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viernes, 7 de enero de 2011

Pasajes de El Danubio, de Claudio Magris

Cogí prestado este libro de la biblioteca hace unos meses, cuando llevaba leídas 30 páginas lo cerré y corrí a la librería a comprar mi propio ejemplar. Quería tenerlo en casa para poder consultarlo, quería volver a leer de vez en cuando todas esas frases que me entusiasmaron. Y es que Claudio Magris es un mago de la palabra, convierte un viaje a lo largo del Danubio en una lección de historia, en una reflexión filosófica sobre los pueblos, en un curso de literatura centroeuropea.

Es un lujo y un placer leer pasajes como los que transcribo a continuación. Han sido horas de placentera lectura, algo que debo agradecer a este inmenso autor que desde aquí recomiendo.

"También el Danubio, al igual que cada uno de nosotros, es un Noteentiendo, como la figura dibujada en una de las diecisésis viñetas de la tabla “Las Castas”, una especie de juego de la oca del amor y de las estirpes que recuerdo haber visto colgado en una pared del Museo de la Ciudad de México. Cada una de las dieciséis viñetas de la tabla contiene tres figuras: el hombre y la mujer cuyas sangres diferentes exigen imperiosamente unirse, y un apacible niño nacido de su encuentro, que en la viñeta siguiente, ya adulto, es el protagonista del nuevo connubio, del que nace otro hijo destinado a continuar la cadena del mestizaje: el Mestizo, hijo del Español y de la India, el Castizo, su hijo, el Mulato al que una Española regala un adornado morisco y así sucesivamente hasta el Chino, el Lobo, el Jíbaro hijo del Lobo y de la China, el Albarazado hijo de la Mulata y del Jíbaro y padre de un Cambujo, padre a su vez de un Zambaigo. La tabla aspiraría a clasificar y diferenciar rigurosamente –incluso mediante la vestimenta- las castas, sociales y raciales, pero acaba por exaltar involuntariamente el juego caprichoso y rebelde del eros, el gran destructor de cualquier jerarquía social cerrada, el disgregador y mezclador de cualquier ordenada baraja, que alterna los oros con las copas o con las espadas para hacer posible y placentero el juego.
En la penúltima viñeta, el fruto de los amores del Tente En El Aire y de la Mulata deja perplejo el talento nomenclatorio del anónimo clasificador, que, en efecto, lo define como Noteentiendo. Ese Danubio que es y que no es, que nace en varias partes y de varios padres, nos recuerda que cada uno de nosotros, gracias a la múltiple y oculta trama a la que debe su existencia es un Noteentiendo, como los pragueses de apellido alemán o los vieneses de apellido checo. Pero esta tarde, a lo largo del río que en verano, nos dicen, a veces desaparece, el paso junto al mío es tan irrefutable como el curso de agua y en su onda, siguiendo la curva de las riberas, es posible que sepa quien soy."

Noteentiendo

"Se viven como contemporáneos acontecimientos sucedidos hace bastantes años, incluso decenios, y parecen muy lejanos, definitivamente borrados, hechos y sentimientos que tienen un mes de vida. El tiempo se adelgaza, se alarga, se contrae, forma grumos que parecen poder tocarse con la mano o se disuelve como bancos de niebla que se disipan y desvanecen en la nada; es como si tuviera muchas vías, que se cruzan y separan, sobre las cuales transcurre en direcciones diferentes y contrarias."

"La poesía es impersonal, sopla donde y cuando quiere al igual que el viento, no pertenece al nombre que hay escrito a su pie. Nace en ocasiones de la mano como algunas figuras trazadas distraídamente sobre el papel, que al final resultan encantadoras, o como algunos gestos, mediante los cuales una persona manifiesta, sin darse cuenta, una gracia que no sabe que tiene y que tal vez nunca volverá a tener."

"En todos los encuentros de civilizaciones –armoniosos o conflictivos, entre personas diferentes o en la experiencia de una sola- existe siempre, ineludible, un momento de elección en el que se reconoce, aunque sea por un solo instante, más en una que en otra.
La identidad es una búsqueda siempre abierta e incluso la obsesiva defensa de los orígenes puede ser en ocasiones una esclavitud tan regresiva como, en otras circunstancias, cómplice rendición al desarraigo."

"(...) el fascismo, en su dimensión menos innoble pero no por ello menos destructiva, también es la actitud de quien sabe ser un buen amigo de su compañero de mesa, pero no se da cuenta de que también los demás hombres pueden ser no menos amigos de sus compañeros de mesa."

"Tragedias y malos tragos se sitúan a un mismo nivel, porque la auténtica tragedia de la vida es que toda ella no es más que un mal trago."

"Es posible que el más sincero amigo de la vida no sea el pretendiente que la corteja con adulaciones sentimentales, sino el torpe enamorado rechazado que se siente expulsado de ella, escribía Thrän, como un viejo mueble usado."

"Un gran general, decía Federico II, jamás se encuentra ante la situación de tener que luchar, porque su cálculo y su genio han dispuesto las cosas de manera que hagan inútil, y por tanto insensato el enfrentamiento. Como cualquier ciencia auténtica, también la bélica, en el colmo de su perfección, tendría que abolirse a sí misma, suprimir su propio terreno."

"Ningún escritor, ni el más grande, puede competir desde su mesa con el testimonio, con la transcripción fiel y material de los hechos ocurridos entre los barracones y las cámaras de gas. Sólo quien ha estado en Mauthausen o en Auschwitz puede intentar explicar aquel horror radical; Thomas Mann o Brecht son grandes escritores, pero si hubieran intentado inventar una historia de Auschwitz sus páginas no habrían sido más que edificante literatura de segunda fila en relación con Si esto es un hombre."

"El tiempo de la existencia compartida es un viaje que recorre y recupera continuamente, en su caminar, los lugares y los instantes de la propia odisea. ¿Hacer el amor con una mujer de sesenta años?, proclamaba una vez mi amigo Roberto en el café. Por favor, ni hablar. Pero –añadía, rectificando el interrogante retórico- Paola no tiene únicamente los sesenta años de hoy, también es la cuarentona, la treintañera, la veinticincoañera con la que he vivido mis días. Así que su edad media es joven y seguirá siéndolo mañana."

"En el famoso e inmenso conjunto de viviendas obreras construídas por la “Viena roja”, el municipio socialista, después de la Primera Guerra Mundial, nació de la voluntad de reformar, de una confianza en el progreso, del intento de construir una sociedad diferente, abierta a nuevas clases y destinada a ser guiada por éstas. Hoy resulta fácil sonreír ante esta uniforme grisura cuartelera. Pero los patios y los parterres poseen cierta melancólica alegría, hablan de los juegos de los niños que, antes de estas casas, habitaban en tugurios o en ratoneras sin nombre y del orgullo de las familias que en estas casas, por primera vez, tuvieron la posibilidad de vivir con dignidad, como personas."

"Quien abusa amparándose en la fatalidad de la vida o del propio carácter, una hora o un año después se verá atacado en nombre de las mismas inefables razones. Lo mismo sucede con los pueblos, con sus virtudes, sus caídas y sus apogeos."

"Un auténtico crítico literario es un detective, y es posible que la fascinación de esta indiscutible actividad no consista en las interpretaciones sofisticadas, sino en el olfato de sabueso que conduce a un cajón, a una biblioteca, al secreto de una vida."

"Es posible que su robusta alegría sea una herencia del yugo otomano, como ha escrito Vazov, un cantor de la revolución contra ese yugo; la opresión, escribe en su novela-epopeya de Bulgaria, tiene el privilegio de hacer alegres a los pueblos: allí donde el ruedo de la política está cerrada, la sociedad busca consuelo en los inmediatos placeres de la vida, en el vino que se bebe bajo los árboles, en el amor, en el generar. “Los pueblos sojuzgados tienen su filosofía, que les reconcilia con la vida”."

"Si hay una cosa que no consigo soportar, decía Victor Hugo cuando presenciaba algo especialmente estúpido o malvado, es pensar que
mañana todo esto será historia. "



Río Danubio a su paso por Budapest

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Corazón, de Edmundo de Amicis

Título original: Cuore
Editorial: Gadir Editorial
Traducción: Elena Martínez
Ilustraciones: A. Ferraguti, E. Nardi y A.G. Sartorio
Páginas: 365.

Edmundo de Amicis debía saber que el futuro de las naciones se gesta en las aulas y en este sentido hizo una labor encomiable. Se lo propusiera o no consiguió que Corazón y sus enseñanzas encaminadas en gran parte a forjar un nuevo estado alcanzara gran popularidad, consiguiera múltiples ediciones a los pocos meses de publicarse y fuese leída por un gran número de escolares, y no sólo en Italia, sino en medio mundo, no sólo a finales de Siglo XIX, también un siglo después. Porque siendo una novela de un momento y un lugar específicos es, ante todo, una novela universal. De clara intención pedagógica conmueve sin disimulo al crear situaciones con un fuerte componente dramático en las que se ensalzan valores como el sacrificio, la generosidad, la rectitud, la caridad y el patriotismo. Magnifica la figura de los padres, los maestros, ensalza a las personas honradas que realizan trabajos humildes, a los soldados que defienden la patria y al rey como símbolo de la misma. Me parece significativo que el escenario de la novela se sitúe en Turín, centro propulsor de la unidad de Italia, aunque también es cierto que para esta obra el autor tomó como inspiración lugares que conocía, y él vivía en Turín, incluso parece que algunos personajes están inspirados en compañeros de escuela de sus hijos.

Corazón es el diario de Enrico Bottini, niño de familia burguesa, durante el curso escolar de 1881-1882 –el curso finaliza en el mes de junio de 1882, mes en que murió Garibaldi- y en él se intercalan los relatos de anécdotas contadas por el chico, así como cartas de sus padres y su hermana y un relato mensual que le dan en la escuela, en el que se cuenta “una acción bella y real llevada a cabo por un muchacho”, a tal punto está calculado el efecto aleccionador y patriótico incluso en los relatos que cada uno lo protagoniza un niño de una región diferente de Italia, y todos ellos hacen un gran sacrificio a favor de la patria, o bien por generosidad o amor a otras personas: El pequeño patriota de Padua, Sangre de Romaña, El tamborcillo sardo, El pequeño vigía lombardo... siendo el relato estrella del libro el titulado De los Apeninos a los Andes, en el que el joven Marco viaja hasta Argentina en busca de su madre, a la que han perdido el rastro pocos meses después de que se instalase allí. El periplo del pequeño genovés ha sido mundialmente famoso, sobre todo por su adaptación a dibujos animados.

Aunque muchos de sus personajes son profundamente religiosos y se hacen algunas referencias al hecho de rezar, o a símbolos como llevar una cruz al cuello, el libro no incide mucho en este aspecto, más bien tiene un carácter laico. Sin embargo abundan las lecciones moralmente ejemplarizantes en el entorno de Enrico, y sus compañeros de clase son arquetipos muchos de ellos de las distintas situaciones sociales y de actitudes tanto socialmente aprobadas como reprobables. Por ejemplo Garrone representa la bondad y compañerismo, Votini la vanidad y la envidia, Antonio Rabucco (el albañilito) y Coretti (el leñero) representan a la clase trabajadora, Precossi al niño maltratado por su padre, Stardi la fuerza de voluntad, Carlo Nobis la soberbia, Garoffi el espíritu comerciante, Nelli y Luigino Crossi los niños con tara física, Coraci el calabrés representa al niño inmigrante de otra región de Italia. Y hay dos compañeros que personifican los dos polos opuestos, todo lo bueno y malo que puede tener una persona, de un lado Ernesto Derossi, ejemplo de perfección que acumula virtudes como belleza, inteligencia, bondad, generosidad, y de otro Franti, el niño desalmado, expulsado de otras escuelas, dañino, egoísta que provoca y se alegra del sufrimiento ajeno. La maldad como contrapunto de una bondad que de este modo se hace más luminosa.

El libro se publicó en 1886 y su estilo está influenciado por un lado por el romanticismo italiano, que tenía una fuerte carga de patriotismo y exaltación de las emociones, y por otro del naciente realismo que es evidente en la mayoría de los pasajes del libro, en los que el autor habla de la realidad social de la época y se ven reflejadas muchas de aquellas situaciones imperantes en la Italia de fines de Siglo XIX: el alto índice de analfabetismo de la población (que se puede ver en el pasaje de la escuela nocturna), los esfuerzos de consolidación social de una Italia recién unificada políticamente pero con evidentes diferencias de idioma y desarrollo entre las distintas regiones, la emigración a América por parte de los estratos más pobres de la sociedad, el recuerdo de todas las batallas aún recientes en las que murieron tantos soldados. También se rinde tributo a la escuela pública como una institución que iguala a todos, ricos y pobres, inteligentes y torpes, un lugar donde se aprende a respetar y ayudar, donde el maestro es una autoridad y un amigo que ejerce su oficio con gran amor y su mejor voluntad. Esta igualdad se ve disculpada para niños y niñas, que son educados en distintas secciones y, a juzgar por lo que se lee, apenas participan unos en las vidas de otros pues hasta los relatos mensuales que leen en clase los chicos tienen protagonistas de su mismo sexo. Enrico trata a pocas mujeres: su madre, su hermana y alguna maestra, y en sus juegos, paseos y visitas sólo participan otros niños. Al margen de esto la preocupación del autor por la igualdad social, al menos de una forma moral, es evidente y no resulta extraño que con esas inquietudes se afiliase al Partido Socialista pocos años después de escribir esta novela.

Edmundo de Amicis revisitó el tema de las aulas posteriormente, en 1890 publicó Novela de un maestro y en 1892 Amor y gimnasia. Su patriotismo se vio expresado de nuevo en una apología del idioma italiano publicada en 1905, El idioma gentil y otros temas como la emigración a América se ven reflejados de nuevo en Sobre el océano (1889). Pero ninguno tuvo la repercusión y el éxito de Corazón.

¿Y por qué eligió este título? Quizá sea el ideal para un libro que apela tan directamente a las emociones, que antepone los motivos sentimentales a cualquier tipo de razonamiento, incluyendo, todo hay que decirlo, un toque de chantaje emocional por parte de los padres y profesores. No es extraño, por tanto, que leer esta novela siendo niño emocione en cada una de sus páginas. Leerla treinta años después supone darse cuenta de lo aleccionadores que resultan todos y cada uno de sus episodios, política y socialmente encaminados a aceptar ciertos principios y ciertas instituciones que se presentan como algo incuestionable, supone distinguir una obra fruto de su momento histórico. Y al margen de que se esté o no de acuerdo con estas enseñanzas y, más aún, con su vehemencia, lo cierto es que en cada relato mensual, en cada carta, en cada anécdota el lector -niño o adulto, o las dos cosas a la vez- no se puede sustraer a su encanto, a la expresión generosa de lo mejor del espíritu humano en un mundo que cada vez está más carente de algunos valores importantes. No se puede evitar cierta nostalgia y darse cuenta de que, tantos años después, este libro nos roba de nuevo el corazón.

“Tú empiezas a comprender la poesía de la escuela, Enrico; pero por ahora la escuela puedes solo verla desde dentro: te parecerá mucho más bella y más poética dentro de treinta años, cuando vayas a acompañar a tus hijos y la veas desde fuera, como yo la veo.”
“Ánimo, pequeño soldado del inmenso ejército. Tus libros son tus armas, tu clase es tu batallón, el campo de batalla es la tierra entera, y la victoria es la civilización humana. No seas un soldado cobarde, Enrico mío.”

jueves, 9 de octubre de 2008

La romana, de Alberto Moravia

Editorial Espasa Calpe. Colección Austral
Traductor: Francisco Ayala
426 páginas


Adriana es una adolescente que vive con su madre viuda en un suburbio de Roma, subsisten cosiendo camisas, pero ella es guapa y tiene buen cuerpo, y la madre considera esa belleza el capital de las dos para salir de esa vida de pobreza.
La chica aspira a ser madre de familia, pero las circunstancias la empujan a la prostitución. Por su cama pasan hombres de toda índole: un policía fascista, un estudiante comunista, un asesino...
Opinión
Me parece que he encontrado un filón. Me explico: es el primer libro que leo de Moravia pero me ha gustado tanto que, antes de acabarlo ya estaba buscando información de otros libros suyos: El tedio, Los indiferentes... Los argumentos me han gustado, así que creo que tengo ante mí unas cuantas buenas lecturas.
La historia está narrada en primera persona, en un tono intimista en el que se cuentan hasta los más insignificantes pensamientos y deseos, sin ocultarnos nada.
Adriana es un personaje acertado y muy bien construido, un personaje que resulta atractivo porque:
- Es sincera: no enmascara sus sentimientos ni culpa a nadie de sus errores. Acepta tanto lo bueno como lo malo de sí misma y de los demás.
- Es inocente. A pesar de que evoluciona psicológicamente desde que empieza la historia siendo aún una adolescente hasta que acaba unos años después siendo una mujer más madura, conserva la misma inocencia del principio, la misma capacidad de perdonar y no juzgar a los demás, de enamorarse y entregarse a un hombre, y de ser la misma a pesar de las penas y las miserias.
- Actúa según le dicta el corazón, no es interesada, ni codiciosa, en palabras de su propia madre: “Yo veo que muchas otras chicas, bastante más feas que ella, hacen fortuna... y en cambio Adriana, guapa como una reina, nada... porque es demasiado buena...eso es... porque es bonita y buena... si fuera bonita y mala, vería usted cómo las cosas iban de manera distinta”.
Lo único chocante del personaje es lo bien que es expresa y el lenguaje tan elaborado que utiliza para ser supuestamente “inculta”, una licencia que se le perdona a Moravia.
Pero si Adriana se salva en esta historia no pasa lo mismo con el resto de personajes, empezando por la madre con ese antinatural deseo de que su hija explote su belleza para salir las dos de la pobreza. El primer novio, Gino, un hombre cobarde y mentiroso que la utiliza, Su “amiga” Gisela, una envidiosa que no soporta sentirse inferior a Adriana, el violento Sonzogno... en fin, un paisaje humano de lo más deprimente que hace más meritoria la bondad de la protagonista. Son personajes representativos, de diferentes estratos sociales y morales, de signo político distinto, pero esto es sólo anecdótico porque no es lo social lo que importa en esta historia, sino lo personal, lo psicológico, por eso está enmarcada dentro de esa corriente llamada psicologismo.
Es un libro que atrapa e impresiona, no dejéis de leerlo.

Don Camilo, un mundo pequeño, de Giovanni Guareschi

Título original: Don Camilo. Mondo píccolo
Traductor: Fernando Anselmi
284 páginas.

Después de la segunda guerra mundial, en una Italia profundamente dividida entre los demócratas católicos y los comunistas, concretamente en un pueblecito en las llanuras del Po, al norte de país, Pepón, el alcalde, y Don Camilo, el párroco, representantes de facciones políticas opuestas llenan su día a día con sus pequeñas trifulcas, a veces gamberradas como llenar la campana de la iglesia de petardos que explotan cuando el cura sube a tocar misa, otras, peleas un poco más serias en las que no es raro que cura y alcalde lleguen a las manos, que es como ellos saben solucionar las cosas. Así lo describe el libro en la página 243: “Cosas que suceden allá, en ese pueblo extravagante donde el sol martillea en la cabeza de la gente y donde la gente razona más a palos que con el cerebro”.
Pepone y Don Camilo son dos personajes entrañables que en el fondo están hechos de la misma pasta: terquedad y nobleza. Hay un tercer personaje, que complementa a Don Camilo, es Jesús, que tiene largas conversaciones con el cura, y no deja de tener su gracia pues es un Jesús muy humano, que se ríe y se entristece, que conoce y protege a Don Camilo.

El libro se compone de 3 historias independientes y 37 capítulos sobre Don Camilo. Cada capítulo tiene una pequeña ilustración al principio hecha por el mismo autor. Las tres primeras historias nada tienen que ver con lo que viene después, son sólo una introducción para que conozcamos cómo es aquella tierra a la que Guareschi se refiere con un mundo pequeño y cómo son las gentes que la habitan. Una vez hecho esto el autor entra de lleno en las historias del cura y el alcalde. Cada capítulo es independiente, aunque guardan relación, son anécdotas sobre lo mismo pero que no tienen una continuidad argumental.

Me ha recordado mucho a las Historias de Valcanillo, de nuestro Tomás Salvador, una crónica de un pequeño pueblo castellano, después de la guerra civil. Lo que les diferencia es el pesimismo y tono trágico de Salvador que se convierte en humor en Guareschi, en las situaciones más trágicas sabe deslizar un punto de humor que hace que permanezcamos todo el libro con la sonrisa en los labios.Don camilo, un mundo pequeño es el primer libro sobre el famoso cura, luego Guareschi escribió otros: La vuelta de Don Camilo, El camarada Don Camilo... lo que es una suerte porque no es difícil que tras leer el primero uno quiera seguir leyendo más.