Hace un par de años, y como los que más me conocéis ya sabréis, tuve la suerte de vivir unos meses en Tailandia. Aunque no fue para nada una estancia de pesca, si que me lleve un par de cañitas y de señuelos, porque algún día seguro que tocaba mojarlos. Estos días me acuerdo bastante de ese largo viaje , ya que, en menos de un mes nos toca emigrar otra vez, esta vez más lejos, en esta ocasión nos espera Australia y por mucho más tiempo. Dejamos nuestros trabajos fijos, nuestras familias y mis lubinas jaja,en busca de nuevas experiencias, gentes, idiomas y, sobre todo, esa sensación de sorprenderte con cualquier cosa, de sentirte perdido en cualquier parte y que te hace ver que cada día es diferente, que tanto echo de menos.
De Tailandia nos trajimos mil y una historias y recuerdos y, aunque como ya he dicho la intención no era ir mucho de pesca, también tengo un par de historias para contaros aquí.
MI PRIMER GT
Los lugareños en las tiendas de pesca y en los puertos me habían comentado que era muy mala época para pescar desde costa, de echo nadie iba porque los peces en la estación seca, que es cuando el mar estaba más en calma, se alejaban de la costa y no merecía la pena ni intentarlo.
Pero como las cañas estaban allí y teníamos algo de tiempo, decidí madrugar un día, acompañado, aunque sin muchas ganas por su parte, por mi novia. Después de haber mirado una y otra vez el google earth para buscar una postura, arrancamos hacia el cabo Promthep, un lugar típico de peregrinaje, con un templo en una alta montaña que se desliza penetrando en el mar.
Al empezar el largo descenso hacia la postura y con muy poca luz, nos damos cuenta que un perro nos acompaña un poco más adelante, como mostrándonos el camino, y lo cierto es que nos llevó directamente a donde queríamos ir sin dudar en ningún momento en ningún cruce de caminos. Y una vez que llegamos al destino, se fue por donde vino. Esto se volvería a repetir cada vez que volvíamos a este lugar. Quizás su dueño fuera pescador o simplemente algún pescador le daría comida o algo, realmente no lo se, pero para mí era realmente sorprendente.
Una vez metidos en faena, empiezo a largar vinilos para todas partes, ya que era una zona muy homogénea, pero sin resultado alguno. La mañana tenía muy mala pinta y no había ni toque ni actividad visible.
Cuando los ánimos de tocar escama eran ya casi nulos, veo muy a lo lejos lo que parecían ataques en superficie, pero el lance no me llegaba ni a la mitad de donde saltaba aquellos peces. Me pongo a mirar en la pequeña caja de señuelos que había llevado y me encuentro un tremendo popper que me había dado mi hermano, ya que aquí no lo iba a usar. Acostumbrado a pescar en estas aguas aquel bicho me parecía monstruoso, pero quizá lanzara bien... y vaya que si lanzaba... pese a estar con una caña que no llegaba a 3 m y de accion muy blanda, mandaba el bicho más lejos de lo que nunca había lanzado un señuelo, y aun así llegaba muy justo a la zona caliente.
Pero al tercer lance, y poco después de que el popper tocase el agua, zas!! Y esa sensación de no tener ni idea de lo que tienes detrás de la linea. No parece muy grande -dije- pero tira una barbaridad-. No podía ser otro pez. Me las vi negras para sacarlo ya que por delante, a unos 5 metros, apenas asomaban dos agujas, y ahí se metió el amigo liándome todo el trenzado por esos bajos. Con paciencia y con 20 metros de linea para tirar a la basura, salió este pequeño pero precioso y muy agradecido Giant Trevally.
Estoy seguro que tarde o temprano iré en busca de uno de estos, pero de los grandes, pero también tengo claro que no será ni la mitad de emocionante ni tan difícil como fue la captura de éste.
CALAMARES SUICIDAS
Un buen día disfrutando del sol en la playa veo a lo lejos a unos señores del lugar pescando en unas rocas cerca de la arena, sus movimientos eran de spinning pero parecían poteras lo que colgaba de sus lineas. Cuando me marchaba me acerqué y pude ver que tenían dos calamares de arrecife, que son una especie entre calamar y jibia.
Al ver como pescaban, la linea extremadamente gorda que usaban y su técnica poco depurada, y que aun así habían pescado un par, le dije a Carolina- esta es la mía, mañana comemos calamares jaja.
Me compré una potera de 40céntimos, la menos fea que tenían en la tienda y una linea de 0,20mm(no la había más fina tampoco) y fui con la caña de spinning a probar. Allí estaban los mismos chicos del día anterior pero no llevaban nada, me metí un poco en el agua alcanzando un bajo cómodo para pescar. Primer lance...chipi...segundo...chipi y así hasta aburrirme, cogí unos 40 en una hora y ya teníamos para la cena. Si es que se suicidaban!! Además cuando enganchaba y quería soltar la potera, me metía a bucear en ese agua a casi 30º y de paso los localizaba. Desde ese día cada vez que apetecían calamares volvíamos a esa playa y no fallaban, los pescaba y después nos los cocinaban en cualquier restaurante por unos pocos baths(pocos céntimos). Cada vez venía más y más gente, incluso algunos aunque la comunicación no era fácil, venían a pedirme consejo e imitar mis movimientos, y el último día que fui recuerdo contar más de 20 personas pescando a mi lado y pegando los tirones a la vez que yo. Además una señora, que siempre que enganchaba en el fondo me pedía que se lo desenganchase, se había comprado unas gafas de bucear y se metía, con más o menos estilo, a desengancharlo por ella misma , otro momento muy emocionante para mí.
También conocí a un español que intentaba pescar calamares, un joven andaluz, era el primer español que nos encontrábamos en Tailandia después de muchos días allí. Llevaba media hora pescando a su lado y me escuchaba hablar con mi novia y no me decía nada, cuando derrepente le suelta a mi novia -dile al chaval que deje alguno- mi sorpresa os la podéis imaginar- que casualidad!! y le intente explicar porque llevaba yo la bolsa llena y él y el resto nada, pero sin dejarme hablar me dice- es la potera, se nota que la trajiste de allá- le respondí que la había comprado en la tienda de al lado y seguí a lo mío. Hay que ver lo tercos que somos los españoles jajaja
CAMPEÓN DEL PHUKET BOAT FISHING TOURNAMENT
Tuve, también, la gran suerte de participar en el campeonato de pesca que anualmente se celebra en Phuket, y con el mejor equipo. Fui a una tienda en busca de consejos de un gran pescador de la zona, Mr. Moo, y terminó por invitarme a formar parte de su equipo en este torneo. Haríamos jigging durante el día, y pesca a fondo durante la noche, que más se podía pedir....
Había uno que era un crack del jigging!! Éramos cinco pescadores, y el resto no parecían mancos, pero cada vez que el capitán decia algo como: -aiohaya!!!- que deduje que significaba algo parecido a -ferro o fondo!!- soltábamos los jigs y siempre el primero en pegar era él! Y la verdad es que se veía que no era casualidad, porque movía los hierros como nadie.
Solo después, mientras él fenómeno subía la pieza y la desanzuelaba, teníamos oportunidad el resto jaja.
Yo no tenía ni idea hasta volver a puerto de si era buena pesca o no, pero al compararla con el resto de barcos, me di cuenta de que era realmente buena, y nos daría el triunfo. Las especies capturadas fueron cobia, red snapper, skipjack tuna, amberjack, gt y bossian entre otras.
Y, por si fuera poco, me llevé el premio al pargo (red snapper) más grande.
Lo que más me fastidia es no haber contado con la GoPro, para poder captar estos momentos inolvidables y compartirlos ahora con vosotros, espero en el futuro poder grabar momentos igual de emocionantes sean donde sean. Y ahora una imagen curiosa de regalo jaja, Saludos!