Capítulo 21 / Vampire Academy II / Frostbite

No necesitaba saber eso ahora. Podría manejar cualquier cosa que Adrian hiciese: que la golpeara, que la convirtiese en una fumadora, daba igual. Pero eso no. Que Lissa dejase las píldoras era exactamente lo que quería evitar. De mala gana dejé su cabeza y regresé a mi propia y sombría situación. Me hubiera gustado ver que más sucedida entre Adrian y Lissa, pero obsérvalos no me haría ningún bien. Bueno. Ahora realmente necesitábamos un plan. Necesitaba acción. Tenía que sacarnos de aquí. Pero, mirando alrededor, me di cuenta que estaba tan cerca de escapar como antes, y pasé las siguientes horas pensando y especulando. Hoy teníamos tres guardias. Parecían un poco aburridos pero no lo suficiente como para ser negligentes. Cerca, Eddie parecía estar inconsciente, y Mason miraba a la nada del suelo. Del otro lado, Christian también miraba a la nada y creo que Mia estaba durmiendo. Dolorosamente consciente de cuanto me dolía la garganta, casi me reí al recordar cuando le había dicho a ella que los usuarios de agua eran inútiles. Ellos podrían no ser buenos para una pelea, pero daría cualquier cosa para que ella invocase un poco de – Magia. Porque no lo pensé antes? No estábamos indefensos. No completamente. Un plan poco a poco se fue formando en mi mente - un plan que probablemente fuese una locura, pero también era el mejor que teníamos. Mi corazón latía rápidamente con anticipación, e inmediatamente calmé mis facciones antes de que los guardias notasen mi cambio de ánimo.Del otro lado, Christian me estaba mirando. Él había visto el breve brillo de la anticipación y se dio cuenta de que había pensado en algo. Me miraba con curiosidad, tan preparado como yo para la acción.Dios. ¿Cómo iba a hacerlo? Necesitaba su ayuda, pero no había una forma posible de contarle lo que estaba pasando por mi cabeza. En realidad, no estaba segura de que me pudiese ayudar - estaba bastante débil. Mantuve su mirada, intentando hacerle entender que iba a suceder algo. Su rostro estaba lleno de confusión, pero también de determinación. Después de asegurarme de que ninguno de los guardianes me estaba mirando, me giré lentamente, tirando un poco de mis manos atadas. Mire para detrás de mi, y después me encontré con la mirada de Christian. El frunció el ceño y yo repetí el gesto. "Ey", dije en voz alta. Mia y Mason dieron un salto de sorpresa. "Vais a dejar que nos muramos de hambre? No podemos por lo menos beber un poco de agua o algo? " "Cállate", dijo uno de los guardias. Esa era siempre respuesta que obteníamos cuando alguno de nosotros se aventuraba a hablar."Vamos." Usé mi voz más insultante. "Ni tan siquiera un traguito? Mi garganta se está quemando. Está prácticamente en llamas." Mis ojos se dirigieron a Christian mientras decía esas últimas palabras, y luego me giré de nuevo hacia el guardia. Como era de esperar, él se levantó de su silla y vino hacia mí. "No me hagas repetirlo", gruñó. No sabía si él haría algo violento, pero yo no tenía ningún interés en forzar nada todavía. Por otra parte, conseguí mi objetivo. Si Christian no me había entendido, no había nada más que pudiese hacer. Esperando verme con miedo, me callé. El guardia volvió a su silla, y después de un rato, dejó de mirarme. Miré a Christian y moví mis manos atadas de nuevo. Vamos, vamos, pensé. Entiéndelo de una vez, Christian.El de repente levantó sus cejas, y me miró sorprendido. Bien. Parecía haber entendido algo. Sólo esperaba que fuese lo que yo quería. Su mirada se convirtió en duda, y me miraba como si me estuviese preguntando si estaba hablando en serio. Asentí enfáticamente. Frunció el ceño durante algunos segundos y, a continuación, dio un gran y fuerte suspiro."Muy bien", dijo. Todo el mundo saltó de nuevo. "Cállate", dijo uno de los guardias automáticamente. Sonaba cansado. "No," dijo Christian. "Estoy listo. Preparado para beber". Todos en la sala se congelaron durante algunos segundos, incluida yo. Eso no era exactamente la que tenía en mente. El líder de los guardias se levantó. "No juegues con nosotros." "No lo estoy", dijo Christian. Tenía una febril y desesperada mirada en su rostro que no pensé que fuese totalmente falsa. "Estoy cansado de esto. Quiero salir de aquí, y no quiero morir. Voy a beber - y la quiero a ella." Hizo un gesto en mi dirección. Mia dio un grito alarmado. Mason le llamó a Christian algo que en la Academia le habría costado la expulsión.Esto definitivamente no era lo que tenía en mente. Los dos guardias miraron a su líder. "Deberíamos llamar a Isaiah?" le preguntaron. "No creo que él esté aquí", dijo el líder. Estudió a Christian durante algunos segundos y después tomó una decisión. "No quiero molestarlo, si se trata de una broma. Soltadlo y veremos". Uno de los hombres cogió unos alicates. Se fue hasta Cristian y se agachó. Escuché como algo se rompía, mientras las esposas se soltaban. Agarrando a Christian por los brazos lo trajeron hasta donde estaba yo."Christian", exclamó Mason, su voz llena de ira. Luchaba por soltarse de las esposas, balanceando la silla mientras lo intentaba. "Estás mal de la cabeza? No dejes que te hagan esto!" "Tienes que morir, pero yo no", dijo Christian, apartando su pelo negro de delante de sus ojos. "No tengo otra forma de hacerlo." No sabía lo que estaba sucediendo ahora, pero estaba segura de que debería mostrar miedo si se suponía que iba a morir. Dos guardias se situaron a los lados de Christian, observándolo atentamente mientras se acercaba a mí. "Christian", susurré, sorprendida de ver lo fácil que me resultaba parecer asustada. "No lo hagas". Sus labios se torcieron en una de esas sonrisas amargas que el hacia tan bien. "Tú y yo nunca nos llevamos bien, Rose. Si tengo que matar a alguien, es mejor que seas tu." Sus palabras eran frías, precisas. Creíbles. "Además, pensé que lo querías". "Eso no. Por favor, no-" Uno de los guardias empujó a Christian. "¡Apúrate o te volveré a atar en la silla". Incluso con esa sonrisa negra, Christian se encogió de hombros. "Lo siento, Rose. Vas a morir de todos modos. ¿Por qué no, por una buena causa?" Él puso su cara cerca de mi cuello. "Probablemente te dolerá", añadió. Realmente lo dudaba... si realmente lo fuese a hacer. Porque no iba... ¿verdad? Me puse nerviosa. Por todos los medios, si te chupan la sangre, con la saliva te pasan las endorfinas, las suficientes para que no sientas casi nada de dolor. Era como irse a dormir. Aunque, naturalmente, todo esto era especulación. Las personas asesinadas por las mordidas de los vampiros no regresan para contarnos como era. La nariz de Christian tocó mi cuello, movió su cara hacia abajo para que estuviese totalmente oculta. Sus labios rozaban mi piel, tan suavemente como lo había sentido cuando el y Lissa se besaban. Un segundo después, sus colmillos tocaron mi piel. Después sentí dolor. Mucho dolor. Pero no se debía al mordisco. Sus dientes sólo estaban presionados contra mi piel; no la perforaban. Su lengua se movía contra mi cuello, lamiendo, pero no había sangre para chupar. En todo caso, se parecía más bien a un extraño y retorcido beso.No, el dolor venía de mis muñecas. Un dolor que quemaba. Christian estaba canalizando su magia para quemas las esposas, así como yo quería. Había entendido el mensaje. El plástico estaba cada vez más caliente, mientras el fingía que estaba bebiendo. Cualquier persona que mirase más de cerca sabría que estaba fingiendo, pero mi pelo estaba bloqueando la vista de los guardines. Sabía que era difícil derretir el plástico, ahora lo había entendido, había entendido realmente lo que significaba. La temperatura necesaria para hacerle algún daño. Era como poner mis manos en la lava. Las esposas quemaban mi piel, caliente y horrible. Me torcí, con la esperanza de que eso pudiese aliviar el dolor. Pero no funcionó. Me di cuenta, sin embargo, que las esposas habían cedido un poco cuando me había movido. Estaban blandas. Vale. Eso ya era algo. Sólo tenía que aguantar un poco más. Desesperadamente, intenté centrarme en la mordida de Christian y así distraerme. Funcionó durante cinco segundos. El no me estaba dando muchas endorfinas, no las suficientes como para combatir el horrible dolor creciente. Lloriqueé, haciéndome parecer más convincente. "No lo puedo creer", murmuró uno de los guardias. "Realmente lo está haciendo." Por detrás de ellos, escuché a Mia llorar. La quemadura aumentó. Nunca había sentido algo tan doloroso en mi vida, y ya había pasado por muchas cosas. El desmayo pronto se convirtió en una posibilidad. "Ey", uno de los guardias dijo finalmente. "¿Qué es ese olor?" Ese olor era el plástico derretido. O quizás mi piel derretida. Honestamente, no me importó, porque cuando moví mis muñecas, pude romper las esposas. Tenía 10 segundos de sorpresa, y los aproveché. Me levanté, empujando a Christian en el proceso. Tenía un guardia a cada lado, y uno de ellos aún sujetaba los alicates. En un solo movimiento, le quité los alicates y se los clavé en la mejilla. Él dio una especie de grito gorjeado, pero no esperé para ver que pasaba. El efecto sorpresa se estaba acabando y no podía perder tiempo. Tan pronto como solté los alicantes, le dí un puñetazo al otro. Por regla general mis patadas eran más fuertes que mis puñetazos, pero lo golpeé con la suficiente fuerza como para asustarlo y hacerlo tambalear. Pero entonces el jefe de los guardias entró en acción. Y como me temía, que él aún tenía la pistola, y él la estaba usando. "¡Alto!" Gritó, apuntándome. Me congelé. El tipo al que había golpeado, se acercó y me agarró del brazo. Cerca de allí, el que había apuñalado gemía en el suelo. Aún con la pistola apuntándome, el líder comenzó decir algo y, a continuación, gritó alarmado. El arma de repente se puso naranja y la dejó caer. Donde el la había agarrado, la piel se le puso roja e irritada. Christian había calentado el metal. Si. Definitivamente deberíamos haber utilizado magia desde el principio. Si salíamos de esta, apoyaría la causa de Tasha. La costumbre anti-magia de los Moroi, estaba tan gravada en nuestra mente que ni tan siquiera habíamos pensado en usarla antes. Era una estupidez. Me giré hacia el tipo que me estaba agarrando. Creo que él no espera que una chica de mi tamaño fuese capaz de luchar, y además aún estaba medio aturdido con lo que le había sucedido al tipo que había estado sujetando el arma. Conseguí espacio suficiente para patearle en el estomago, una patada que me habría valido un aprobado en la clase de combate. Gimió que con el impacto, le dí con tanta fuerza que lo empujé contra la pared. En un segundo, estaba encima de él. Agarrando un puñado de su pelo, le golpeé la cabeza contra el suelo lo suficientemente fuerte como para hacerle perder el conocimiento.Inmediatamente, me giré, sorprendida por el líder no hubiese venido por mí aún. No debería haberle llevado tanto tiempo recuperarse de la conmoción de la pistola. Pero cuando me giré, la habitación estaba tranquila. El líder estaba inconsciente en el suelo - con un nervioso Mason encima de él. Cerca, Christian tenía los alicates en una mano y en la otra la pistola. Todavía debería estar caliente, pero sus poderes lo hacían inmune. Estaba mirando al hombre al que yo había apuñalado. El tipo no estaba inconsciente, apenas sangraba, pero como yo había hecho, se congeló cuando vio el arma. "Mierda", murmuré, observando la escena. Caminando hacia Christian, levanté la mano. "Dame eso antes de que lastimes a alguien." Esperaba una mirada amarga, pero sólo me dio el arma con sus manos temblorosas. La metí en mi cinturón. Mirándolo más de cerca, vi lo pálido que estaba. Parecía que se iba a desmayar en cualquier momento. Había hecho mucha magia para alguien que llevaba dos días pasando hambre. "Mase, coge las esposas", dije. Sin girarse, Mason dio unos pasos hacia atrás, hasta donde estaba la caja donde los secuestradores tenían esposas nuevas. Había algunas tiras de plástico y otra cosa. Con una mirada cuestionadora, cogió el rollo de cinta adhesiva. "Perfecto", le dije. Prendimos a los secuestradores en las sillas. Uno estaba consciente, pero le hicimos perder el conocimiento y les pusimos la cinta en la boca. Se despertarían dentro de poco, y no queríamos que hiciesen ruido. Después de liberar a Mia y a Eddie, los cinco nos reunimos y planeamos nuestro próximo movimiento. Christian y Eddie apenas podían mantenerse de pie, pero al menos Christian sabía dond estaba. El rostro de Mia estaba lleno de lágrimas, pero aun así sospechaba que sería capaz de cumplir ordenes. Eso, nos dejaba a Mason y a mí, como los únicos que podían hacer algo."El reloj de aquel tipo indica que es de mañana", dijo. "Lo que tenemos que hacer es ir al exterior, y no podrán tocarnos. Si es que no hay mas humanos". "Dijeron que no Isaiah no estaba", dijo Mia. "Deberíamos ser capaces de salir, ¿verdad?" "Estos hombres no se han movido de aquí en horas", le dije. "Pueden estar equivocados. No podemos hacer algo estúpido. " Cuidadosamente, Mason abrió la puerta de nuestra habitación y miró el corredor vacío. "Crees que habrá alguna manera de salir aquí?""Eso facilitaría nuestras vidas", murmuré. Miré a los demás. "Quedaos aquí. Nosotros comprobar el resto del sótano." "Y si viene alguien?" Exclamó Mia. "No vendrán", le aseguré a ella. En realidad no estaba segura de que no hubiese nadie más, tendrían que haber venido corriendo con todo el ruido que hicimos. Y si alguien trataba de bajar las escaleras, nosotros los escucharíamos primero. Aun así, Mason y yo nos movimos cuidadosamente mientras evaluábamos el sótano, cubriéndonos mutuamente y mirando en todas las esquinas. Era un laberinto de ratas como recordaba de cuando nos habían capturado. Muchos corredores y habitaciones. Una por una, abrimos todas las puertas. Cada habitación estaba vacía, salvo por alguna silla ocasional. Me estremecí, pensando que todas aquellas habitaciones probablemente eran utilizadas con otros prisioneros. "No hay una maldita ventana en todo el lugar", murmuré cuando acabamos la exploración. "Tenemos que subir". Regresamos a nuestra habitación, pero antes de que llegásemos, Mason agarró mi mano. "Rose..." Me detuve y le miré. "Sí?" Sus ojos azules, - eran más serios de lo que jamás los habían estado - me miraban con arrepentimiento. “La he jodido.” Pensé en todos los eventos que nos habían llevado a esta situación. "La hemos jodido, Mason. " Estuvo de acuerdo. "Espero que... Espero que cuando todo esto termine, todavía podemos sentarnos a hablar y arreglar las cosas. No debería haberme enfadado contigo. " Quería decirle que eso no iba a suceder, que cuando el desapareció, yo lo estaba buscando para decirle que las cosas no se solucionarían entre nosotros. Como este no era el momento ni el lugar para hablar de eso, le mentí. Le apreté la mano. "También lo espero". Él sonrió y regresamos junto a los otros. "Muy bien", les dije a ellos. "Esto es lo que haremos." Preparamos rápidamente un plan y nos dirigimos a las escaleras. Yo iba delante, seguida por Mia mientras que ella intentaba servirle de apoyo a un renuente Christian. Mason estaba en la retaguardia, arrastrando prácticamente a Eddie. "Debería ir adelante", murmuró Mason mientras estábamos en la parte superior de la escalera. "No", le respondí, poniendo las manos sobre la manilla de la puerta. "Sí, pero si algo pasa-", "Mason", le interrumpí. Lo miré, y de repente, tuve un flash de mi madre de cuando el ataque a los Drozvov había sido descubierto. Calmada y controlada, incluso el borde de algo horrible. Necesitaban un líder, al igual que nosotros, e intenté canalizar al máximo el comportamiento de mi madre. "Si algo sucede, los sacas de aquí. Corréis rápido y lejos. No vuelvas sin una multitud de guardianes". "Te atacarán a ti primero! ¿Qué debería hacer?" silbó. "Dejarte? " "Si. Te olvidas de mi y sales." "Rose, no voy-" "Mason." Pensé de nuevo en mi madre otra vez, luchando por aquella fuerza y el poder para dirigir a los demás. "Puedes hacerlo o no?" Nos miramos durante varios segundos, mientras los demás retenían el aliento. "Puedo hacerlo", dijo con dureza. Asentí y me giré. La puerta del sótano chirrió cuando la abrí, e hice una mueca debido al ruido. Sin ni siquiera atreverme a respirar, estaba completamente parada en la parte superior de las escaleras, esperando y escuchando. Esta casa y su decoración parecían la misma a la cual habíamos sido traídos. Cortinas oscuras tapaban las ventanas, pero en los bordes, pude ver la luz del sol. El sol nunca me había parecido tan bueno como me parecía en aquel momento. Alcanzarlo significaba la libertad. No había sonidos o movimientos. Mirando alrededor, intenté recordar dónde estaba la puerta. Al otro lado de la casa – realmente no era muy lejos, pero ahora parecía haber un abismo de distancia. "Explora conmigo", le susurré a Mason, con la esperanza de hacer que él se sienta mejor. Dejó que Eddie se apoyase en Mia por un momento y fue conmigo a hacer una rápida exploración del área. Nada. El camino está libre hasta la puerta frontal. Suspiré de alivioMason, cogió a Eddie de nuevo, y fuimos hacia adelante, todos tensos y nerviosos. Dios. Lo lograremos, me di cuenta. Realmente íbamos a lograrlo. No podía creer en nuestra suerte. Habíamos estado tan cerca del desastre - y apenas lo habíamos conseguido. Era uno de esos momentos que te hacen apreciar la vida y querer cambiar las cosas. Una segunda oportunidad que juras que no vas a desperdiciar. La conciencia de que -Escuché el movimiento casi al mismo tiempo que los vi delante nuestra. Era como si Isaiah y Elena hubiesen aparecido por arte de magia. Pero sabía que no se trataba de magia. Los Strigoi podían ser muy rápidos. Debían de haber estado del otro lado, el cual nosotros creíamos vacío – no habíamos querido perder tiempo extra buscando. Me enfadé conmigo misma por no haber comprobado que cada centímetro de todo el lugar. En algún lugar en el fondo de mi memoria, me oí hablar con mi madre en la clase de Stan: "Creo que metisteis la pata. ¿Por qué no buscaron por todo el lugar y si certificaron de que no había Strigoi antes de empezar a hablar? Se habrían librado de mucho problemas". El karma apesta. "Niños, niños" se burló Isaiah. "El juego no funciona así. Estáis rompiendo las reglas." Una cruel sonrisa apareció en sus labios. Nos encontraba divertidos y no una amenaza. Honestamente? Tenía razón. "Rápido y lejos, Mason," dije en voz baja, sin apartar la mirada de los Strigoi. "Bueno, bueno... si las miradas matasen..." Isaiah levantó las cejas cuando se le ocurrió algo. "¿Crees que nos puedes derrotarnos tu sola?" Él se rió. Elena se rió. Apreté los dientes. No, nunca había pensado que los pudiese derrotar. En verdad, estaba segura de que iba a morir. Pero estaba segura de que podría ofrecer una buena distracción. Di un paso hacia Isaiah, pero apunté con el arma a Elena. Puedes pillar a los humanos desprevenidos -, pero no a un Strigoi. Ellos habían visto mis intenciones incluso antes de que me empezase a mover. Sin embargo no esperaban que tuviese un arma. Y mientras Isaiah bloqueaba mi ataque sin apenas ningún esfuerzo, logré dispararle a Elena, antes de que el me quitase el arma. El ruido del arma resonó en mis oídos, y ella gritó de dolor y sorpresa. Había apuntado a su estomago, pero le había dado en una pierna. No es que importase. No la habría matado, pero en el estómago hubiese sido bastante más doloroso. Isaías agarraba mi muñeca con tal fuerza que pensé que podría romperme los huesos. Solté el arma. Esta chocó contra el suelo, rebotó y se deslizó hacia la puerta. Elena gritó de ira y me arañó. Isaiah le dijo que se controlase y me apartó de ella. Mientras tanto, me debatí todo lo posible, pero no para escapar, si no para centrar su atención en mi. Y entonces el más dulce sonido. La puerta abriéndose. Mason se había aprovechado de mi distracción. Salió con Chritian y Mia, apartándose de mí y de los Strigoi y yendo hacia la puerta. Isaiah se giró con aquella supervelocidad que tenía - y gritó cuando la luz del sol lo tocó. Pero incluso con él sufriendo, sus reflejos todavía eran rápidos. Se alejó de la luz, arrastrando Elena y a mí con el- a ella por el brazo, y a mi por el cuello. "Sácalos de aquí!" Grité. "Isaiah", comenzó Elena, soltándose. Él me empujó al suelo y miró a su alrededor, viendo que sus víctimas habían escapado. Tomé aire, ahora que el agarre de mi garganta se había soltado y miré a la puerta a través de mi cabello. Vi a Mason arrastrar a Eddie a la calle, en la seguridad de la luz. Mia y Christian ya habían salido. Casi lloré de alivio. Isaiah se giró hacia mí con la furia de una tormenta, los ojos negros y terribles mientras que se acercaba a mí con su gran altura. Su cara, que siempre había dado miedo, se convirtió en algo casi más allá de la comprensión. "Monstruoso" ni siquiera se le acercaba. Me levantó tirándome del pelo. Lloré de dolor, y él bajó su rostro para que pudiésemos mirarnos a la misma altura."¿Quieres una mordida, niña?" Exigió. "¿Quieres ser una ramera de sangre? Bueno, podemos hacer eso. En todo el sentido de la palabra. Y no será dulce. Y no será indoloro. Será muy doloroso - la coacción funciona de dos maneras, ya sabes, y me voy a asegurar de que sufras el peor dolor de tu vida. Y también me aseguraré de que tu muerte me lleve mucho, mucho tiempo. Gritarás. Llorarás. Me suplicarás que acabe con tu sufrimiento y te deje morir-" "Isaiah", exclamó Elena con exasperación. "Simplemente mátala de una vez. Si lo hubieses hecho antes, como te había dicho, nada de esto estaría pasando. " El continuó agarrándome, pero sus ojos se giraron hacia ella. "No me interrumpas". "Estás siendo melodramático," Continuó ella. Si, ella realmente era una reivindicadora. Nunca pensé que un Strigoi pudiese serlo. Era casi cómico. "Y derrochador." "Tampoco me contestes", dijo. "Tengo hambre. Estoy diciendo que deberíamos-" "Déjala en paz, o te mato." Todos nos giramos hacia la voz, una voz negra y llena de rabia. Mason estaba en la entrada, enmarcado por la luz, sosteniendo el arma que yo había dejado caer. Isaiah lo estudió por algunos segundos. "Claro", dice Isaiah. Parecía aburrido. "Inténtalo". Mason no dudó. Le disparó y continuó disparando hasta que vacío el cartucho en el pecho de Isaiah. Cada bala hizo que el Strigoi se encogiese un poco, pero fuera de eso, el seguía de pie, agarrándome. Eso es lo que significa ser un antiguo y poderoso Strigoi, me dije. Una bala de esas hubiese dañado a un Strigoi joven como Elena. Pero para Isaiah? Llevar varios disparos en el pecho era simplemente divertido. Mason también lo notó, y sus características se endurecieron cuando tiró el arma al suelo."¡Vete!" Le grité. Él todavía está en el sol, seguro. Pero él no me escuchó. Corrió hacia nosotros, alejándose de la luz protectora. Redoble mi lucha, con la esperanza de desviar la atención de Isaiah de Mason. No lo conseguí. Isaiah me empujó hacia Elena antes de que Mason hubiese alcanzado la mitad del camino. Rápidamente Isaiah bloqueó a Mason y lo agarró, tal y como lo había hecho antes conmigo. Pero, con algunas diferencias, Isaiah no sujetó a Mason por los brazos. No lo agarró por del pelo o lo amenazó con una larga y agonizante muerte. Isaiah simplemente detuvo el ataque, sujetó la cabeza de Mason con ambas manos y dio un rápido giro. Escuché el sonido de algo que se rompía. Los ojos de Mason se desenfocaron y después se quedaron vacíos.Con una mirada impaciente, Isaiah lanzó el cuerpo de Mason hacia donde estaba Elena sujetándome. Cayó delante de nosotras. Mi visión se volvió borrosa cuando las náuseas y los mareos me inundaron. "Entonces", le dijo Isaiah a Elena. "Haber si eso calma tu hambre. Y guarda algo para mí.

TRADUCIDO POR JEN

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Some Girls Bite


De seguro la vida de una estudiante recién graduada no es exactamente lo que se dice glamorosa, pero era mía. Lo estaba haciendo bien hasta que los vampiros de chicago anunciaron su existencia al mundo, después un vampiro salvaje me atacó. Pero solo tomo un sorbo antes de que otro chupasangre lo asustara… y éste decidió que la mejor manera de salvar mi vida era convirtiéndome en una no-muerta.

Resulta que mi salvador era un Maestro-Vampiro de la Casa Cadogan. Ahora debo aprender a encajar en una mansión en Hyde Park llena de vampiros leales a Ethan “señor DE LA casa” Sullivan. Por supuesto, como es alto, de ojos verdes, de cuatrocientos años de edad, posee un encanto de siglos, que desafortunadamente espera mi gratitud y mi sometimiento. Claro…

Pero mis crecientes poderes(repentinamente, soy muy hábil con algunas armas algo serias), una inconveniente alergia a la luz solar y la actitud de Ethan, son las ultimas de mis preocupaciones. Alguien todavía quiere atraparme. ¡Será el vampiro salvaje que me ataco?, ¿un vampiro de la casa rival?, ¿una enojadísima turba de gente sosteniendo antorchas? Mi iniciación en la vida nocturna de chicago puede ser la primera batalla en una guerra, y allí habrá sangre…

[Sinopsis traducida por Elvepath]

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Capítulo 20 / Vampire Academy II / Frostbite

Necesitábamos un plan de escape, y lo necesitábamos rápido. Desgraciadamente, mis únicas ideas necesitaban de cosas que no estaban bajo mi control. Como nosotros siendo dejados solos para que pudiéramos escapar a hurtadillas. O tener guardias estúpidos para poder engañarlos fácilmente y escapar. Y casi al final, estar seguros de que podríamos ser libres. Sin embargo, nada de eso estaba pasando. Después de aproximadamente veinticuatro horas, nuestra situación no había cambiado. Seguíamos siendo prisioneros, seguramente atados, nuestros captores seguían vigilando casi tan eficientes como cualquier grupo de guardianes. Casi.
Lo más cerca que estábamos de la libertad era supervisado— y extremadamente vergonzoso—ir al baño. El hombre no nos daba ni comida ni agua.
Eso era un poco duro, pero la mezcla humana-vampiro hacia a los dhampir más fuertes. Podía manejar estar incómoda, aunque estaba alcanzando un punto donde podría hasta matar por una hamburguesa de queso y algunas papas fritas muy, muy grasosas.
Para Mia y Christian... bueno, las cosas era más complicadas. Moroi podrían salir semanas sin comida y agua pero solamente si seguían tomando sangre. Sin ella, ellos podrían soportar unos pocos días antes de enfermarse y debilitarse tanto tiempo como tengan sustancia. Así fue como Lissa y yo nos manejamos mientras vivimos solas, ya que yo no la podía alimentar todos los días.

Sin comida, sangre, agua y un Moroi resistiendo tirado en el piso. Estaba hambrienta, pero Mia y Christian tenían un hambre voraz. Además sus rostros lucían demacrados, sus ojos febriles.
Isaiah hizo peor todo el asunto con sus subsecuentes visitas. Cada vez que él venía divagaba en su molesto y mofante modo. Luego, antes de irse tomaba un poco más de Eddie. A la tercera visita, pude prácticamente ver a Mia y Christian babearse. Entre la endorfina y la falta de comida, estaba bastante segura que Eddie ni siquiera sabía en donde nos encontrábamos. No podía dormir en esas condiciones, pero durante el segundo día, me quedaba dormida ocasionalmente y tenía sueños extraños. El hambre y el cansancio podían hacerte eso. En un punto, estaba sorprendida en que no pensaba como había caído en ese profundo suburbio debajo de esas condiciones insanas.
En el sueño—yo sabía perfectamente que era un sueño—estaba parada en una playa. Me tomó un momento reconocer que playa era. Era a lo largo de la costa de Oregon-soleada y cálida, con el Pacífico desdoblado en la distancia. Lissa y yo habíamos ido ahí cuando vivimos en Pórtland. Había sido un gran día, pero ella no podía manejar estar tanto tiempo expuesta al sol, por lo tanto tuvimos una corta visita, siempre desee poder habernos quedado más tiempo allí. Ahora tenía toda la luz y el calor que podría desear.


-Pequeña dhampir.-dijo una voz detrás de mí.-Ya era hora.
Me giré sorprendida y encontré a Adrián Ivashkov observándome. Llevaba puestos unos pantalones y una camisa suelta y-en un sorprendente estilo casual para él-no llevaba zapatos. El viento despeinaba su cabello marrón y mantenía sus manos guardadas en los bolsillos mientras me miraba con esa sonrisa suya de fábrica.
-Sigues teniendo tu protección-agregó.
Frunciendo el ceño, pensé por un momento que estaba mirando mi pecho, después me di cuenta que sus ojos estaban en mi estómago. Tenía puesto unos jeans y la parte superior del bikini, y una vez más, el colgante con el pequeño ojo azul balanceándose. El chotki estaba en mi muñeca.
-Y estás en sol nuevamente.-dije.-Así que supongo que es tu sueño.
-Es nuestro sueño.
Meneé mis pies en la arena.-Cómo dos personas pueden compartir un sueño?
-Las personas comparten sueños todo el tiempo, Rose.
Lo miré frunciendo el ceño.-Necesito saber a lo que te refieres, sobre la oscuridad que me rodea. Qué es lo que significa?
-Honestamente, no lo sé. Todos tienen una luz que los rodea, excepto tu. Tu tienes sombras y las tomaste de Lissa.
Mi confusión creció.-No lo entiendo.
-No podemos entrar en eso ahora. No es por eso que estoy aquí.
-Estás aquí por una razón?.-pregunté, mis ojos perdidos en la azul-gris agua. Era hipnótico.
-No estás aquí... sólo por estar aquí?
Se me adelantó y tomó mi mano, obligándome a mirarlo. Toda la diversión se había ido, estaba mortalmente serio.
-Dónde estás?
-Aquí.-dije desconcertada.-Como tu.
Adrián negó con la cabeza.-No, eso no era a lo que me refería. En el mundo real. Dónde te encuentras?
El mundo real?. Alrededor de nosotros, la playa se desdibujaba, como en una película yéndose de foco. Momentos después, todo se detuvo, me devané el cerebro. El mundo real. Imágenes venían a mi mente. Sillas. Guardias. Amarres.
-En un sótano...- dije lentamente. De repente, alarmada, la belleza se hizo añicos en el momento que recordé todo. –Oh Dios, Adrián. Debes ayudar a Mia y a Christian. No puedo—
Apretó mi mano fuertemente.-Dónde? El mundo brilló nuevamente, y esta vez no se reenfocó. Él juró (insultó) –Dónde estás Rose?
El mundo comenzó a desintegrarse. Adrián comenzó a desintegrarse.
-En un sótano, en una casa, en —
Se había ido. Me desperté. El sonido de la puerta de la habitación abriéndose me sobresaltó trayéndome a la realidad. Isaiah se precipitó dentro con Elena a rastras.
Tuve que luchar para no burlarme de ella cuando la vi. Él era arrogante, cruel y estaba rodeado de maldad. Pero era de esa manera porque era el líder. Tenía la fuerza y el poder suficiente para respaldar esa crueldad—incluso aunque no me gustase. Pero Elena? Ella era una sirviente, nos amenazaba y hacía comentarios bajos, pero la mayor parte de su habilidad para hacerlo era por que era su mano derecha. Ella era una total chupa-medias.
-Hola, niños,-él dijo.-Cómo andan en el día de hoy? Nuestras miradas malhumoradas le contestaron.
Caminó hacia dónde estaban Mia y Christian, con sus manos tras la espalda. –Algún cambio en el corazón desde mi última visita? Están demorando demasiado, y eso está molestando a Elena. Está muy hambrienta, verán, pero—sospecho—no tanto como ustedes dos.
Christian apretó sus ojos.-Vete a la mierda.-le dijo apretando los dientes.
Elena le gruñó y se le abalanzó -No te atrevas—
Isaiah la apartó.-Déjalo solo. Sólo debemos esperar un poco más, y realmente, es una forma de entretenernos.
Los ojos de Elena atravesaron a Christian.
-Honestamente-continuó Isaiah, mirando a Christian, -no puedo decidirme que es lo que más quiero: matarte, o que te nos unas. Cualquiera de las dos ofrecen ventajas.
-No te cansas de escucharte a ti mismo hablar? –preguntó Christian.
Isaiah lo consideró.-No. No realmente. Y no me canso de él, tampoco.
Se volteó y caminó hasta donde se encontraba Eddie. El pobre Eddie apenas podía mantenerse derecho en su silla después de haber pasado por tantas alimentaciones. Para peor, Isaiah no necesitaba siquiera utilizar la coacción, la cara de Eddie se iluminaba con una estúpida sonrisa, deseando su próximo mordisco. Él era tan adicto como los alimentadores.
Rabia y disgusto fluyeron a través de mi. –Maldición!-grité. –Déjalo en paz!.
Isaiah me echó un vistazo. –Quédate en silencio, chica. No te encuentro ni cerca de ser divertida como lo es Mr. Ozera.
-Sí?.gruñí.-Si te molesto tanto entonces, úsame para probar tu estúpido punto. Muérdeme a mi en cambio. Ponme en mi lugar, y muéstrame que tan malo eres.
-No!-exclamó Mason. –Úsame a mi.
Isaiah rodó sus ojos. –Buen Dios. Que grupo tan noble. Son todos espartanos, no?

Se alejó de Eddie y puso un dedo debajo del mentón de Mason, echando su cabeza hacia atrás. –Pero tú-dijo Isaiah,-no lo dices enserio. Solamente te ofreces debido a ella. liberó a Mason y caminó hasta estar enfrente de mí, mirándome con esos negros, negros ojos. –Y tu... no te creí al principio tampoco. Pero ahora?-Se agachó para estar a mi altura. Me rehusé a apartar la mirada, aunque sabía que me ponía en riesgo por la coacción. –Creo que lo dices enserio. Y no es por ser noble, tampoco. Tu lo quieres. Has sido mordida antes. –su voz era mágica. Hipnótica. No estaba utilizando la coacción, exactamente, pero definitivamente lo rodeaba un carisma natural. Como Lissa y Adrian. Me perdía en cada palabra. –Varias veces, me imagino-agregó.
Se inclinó sobre mi, respirando en mi cuello. En algún lado detrás de él, pude escuchar a Mason gritando algo, pero toda mi atención estaba en lo cerca que estaban los dientes de Isaiah de mi piel. En los últimos meses, sólo fui mordida una sola vez — y eso fue cuando Lissa estaba en una emergencia. Antes de eso, ella me mordió por lo menos dos veces a la semana por dos años seguidos, y sólo recientemente me di cuenta cuan adicta me había vuelto. No hay nada—nada—en el mundo como una mordida Moroi, como una inundación de felicidad. Pero claro, las mordidas de Strigoi eran más poderosas...
Tragué, de repente conciente de mi pesada respiración y mi corazón martillante. Isaiah me dio una silenciosa risita. –Si. Eres una prostituta de sangre en fabricación. Desafortunadamente para ti —porque no te voy a dar lo que quieres.
Se marchó y me hundí en la silla. Sin ningún retraso, regresó a Eddie y bebió de él. No podía mirar, pero era por envidia esta vez, no disgusto. Quemándome dentro, deseaba esa mordida, la deseaba con cada nervio de mi cuerpo.
Cuando Isaiah terminó, empezó a dejar la habitación, pero se detuvo. Dirigió sus palabras a Mia y Christian. –No se retrasen-advirtió-aprovechen su oportunidad para ser salvados. Hizo un movimiento de cabeza hacia mi. –Hasta tienen una víctima dispuesta.
Se fue. Al otro lado de la habitación, Christian encontró mis ojos. Por alguna razón, su cara lucía más demacrada de lo que estaba hacía unas horas atrás. El hambre quemaba en su mirada, y supe cual la complementaba: el deseo de saciar el hambre. Dios. Estábamos arruinados. Creo que Christian lo advirtió al mismo tiempo. Sus labios se convirtieron en una pequeña sonrisa.
-Nunca luciste tan bien, Rose.-dijo antes que los guardias lo mandaran callar.
Dormité un poco a lo largo del día, pero Adrián no regresó a mis sueños. En cambio, mientras me cernía en el borde de la inconciencia, me encontré a mi misma en un territorio familiar: la cabeza de Lissa. Después de la extrañeza de los últimos dos días, estar en su mente se sintió muy acogedor.
Ella estaba en uno de los salones para banquetes, solo que estaba vacío. Estaba sentada en el piso tratando de ser discreta. El nerviosismo la llenaba, estaba esperando por algo—o, alguien. Unos minutos después, Adrian apareció.
-Prima,-dijo cortésmente. Se sentó frente a ella con la rodilla doblada, inconsciente de sus caros pantalones. –Disculpa la tardanza.
-Está bien-dijo ella.
-No sabías que estaba aquí hasta que me viste, no es así?
Ella sacudió su cabeza, decepcionada. Me sentí más confundida que nunca.
-Y estar sentada conmigo... no puedes notar nada?
-No.
Él se encogió de hombros. –Bueno, esperemos que llegue pronto.
-Cómo luce para ti?-preguntó ella, quemándose por la curiosidad.
-Sabes cómo son las auras?
-Son como... bandas de luz alrededor de la gente, cierto? Algo New Age?
-Algo como eso. Cada uno tiene una especie de energía espiritual que irradia fuera de ellos.
Bueno, casi todos. Su indecisión me hizo pensar que el hablaba de mi y la supuesta oscuridad que me rodeaba.
-Basándose en el color y la apariencia, puedes saber muchísimo sobre la persona... bueno, si alguien puede ver auras, se trata de eso.
-Y tu puedes.-ella dijo.-Y puedes saber que uso el espíritu por mi aura?
-La tuya es mayoritariamente dorada. Como la mia. Puede mezclarse con otros colores dependiendo de la situación, pero el dorado siempre está.
-Cuántas personas como nosotros conoces?
-No mucha. Los veo cada mucho tiempo. Tratan de ocultarse. Tu eres la primera con la que he hablado. Ni siquiera sabía que se le llamaba “espíritu”. Dándome cuenta de esto cuando no me especialicé, pensé que era una especie de fenómeno.
Lissa agarró su brazo y se levantó, esperando poder ver la luz alrededor de él. Nada. Se sentó y soltó el brazo. Y ahí fue cuando lo entendí. Adrian tenía el espíritu también. Era por eso que él era tan curioso sobre Lissa, cuando quería hablar con ella y preguntarle sobre su especialidad. También explicaba muchas otras cosas, como el carisma que no me permitía alejarme o escapar de él cuando estaba cerca. Él uso la coacción aquél día cuando Lissa y yo estábamos en la habitación—así fue como forzó a Dimitri a dejarlo en paz.




-Entonces, ellos finalmente te dejaron ir?-Adrian le preguntó.
-Si. Ellos decidieron que realmente no sabía nada.
-Bien-dijo. Frunció el ceño y me di cuenta que estaba esperando un cambio. –Y estás segura que no sabes nada?
-Ya te lo dije. No puedo hacer que la conexión funcione de ese modo.
-Hmm. Bueno, tienes que hacerlo.
Ella se iluminó. –Que, crees que estoy escondiendo algo? si la pudiera encontrar lo haría.
-Lo sé, pero tienes que intentarlo, deben tener una fuerte conexión. Usa eso para hablar con ella en sus sueños. Yo lo intenté, pero no pude sostenerlo el tiempo suficiente para—
-Qué dijiste? Exclamó Lissa-Hablarle en sus sueños?
Ahora lucía desconcertada.-Claro. No sabes cómo hacerlo?
-No! estás bromeando? Cómo es eso posible?
Mis sueños...
Recordé a Lissa hablando sobre un inexplicado fenómeno Moroi, podría haber más poderes además de la curación, cosas que ni siquiera imaginábamos.
Entonces parecía que lo de Adrian apareciendo en mis sueños no era coincidencia. Él había sido capaz de entrar en mi cabeza, de una manera similar a como yo entraba en la mente de Lissa. Ese pensamiento me puso inquieta. Lissa apenas podía aceptarlo. Él pasó su mano por su cabello y lo retiró hacia atrás, mirando el candelabro de cristal que había en el techo.
-Bien. Entonces no ves auras y no puedes hablar con la gente en sus sueños. Qué puedes hacer?
-Yo... yo puedo curar gente. Animales. Plantas también. Puedo revivir cosas muertas.
-Enserio? Él lucía impresionado.-Bien. Tienes puntos por eso. Qué mas?
-Um. Puedo usar la coacción.
-Todos lo podemos hacer.
-No, yo puedo REALMENTE hacerlo. No es difícil. Puedo hacer que la gente haga cualquier cosa que yo quiera—hasta cosas malas.
-Yo también.-sus ojos se iluminaron-Me pregunto que pasaría si trataras de usarla sobre mi... –ella estaba indecisa y distraídamente pasó sus dedos sobre la textura de la alfombra roja. –Bueno... no puedo.
-Acabas de decir que si podías.
-Puedo—pero no en este momento. Por causa de esas medicinas... para la depresión y las otras cosas... y me alejan de la magia.
Levantó sus brazos en el aire. –Cómo voy a enseñarte a entrar a los sueños de las personas entonces? Cómo vamos a encontrar a Rose?
-Mira.-ella dijo irritada –No quiero tomar las medicinas. Pero cuando no las tomo... hago cosas locas, cosas peligrosas. Eso es lo que el espíritu te hace.
-Yo no tomo nada. Estoy bien.-dijo.
No, él no lo estaba, me di cuenta. Lissa también.
-Estabas realmente raro aquél día cuando Dimitri estaba en tu habitación.-ella señaló.

-Empezaste a divagar, y no decías nada con sentido.
-Oh, eso? Si... pasa ahora y antes. Pero seriamente, no muy seguido. Una vez al mes. –el sonaba sincero. Lissa lo miró fijamente, revaluando todo. Que si Adrian podía hacerlo? Que si él podía usar el espíritu sin píldoras, sin ningún efecto dañino? Sería todo lo que ella deseaba. Además, ella no estaba segura de que las píldoras siguieran surtiendo efecto por mucho más tiempo...
Él sonrió, adivinando que estaba pensando. –Qué dices prima? Preguntó. No necesitaba usar la coacción. Su oferta era demasiado tentadora. –puedo enseñarte todo lo que sé, si eres capaz de tocar la magia. Tomará un tiempo para sacar las píldoras de tu organismo, pero una vez que se vayan...

Traducido por mi :D

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