miércoles, 20 de diciembre de 2023

Creación literaria


Creación literaria: pasar de una situación cotidiana que nos ofrece seguridad a una de peligro, miedo…


Salimos a correr, como cada día, por los sitios de siempre. Saludamos a las mismas personas. Algo ha cambiado, apenas lo hemos percibido. Ya nada será igual.

 

           LUZ



Estoy en medio de la luz. Me gusta esta luz que me calienta la cara y me muestra los colores de las cosas que hay en la habitación. Ella también tiene la cara iluminada. Me sostiene en los brazos, me mira y sonríe. Me canta. Tiene la voz dulce.

Se agacha y, con suavidad, me sienta sobre la jarapa. Me acerca el Ferrari rojo y el Lamborghini amarillo. Los cojo y gateo por la alfombra rodando; ahora uno, ahora otro, por la pista de baldosas brillantes. Ella se va, pero no del todo, está al otro lado de la puerta, la oigo hablar. No tengo miedo.

Quiero coger la luz. Apoyo las manos en el suelo, me pesan el pañal y la cabeza. Con los pies firmes estiro las piernas, tomo impulso y me pongo derecho. Es divertido. Pasitos cortos y llego hasta la gran cristalera. Ella, fuera, sigue hablando; de cuando en cuando asoma la cabeza y me busca. Un pájaro se ha posado en la planta de hojas grandes, picotea la tierra. Alargo la mano hacia él, toco el cristal. A ella le gustan las flores; por eso ha llenado de tiestos el balcón. También les habla a las plantas, como a mí, con voz de niña.

Cuando la luz tenga sueño se irá y tendré miedo.

Ella me dice que volverá, que siempre vuelve, que no hay nada de que preocuparse. Pero yo no sé cuándo es siempre, así que lloro para que vuelva la luz y para que ella me coja en brazos y poder acurrucarme y cerrar los ojos para no ver los monstruos enormes que golpean al otro lado del balcón, que pegan sus cuerpos oscuros contra los cristales.

Tampoco quiero ver a los que están dentro: debajo de mi cuna, en la silla donde antes estaba mi abrigo o tras el Lamborghini y el Ferrari, ya negros.


3 comentarios:

  1. La conquista de la inocencia
    Resulta que soy un niño, que todo
    ha ido haciéndome un niño,
    que el sufrimiento y la alegría me han hecho un niño,
    que como un niño

    todo lo he ido transformando en sueños,
    jugando con mis sueños y con mis versos,
    resistiendo con ellos,

    que contemplar todos los mundos me ha hecho un niño,

    que yo iba como todos para ser un hombre

    y las fronteras me han hecho un niño,

    los fingimientos y los límites:

    todo me ha hecho un niño;

    que la locura me ha hecho un niño,

    verla, palparla,

    a través de todos los disfraces y de todas las máscaras,
    que el asalto de la razón a todo lo que vive
    me ha hecho un niño,

    que sorprenderme por todo me ha hecho un niño,

    desear un vivir que sobre todo fuera una aventura,

    que me ha hecho un niño

    el engaño de cuantos han crecido,

    que les hacían hombres

    las trampas de los dominantes,

    que dejas de ser niño cuando te conviertes en dominante,

    que el dominio de las abstracciones me ha hecho un niño,

    que al parecer eso es ser hombre,

    que he preferido ser un niño

    para salvar todo lo creativo,

    que mi mundo

    no es de este reino perdido,

    para dar a los sentidos lo que es de los sentidos,

    al instinto lo que es del instinto,

    que los sueños me han hecho un niño,

    que no podía vivir si no era un niño

    que me ahogaban las órdenes y las leyes.

    Resulta que muchos de los que se hicieron hombres

    y no buscaron la inocencia,

    al final de sus vidas

    recuerdan con nostalgia lo que tuvieron de niño,
    porque a ser hombre llaman
    vivir en un mundo de dominantes
    y sometidos,

    que la soledad me ha hecho un niño,
    que el darlo todo y el haberlo perdido
    me ha hecho un niño,

    que he sido un poeta maldito porque soy un niño,

    que me ha hecho un niño

    ver que lo único importante

    es buscar la inocencia entre la astucia,

    que cuando he amado

    me he convertido en un niño,

    que comprender que hay víctimas pero no culpables
    me ha hecho un niño,
    que por ser un niño

    mantengo la ilusión a pesar de los desencantos
    y de la sangre derramada
    entre las trampas y los mitos,

    que ver cómo caemos todos en las innumerables trampas

    me ha hecho un niño,

    y que de no ser un niño

    nunca hubiera nacido en mi la rebeldía,

    que es preciso

    comenzar a rebelarse a uno mismo,

    no seguir la consigna de ser un hombre,

    que soy poeta porque conquisto la inocencia

    cada vez que abro los ojos y contemplo las cosas,

    que a ser niño

    es lo único que he aprendido

    y porque observo que todos los seres

    con el mismo destino:

    nacer para la muerte,

    no dejan de ser niños:

    que un pájaro siempre es un niño,

    que un árbol siempre es un niño,

    que un perro siempre es un niño.

    Y porque pienso qué es un hombre

    si deja de ser niño,

    que se equivocan las escuelas

    que intentan hacernos hombres

    prometiéndonos falsos paraísos,

    que la anarquía sólo será posible

    cuando todos fuéramos niños,

    cuando todos partamos

    a la conquista de la inocencia,

    que escribo este poema

    porque resulta que soy un niño…
    JESÚS LIZANO

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  2. GRACIAS.
    Muñeca de trapo azul. Sin nombre. De un azul precioso, intenso, suave. Y digo muñeca, pero podrías ser muñeco perfectamente. Nada había en tu, su cuerpo que indicase sexo. De hecho era, es (confío que sigas en algún sitio escondida) un cuerpo sin pies, sin dedos. Unos simples atados marcaban en mi imaginación tus manos, unas botas. Tienes un vestido blanco con motivos azules. No recuerdo si eran lunares, mariposas, que se yo. No se podía quitar. La sonrisa, enorme, pintada o cosida en tu cara, eso también se ha difuminado con el tiempo. Ojos grandes, negros. Lo que de verdad está presente es la sensación de tenerte. Eras mía. Nada en la memoria de cómo llegaste a mí. Apareciste en mi cama, ¿Un adorno? Puede que fueses un regalo, ¿de quién? Ni idea. Pero intacto en mi cerebro tu olor, textura y lo que sentía contigo. Si pudieses hablar… Lo que hacías de maravilla era escuchar. He llorado tantas veces aplastándote contra mi pecho, primero de niña, de pre adolescente después. Testigo de mi rabia, de la impotencia que sentía con cada bronca injusta, con cada castigo. De sueños de niña triste, dispuesta a cambiar al mundo. Su mundo. De enamoramientos infantiles. Cada niño que me gustaba, y era yo de gusto fácil, se convertía en un futuro marido (sí, sí, marido) por supuesto tendríamos pasta a rabiar y seriamos muy, muy felices, y como me gustan las perdices, pues eso, las comeríamos hasta reventar. Escuchabas sonriente dándome la razón en todo. Te hablaba de mis posibles trabajos, porque naturalmente yo elegiría. Maestra, medico, abogada, casi todo me valía, según el día. ¿Qué habrá sido de ti? No jugué contigo, eras mi amiga. Puede que te busque, que tire de algún hilo que me lleve a ti. Porque cuando empecé a cambiar no miré atrás. Probablemente te quedaste en la cama donde yo jamás volví a dormir. ¿Me extrañaste? Deberías verme, muñeca de trapo azul. Tu recuerdo pinta en mi cara una sonrisa así, como la tuya, exagerada.
    Alex

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  3. Yo, FULANITO DE TAL Y CUAL, residente en Tordesillas y con domicilio en uno de los últimos
    números del Mar de Incertidumbres, con el debido respeto y sumisión a su arbitrio
    EXPONGO:
    Que la palabra Brizo, está registrada por la RAE, y significa cuna en la que se mece al niño. Sin
    embargo, por su sonido tan eufónico podría, y pienso que debería, ocupar un lugar digno al
    lado de palabras tan castizas como Brezo, Brisa, Brazo, Braga, Brega, Buzo, Rizo o Chorizo. Creo
    que, por ello, solo necesita la asignación de nuevos significados que la enriquezcan y hagan su
    uso mucho más frecuente, por lo que paso a hacer las debidamente razonadas siguientes

    PROPUESTAS:
    Primera acepción. - Podría estar derivada de Rizo, como por ejemplo, “Bucle de pelo o
    guedeja con dos vueltas, formando un doble anillo”. De esta forma, podría formar parte de
    expresiones como “Los sedosos brizos que enmarcan tu faz…”.
    Segunda acepción. - Brizo sería la primera persona del singular del presente de indicativo del
    verbo Brizar (hacer brizos, como en la primera acepción): yo brizo, tu brizas, él/ella briza etc.
    En expresiones como por ejemplo “Al verte de esa guisa se me deshicieron los brizos, como
    cuando metes los dedos en un enchufe”.
    Tercera acepción. - Podríamos asociarla a algún tipo o circunstancia que afecte a Brazo. Por
    ejemplo, un brazo roto por varios puntos (lo que en Medicina se diría fractura conminuta de
    húmero), ya que “brisée” (significa en francés roto o quebrado, de donde viene la “pasta
    quebrada o pasta brisa” en español). Así, se diría en Urgencias -en sustitución de las palabras
    técnicas puestas arriba- al llamar al traumatólogo: “Baja macho, que acaba de llegarnos un
    brizo”. Con esta aproximación etimológica al término, tan del gusto de los médicos de todos
    los tiempos, se obtendría una mayor precisión para esa patología y, con la correspondiente
    incomprensión del vulgo, un mayor crédito de esa noble profesión.
    Cuarta acepción. - Sería rebuscado darle el significado de gran llanura, en contraposición a los
    Montes Abruzzos, pues la A inicial niega lo que viene detrás.
    Quinta acepción. - Variedad de Brezo, cuyas raices forman rizos y volutas, empleadas en el
    curso de ciertas prácticas chamánicas actuales y en la brujería medieval. En forma de
    decocción tiene efectos alucinógenos y afrodisiacos. Se han referido casos de abuso con
    resultado de muerte. Según las crónicas, los fallecidos exhibían una característica y amplia
    sonrisa.
    Sexta acepción. - Podría otorgársele el significado de regalo, un poco arcaizante, pues derivaría
    del árabe hispánico “al-bricia”, que significa albricias. Se podría usar en frases como “Sus
    adulaciones y brizos no harán mejorar la opinión que me merecéis, señora baronesa”.
    Séptima acepción. - En línea con la etimología propuesta en la tercera acepción, y dado que ya
    me duele la cabeza (me va a estallar de decir tanta parida), se podría decir que “me va a brizar
    la cabeza”, con el significado de romper o estallar, que sería un segundo significado del verbo
    brizar.

    Tengo la confiaza de que, entre estos siete significados, los sesudos miembros de la RAE
    podrán seleccionar una o más, para asi dar mayor lustre y esplendor a la lengua de nuestros
    padres (aunque quizá después necesitará limpieza).
    En la villa de Tordesillas, a dieciséis de diciembre de dos mil ventitrés.
    Atentamente FTC
    A LA ATENCIÓN DE LOS ILMOS. SRES. ACADÉMICOS DE LA REAL DE LA LENGUA ESPAÑOLA.

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