Mostrando entradas con la etiqueta jefe. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta jefe. Mostrar todas las entradas

martes, 21 de septiembre de 2010

Hay que comer

    -Estoy hasta las pelotas de este puto psicópata. Cualquier día de estos le voy a partir la cara de anormal que tiene, es verlo llegar y me entran ganas de...

   -Te faltan cojones.

   -¿Qué? - Néstor se calla, en seco. A veces es la única manera de que cierre esa estúpida bocaza suya, que le pierde. No va a hacer nada de lo que está diciendo, toda su iniciativa escapa de él pegada a las palabras. Jodido imbécil...

   -Que te faltan cojones. Huevos, tío. Todos los putos días es la misma canción: que si le voy a hacer esto, que si voy a hacerle lo otro -finjo la voz más estúpida que puedo; sé cuanto molesta, e intento no sonreir mientras tanto- ¡No vas a hacer nada, así que deja de farfullar y trabaja un poco, joder!

   No sabe qué hacer. Su cara ha cambiado de color, yo diría que a un apropiado tono "te-partiría-la-cara", con el toque justo de "pero-me-faltan-cojones". Mira las carpetas que el supervisor acaba de dejarle sobre la mesa, y alarga la mano. Entonces, estallo en carcajadas. Me mira.

   -¡Deberías haberte visto la cara! -sigo riendo mientras le apunto con un dedo- ¡Te lo has creído, reconócelo!

   Su expresión se relaja cuando entiende que sólo era una broma. Frunce el ceño y amaga con lanzarme la grapadora a la cabeza. Me río otra vez: no va a hacerlo, realmente le faltan cojones. No bromeaba cuando se lo echaba en cara, el tío es un auténtico payaso. Llega tarde, trabaja poco y mal, y la carga de trabajo que él no saca cada día me la tengo que tragar yo, como buen gilipollas. Créeme, es una mierda ser el compañero de cubículo del hijo del jefe. Pero hay que comer...

   Sigo riendo como un idiota. Cualquier día de estos le voy a partir la cara de anormal que tiene. Caigo en la cuenta de que llevo demasiado tiempo fantaseando con ello...

   -Néstor, tío... -me mira, sonriendo- a mí sí que me faltan cojones.