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sábado, 8 de enero de 2011

de cambios y transformaciones



La experiencia del Circo del Arca, su paso por los diferentes pueblos que a lo largo de Mascaró, el cazador americano se van nombrando, no es en vano:
“-(…) Con todo, da la casualidad que después de pasar ustedes por cualquier pueblo de mierda la gente empezaba a cambiar. Si vuelven para atrás encontrarán todo distinto. En algunos casos no encontrarán nada.”

No sólo se modificaban las actitudes y costumbres de los "espectadores" sino también la vida misma de la compañía del Arca. Cada uno de los protagonistas del circo va mutando, transformándose, convirtiéndose, como diría Conti, en un verdadero vagabundo. Y en ese cambio, se encuentra la posibilidad de una transformación más general, más profunda de nuestra tierra.

“El maestro Cernuda y las personas empezaron a tramar todo tipo de proyectos alocados. Armaron hasta un tablado con cortinas, luces y simulacros de papel. Trovaban, valseaban, empezaron a escribir. Y el capitán Alvarenga lo limpió todo. Al aparecer Alvarenga, el maestro Cernuda cambió los discursos por los tiros. Se puso al frente y “se fue al desierto, de guerrita”.
La transformación es individual y colectiva al mismo tiempo. Desde el arte, pero no sólo en este. La clandestinidad y disolución del circo en la "guerrita" es una consecuencia del arte que la compañía fue desarrollando. En caminos separados luego de la disolución del circo, tanto Mascaró -por su lado- y el Príncipe Patagón y Oreste -por otro- van encontrando sus motivos para estar en este mundo: la historia queda abierta, las condiciones pueden cambiar, en fin, la transformación radical de las relaciones sociales es posible cultivando, como diría Gramsci, "el pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad".