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martes, 25 de julio de 2023

Eléctrica autenticidad

 


Crítica. Música. -

"Eléctrica autenticidad"

JOHNNY PENICILINA Y LOS FRIXUELOS ELÉCTRICOS

Johnny Penicilina (voz, armónica), Fon Fernández (guitarras), José Maxide (guitarras), Padre Karras (bajo), César Longo (batería).

Kuivi PopUp, Oviedo.
Domingo, 23 de julio de 2023.

Ahora que dicen que el rock agoniza, es reconfortable encontrarse con propuestas bien vitaminadas de toda la energía que esta ya vieja música es capaz de insuflar a través de un grupo rotundo, sin fisuras y con una personalidad tan bien definida como Johnny Penicilina y los Frixuelos Eléctricos.


No sujetos a la flojera generalizada de un rock desprovisto de fuerza en sus guitarras, amanerado en su actitud; ni atechados en los tópicos de las etiquetas de géneros protectores de la falta de talento, de un bagaje musical rico y variado y de una creatividad que sólo es capaz de recurrir al manido pastiche, Johnny Penicilina y los Frixuelos Eléctricos ofrecen algo bien distinto. En la cáscara del rock caben, sí, múltiples opciones que se pueden revertir bajo la intención de crear un universo propio, y ahí es donde el quinteto asturiano ha ido macerando su propio estilo.


Su rock callejero  -no podemos recurrir al original adjetivo setentero urbano, puesto que su significado ha sido envenenado e invadido por las nuevas hordas del autotune- se nutre, a discreción y siempre al servicio de las canciones, del punk-rock, garage-punk, rock de guitarras afilado, gotas, incluso, de rockabilly, bien llevado por una base rítmica rocosa e impertubable con Longo y Karras, las guitarras bien enlazadas de Fon y Maxide y el liderazgo de un frontman tan peculiar como Penicilina.

A través de una trayectoria donde no cupieron prisas y sí cerrar un repertorio consistente, el directo de esta banda reluce al poder tomar ya de una serie de hits repartidos a través de sus cuatro álbumes en sus casi cuatro lustros de existencia. Ya son clásicos del rock asturiano canciones como "No me saldré del guión", "Mari la Trotona", "Candi", "¿De ti o de mí?", "Entre ratas", "Y yo en el medio... como un mongol", "Desperdicios" o "Anda y que te zurzan", por citar sólo algunas de un repertorio estimulante donde elegir.


El concierto termina por todo lo alto y con el obligatorio bis donde reluce ese crítico y tan significativo "Tres kilos de cultura", que tanto cuenta sobre los tiempos de hoy. Da gusto recibir esta dosis de auténtica electricidad guitarrera, nada de fatuos manierismo virtuosos que esconden el más flagrante de los vacíos, electricidad y guitarras, las mejores bases, con las que Johnny Penicilina y los Frixuelos Eléctricos rematan un set para enmarcar. Lo que el rock menos complaciente y más vibrante puede (y debería, siempre) entregar y del que ellos son un brillante emblema.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: FERNANDO CASAS













viernes, 30 de junio de 2023

Memoria sin nostalgia

 


Crítica. Música. -

"Memoria sin nostalgia"

KACTUS JACK

Kuivi PopUp, Oviedo.
Viernes, 23 de junio de 2023.

En este "extraño nuevo mundo" al que cantó el gran Steve Wynn, vivimos en una nueva realidad postpandemia donde el efecto de "cabeza borradora", por recordar aquella extrañísima película de David Lynch, actúa como una tabla rasa que arrasa con determinadas (selectivas) memorias, mientras magnifica otras en una suerte de ruleta de la fortuna que logra unos beneficiario y, por supuesto, destina a los demás aun ignominioso olvido. En esa caprichosa lotería, parece que en Asturias le ha tocado al "Xixón Sound" la peor parte. Muy propio de esta cainita Asturias de nuestros dolores: quiénes no se enteraban de nada en los 90, quienes ni vivieron ni sintieron esa época de -digámoslo ya- gloria y repercusión como no ha habido nunca, tratan de ocultar, con subterfugios y malas artes todo aquello, contando que no, que no existió, que fue una exageración, que fue un invento. Pues, por más que saquen sus supercherías a bailar en redes, conciertos como el de Kactus Jack, su música, su directo y energía -décadas después, impolutos- son los testigos contra los que no pueden luchar.



Así que la celebración de Kactus Jack, su apoteosis para abrir una nueva edición del tan imprescindible como maltratado e ignorado (por los "de siempre", en esta maldita ciudad de nombre Oviedo, a la que sigo amando a pesar de esos) Kuivi PopUp, sirvió para demostrar esa mayor que algunos pretenden negar. Un rotundo directo, transitando entre fronteras estilísticas con destreza, ya sea el punk-rok, el pop-punk, funk-rock (en esta parte apenas entraron) y, por supuesto, el toque alternativo y el rock´n´roll, sin ceñirse a ninguna otra etiqueta que no fuera la de la libertad creativa. Esa libertad creativa sin clichés que alimentó la que luego sería denominada bajo la marca "Xixón Sound". ¡Quiénes mejor que ellos, grupo donde se juntaba personal de Oviedo y de Gijón para representar todos esos valores más allá de la cretinez de rivalidades estúpidas, incomprensibles más allá del fútbol!


Todo se tradujo en la demostración que el rock sabe ofrecernos: más allá de la actualidad, siempre queda la memoria si se elimina el toquecito ese tan tontorrón de la nostalgia. Tenemos los años que tenemos y ya está. No hace falta volver al Chanel en el 93, estamos treinta años después sonando ante muchos supervivientes de todo aquello, ante nuevas generaciones de aficionados que creían que el indie y la música alternativa eran este aburrimiento de "neopoprock" que es la nueva aristocracia que domina unos festivales en manos de fondos de inversión, donde ni importa la música ni los espectadores, sólo un avaricioso concepto sacaperras de "entretenimiento".


Abrieron tal cual comenzaba su primer álbum -"1993"- con dos canciones superlativas como "Tucuman" y "Take a look around", el esencial "Secretary comandos" -una de mis favoritas, gracias por la mención, querido Roni- y un sucinto recuerdo a su tercer álbum con "Look at you", donde se dejaron la "K" por el camino, en un extraño recorrido de vuelta a la película de serie b de los 70 que inspiró su nombre. A partir de ahí, un camino al éxtasis total, gracias a un repertorio centrado básicamente en su primer álbum, con la única excepción de "Ann & Sally", de su EP "Fan hasta la muerte". Terminan en la gloria con "My little Michael", esa canción de la que pocos conocen su gestación e historia y que quizás haya que desvelar universalmente algún día.


Y, para el bis, tiempo para himnos como "Sweet gals", el ineludible, extraordinario, "Rock´n´roll made a male of me" y un "Piece of blue eyes" enganchado con un homenaje muy particular a The Velvet Underground con el clásico "Waiting for the man".

Si algo tiene el rock es la capacidad para situar la memoria en ese punto donde nada ni nadie pueda oscurecerla o manipularla. Se manifestará, libre, sin ambages y, por encima del tiempo transcurrido. Así de grande es y así de enorme nos lo mostraron Kactus Jack en una lección imprescindibles ante tanta pose y tanto/a rockerito/a de salón y de redes sociales, de los que -la verdad- uno empieza a estar ya muy harto.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: FERNANDO CASAS





























miércoles, 16 de marzo de 2022

Riesgo y creatividad

 



Críticas Música. -

"RIESGO Y CREATIVIDAD"

LAGARTIJA NICK
Teatro Campoamor, Oviedo.
Viernes, 11 de marzo de 2022.

Mientras algunos se aferran a fórmulas obsoletas, rutinarias y de ínfima calidad, Lagartija Nick han tomado la antorcha del riesgo que el maestro Enrique Morente les mostró y compartió con ellos en el eminente, crucial, "Omega" (1997). Los granadinos han escrito e interpretado algunas de las páginas más brillantes del rock nacional de las últimas décadas. Lejos de permanecer en una zona cómoda, siguen fieles a su camino de riesgo, sin miedo a la zozobra, en un baile en el alambre de una creación que no conoce el miedo a caerse sin red.


Así se presentaban en una ciudad donde sólo habían actuado en una ocasión, un glorioso 14 de noviembre de 1991, en la desaparecida sala La Real, cuando se embarcaron en una extensa y muy intensa gira de su primer álbum "Hipnosis", donde -como ellos mismo recordaban- buscaban que a su audiencia "le sangrasen los oídos". Treinta largos años después, sin haber perdido la fuerza de toda su electricidad, son capaces de internarse en muchos más territorios como la poesía o las imágenes cinematográficas para realzar un espectáculo con el que se abría la octava edición de SACO (Semana del Audiovisual Contemporáneo Ovetense) de la mejor de las maneras posibles.


Era la segunda vez que se podía contemplar sobre unas tablas (se había estrenado hace unas fechas en Madrid), pero daba la impresión de estar muy rodado, en un concierto sin fisuras, despachado con la brillantez, energía y atractivo que se le supone a una banda tan inquieta como contundente. En ese homenaje a la Generación poética del 27 donde se produce un hermanamiento con Luis Buñuel (tanto en su obra visual como poética) y Val del Omar, a quien ya habían homenajeado en su álbum homónimo de 1998, los resultados brillan y se intuye nueva gloria para su próximo trabajo, también conceptual -han encontrado oro en esa forma de trabajo- en torno a esos ejes.


Y es que cuando los proyectos se encaran desde el corazón, no como una previsible rutina con la que llenarse los bolsillos, sino en la búsqueda más profunda del alma, en el ínterin de la poesía, de la imagen, de la electricidad y potencia más rotunda del rock, se acaban encontrando nuevos caminos para huír de esa conformista molicie de quienes prefieren los (comerciales) senderos tan trillados que sólo aburren. Lagartija Nick es un grupo que se busca, se reencuentra y se descubre en las encrucijadas, hallando nuevos caminos en la insaciable indagación del creador inquieto e indomable.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: IVÁN MARTÍNEZ



 






















miércoles, 2 de diciembre de 2020

Reseña de "Frontón de la Esperanza" en "Red Sonora"

 


FRONTÓN DE LA ESPERANZA

Manolo D. Abad

Colección Turbulencias.

10€

86 págs.

El segundo poemario (y octavo libro de su carrera) tras "Ahora que ya somos silencio" (Suburbia, 2019) incide en las pautas estilísticas del anterior: precisión en las palabras, un estilo directo, en apariencia sencillo y que se divide en dos partes "Desesperanza" y "Esperanza", como el recorrido del juego de la pelota vasca (el "Frontón de la Esperanza" se encuentra en Bilbao). Un nuevo paso adelante en la obra de un autor cada vez más consolidado.

Reseña aparecida en el número 11, diciembre de 2020 de la revista "Red Sonora"




lunes, 17 de febrero de 2020

Premios




Pick Up. -

PREMIOS”

A nadie le amarga un dulce; a nadie le amarga un premio. Los creadores vivimos a expensas de una serie de reconocimientos que den relevancia a tu labor. Más aún cuando los valores parecen haber cambiado en este mundo de flashes e instantáneas que menosprecian el trabajo duro y continuado que suele suponer toda creación artística.
Y ahí es donde entran los pícaros, quienes se aprovechan de esa necesidad de prestigio para hacer su particular agosto a costa de los creadores. Con un sinfín de promesas, juegan sus cartas para potenciar un negocio donde el único que no cobra ni saca la merecida rentabilidad económica es el artista. Imaginen un circo donde los payasos no cobren y aquellos que se forren sean los taquilleros. Pues bien, tal y como están montados ciertos concursos y premios en Asturias, esto es lo que ocurre. Con el cebo de una supuesta relevancia, se tima al artista para que actúe gratis, mientras, quien lo monta, se enriquece a su costa creando un chiringuito deplorable pero que es bendecido por políticos despistados e ignorantes. Todos contentos, excepto el artista que sigue siendo el payaso que se muere de hambre.

MANOLO D. ABAD

lunes, 30 de diciembre de 2019

Elogio de la solidez

 Crítica. Música. -ELOGIO DE LA SOLIDEZ”


ALFREDO GONZÁLEZ
La Salvaje, Oviedo.
Viernes, 13 de diciembre de 2019.

En estos tiempos extraños donde prima la apariencia superficial sobre la honestidad, siempre es reconfortante encontrar autores que eligen el camino del maratón al de un sprint bobo a la busca de un reconocimiento tan instantáneo como efímero. En esa tesitura, siempre es un placer disfrutar de conciertos de artistas con la personalidad de Alfredo González, que ha ido construyendo a lo largo de los años un cuerpo creativo sólido y repleto de matices.


El de Turón llevaba mucho tiempo sin visitar uno de los escenarios emblemáticos de la capital asturiana y, ciertamente, se le echaba de menos, en esa distancia que proporciona La Salvaje (si no me equivoco, con esta denominación aún no se había estrenado, la última vez había sido en una desoladora noche en La Antigua Estación) y acompañado por una compacta y fiable banda, el Flaco mostró sus virtudes alejadas de esos espectáculos infantiloides, pasto de una época absurda donde sustituyen a la convicción de aquellos que apuestan por los sentimientos hondos, de quienes prefieren la hoja perenne a la caduca de un titular facilón, esperpéntico o freaky.


 “Afluentes”, su sexto trabajo, era el argumento de su comparecencia con un grupo que otorgaba matices y fuerza, pero, en realidad, supuso toda una reivindicación de su trayectoria ante la olvidadiza memoria de esos más predispuestos a abrazar la ligereza coyuntural y desdeñar el trabajo continuado a lo largo del tiempo. Ahí, puede presumir González, recordar clásicos absolutos como el imprescindible “Retruque”, o acercarse a nuevas piezas que permanecerán como “La escalera” o “El punto del empate”, para rematar un concierto bien alejado de imágenes vacías, huecas. Con el rastro de esas canciones que se apoderan de ti para acompañarte en esos momentos de zozobra o de alegría, de los sentimientos verdaderos en una palabra.



Frente a las vanas “personalidades” que son sólo pomposos atrezzos para relleno de vacíos informativos, nos quedamos a salvo de tanta contagiosa estupidez reinante con los músicos que nos insuflan verdad y vida. Alfredo González es, sin duda alguna, uno de ellos,

MANOLO D. ABAD
Fotos: M. D. A.

martes, 24 de diciembre de 2019

Lauren García escribe sobre "Ahora que ya somos solo silencio"




Manolo D. Abad, hombre de pasiones irredimibles, que sabe de la militancia cultural como una constante y un apego a un modo de vida, no a una caducidad de fama de quincalla. Escritor de novela negra y relatos, columnista de los que se queman los dedos en el fogonazo y, sobre todo, crítico musical de oídos muy despiertos.

Tenía una asignatura pendiente con la literatura: la poesía. Y con "Ahora que ya somos silencio" ha cumplido ese pacto, tan caprichoso como inabordable. Lo ha hecho cuando los poetas sienten ese destierro que empuja a los vértices de la escritura: el del desarraigo.

El termostato del corazón tiene ascensos y descensos fulgurantes, las pulsiones que se disparan y abrigan sentimientos, como los que cobija Manolo D. Abad en este libro, con las coincidencias y desencuentros del azar inexplicable, paralizando la literatura.

Parte irrenunciable de la educación sentimental de nuestro escritor son un diafragma de canciones, elegidas con tiento de selecto discjockey y que soportan la estructura de este libro. Poemas y canciones enlazando con la franqueza. Un hábitat musical que envuelve todas las propiedades de un resistente, la banda sonora suprema de la supervivencia.

Cada canción aborda un estado de ánimo que se aventura por sus notas, una comunión de la que el poeta saca partido para acompasar a la soledad, para continuar de pie el camino. Consigue en esa dualidad que nos sintamos cómodos ante la desventura, mientras nos enseña el desgajo de la brecha.

En estos poemas, el mismo discurso que entabla un diálogo con las pérdidas, acentúa las preguntas, la hermosura flagrante de un flash fugitivo. Un poemario que, más que ser de temática amorosa al uso, es confesional con el desarraigo, del que hablábamos antes, y sus consabidos baches, con una puesta de mirada donde termina el horizonte. Manolo habla en primera persona, pero con un "yo" que se desdobla, nada acaparador, consciente de que la poesía es saber desnudarse, todo un escritor errante con la compañía de la lluvia. Estamos continuamente pagando nuestra deuda con el sentimiento, maldiciendo la suerte, elevando la voz como un timbre telefónico. El "tú" es el destinatario de "Ahora que ya somos solo silencio", que flota en las páginas, una carta encomiable, alzada sobre el olvido que es un mensaje de amor azorado, sin esperar, en primera instancia, la respuesta como propósito inminente.

Aquí reside el poder de la palabra que se alza cuando perdemos a nuestro interlocutor y se difumina en las rendijas del alma, la evocación continua de estos poemas pertrechando la herida. El viaje de la vida, que no conoce el regreso, nos invita a tiznar la melancolía.

Las lágrimas, que caen como una lluvia de rosas, de las que habla Manolo D. Abad, son el veraz testimonio que asombra en este libro y que el kector recogerá: asentir y disentir del silencio.

LAUREN GARCÍA



domingo, 15 de diciembre de 2019

Magia eléctrica sensorial


Crítica. Música. -
Magia eléctrica sensorial”


JOSEBA IRAZOKI
La Salvaje, Oviedo.
Sábado 7 de diciembre de 2019.

Llegaba el músico navarro al recinto ovetense tras dos días de fastos, de celebración gozosa del 27º aniversario de La Plaza de Gijón en la sala Albéniz, con las expectativas por todo lo alto. Al menos, de un reducido grupo de público que sabe de las virtudes de un guitarrista excepcional, en estado de gracia y capaz de mostrar una paleta de sonidos multicolor trascendiendo todo tipo de fronteras en lo musical. Una gozada para quienes deseen empaparse de una propuesta inusual en un panorama encorsetado y previsible, que nos devuelve a unos tiempos – aquellos en que la etiqueta era “alternativo” o “underground”, no un “indie” que hoy no es sino el trasunto del más rancio “pop-rock” de los ochenta – donde nos sorprendíamos con la mezcla inteligente de estilos e intenciones.



Hoy, son otros tiempos, sí. Y la tecnología ayuda a que los loops de guitarras puedan permitir a un artista con mayúsculas expresarse con todo su arsenal de ideas y sentimientos. Hartos ya del sobe de la palabra, del abuso cantautoril de famélica expresión musical, enfrentarse a una aventura sensorial con la guitarra – con los loops, “las guitarras” - como guía, resulta uno de los viajes más estimulantes que uno puede encontrarse para delicia de paladares deseosos de experiencias alejadas de todo convencionalismo.


Todo un recorrido por sensaciones eléctricas donde se derriban las barreras estilísticas para aunarlas en un concepto que no conoce más límite que la libertad creativa. Descubrir la expresión de la guitarra, sumirse en un mundo donde volar sin miedo a caer.


Asumir esos parámetros, supone sumergirse en una atmósfera cargada de todas las virtudes que la electricidad guitarrera enfilada hasta las últimas consecuencias, hasta el último gramo de expresión en el filo de cada cuerda, puede ofrecer. Embarcarse en este viaje, lírico, en ocasiones; catártico, a veces; pleno de sensaciones, es una experiencia que pocas veces hemos podido disfrutar. Un camino personal, culminado con un párrafo del “Marquee Moon” de Television en su necesario tramo último, sólo apto para quien sepa la indeleble recompensa que les corresponde a los audaces.

MANOLO D. ABAD
Fotos: M.D.A.


domingo, 14 de julio de 2019

Magia Alternativa









Crítica. Música. -Magia alternativa”


EL PUEBLO CONTRA FERNANDO ALFARO Y ANTONIO ARIAS
Jardín Botánico, Gijón.
Viernes 12 de julio de 2019.

La pregunta siempre recurrente ante todo artista: el proceso creativo y todas sus manifestaciones. Esa y más cuestiones se plantean y recorren un show único en su especie donde dos de los creadores de una generación perdida pero con tanto que decir, se desnudan ante el público sin tapujos, con una honestidad tal que ya quisieran otros para sí.


El resultado es una sesión inusual, un combate a dos donde el k.o. le llega a la audiencia, atónita ante las revelaciones de cómo surgió tal canción, o cómo un tema vino a través de un amigo torcido que se dejó llevar por la mala vida hasta el fin de una muerte. En ese estado, al borde del precipicio, en las entrañas de la existencia, es dónde se encuentra un lugar donde Fernando Alfaro y Antonio Arias se citan para dialogar sin complejos de todo. De lo que pudo ser, de lo que no fue. De los amores vistos según su prisma, el de Alfaro con “Efervescente”, el de Arias con “La Curva de las cosas”, en un ejercicio estimulante y revelador.



Las cervezas sobre la mesa, uno a cada lado con su acústica, un tono a veces confesional, otras retador, siempre en la simbiosis de quien tiene tantos puntos en común, deviene en un fluir por el mismo río: Leonard Cohen y su “Hallelujah”. Porque ambos coincidieron: uno en “Omega”; otro, antes – y bien que se lo reprochó Fernando – en “Family Album I”, el gran minilp de versiones de Surfin´ Bichos. Luego, llegan historias paralelas, como el “Santos que yo te pinté” de Los Planetas, apócrifa letra de Antonio y sus derivadas en Los Evangelistas con esa espeluznante canción basada en un poema de Manuel Machado “Yo poeta decadente”, que Arias desgrana con la descarnada lucidez de aquel que vive esa historia de fatal desamor. La piel se pone de gallina.



Hemos dado vueltas y vueltas hasta llegar a lugares insólitos como los que nos proponen Fernando Alfaro y Antonio Arias. Si esto fuera suficiente (y justo) para recuperar toda la cosecha que han dejado en tres décadas – con sus altibajos, sí, pero siempre rayando al máximo nivel de exigencia – ya valdría la pena el encuentro, este gran encuentro.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: ALBERTO CEAN

Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 14 de julio de 2019

lunes, 8 de julio de 2019

Tiempos viejos, tiempos crueles



Crítica. Música. -Tiempos viejos, tiempos crueles”



ILEGALES
Festival Metrópoli, Gijón.
Sábado 6 de julio de 2019.

No, ya no son tiempos nuevos, ni tampoco salvajes. Llega el retroceso cíclico tras la doma y hay que regresar al filo, al punk, a situarse justo en el lugar donde el rock vuelve a manifestarse como elemento necesario para rebelarse. Sí, suena a antiguo, pero contemplando el panorama donde regresa Eurovisión, se perpetúa OT y las noches se ocupan con impostores creados para esquilmar a los autores más modestos, quizás sea imprescindible ceñirse a las guitarras, a las pequeñas revoluciones privadas. Y, sin duda, no hay mejor banda sonora que la de unos recuperados Ilegales, tras atravesar su particular y bíblico desierto de cuarenta días (que fueron muchos más): la muerte de nuestro querido y añorado amigo Alejandro Espina, una enfermedad seria como la tuberculosis que afectó a Jorge Martínez, cambios de mánager, vicisitudes diversas que los obligaron a reinventarse, a buscarse en el fondo del pozo. Allí hallaron la piedra filosofal de encontrarse en un retorno a lo básico, a lo más directo, a la concreción, tras dar muchas vueltas alrededor de la nada.

Así se presentaron en el Metrópoli gijonés que nunca había visto en su escenario principal algo a lo que se pueda llamar “rock” con mayúsculas, sin excusas, sin historietas, directo al estómago y benéfico para todos los sentidos. La Fender Stratocaster Pink Paisley no tuvo descanso ni dio tregua en las manos del calvo avilesino, que sacó todo el provecho posible respaldado por un estólido elenco a tres, básico, contundente, ejemplar. Sin alharacas, sin innecesarios alardes más allá de la prodigiosa pulsación del guitarrista asturiano, Ilegales rescataron su leyenda, la honraron como sólo los muy grandes son capaces de hacerlo.

Ahora que contamos décadas con los dedos de la mano, ahora que vemos esfumarse las ilusiones de lo que pudo ser y no fue, ahora que vuelven los tiempos viejos que se empeñan en regresar con toda su crueldad, ahora es cuando más necesitamos que las guitarras, sin concesiones, sin vanas excusas, en toda la electricidad y contundencia que son capaces de ofrecer, sin domesticados acústicos para esos advenedizos que ocupan espacios que no merecen, sin impostores que no lo vivieron ni lo sentirán jamás, ahora es cuando más hacen falta conciertos como el que Ilegales desplegaron en la noche del sábado en Gijón.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 8 de julio de 2019

Reivindicados




Crítica. Música.-
Reivindicados”
LA FRONTERA
Carpa Café Continental, Mieres.
Viernes, 28 de junio de 2019

El efecto de un efervescente Mieres tiene su eco en el Café Continental, que, desde la más absoluta iniciativa privada, se marcó una estupenda velada de conciertos con bandas de la zona muy entonadas como Patapalo o Dirty Boogie y La Frontera de reclamo principal.
El veterano grupo madrileño mostró las virtudes – hoy perdidas – del rock de guitarras afiladas con memorables melodías. Contemplarlos ahora y verlos disfrutar de una segunda juventud quizás sea un síntoma de la reivindicación de unos tiempos que se apagaron demasiado pronto para ser barridos por la más absoluta mediocridad comercial. Aquella segunda mitad de los 80, lo que podríamos llamar la postmovida, alumbró bandas como La Frontera, pero también como La Granja o Las Ruedas, que aportaron grandes canciones para el rock español que hoy parecen irremediablemente perdidas para dos generaciones.
A esa reivindicación se aplicó el grupo que lidera Javier Andreu, recuperando muchos de los clásicos de su primer álbum homónimo (“Duelo al sol”, “Vivo o muerto”, “Cuatro rosas estación”, “Pobre Tahúr”), del esencial segundo “Si el whisky no te arruina… las mujeres lo harán” (la canción homónima, “Volverán los buenos tiempos”, “Judas el Miserable”) o su tercero “Tren de medianoche”, que completaba una trilogía que escribió algunas de las mejores páginas del rock en España (“Siete calaveras”). Apenas pasaron por el cuarto que les encumbró, esa “Rosa de los vientos”, donde ejecutaron un arriesgado cambio en su propuesta, tan sólo para recordar a “El Límite” y “Juan Antonio Cortés” y casi nada de su repertorio posterior. No hacía falta.
La Frontera nos devolvió, por unos momentos, con un brillante concierto, sólido y guitarrero, a esos años donde eran las guitarras y las canciones las que protagonizaban las vidas y los diales de las radios. En medio de la mediocridad reinante de los compases mínimos, de las inframelodías, de la chapucera tendencia de soniquetes con mentalidad deteriorada por el machismo y la brutalidad más absurda, encontrarse con un concierto como el de este legendario grupo madrileño, nos reconcilia con el sabor de lo vivido y de todo lo escuchado. Nos deja el buen aroma de los licores bien fermentados.
MANOLO D. ABAD
Publicado en el diario “El Comercio” el domingo 30 de junio de 2019

sábado, 22 de junio de 2019

Aquí y Ahora



El Tocadiscos. -Aquí y ahora”


RICHARD HAWLEY “Further”
BMG
11 canciones. 17€.

Tras dos décadas de trayectoria en solitario, el de Sheffield se ha convertido en todo un clásico merced a una carrera ejemplar, repleta de grandes instantes y mejores canciones. Podría haberse conformado – nada menos – con que la etiqueta de crooner dibujase su currículum, pero no, se le quedaba pequeña, muy pequeña, en comparación a todo lo que alguien como él puede ofrecer. Y este trabajo lo demuestra: es capaz de moverse en un montón de registros sin que su propuesta palidezca.

De lo más vibrante (esa apertura frenética con “Off my mind”, “Is there a pill”) a lo más intimista (el desarmante “Not lonely”, una de esas maravillas a las que nos tiene acostumbrados), hay tiempo para desarrollar todo un magnífico single (“Alone”), a cantar al oído esos temas orquestados tan suyos (“My little treasures”), el glorioso crescendo de “Time Is”, y a conformar un álbum donde parece recoger todas las aristas que definen una obra cada vez más grande: rock psicodélico, baladas intimistas, pop exquisito.

En este noveno álbum parece haber buscado una renovación energética, canciones más directas, menos – aparentes – arreglos, pero siempre bajo su sello personal, con una impronta propia que le define como uno de los grandes. Y eso, en estos tiempos donde muchos que parecían imprescindibles flaquean, es una garantía, un valor en sí mismo.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento "Culturas" del diario "El Comercio" el sábado 22 de junio de 2019

sábado, 15 de junio de 2019

Los Ríos de la Vida



El Tocadiscos. -Los ríos de la vida”


ALFREDO GONZÁLEZ “Afluentes”
Warner
11 canciones. 16€.

Alfredo González alcanza su sexto trabajo con un álbum de madurez total, la demostración creativa de esos artistas que logran evadirse de toda tara coyuntural para plasmar su universo sin ninguna cortapisa ni excusa. Un cancionero éste donde el asturiano despliega todas las esencias de su mundo, de lo más melancólico a los momentos más vibrantes, una suerte de clasicismo de un autor que conoce su lugar y sabe manejarse en sus logros con ese poso reposado de la sabiduría.

En una clave completamente distinta a su anterior, el vibrante “La paciencia del faquir”, este álbum ofrece una muy cuidada elaboración en cada arreglo de cada una de las once canciones que lo componen, que rayan en algunos momentos a gran altura, temas como la sensacional “La escalera”, “Mi propia despedida”, la más eléctrica “El punto del empate” o “Por Medellín”. La minuciosa producción de Pachi García Alis marca el tono idóneo del clásico que ya es, que se busca, no sólo pensando en los aires específicos de cada canción, sino otorgando una patina general a todo el trabajo.

Un paso más, otro paso adelante de un creador sobresaliente, con una personalidad propia que escapa siempre de todos los límites e imposiciones, entregando una obra cada vez más grande y reconocible.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento "Culturas" del diario "El Comercio" el sábado 15 de junio de 2019

sábado, 8 de junio de 2019

El placer de la quietud



El Tocadiscos. -El placer de la quietud”

TYLER RAMSEY “For the morning”
Fantasy Records
10 canciones. 14 €.

El que fuera guitarrista y compositor de los esenciales Band Of Horses plasma en su cuarto álbum en solitario toda la esencia mágica de la tranquilidad. Situado en ese estado de ánimo que, en ocasiones, proporciona el rock de raíces americano, Ramsey desarrolla un cancionero donde todo nos conduce a lagos de paz y tranquilidad, alejados de escenas trepidantes, de luchas de poder, un lugar donde detenerse y reencontrarse con nuestro propio espejo.

Ya desde el maravilloso inicio con la deliciosa “Your whole life” nos damos cuenta de que entramos en una dimensión espiritual alejada del bullicio y de las competiciones vacuas, aguas tranquilas en las que sumergirse y detener el tiempo para recuperar la forma de ser. Del Neil Young más tranquilo a los Byrds o los Love desplegando magia a manos llenas, y sí, por supuesto, aquellos pasajes encantadores de su antigua banda Band Of Horses, Ramsey se marca todo un recital de canciones para susurrar en amaneceres de ensueño o en atardeceres repletos de promesas, temas para perdurar al margen de cualquier trepidación coyuntural.

Uno de esos álbumes que sonarán y sonarán inagotables gracias a piezas como “Breaking a heart” o “The bottom of the sea”, elevándose como gigantes por encima de cualquier consideración temporal, con la grandeza intrínseca de su carga de sentimientos.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento "Culturas" del diario "El Comercio" el sábado 8 de junio de 2019

sábado, 1 de junio de 2019

Reflejos


El Tocadiscos. -“Reflejos”

DA LOMA “El Espejo”
Limbo Starr
10 canciones. 10 €.

Hablamos de un álbum debut que no se sostiene bajo las coordenadas de un disco nuevo de una formación nueva. Aquí hay un trabajo previo de muchos años, labrados con la paciencia de un corredor de fondo, más bien de maratón. A David López lo conocimos como componente de uno de los grupos históricos de la era dorada del indie (bien alejado de lo que hoy no deja de ser un trasunto del pop-rock más convencional) Kebrantas, y también como avispado ejecutivo de la RCA que apoyó a Los Planetas. Destinado a seguir al otro lado del espejo, como impulsor del sello Limbo Starr que tantos buenos momentos ha proporcionado – Chucho, Nacho Vegas, Tachenko, por sólo citar a tres – salta a la palestra con un trabajo donde se comprueba cómo una propuesta pensada a lo largo de un lapso de tiempo suspendido a través de los años puede proporcionar resultados sorprendentes.

Bajo una producción lo-fi que podía haber optado por engrosarse con crujientes y densas bases, nos detenemos en instantes que ya parecían perdidos en estos años de épica existencial. Sólo por la maravilla velvetiana de “Del Revés”, ya valdría la pena detenerse en un álbum donde se abrazan todas las formas perdidas en el tránsito hacia el éxito de quienes se llamaban indies y terminaron siendo impostores: space-rock, post-punk, pop afilado… Todo un catálogo de independencia alternativa a seguir.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento "Culturas" del diario "El Comercio" el sábado 1 de junio de 2019

lunes, 27 de mayo de 2019

Antídoto



El Tocadiscos. -Antídoto”


LAS ODIO “Autoficción”
Desvelo
11 canciones. 12€.

Afrontar el muro de un segundo álbum tras haber llamado la atención como pocas formaciones, siempre es un reto y Las Odio, el cuarteto madrileño, lo asume sin ambages para firmar una colección de canciones donde profundizan en su propuesta con la solvencia necesaria para no ser consideradas un mero hype de temporada. Tal y como están las cosas, exponer que un grupo trate de superarse y enriquecerse musicalmente, ya debería ser tenido en cuenta. Si, encima, se las considera las adalides del feminismo, intentar ser más que una simple etiqueta manida ya supone un paso de gigante.

Ironía, crítica, un sonido sin concesiones más que a sus propios designios, ya hablan de un conjunto que se busca y que se encuentra en el lío, sacando de cada turbulencia un estímulo sobre el que recrearse y crecerse. Del post-punk más afilado al punk-pop más contagioso, Las Odio se valen de todo tipo de recursos para retratar una realidad conformista y buscarle todas las burbujas más infecciosas e incómodas. Títulos como el inicial “Lo quiero todo”, “Meritocracia” o “El final de la fiesta” hablan a las claras de que con ellas la zona confortable no va a existir nunca. Frente al cómodo pseudoindie de épica generacional, bien está este antídoto con el que derribar a apoltronados clichés que llevan aburriéndonos desde hace demasiado tiempo.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento "Culturas" del diario "El Comercio" el sábado 25 de mayo de 2019