con raíz. La arranca con las esperanzas puestas. En su
desazón, la manita sostiene y estruja el tallo sin vacilar. Mientras
retira cuidadosa la hoja de la margarita, profiere un mequiere
asustado. Sabe que a Lucía se la come a besos. Los nomequiere
le salen huidizos, apenas los pronuncia, no sea que se encalle el
recuento. A Sara, la hija de la vecina, también la llena de
atenciones. La flor está ya casi desdentada y mocha. La niña solapa
los últimos dos pétalos antes de quitarlos juntos. Engaña al
destino, para que cuadre y su mamá la ame.
En Wonderland rtve...