Lissa me encontró más tarde ese día. Me había quedado dormida después de que Mason se hubiese ido, estaba demasiado deprimida para salir de la cama. Cuando llamó a la puerta me despertó.
Estaba muy contenta de verla. Necesitaba contarle lo que había sucedido con Mason, pero antes de que pudiese hacerlo, leí sus sentimientos. Estaban tan perturbados como los míos. Así que, como siempre, la puse en primer lugar.
"¿Qué pasó?"
Se sentó en su cama, hundiéndose en el edredón de plumas, estaba triste y furiosa. "Christian".
"¿En serio?" Nunca había oído que se pelearan. Se provocaban mucho, pero apenas era el tipo de cosa que la haría llorar.
"Él descubrió... que estaba con Adrian esta mañana. "
"Vaya", le dije. "Si. Eso puede ser un problema." Me levanté, caminé hacia el tocador y cogí un cepillo. Girándome, me situé cerca del espejo y comencé a cepillar mi pelo despeinado después de la siesta.
Ella gimió. "Pero no pasó nada! Christian está enloquecido por nada. No puedo creer que no confié en mí."
"Confía en ti. Todo esto es extraño, eso es todo." Pensé en Dimitri y en Tasha. "Los celos hacen que las personas hagan y digan cosas estúpidas".
"Pero no pasó nada", repitió. "Quiero decir, estabas allí - hey, al final no supe que es lo que estabas haciendo allí? "
"Adrián me mandó una gran cantidad de perfume."
"Él-te refieres a aquella caja gigante que estabas cargando?"
Asentí.
"Whoa".
"Si. Y fui a devolvérsela", le dije. "La pregunta es, ¿qué estás haciendo allí?"
"Sólo hablando", dijo. Comenzó a relajarse, apuntó de decirme algo, pero entonces se paró. Sentí como la idea comenzaba a alcanzar su mente y entonces la empujó de regreso. "Tengo muchas cosas que contarte, pero primero dime lo que te pasó".
"No pasó nada".
"Lo que sea, Rose. No soy psíquica como tu, pero sé cuando estás enojada por algo. Estás muy triste desde Navidad. ¿Qué pasó? "
Ahora no era el momento para decirle lo que había ocurrido en Navidad cuando mi madre me contó sobre Tasha y Dimitri. Pero le conté a Lissa lo que había sucedido con Mason – omitiendo el motivo de por qué yo me había parado - y simplemente le conté lo que había hecho.
"Bueno...", dijo cuando terminé. "Estabas en tu derecho".
"Lo sé. Pero me siento como si lo engañara. Entiendo por qué está enfadado".
"Probablemente podréis arreglarlo. Ve a hablar con él. Está loco por ti".
Era algo más que falta de comunicación. Las cosas entre Mason y yo no se arreglarían tan fácilmente. "No sé", le dije. "No todo el mundo es como tú y como Christian".
Su rostro se oscureció. "Christian. Todavía no puedo creerme que se haya comportado de esa manera".
No quería, pero me reí. "Liss, al final del día estaréis besuqueándoos de nuevo. Más que besos, probablemente. "
Las palabras se me escaparon antes de que pudiera darme cuenta. Sus ojos se agrandaron. "Lo sabes". Negó con la cabeza con exasperación. "Por supuesto que lo sabes".
"Lo siento", le dije. No quería decirle que sabía sobre el sexo, no hasta que ella me lo contase.
Me miró. "Cuanto sabes?"
"Um, no mucho," Mentí. Terminé de cepillar mi cabello, pero empecé a jugar con el cepillo para evitar mirarle a los ojos.
"Tengo que aprender a mantenerte fuera de mi mente", murmuró ella.
"Es la única manera con la que puedo "hablar" contigo últimamente." Otro desliz.
"¿Qué significa eso?" Ella exigió.
"Nada... yo..." Ella me estaba mirando fijamente. "Yo... no se. Simplemente siento que ya no hablamos como antes. "
"Se necesitan dos personas para arreglar esto." dijo, su voz suave de nuevo.
"Tienes razón", le dije, sin señalar que dos podrían solucionarlo si una no estuviese siempre con su novio. Es cierto, yo era culpable de mi propia manera, por mantener las cosas para mí - pero últimamente estaba intentando hablar con ella. El calendario simplemente no parece correcto - incluso ahora. "Sabes, nunca pensé que serías la primera. O creo que nunca pensé que sería una veterana y aún sería virgen".
"Sí", dijo ella con indiferencia. "Yo tampoco".
"¡Hey! ¿Qué significa eso? "
Ella rió, y entonces miró el reloj. La sonrisa desapareció. "Ugh. Tengo que ir al banquete de Priscilla. Christian debería ir conmigo, pero él es un idiota..." Su mirada se fijó en mí con esperanza.
"¿Qué? No. Por favor, Liss. Ya sabes cómo odio esas cosas formales de la realeza".
"Oh, vamos," suplicó. "Christian se ha quedado fuera. No puedes arrojarme a los lobos. Y no acabas de decir que necesitábamos hablar más?" gemí ". Además, cuando seas mi guardiana, tendrá que ir a estas cosas todo el tiempo. "
"Lo sé", le dije. "Pensé que podría disfrutar de mis últimos 6 meses de libertad."
Pero al final, eme convenció de ir con ella, como las dos sabíamos que haría.
No teníamos mucho tiempo, y tuve que correr para tomar un baño, secar el pelo, y maquillarme. Me puse el vestido de Tasha, y aunque todavía deseaba que ella sufriera horrores por sentirse atraída por Dimitri, estaba agradecida por su regalo. Estaba feliz de ver que el me quedaba tan bien como había imaginado. Era un vestido largo, estilo asiático, con flores bordadas en la seda. El cuello de alto y cubría mucho la piel, pero la tela estilizaba mi cuerpo y me hacía parecer sexy de una forma distinta. Mi ojo morado casi había desaparecido.
Lissa, como siempre, estaba increíble. Llevaba un vestido púrpura de Johnna Raski, un diseñador Moroi muy conocido. No tenía mangas y era de satén. Los cristales similares a amatistas brillaban contra su piel. Ella llevaba el pelo recogido en un artístico moño.
Cuando llegamos a la sala de banquetes, llamamos la atención de algunas personas. No creo que la realeza esperase que la princesa Dragomir llevase a su amiga dhampir a este esperado baile, al que solo asistían los que tenían invitación. Pero hey, la invitación de Lissa decía "y acompañante." Ella y yo nos sentamos en nuestra mesa asignada con algunos de de la realeza, cuyo nombre olvidé rápidamente. Ellos estaban felices de ignorarme, y yo estaba encantada de ignorarlos a ellos.
Además, no era como si no tuviese otras distracciones. Es salón estaba decorado en tonos plata y azul. Manteles azules cubrían las mesas, tan brillantes y suaves que tenía miedo de comer encima de ellos. Candelabros con velas colgaban de las paredes y una chimenea decorada con vidrios de colores estaba en la esquina. El efecto que provocaba era deslumbrante, un espectacular panorama de luces y colores. En otra esquina, una Moroi muy delgada tocaba el violonchelo, su rostro estaba centrado en la música.
La cena era igualmente increíble. La comida estaba muy elaborada, reconocí todo lo del plato (porcelana, por supuesto) y todo me gustó. No había foie gras aquí. Salmón sazonado con setas. Una ensalada con queso de cabra y pimienta. Pasteles rellenos de almendra para el postre. Mi única queja fue, que las porciones eran pequeñas. La comida parecía ser más para decorar los platos, juro que la terminé en 10 mordiscos. Los Moroi tomaban alimentos, junto con la sangre, pero no tanto como los seres humanos - o, digamos, como una chica dhampir en la fase de crecimiento - necesitaban.
Aun así, la comida podía haber justificado mi aventura, decidí. Excepto que cuando terminó la comida, Lissa me dijo que no podíamos marcharnos.
"Tenemos que mezclarnos," me susurró ella.
Mezclarnos? Lissa se burlaba de mi disconformidad –Tu eres la sociable.
Estaba en lo cierto, en la mayoría de las circunstancias, yo misma me ponía en esa situación y no temía a hablarle a la gente. Lissa era más tímida. En este caso los papeles estaban cambiados. Este era su elemento, no el mío y me sorprendió ver que tan bien interactuaba ahora con la gente de la realeza de alto nivel.
Ella era perfecta, elegante y educada. Todos estaban ansiosos para hablar con ella, y parecía saber siempre que decir. No estaba usando la coacción, exactamente, pero definitivamente ella construía una atmósfera que los atraía.
Creo que podría ser un efecto inconsciente del espíritu, como la medicina, su magia y carisma natural surgían a través de ella.
Mientras que una vez la intensa vida social era estresante y un deber para ella, ahora lo manejaba con facilidad. Estaba muy orgullosa de ella.
La mayor parte de la conversación se mantuvo liviana: moda, la vida amorosa de la realeza, etc. Nadie parecía querer arruinar la atmósfera con feas charlas sobre Strigoi.
Así que me le pegué todo el resto de la noche. Traté de decirme a mi misma que iba a ser práctico en el futuro, cuando la tuviera que seguir como una sombra a todos lados. La verdad era, que me sentía muy incómoda en ese grupo y sabía que mi usual mecanismo defensivo no era muy útil allí. Además me di cuenta, que era la única invitada dhampir en la cena, desgraciadamente. Habían otros dhampir, si, pero estaban de guardianes, fijos en las esquinas de la habitación.
Mientras Lissa trabajaba con la multitud, nosotros volteamos al escuchar a un pequeño grupo de Morois que estaban levantando la voz cada vez más. Reconocí a uno de ellos, era el chico de la pelea que ayudé a disolver, la diferencia es que esta vez, llevaba puesto un llamativo esmoquin negro en vez de un traje de baño. Nos echó un vistazo y descaradamente nos inspeccionó, pero aparentemente no me recordaba. Ignorándonos, continuó con su argumento. Sin sorprenderme, el tema del que hablaban era la protección Moroi. Él era uno de los que estaban a favor de que los Moroi atacaran a los Strigoi.
-Qué parte de “suicida” no entiendes?.-le preguntó uno de los hombres que estaba parado cerca. Tenía el cabello plateado y un espeso bigote. También llevaba puesto un esmoquin, pero el chico más joven lucía mucho mejor.
-Entrenar a los Moroi como soldados sería el fin de nuestra raza.
-No es suicida.-exclamó el más joven.-Es lo correcto, debemos empezar a cuidar de nosotros mismos. Aprendiendo a luchar, usar nuestra magia es nuestra mayor ventaja, otra además de los guardianes.
-Si, pero con los guardianes, no necesitamos otras ventajas.-dijo Cabello de Plata.-Debes haber estado escuchando a los no-reales. Ellos no tienen ningún guardián, así que obviamente están asustados. Pero esa no es la razón para arrastrarnos y poner nuestras vidas en riesgo.
-Entonces, no lo hagas.-dijo Lissa repentinamente. Su voz era suave, pero todo el mundo en el pequeño grupo se detuvo para mirarla. –Cuando hablas de Moroi aprendiendo a luchar, lo haces sonar como si fuera un todo-o-nada. No lo es. Si no queréis luchar, entonces no lo deberías hacer. Lo entiendo completamente.
El hombre parecía mortificado ligeramente.
–Eso es porque puedes depender de tus guardianes, una cantidad de Moroi no pueden y si ellos quisieran aprender auto-defensa, no habría razón por la cual no puedan hacerlo ellos mismos.
El chico más joven, le sonrío abiertamente a su adversario.-Ahí, lo veis?
-No es así de fácil.-contrarrestó Cabello de Plata.-Si fuera solamente un tema de gente loca como ustedes queriendo ser asesinados, entonces bien. Vayan y háganlo. Pero dónde van a aprender todas esas “habilidades de lucha”?
-Pensamos aprender las mágicas por la nuestra, y los guardianes nos enseñarían las habilidades físicas.
-Si, veis? Sabía que llegaríamos a eso, aunque el resto de nosotros no participáramos en su misión suicida, nos quitarían nuestros guardianes para entrenar su “ejército”.
El chico más joven frunció el ceño con la palabra QUITARÍAN, y me pregunté si más piñas volarían.
-Nos los deben.
-No, no lo hacen.-dijo Lissa.
Las miradas interrogadoras volvieron nuevamente. Esta vez, fue Cabello de Plata quien se consideró triunfador. Los rasgos del más joven se llenaron de rabia.
-Los guardianes, son el mejor recurso que tenemos para la batalla.
-Si, lo son.-ella estuvo de acuerdo.-peor eso no te da el derecho de alejarlos de sus obligaciones. Cabello de Plata prácticamente brillaba.
-Entonces, cómo aprenderíamos?.-demandó el otro chico.
-Del mismo modo que lo hacen los guardianes.-Lissa le dijo.-Si quieres aprender a luchar, ve a una de las academias. Formen clases, y empiecen desde el principio, como lo hacen los novicios. De ese modo no alejarías a los guardianes de sus protegidos. Es un ambiente seguro, y hay guardianes especializados en enseñar de todas maneras.-ella se detuvo pensativa. -Hasta podrías formar parte del plan de emergencia que hay para los estudiantes Moroi.
Todas las miradas sorprendidas estuvieron fijas en ella, incluyendo la mía. Era una solución tan elegante, y todo el mundo alrededor lo notó. No cumplía 100 por ciento de las demandas, pero era una solución equilibrada, ningún lado obtenía más.
Genio puro. El otro Moroi la estudió con fascinación. De repente, todos empezaron a hablar al mismo tiempo, excitados con la idea. Ellos atrajeron muy pronto a Lissa, era una conversación apasionante basada en sus planes. Me arrastré a un extremo y decidí que ahí estaría bien, entonces me retiré totalmente, a una esquina cerca de la puerta. En el camino, me crucé con un sirviente con una bandeja de d’hoeuvres. Todavía hambrienta. Los miré sospechosamente pero no tenían nada que los hiciera parecerse a los grasosos del otro día.
Gesticulé a uno, que era algún tipo de carne rara.
-Es hígado de ganso?.-pregunté.
Negó con la cabeza.-Sweetbread
No sonaba mal, así que fui por él.
-Es páncreas.-dijo una voz detrás de mí. Me voltee bruscamente.
-Qué??.-chillé. La camarera tomó mi susto como rechazo y siguió.
Adrian Ivashkov se puso delante de mí, luciendo orgulloso de si mismo.
-Estás jugando conmigo?.-le pregunté.- 'Sweetbread' es PÁNCREAS?
No se porque me impactó tanto, los Moroi consumen sangre. Por qué no órganos internos? Reprimí un temblor.
Adrian se encogió de hombros. –Es realmente bueno.
Sacudí mi cabeza disgustadamente.-Oh, hombre. La gente rica apesta.
Él continuó divertido.-Qué estas haciendo aquí, pequeña dhampir? Me estás siguiendo por todos lados?
-Claro que no.-me burlé. Estaba vestido perfectamente, como siempre.-No especialmente después del problema en el que nos metiste.
Sonrió con una de sus atormentadoras sonrisas, despistado de cuanto me molestaban, sentí nuevamente la arrolladora necesidad de estar cerca de él. Qué estaba mal con eso?
-No lo se,-dijo burlonamente. Parecía perfectamente cuerdo ahora, sin exhibir nada de su extraño comportamiento que había tenido en su habitación.
Y claro, lucía muchismo mejor en un esmoquin que cualquier chico que había visto hasta ahora.
-Con las veces que nos hemos visto hasta ahora? Es, es la quinta vez? Esta empezando a ser un poco sospechoso. No te preocupes, no le diré a tu novio. A ninguno de ellos.
Abrí mi boca para protestar, pero recordé que él me había visto con Dimitri anteriormente. Me rehusé a molestarme.
-Sólo tengo UN novio, una clase de novio. Capas que ya no lo es más. Y de todos modos, no hay nada que contar. Ni siquiera me gustas.
-No? preguntó Adrian, todavía sonriente. se inclinó sobre mí, como si me fuera a contar un secreto. –Entonces, por qué estas usando mi perfume?
Esta vez, si me molesté, retrocedí un paso. –No lo estoy.
Se rió.-Claro que sí. Conté las cajas después que te fuiste. Además lo puedo oler en ti. Es agradable, filoso... pero dulce—como estoy seguro que eres muy dentro de ti. Y realmente te queda bien, sabes. Lo suficiente para agregarle filo...pero no lo suficiente para tapar tu propia esencia.-la manera en que dijo esencia la hizo sonar como una palabra sucia.
Los Moroi de la realeza me hacían sentir incómoda, pero chicos inteligentes golpeándome no. Lidiaba con ellos diariamente. Dejé de lado mi timidez y recordé quien era yo.
-Hey.-le dije, removiendo mi cabello.-Tenía todo el derecho de tomar uno. Tu me lo ofreciste. Tu error fue asumir que tomar uno significaba algo. Y no significa nada. Excepto que deberías ser más cuidadoso en lo que gastas tu dinero.
-Ooh, Rose Hathaway está aquí para tocar folklore.-se detuvo y tomó una copa que parecía ser de champagne de una camarera.-Quieres una?
-No bebo.
-Claro.-Adrian me entregó una copa de todos modos, espantó a la camarera y bebió un sorbo de champagne. Tenía el presentimiento que no era su primera en la noche.
-Así que, parece que Vasilisa puso en su lugar a mi padre.
-Tu....-eché un vistazo al grupo que había dejado recientemente. Cabello de Plata seguía parado allí, gesticulando enfervorizadamente. –Ese tipo, es tu padre?
-Eso es lo que mi madre dice.
-Estás de acuerdo con él? Sobre que los Moroi luchando sería un suicidio?
Adrian se encogió de hombros y tomó otro sorbo. –Realmente, no tengo una opinión sobre eso.
-Eso no es posible. ¿Cómo no puedes elegir un bando u otro?
-Dunno. No como alguien que pienso, tengo mejores cosas que hacer
-Como acecharme.-sugerí. Y a Lissa. Todavía quería saber que hacía ella en su habitación.
Sonrió nuevamente.-Dije, que tu eres la que me sigue
-Claro, claro lo sé. Cinco veces—paré.-Cinco veces???.Asintió.
-No, solo han sido cuatro. –con mi mano libre, las conté. –la primera noche, en el spa, luego cuando fui a tu cuarto, y esta noche.
La sonrisa se volvió reservada-Si tu lo dices.
-Si lo digo....-otra vez, mis palabras se salieron de lugar. Le he hablado a Adrian una vez más. Algo así. –No puedes decir...
-Decir que?-una curiosa expresión apareció en sus ojos. Era mas esperanzada que presuntuosa.
Yo tragué, recordando el sueño.-Nada. -Sin pensar mas en eso, tomé de la copa.
En la otra punta del salón, Lissa me miró calmada y contenta. Bien.
-Por qué sonríes?-preguntó Adrian.
-Porque Lissa sigue allí, trabajando con la multitud.
-No me sorprende. Ella es una de esas personas que puede encantar a cualquiera si lo quiere, si trata lo suficiente. Hasta con gente que la odia.
Le di una mirada socarrona-Me siento de esa forma cuando hablo con vos.
-Pero no me odias.-me dijo, terminando su copa de champagne. –No realmente.
-No me gustas tampoco.
-Así que lo sigues diciendo.-se acerco un paso, no amenazadoramente, solo haciendo el espacio más íntimo.
-Pero puedo vivir con eso.
-Rose!!
El filo de la voz de mi madre cortó el aire. Unas pocas personas sin orejeras se giraron para mirarnos. —enfadada— se acercó.Lissa me encontró más tarde ese día. Me había quedado dormida después de que Mason se hubiese ido, estaba demasiado deprimida para salir de la cama. Cuando llamó a la puerta me despertó.
Estaba muy contenta de verla. Necesitaba contarle lo que había sucedido con Mason, pero antes de que pudiese hacerlo, leí sus sentimientos. Estaban tan perturbados como los míos. Así que, como siempre, la puse en primer lugar.
"¿Qué pasó?"
Se sentó en su cama, hundiéndose en el edredón de plumas, estaba triste y furiosa. "Christian".
"¿En serio?" Nunca había oído que se pelearan. Se provocaban mucho, pero apenas era el tipo de cosa que la haría llorar.
"Él descubrió... que estaba con Adrian esta mañana. "
"Vaya", le dije. "Si. Eso puede ser un problema." Me levanté, caminé hacia el tocador y cogí un cepillo. Girándome, me situé cerca del espejo y comencé a cepillar mi pelo despeinado después de la siesta.
Ella gimió. "Pero no pasó nada! Christian está enloquecido por nada. No puedo creer que no confié en mí."
"Confía en ti. Todo esto es extraño, eso es todo." Pensé en Dimitri y en Tasha. "Los celos hacen que las personas hagan y digan cosas estúpidas".
"Pero no pasó nada", repitió. "Quiero decir, estabas allí - hey, al final no supe que es lo que estabas haciendo allí? "
"Adrián me mandó una gran cantidad de perfume."
"Él-te refieres a aquella caja gigante que estabas cargando?"
Asentí.
"Whoa".
"Si. Y fui a devolvérsela", le dije. "La pregunta es, ¿qué estás haciendo allí?"
"Sólo hablando", dijo. Comenzó a relajarse, apuntó de decirme algo, pero entonces se paró. Sentí como la idea comenzaba a alcanzar su mente y entonces la empujó de regreso. "Tengo muchas cosas que contarte, pero primero dime lo que te pasó".
"No pasó nada".
"Lo que sea, Rose. No soy psíquica como tu, pero sé cuando estás enojada por algo. Estás muy triste desde Navidad. ¿Qué pasó? "
Ahora no era el momento para decirle lo que había ocurrido en Navidad cuando mi madre me contó sobre Tasha y Dimitri. Pero le conté a Lissa lo que había sucedido con Mason – omitiendo el motivo de por qué yo me había parado - y simplemente le conté lo que había hecho.
"Bueno...", dijo cuando terminé. "Estabas en tu derecho".
"Lo sé. Pero me siento como si lo engañara. Entiendo por qué está enfadado".
"Probablemente podréis arreglarlo. Ve a hablar con él. Está loco por ti".
Era algo más que falta de comunicación. Las cosas entre Mason y yo no se arreglarían tan fácilmente. "No sé", le dije. "No todo el mundo es como tú y como Christian".
Su rostro se oscureció. "Christian. Todavía no puedo creerme que se haya comportado de esa manera".
No quería, pero me reí. "Liss, al final del día estaréis besuqueándoos de nuevo. Más que besos, probablemente. "
Las palabras se me escaparon antes de que pudiera darme cuenta. Sus ojos se agrandaron. "Lo sabes". Negó con la cabeza con exasperación. "Por supuesto que lo sabes".
"Lo siento", le dije. No quería decirle que sabía sobre el sexo, no hasta que ella me lo contase.
Me miró. "Cuanto sabes?"
"Um, no mucho," Mentí. Terminé de cepillar mi cabello, pero empecé a jugar con el cepillo para evitar mirarle a los ojos.
"Tengo que aprender a mantenerte fuera de mi mente", murmuró ella.
"Es la única manera con la que puedo "hablar" contigo últimamente." Otro desliz.
"¿Qué significa eso?" Ella exigió.
"Nada... yo..." Ella me estaba mirando fijamente. "Yo... no se. Simplemente siento que ya no hablamos como antes. "
"Se necesitan dos personas para arreglar esto." dijo, su voz suave de nuevo.
"Tienes razón", le dije, sin señalar que dos podrían solucionarlo si una no estuviese siempre con su novio. Es cierto, yo era culpable de mi propia manera, por mantener las cosas para mí - pero últimamente estaba intentando hablar con ella. El calendario simplemente no parece correcto - incluso ahora. "Sabes, nunca pensé que serías la primera. O creo que nunca pensé que sería una veterana y aún sería virgen".
"Sí", dijo ella con indiferencia. "Yo tampoco".
"¡Hey! ¿Qué significa eso? "
Ella rió, y entonces miró el reloj. La sonrisa desapareció. "Ugh. Tengo que ir al banquete de Priscilla. Christian debería ir conmigo, pero él es un idiota..." Su mirada se fijó en mí con esperanza.
"¿Qué? No. Por favor, Liss. Ya sabes cómo odio esas cosas formales de la realeza".
"Oh, vamos," suplicó. "Christian se ha quedado fuera. No puedes arrojarme a los lobos. Y no acabas de decir que necesitábamos hablar más?" gemí ". Además, cuando seas mi guardiana, tendrá que ir a estas cosas todo el tiempo. "
"Lo sé", le dije. "Pensé que podría disfrutar de mis últimos 6 meses de libertad."
Pero al final, eme convenció de ir con ella, como las dos sabíamos que haría.
No teníamos mucho tiempo, y tuve que correr para tomar un baño, secar el pelo, y maquillarme. Me puse el vestido de Tasha, y aunque todavía deseaba que ella sufriera horrores por sentirse atraída por Dimitri, estaba agradecida por su regalo. Estaba feliz de ver que el me quedaba tan bien como había imaginado. Era un vestido largo, estilo asiático, con flores bordadas en la seda. El cuello de alto y cubría mucho la piel, pero la tela estilizaba mi cuerpo y me hacía parecer sexy de una forma distinta. Mi ojo morado casi había desaparecido.
Lissa, como siempre, estaba increíble. Llevaba un vestido púrpura de Johnna Raski, un diseñador Moroi muy conocido. No tenía mangas y era de satén. Los cristales similares a amatistas brillaban contra su piel. Ella llevaba el pelo recogido en un artístico moño.
Cuando llegamos a la sala de banquetes, llamamos la atención de algunas personas. No creo que la realeza esperase que la princesa Dragomir llevase a su amiga dhampir a este esperado baile, al que solo asistían los que tenían invitación. Pero hey, la invitación de Lissa decía "y acompañante." Ella y yo nos sentamos en nuestra mesa asignada con algunos de de la realeza, cuyo nombre olvidé rápidamente. Ellos estaban felices de ignorarme, y yo estaba encantada de ignorarlos a ellos.
Además, no era como si no tuviese otras distracciones. Es salón estaba decorado en tonos plata y azul. Manteles azules cubrían las mesas, tan brillantes y suaves que tenía miedo de comer encima de ellos. Candelabros con velas colgaban de las paredes y una chimenea decorada con vidrios de colores estaba en la esquina. El efecto que provocaba era deslumbrante, un espectacular panorama de luces y colores. En otra esquina, una Moroi muy delgada tocaba el violonchelo, su rostro estaba centrado en la música.
La cena era igualmente increíble. La comida estaba muy elaborada, reconocí todo lo del plato (porcelana, por supuesto) y todo me gustó. No había foie gras aquí. Salmón sazonado con setas. Una ensalada con queso de cabra y pimienta. Pasteles rellenos de almendra para el postre. Mi única queja fue, que las porciones eran pequeñas. La comida parecía ser más para decorar los platos, juro que la terminé en 10 mordiscos. Los Moroi tomaban alimentos, junto con la sangre, pero no tanto como los seres humanos - o, digamos, como una chica dhampir en la fase de crecimiento - necesitaban.
Aun así, la comida podía haber justificado mi aventura, decidí. Excepto que cuando terminó la comida, Lissa me dijo que no podíamos marcharnos.
"Tenemos que mezclarnos," me susurró ella.
Mezclarnos? Lissa se burlaba de mi disconformidad –Tu eres la sociable.
Estaba en lo cierto, en la mayoría de las circunstancias, yo misma me ponía en esa situación y no temía a hablarle a la gente. Lissa era más tímida. En este caso los papeles estaban cambiados. Este era su elemento, no el mío y me sorprendió ver que tan bien interactuaba ahora con la gente de la realeza de alto nivel.
Ella era perfecta, elegante y educada. Todos estaban ansiosos para hablar con ella, y parecía saber siempre que decir. No estaba usando la coacción, exactamente, pero definitivamente ella construía una atmósfera que los atraía.
Creo que podría ser un efecto inconsciente del espíritu, como la medicina, su magia y carisma natural surgían a través de ella.
Mientras que una vez la intensa vida social era estresante y un deber para ella, ahora lo manejaba con facilidad. Estaba muy orgullosa de ella.
La mayor parte de la conversación se mantuvo liviana: moda, la vida amorosa de la realeza, etc. Nadie parecía querer arruinar la atmósfera con feas charlas sobre Strigoi.
Así que me le pegué todo el resto de la noche. Traté de decirme a mi misma que iba a ser práctico en el futuro, cuando la tuviera que seguir como una sombra a todos lados. La verdad era, que me sentía muy incómoda en ese grupo y sabía que mi usual mecanismo defensivo no era muy útil allí. Además me di cuenta, que era la única invitada dhampir en la cena, desgraciadamente. Habían otros dhampir, si, pero estaban de guardianes, fijos en las esquinas de la habitación.
Mientras Lissa trabajaba con la multitud, nosotros volteamos al escuchar a un pequeño grupo de Morois que estaban levantando la voz cada vez más. Reconocí a uno de ellos, era el chico de la pelea que ayudé a disolver, la diferencia es que esta vez, llevaba puesto un llamativo esmoquin negro en vez de un traje de baño. Nos echó un vistazo y descaradamente nos inspeccionó, pero aparentemente no me recordaba. Ignorándonos, continuó con su argumento. Sin sorprenderme, el tema del que hablaban era la protección Moroi. Él era uno de los que estaban a favor de que los Moroi atacaran a los Strigoi.
-Qué parte de “suicida” no entiendes?.-le preguntó uno de los hombres que estaba parado cerca. Tenía el cabello plateado y un espeso bigote. También llevaba puesto un esmoquin, pero el chico más joven lucía mucho mejor.
-Entrenar a los Moroi como soldados sería el fin de nuestra raza.
-No es suicida.-exclamó el más joven.-Es lo correcto, debemos empezar a cuidar de nosotros mismos. Aprendiendo a luchar, usar nuestra magia es nuestra mayor ventaja, otra además de los guardianes.
-Si, pero con los guardianes, no necesitamos otras ventajas.-dijo Cabello de Plata.-Debes haber estado escuchando a los no-reales. Ellos no tienen ningún guardián, así que obviamente están asustados. Pero esa no es la razón para arrastrarnos y poner nuestras vidas en riesgo.
-Entonces, no lo hagas.-dijo Lissa repentinamente. Su voz era suave, pero todo el mundo en el pequeño grupo se detuvo para mirarla. –Cuando hablas de Moroi aprendiendo a luchar, lo haces sonar como si fuera un todo-o-nada. No lo es. Si no queréis luchar, entonces no lo deberías hacer. Lo entiendo completamente.
El hombre parecía mortificado ligeramente.
–Eso es porque puedes depender de tus guardianes, una cantidad de Moroi no pueden y si ellos quisieran aprender auto-defensa, no habría razón por la cual no puedan hacerlo ellos mismos.
El chico más joven, le sonrío abiertamente a su adversario.-Ahí, lo veis?
-No es así de fácil.-contrarrestó Cabello de Plata.-Si fuera solamente un tema de gente loca como ustedes queriendo ser asesinados, entonces bien. Vayan y háganlo. Pero dónde van a aprender todas esas “habilidades de lucha”?
-Pensamos aprender las mágicas por la nuestra, y los guardianes nos enseñarían las habilidades físicas.
-Si, veis? Sabía que llegaríamos a eso, aunque el resto de nosotros no participáramos en su misión suicida, nos quitarían nuestros guardianes para entrenar su “ejército”.
El chico más joven frunció el ceño con la palabra QUITARÍAN, y me pregunté si más piñas volarían.
-Nos los deben.
-No, no lo hacen.-dijo Lissa.
Las miradas interrogadoras volvieron nuevamente. Esta vez, fue Cabello de Plata quien se consideró triunfador. Los rasgos del más joven se llenaron de rabia.
-Los guardianes, son el mejor recurso que tenemos para la batalla.
-Si, lo son.-ella estuvo de acuerdo.-peor eso no te da el derecho de alejarlos de sus obligaciones. Cabello de Plata prácticamente brillaba.
-Entonces, cómo aprenderíamos?.-demandó el otro chico.
-Del mismo modo que lo hacen los guardianes.-Lissa le dijo.-Si quieres aprender a luchar, ve a una de las academias. Formen clases, y empiecen desde el principio, como lo hacen los novicios. De ese modo no alejarías a los guardianes de sus protegidos. Es un ambiente seguro, y hay guardianes especializados en enseñar de todas maneras.-ella se detuvo pensativa. -Hasta podrías formar parte del plan de emergencia que hay para los estudiantes Moroi.
Todas las miradas sorprendidas estuvieron fijas en ella, incluyendo la mía. Era una solución tan elegante, y todo el mundo alrededor lo notó. No cumplía 100 por ciento de las demandas, pero era una solución equilibrada, ningún lado obtenía más.
Genio puro. El otro Moroi la estudió con fascinación. De repente, todos empezaron a hablar al mismo tiempo, excitados con la idea. Ellos atrajeron muy pronto a Lissa, era una conversación apasionante basada en sus planes. Me arrastré a un extremo y decidí que ahí estaría bien, entonces me retiré totalmente, a una esquina cerca de la puerta. En el camino, me crucé con un sirviente con una bandeja de d’hoeuvres. Todavía hambrienta. Los miré sospechosamente pero no tenían nada que los hiciera parecerse a los grasosos del otro día.
Gesticulé a uno, que era algún tipo de carne rara.
-Es hígado de ganso?.-pregunté.
Negó con la cabeza.-Sweetbread
No sonaba mal, así que fui por él.
-Es páncreas.-dijo una voz detrás de mí. Me voltee bruscamente.
-Qué??.-chillé. La camarera tomó mi susto como rechazo y siguió.
Adrian Ivashkov se puso delante de mí, luciendo orgulloso de si mismo.
-Estás jugando conmigo?.-le pregunté.- 'Sweetbread' es PÁNCREAS?
No se porque me impactó tanto, los Moroi consumen sangre. Por qué no órganos internos? Reprimí un temblor.
Adrian se encogió de hombros. –Es realmente bueno.
Sacudí mi cabeza disgustadamente.-Oh, hombre. La gente rica apesta.
Él continuó divertido.-Qué estas haciendo aquí, pequeña dhampir? Me estás siguiendo por todos lados?
-Claro que no.-me burlé. Estaba vestido perfectamente, como siempre.-No especialmente después del problema en el que nos metiste.
Sonrió con una de sus atormentadoras sonrisas, despistado de cuanto me molestaban, sentí nuevamente la arrolladora necesidad de estar cerca de él. Qué estaba mal con eso?
-No lo se,-dijo burlonamente. Parecía perfectamente cuerdo ahora, sin exhibir nada de su extraño comportamiento que había tenido en su habitación.
Y claro, lucía muchismo mejor en un esmoquin que cualquier chico que había visto hasta ahora.
-Con las veces que nos hemos visto hasta ahora? Es, es la quinta vez? Esta empezando a ser un poco sospechoso. No te preocupes, no le diré a tu novio. A ninguno de ellos.
Abrí mi boca para protestar, pero recordé que él me había visto con Dimitri anteriormente. Me rehusé a molestarme.
-Sólo tengo UN novio, una clase de novio. Capas que ya no lo es más. Y de todos modos, no hay nada que contar. Ni siquiera me gustas.
-No? preguntó Adrian, todavía sonriente. se inclinó sobre mí, como si me fuera a contar un secreto. –Entonces, por qué estas usando mi perfume?
Esta vez, si me molesté, retrocedí un paso. –No lo estoy.
Se rió.-Claro que sí. Conté las cajas después que te fuiste. Además lo puedo oler en ti. Es agradable, filoso... pero dulce—como estoy seguro que eres muy dentro de ti. Y realmente te queda bien, sabes. Lo suficiente para agregarle filo...pero no lo suficiente para tapar tu propia esencia.-la manera en que dijo esencia la hizo sonar como una palabra sucia.
Los Moroi de la realeza me hacían sentir incómoda, pero chicos inteligentes golpeándome no. Lidiaba con ellos diariamente. Dejé de lado mi timidez y recordé quien era yo.
-Hey.-le dije, removiendo mi cabello.-Tenía todo el derecho de tomar uno. Tu me lo ofreciste. Tu error fue asumir que tomar uno significaba algo. Y no significa nada. Excepto que deberías ser más cuidadoso en lo que gastas tu dinero.
-Ooh, Rose Hathaway está aquí para tocar folklore.-se detuvo y tomó una copa que parecía ser de champagne de una camarera.-Quieres una?
-No bebo.
-Claro.-Adrian me entregó una copa de todos modos, espantó a la camarera y bebió un sorbo de champagne. Tenía el presentimiento que no era su primera en la noche.
-Así que, parece que Vasilisa puso en su lugar a mi padre.
-Tu....-eché un vistazo al grupo que había dejado recientemente. Cabello de Plata seguía parado allí, gesticulando enfervorizadamente. –Ese tipo, es tu padre?
-Eso es lo que mi madre dice.
-Estás de acuerdo con él? Sobre que los Moroi luchando sería un suicidio?
Adrian se encogió de hombros y tomó otro sorbo. –Realmente, no tengo una opinión sobre eso.
-Eso no es posible. ¿Cómo no puedes elegir un bando u otro?
-Dunno. No como alguien que pienso, tengo mejores cosas que hacer
-Como acecharme.-sugerí. Y a Lissa. Todavía quería saber que hacía ella en su habitación.
Sonrió nuevamente.-Dije, que tu eres la que me sigue
-Claro, claro lo sé. Cinco veces—paré.-Cinco veces???.Asintió.
-No, solo han sido cuatro. –con mi mano libre, las conté. –la primera noche, en el spa, luego cuando fui a tu cuarto, y esta noche.
La sonrisa se volvió reservada-Si tu lo dices.
-Si lo digo....-otra vez, mis palabras se salieron de lugar. Le he hablado a Adrian una vez más. Algo así. –No puedes decir...
-Decir que?-una curiosa expresión apareció en sus ojos. Era mas esperanzada que presuntuosa.
Yo tragué, recordando el sueño.-Nada. -Sin pensar mas en eso, tomé de la copa.
En la otra punta del salón, Lissa me miró calmada y contenta. Bien.
-Por qué sonríes?-preguntó Adrian.
-Porque Lissa sigue allí, trabajando con la multitud.
-No me sorprende. Ella es una de esas personas que puede encantar a cualquiera si lo quiere, si trata lo suficiente. Hasta con gente que la odia.
Le di una mirada socarrona-Me siento de esa forma cuando hablo con vos.
-Pero no me odias.-me dijo, terminando su copa de champagne. –No realmente.
-No me gustas tampoco.
-Así que lo sigues diciendo.-se acerco un paso, no amenazadoramente, solo haciendo el espacio más íntimo.
-Pero puedo vivir con eso.
-Rose!!
El filo de la voz de mi madre cortó el aire. Unas pocas personas sin orejeras se giraron para mirarnos. —enfadada— se acercó.Lissa me encontró más tarde ese día. Me había quedado dormida después de que Mason se hubiese ido, estaba demasiado deprimida para salir de la cama. Cuando llamó a la puerta me despertó.
Estaba muy contenta de verla. Necesitaba contarle lo que había sucedido con Mason, pero antes de que pudiese hacerlo, leí sus sentimientos. Estaban tan perturbados como los míos. Así que, como siempre, la puse en primer lugar.
"¿Qué pasó?"
Se sentó en su cama, hundiéndose en el edredón de plumas, estaba triste y furiosa. "Christian".
"¿En serio?" Nunca había oído que se pelearan. Se provocaban mucho, pero apenas era el tipo de cosa que la haría llorar.
"Él descubrió... que estaba con Adrian esta mañana. "
"Vaya", le dije. "Si. Eso puede ser un problema." Me levanté, caminé hacia el tocador y cogí un cepillo. Girándome, me situé cerca del espejo y comencé a cepillar mi pelo despeinado después de la siesta.
Ella gimió. "Pero no pasó nada! Christian está enloquecido por nada. No puedo creer que no confié en mí."
"Confía en ti. Todo esto es extraño, eso es todo." Pensé en Dimitri y en Tasha. "Los celos hacen que las personas hagan y digan cosas estúpidas".
"Pero no pasó nada", repitió. "Quiero decir, estabas allí - hey, al final no supe que es lo que estabas haciendo allí? "
"Adrián me mandó una gran cantidad de perfume."
"Él-te refieres a aquella caja gigante que estabas cargando?"
Asentí.
"Whoa".
"Si. Y fui a devolvérsela", le dije. "La pregunta es, ¿qué estás haciendo allí?"
"Sólo hablando", dijo. Comenzó a relajarse, apuntó de decirme algo, pero entonces se paró. Sentí como la idea comenzaba a alcanzar su mente y entonces la empujó de regreso. "Tengo muchas cosas que contarte, pero primero dime lo que te pasó".
"No pasó nada".
"Lo que sea, Rose. No soy psíquica como tu, pero sé cuando estás enojada por algo. Estás muy triste desde Navidad. ¿Qué pasó? "
Ahora no era el momento para decirle lo que había ocurrido en Navidad cuando mi madre me contó sobre Tasha y Dimitri. Pero le conté a Lissa lo que había sucedido con Mason – omitiendo el motivo de por qué yo me había parado - y simplemente le conté lo que había hecho.
"Bueno...", dijo cuando terminé. "Estabas en tu derecho".
"Lo sé. Pero me siento como si lo engañara. Entiendo por qué está enfadado".
"Probablemente podréis arreglarlo. Ve a hablar con él. Está loco por ti".
Era algo más que falta de comunicación. Las cosas entre Mason y yo no se arreglarían tan fácilmente. "No sé", le dije. "No todo el mundo es como tú y como Christian".
Su rostro se oscureció. "Christian. Todavía no puedo creerme que se haya comportado de esa manera".
No quería, pero me reí. "Liss, al final del día estaréis besuqueándoos de nuevo. Más que besos, probablemente. "
Las palabras se me escaparon antes de que pudiera darme cuenta. Sus ojos se agrandaron. "Lo sabes". Negó con la cabeza con exasperación. "Por supuesto que lo sabes".
"Lo siento", le dije. No quería decirle que sabía sobre el sexo, no hasta que ella me lo contase.
Me miró. "Cuanto sabes?"
"Um, no mucho," Mentí. Terminé de cepillar mi cabello, pero empecé a jugar con el cepillo para evitar mirarle a los ojos.
"Tengo que aprender a mantenerte fuera de mi mente", murmuró ella.
"Es la única manera con la que puedo "hablar" contigo últimamente." Otro desliz.
"¿Qué significa eso?" Ella exigió.
"Nada... yo..." Ella me estaba mirando fijamente. "Yo... no se. Simplemente siento que ya no hablamos como antes. "
"Se necesitan dos personas para arreglar esto." dijo, su voz suave de nuevo.
"Tienes razón", le dije, sin señalar que dos podrían solucionarlo si una no estuviese siempre con su novio. Es cierto, yo era culpable de mi propia manera, por mantener las cosas para mí - pero últimamente estaba intentando hablar con ella. El calendario simplemente no parece correcto - incluso ahora. "Sabes, nunca pensé que serías la primera. O creo que nunca pensé que sería una veterana y aún sería virgen".
"Sí", dijo ella con indiferencia. "Yo tampoco".
"¡Hey! ¿Qué significa eso? "
Ella rió, y entonces miró el reloj. La sonrisa desapareció. "Ugh. Tengo que ir al banquete de Priscilla. Christian debería ir conmigo, pero él es un idiota..." Su mirada se fijó en mí con esperanza.
"¿Qué? No. Por favor, Liss. Ya sabes cómo odio esas cosas formales de la realeza".
"Oh, vamos," suplicó. "Christian se ha quedado fuera. No puedes arrojarme a los lobos. Y no acabas de decir que necesitábamos hablar más?" gemí ". Además, cuando seas mi guardiana, tendrá que ir a estas cosas todo el tiempo. "
"Lo sé", le dije. "Pensé que podría disfrutar de mis últimos 6 meses de libertad."
Pero al final, eme convenció de ir con ella, como las dos sabíamos que haría.
No teníamos mucho tiempo, y tuve que correr para tomar un baño, secar el pelo, y maquillarme. Me puse el vestido de Tasha, y aunque todavía deseaba que ella sufriera horrores por sentirse atraída por Dimitri, estaba agradecida por su regalo. Estaba feliz de ver que el me quedaba tan bien como había imaginado. Era un vestido largo, estilo asiático, con flores bordadas en la seda. El cuello de alto y cubría mucho la piel, pero la tela estilizaba mi cuerpo y me hacía parecer sexy de una forma distinta. Mi ojo morado casi había desaparecido.
Lissa, como siempre, estaba increíble. Llevaba un vestido púrpura de Johnna Raski, un diseñador Moroi muy conocido. No tenía mangas y era de satén. Los cristales similares a amatistas brillaban contra su piel. Ella llevaba el pelo recogido en un artístico moño.
Cuando llegamos a la sala de banquetes, llamamos la atención de algunas personas. No creo que la realeza esperase que la princesa Dragomir llevase a su amiga dhampir a este esperado baile, al que solo asistían los que tenían invitación. Pero hey, la invitación de Lissa decía "y acompañante." Ella y yo nos sentamos en nuestra mesa asignada con algunos de de la realeza, cuyo nombre olvidé rápidamente. Ellos estaban felices de ignorarme, y yo estaba encantada de ignorarlos a ellos.
Además, no era como si no tuviese otras distracciones. Es salón estaba decorado en tonos plata y azul. Manteles azules cubrían las mesas, tan brillantes y suaves que tenía miedo de comer encima de ellos. Candelabros con velas colgaban de las paredes y una chimenea decorada con vidrios de colores estaba en la esquina. El efecto que provocaba era deslumbrante, un espectacular panorama de luces y colores. En otra esquina, una Moroi muy delgada tocaba el violonchelo, su rostro estaba centrado en la música.
La cena era igualmente increíble. La comida estaba muy elaborada, reconocí todo lo del plato (porcelana, por supuesto) y todo me gustó. No había foie gras aquí. Salmón sazonado con setas. Una ensalada con queso de cabra y pimienta. Pasteles rellenos de almendra para el postre. Mi única queja fue, que las porciones eran pequeñas. La comida parecía ser más para decorar los platos, juro que la terminé en 10 mordiscos. Los Moroi tomaban alimentos, junto con la sangre, pero no tanto como los seres humanos - o, digamos, como una chica dhampir en la fase de crecimiento - necesitaban.
Aun así, la comida podía haber justificado mi aventura, decidí. Excepto que cuando terminó la comida, Lissa me dijo que no podíamos marcharnos.
"Tenemos que mezclarnos," me susurró ella.
Mezclarnos? Lissa se burlaba de mi disconformidad –Tu eres la sociable.
Estaba en lo cierto, en la mayoría de las circunstancias, yo misma me ponía en esa situación y no temía a hablarle a la gente. Lissa era más tímida. En este caso los papeles estaban cambiados. Este era su elemento, no el mío y me sorprendió ver que tan bien interactuaba ahora con la gente de la realeza de alto nivel.
Ella era perfecta, elegante y educada. Todos estaban ansiosos para hablar con ella, y parecía saber siempre que decir. No estaba usando la coacción, exactamente, pero definitivamente ella construía una atmósfera que los atraía.
Creo que podría ser un efecto inconsciente del espíritu, como la medicina, su magia y carisma natural surgían a través de ella.
Mientras que una vez la intensa vida social era estresante y un deber para ella, ahora lo manejaba con facilidad. Estaba muy orgullosa de ella.
La mayor parte de la conversación se mantuvo liviana: moda, la vida amorosa de la realeza, etc. Nadie parecía querer arruinar la atmósfera con feas charlas sobre Strigoi.
Así que me le pegué todo el resto de la noche. Traté de decirme a mi misma que iba a ser práctico en el futuro, cuando la tuviera que seguir como una sombra a todos lados. La verdad era, que me sentía muy incómoda en ese grupo y sabía que mi usual mecanismo defensivo no era muy útil allí. Además me di cuenta, que era la única invitada dhampir en la cena, desgraciadamente. Habían otros dhampir, si, pero estaban de guardianes, fijos en las esquinas de la habitación.
Mientras Lissa trabajaba con la multitud, nosotros volteamos al escuchar a un pequeño grupo de Morois que estaban levantando la voz cada vez más. Reconocí a uno de ellos, era el chico de la pelea que ayudé a disolver, la diferencia es que esta vez, llevaba puesto un llamativo esmoquin negro en vez de un traje de baño. Nos echó un vistazo y descaradamente nos inspeccionó, pero aparentemente no me recordaba. Ignorándonos, continuó con su argumento. Sin sorprenderme, el tema del que hablaban era la protección Moroi. Él era uno de los que estaban a favor de que los Moroi atacaran a los Strigoi.
-Qué parte de “suicida” no entiendes?.-le preguntó uno de los hombres que estaba parado cerca. Tenía el cabello plateado y un espeso bigote. También llevaba puesto un esmoquin, pero el chico más joven lucía mucho mejor.
-Entrenar a los Moroi como soldados sería el fin de nuestra raza.
-No es suicida.-exclamó el más joven.-Es lo correcto, debemos empezar a cuidar de nosotros mismos. Aprendiendo a luchar, usar nuestra magia es nuestra mayor ventaja, otra además de los guardianes.
-Si, pero con los guardianes, no necesitamos otras ventajas.-dijo Cabello de Plata.-Debes haber estado escuchando a los no-reales. Ellos no tienen ningún guardián, así que obviamente están asustados. Pero esa no es la razón para arrastrarnos y poner nuestras vidas en riesgo.
-Entonces, no lo hagas.-dijo Lissa repentinamente. Su voz era suave, pero todo el mundo en el pequeño grupo se detuvo para mirarla. –Cuando hablas de Moroi aprendiendo a luchar, lo haces sonar como si fuera un todo-o-nada. No lo es. Si no queréis luchar, entonces no lo deberías hacer. Lo entiendo completamente.
El hombre parecía mortificado ligeramente.
–Eso es porque puedes depender de tus guardianes, una cantidad de Moroi no pueden y si ellos quisieran aprender auto-defensa, no habría razón por la cual no puedan hacerlo ellos mismos.
El chico más joven, le sonrío abiertamente a su adversario.-Ahí, lo veis?
-No es así de fácil.-contrarrestó Cabello de Plata.-Si fuera solamente un tema de gente loca como ustedes queriendo ser asesinados, entonces bien. Vayan y háganlo. Pero dónde van a aprender todas esas “habilidades de lucha”?
-Pensamos aprender las mágicas por la nuestra, y los guardianes nos enseñarían las habilidades físicas.
-Si, veis? Sabía que llegaríamos a eso, aunque el resto de nosotros no participáramos en su misión suicida, nos quitarían nuestros guardianes para entrenar su “ejército”.
El chico más joven frunció el ceño con la palabra QUITARÍAN, y me pregunté si más piñas volarían.
-Nos los deben.
-No, no lo hacen.-dijo Lissa.
Las miradas interrogadoras volvieron nuevamente. Esta vez, fue Cabello de Plata quien se consideró triunfador. Los rasgos del más joven se llenaron de rabia.
-Los guardianes, son el mejor recurso que tenemos para la batalla.
-Si, lo son.-ella estuvo de acuerdo.-peor eso no te da el derecho de alejarlos de sus obligaciones. Cabello de Plata prácticamente brillaba.
-Entonces, cómo aprenderíamos?.-demandó el otro chico.
-Del mismo modo que lo hacen los guardianes.-Lissa le dijo.-Si quieres aprender a luchar, ve a una de las academias. Formen clases, y empiecen desde el principio, como lo hacen los novicios. De ese modo no alejarías a los guardianes de sus protegidos. Es un ambiente seguro, y hay guardianes especializados en enseñar de todas maneras.-ella se detuvo pensativa. -Hasta podrías formar parte del plan de emergencia que hay para los estudiantes Moroi.
Todas las miradas sorprendidas estuvieron fijas en ella, incluyendo la mía. Era una solución tan elegante, y todo el mundo alrededor lo notó. No cumplía 100 por ciento de las demandas, pero era una solución equilibrada, ningún lado obtenía más.
Genio puro. El otro Moroi la estudió con fascinación. De repente, todos empezaron a hablar al mismo tiempo, excitados con la idea. Ellos atrajeron muy pronto a Lissa, era una conversación apasionante basada en sus planes. Me arrastré a un extremo y decidí que ahí estaría bien, entonces me retiré totalmente, a una esquina cerca de la puerta. En el camino, me crucé con un sirviente con una bandeja de d’hoeuvres. Todavía hambrienta. Los miré sospechosamente pero no tenían nada que los hiciera parecerse a los grasosos del otro día.
Gesticulé a uno, que era algún tipo de carne rara.
-Es hígado de ganso?.-pregunté.
Negó con la cabeza.-Sweetbread
No sonaba mal, así que fui por él.
-Es páncreas.-dijo una voz detrás de mí. Me voltee bruscamente.
-Qué??.-chillé. La camarera tomó mi susto como rechazo y siguió.
Adrian Ivashkov se puso delante de mí, luciendo orgulloso de si mismo.
-Estás jugando conmigo?.-le pregunté.- 'Sweetbread' es PÁNCREAS?
No se porque me impactó tanto, los Moroi consumen sangre. Por qué no órganos internos? Reprimí un temblor.
Adrian se encogió de hombros. –Es realmente bueno.
Sacudí mi cabeza disgustadamente.-Oh, hombre. La gente rica apesta.
Él continuó divertido.-Qué estas haciendo aquí, pequeña dhampir? Me estás siguiendo por todos lados?
-Claro que no.-me burlé. Estaba vestido perfectamente, como siempre.-No especialmente después del problema en el que nos metiste.
Sonrió con una de sus atormentadoras sonrisas, despistado de cuanto me molestaban, sentí nuevamente la arrolladora necesidad de estar cerca de él. Qué estaba mal con eso?
-No lo se,-dijo burlonamente. Parecía perfectamente cuerdo ahora, sin exhibir nada de su extraño comportamiento que había tenido en su habitación.
Y claro, lucía muchismo mejor en un esmoquin que cualquier chico que había visto hasta ahora.
-Con las veces que nos hemos visto hasta ahora? Es, es la quinta vez? Esta empezando a ser un poco sospechoso. No te preocupes, no le diré a tu novio. A ninguno de ellos.
Abrí mi boca para protestar, pero recordé que él me había visto con Dimitri anteriormente. Me rehusé a molestarme.
-Sólo tengo UN novio, una clase de novio. Capas que ya no lo es más. Y de todos modos, no hay nada que contar. Ni siquiera me gustas.
-No? preguntó Adrian, todavía sonriente. se inclinó sobre mí, como si me fuera a contar un secreto. –Entonces, por qué estas usando mi perfume?
Esta vez, si me molesté, retrocedí un paso. –No lo estoy.
Se rió.-Claro que sí. Conté las cajas después que te fuiste. Además lo puedo oler en ti. Es agradable, filoso... pero dulce—como estoy seguro que eres muy dentro de ti. Y realmente te queda bien, sabes. Lo suficiente para agregarle filo...pero no lo suficiente para tapar tu propia esencia.-la manera en que dijo esencia la hizo sonar como una palabra sucia.
Los Moroi de la realeza me hacían sentir incómoda, pero chicos inteligentes golpeándome no. Lidiaba con ellos diariamente. Dejé de lado mi timidez y recordé quien era yo.
-Hey.-le dije, removiendo mi cabello.-Tenía todo el derecho de tomar uno. Tu me lo ofreciste. Tu error fue asumir que tomar uno significaba algo. Y no significa nada. Excepto que deberías ser más cuidadoso en lo que gastas tu dinero.
-Ooh, Rose Hathaway está aquí para tocar folklore.-se detuvo y tomó una copa que parecía ser de champagne de una camarera.-Quieres una?
-No bebo.
-Claro.-Adrian me entregó una copa de todos modos, espantó a la camarera y bebió un sorbo de champagne. Tenía el presentimiento que no era su primera en la noche.
-Así que, parece que Vasilisa puso en su lugar a mi padre.
-Tu....-eché un vistazo al grupo que había dejado recientemente. Cabello de Plata seguía parado allí, gesticulando enfervorizadamente. –Ese tipo, es tu padre?
-Eso es lo que mi madre dice.
-Estás de acuerdo con él? Sobre que los Moroi luchando sería un suicidio?
Adrian se encogió de hombros y tomó otro sorbo. –Realmente, no tengo una opinión sobre eso.
-Eso no es posible. ¿Cómo no puedes elegir un bando u otro?
-Dunno. No como alguien que pienso, tengo mejores cosas que hacer
-Como acecharme.-sugerí. Y a Lissa. Todavía quería saber que hacía ella en su habitación.
Sonrió nuevamente.-Dije, que tu eres la que me sigue
-Claro, claro lo sé. Cinco veces—paré.-Cinco veces???.Asintió.
-No, solo han sido cuatro. –con mi mano libre, las conté. –la primera noche, en el spa, luego cuando fui a tu cuarto, y esta noche.
La sonrisa se volvió reservada-Si tu lo dices.
-Si lo digo....-otra vez, mis palabras se salieron de lugar. Le he hablado a Adrian una vez más. Algo así. –No puedes decir...
-Decir que?-una curiosa expresión apareció en sus ojos. Era mas esperanzada que presuntuosa.
Yo tragué, recordando el sueño.-Nada. -Sin pensar mas en eso, tomé de la copa.
En la otra punta del salón, Lissa me miró calmada y contenta. Bien.
-Por qué sonríes?-preguntó Adrian.
-Porque Lissa sigue allí, trabajando con la multitud.
-No me sorprende. Ella es una de esas personas que puede encantar a cualquiera si lo quiere, si trata lo suficiente. Hasta con gente que la odia.
Le di una mirada socarrona-Me siento de esa forma cuando hablo con vos.
-Pero no me odias.-me dijo, terminando su copa de champagne. –No realmente.
-No me gustas tampoco.
-Así que lo sigues diciendo.-se acerco un paso, no amenazadoramente, solo haciendo el espacio más íntimo.
-Pero puedo vivir con eso.
-Rose!!
El filo de la voz de mi madre cortó el aire. Unas pocas personas sin orejeras se giraron para mirarnos. —enfadada— se acercó.Lissa me encontró más tarde ese día. Me había quedado dormida después de que Mason se hubiese ido, estaba demasiado deprimida para salir de la cama. Cuando llamó a la puerta me despertó.
Estaba muy contenta de verla. Necesitaba contarle lo que había sucedido con Mason, pero antes de que pudiese hacerlo, leí sus sentimientos. Estaban tan perturbados como los míos. Así que, como siempre, la puse en primer lugar.
"¿Qué pasó?"
Se sentó en su cama, hundiéndose en el edredón de plumas, estaba triste y furiosa. "Christian".
"¿En serio?" Nunca había oído que se pelearan. Se provocaban mucho, pero apenas era el tipo de cosa que la haría llorar.
"Él descubrió... que estaba con Adrian esta mañana. "
"Vaya", le dije. "Si. Eso puede ser un problema." Me levanté, caminé hacia el tocador y cogí un cepillo. Girándome, me situé cerca del espejo y comencé a cepillar mi pelo despeinado después de la siesta.
Ella gimió. "Pero no pasó nada! Christian está enloquecido por nada. No puedo creer que no confié en mí."
"Confía en ti. Todo esto es extraño, eso es todo." Pensé en Dimitri y en Tasha. "Los celos hacen que las personas hagan y digan cosas estúpidas".
"Pero no pasó nada", repitió. "Quiero decir, estabas allí - hey, al final no supe que es lo que estabas haciendo allí? "
"Adrián me mandó una gran cantidad de perfume."
"Él-te refieres a aquella caja gigante que estabas cargando?"
Asentí.
"Whoa".
"Si. Y fui a devolvérsela", le dije. "La pregunta es, ¿qué estás haciendo allí?"
"Sólo hablando", dijo. Comenzó a relajarse, apuntó de decirme algo, pero entonces se paró. Sentí como la idea comenzaba a alcanzar su mente y entonces la empujó de regreso. "Tengo muchas cosas que contarte, pero primero dime lo que te pasó".
"No pasó nada".
"Lo que sea, Rose. No soy psíquica como tu, pero sé cuando estás enojada por algo. Estás muy triste desde Navidad. ¿Qué pasó? "
Ahora no era el momento para decirle lo que había ocurrido en Navidad cuando mi madre me contó sobre Tasha y Dimitri. Pero le conté a Lissa lo que había sucedido con Mason – omitiendo el motivo de por qué yo me había parado - y simplemente le conté lo que había hecho.
"Bueno...", dijo cuando terminé. "Estabas en tu derecho".
"Lo sé. Pero me siento como si lo engañara. Entiendo por qué está enfadado".
"Probablemente podréis arreglarlo. Ve a hablar con él. Está loco por ti".
Era algo más que falta de comunicación. Las cosas entre Mason y yo no se arreglarían tan fácilmente. "No sé", le dije. "No todo el mundo es como tú y como Christian".
Su rostro se oscureció. "Christian. Todavía no puedo creerme que se haya comportado de esa manera".
No quería, pero me reí. "Liss, al final del día estaréis besuqueándoos de nuevo. Más que besos, probablemente. "
Las palabras se me escaparon antes de que pudiera darme cuenta. Sus ojos se agrandaron. "Lo sabes". Negó con la cabeza con exasperación. "Por supuesto que lo sabes".
"Lo siento", le dije. No quería decirle que sabía sobre el sexo, no hasta que ella me lo contase.
Me miró. "Cuanto sabes?"
"Um, no mucho," Mentí. Terminé de cepillar mi cabello, pero empecé a jugar con el cepillo para evitar mirarle a los ojos.
"Tengo que aprender a mantenerte fuera de mi mente", murmuró ella.
"Es la única manera con la que puedo "hablar" contigo últimamente." Otro desliz.
"¿Qué significa eso?" Ella exigió.
"Nada... yo..." Ella me estaba mirando fijamente. "Yo... no se. Simplemente siento que ya no hablamos como antes. "
"Se necesitan dos personas para arreglar esto." dijo, su voz suave de nuevo.
"Tienes razón", le dije, sin señalar que dos podrían solucionarlo si una no estuviese siempre con su novio. Es cierto, yo era culpable de mi propia manera, por mantener las cosas para mí - pero últimamente estaba intentando hablar con ella. El calendario simplemente no parece correcto - incluso ahora. "Sabes, nunca pensé que serías la primera. O creo que nunca pensé que sería una veterana y aún sería virgen".
"Sí", dijo ella con indiferencia. "Yo tampoco".
"¡Hey! ¿Qué significa eso? "
Ella rió, y entonces miró el reloj. La sonrisa desapareció. "Ugh. Tengo que ir al banquete de Priscilla. Christian debería ir conmigo, pero él es un idiota..." Su mirada se fijó en mí con esperanza.
"¿Qué? No. Por favor, Liss. Ya sabes cómo odio esas cosas formales de la realeza".
"Oh, vamos," suplicó. "Christian se ha quedado fuera. No puedes arrojarme a los lobos. Y no acabas de decir que necesitábamos hablar más?" gemí ". Además, cuando seas mi guardiana, tendrá que ir a estas cosas todo el tiempo. "
"Lo sé", le dije. "Pensé que podría disfrutar de mis últimos 6 meses de libertad."
Pero al final, eme convenció de ir con ella, como las dos sabíamos que haría.
No teníamos mucho tiempo, y tuve que correr para tomar un baño, secar el pelo, y maquillarme. Me puse el vestido de Tasha, y aunque todavía deseaba que ella sufriera horrores por sentirse atraída por Dimitri, estaba agradecida por su regalo. Estaba feliz de ver que el me quedaba tan bien como había imaginado. Era un vestido largo, estilo asiático, con flores bordadas en la seda. El cuello de alto y cubría mucho la piel, pero la tela estilizaba mi cuerpo y me hacía parecer sexy de una forma distinta. Mi ojo morado casi había desaparecido.
Lissa, como siempre, estaba increíble. Llevaba un vestido púrpura de Johnna Raski, un diseñador Moroi muy conocido. No tenía mangas y era de satén. Los cristales similares a amatistas brillaban contra su piel. Ella llevaba el pelo recogido en un artístico moño.
Cuando llegamos a la sala de banquetes, llamamos la atención de algunas personas. No creo que la realeza esperase que la princesa Dragomir llevase a su amiga dhampir a este esperado baile, al que solo asistían los que tenían invitación. Pero hey, la invitación de Lissa decía "y acompañante." Ella y yo nos sentamos en nuestra mesa asignada con algunos de de la realeza, cuyo nombre olvidé rápidamente. Ellos estaban felices de ignorarme, y yo estaba encantada de ignorarlos a ellos.
Además, no era como si no tuviese otras distracciones. Es salón estaba decorado en tonos plata y azul. Manteles azules cubrían las mesas, tan brillantes y suaves que tenía miedo de comer encima de ellos. Candelabros con velas colgaban de las paredes y una chimenea decorada con vidrios de colores estaba en la esquina. El efecto que provocaba era deslumbrante, un espectacular panorama de luces y colores. En otra esquina, una Moroi muy delgada tocaba el violonchelo, su rostro estaba centrado en la música.
La cena era igualmente increíble. La comida estaba muy elaborada, reconocí todo lo del plato (porcelana, por supuesto) y todo me gustó. No había foie gras aquí. Salmón sazonado con setas. Una ensalada con queso de cabra y pimienta. Pasteles rellenos de almendra para el postre. Mi única queja fue, que las porciones eran pequeñas. La comida parecía ser más para decorar los platos, juro que la terminé en 10 mordiscos. Los Moroi tomaban alimentos, junto con la sangre, pero no tanto como los seres humanos - o, digamos, como una chica dhampir en la fase de crecimiento - necesitaban.
Aun así, la comida podía haber justificado mi aventura, decidí. Excepto que cuando terminó la comida, Lissa me dijo que no podíamos marcharnos.
"Tenemos que mezclarnos," me susurró ella.
Mezclarnos? Lissa se burlaba de mi disconformidad –Tu eres la sociable.
Estaba en lo cierto, en la mayoría de las circunstancias, yo misma me ponía en esa situación y no temía a hablarle a la gente. Lissa era más tímida. En este caso los papeles estaban cambiados. Este era su elemento, no el mío y me sorprendió ver que tan bien interactuaba ahora con la gente de la realeza de alto nivel.
Ella era perfecta, elegante y educada. Todos estaban ansiosos para hablar con ella, y parecía saber siempre que decir. No estaba usando la coacción, exactamente, pero definitivamente ella construía una atmósfera que los atraía.
Creo que podría ser un efecto inconsciente del espíritu, como la medicina, su magia y carisma natural surgían a través de ella.
Mientras que una vez la intensa vida social era estresante y un deber para ella, ahora lo manejaba con facilidad. Estaba muy orgullosa de ella.
La mayor parte de la conversación se mantuvo liviana: moda, la vida amorosa de la realeza, etc. Nadie parecía querer arruinar la atmósfera con feas charlas sobre Strigoi.
Así que me le pegué todo el resto de la noche. Traté de decirme a mi misma que iba a ser práctico en el futuro, cuando la tuviera que seguir como una sombra a todos lados. La verdad era, que me sentía muy incómoda en ese grupo y sabía que mi usual mecanismo defensivo no era muy útil allí. Además me di cuenta, que era la única invitada dhampir en la cena, desgraciadamente. Habían otros dhampir, si, pero estaban de guardianes, fijos en las esquinas de la habitación.
Mientras Lissa trabajaba con la multitud, nosotros volteamos al escuchar a un pequeño grupo de Morois que estaban levantando la voz cada vez más. Reconocí a uno de ellos, era el chico de la pelea que ayudé a disolver, la diferencia es que esta vez, llevaba puesto un llamativo esmoquin negro en vez de un traje de baño. Nos echó un vistazo y descaradamente nos inspeccionó, pero aparentemente no me recordaba. Ignorándonos, continuó con su argumento. Sin sorprenderme, el tema del que hablaban era la protección Moroi. Él era uno de los que estaban a favor de que los Moroi atacaran a los Strigoi.
-Qué parte de “suicida” no entiendes?.-le preguntó uno de los hombres que estaba parado cerca. Tenía el cabello plateado y un espeso bigote. También llevaba puesto un esmoquin, pero el chico más joven lucía mucho mejor.
-Entrenar a los Moroi como soldados sería el fin de nuestra raza.
-No es suicida.-exclamó el más joven.-Es lo correcto, debemos empezar a cuidar de nosotros mismos. Aprendiendo a luchar, usar nuestra magia es nuestra mayor ventaja, otra además de los guardianes.
-Si, pero con los guardianes, no necesitamos otras ventajas.-dijo Cabello de Plata.-Debes haber estado escuchando a los no-reales. Ellos no tienen ningún guardián, así que obviamente están asustados. Pero esa no es la razón para arrastrarnos y poner nuestras vidas en riesgo.
-Entonces, no lo hagas.-dijo Lissa repentinamente. Su voz era suave, pero todo el mundo en el pequeño grupo se detuvo para mirarla. –Cuando hablas de Moroi aprendiendo a luchar, lo haces sonar como si fuera un todo-o-nada. No lo es. Si no queréis luchar, entonces no lo deberías hacer. Lo entiendo completamente.
El hombre parecía mortificado ligeramente.
–Eso es porque puedes depender de tus guardianes, una cantidad de Moroi no pueden y si ellos quisieran aprender auto-defensa, no habría razón por la cual no puedan hacerlo ellos mismos.
El chico más joven, le sonrío abiertamente a su adversario.-Ahí, lo veis?
-No es así de fácil.-contrarrestó Cabello de Plata.-Si fuera solamente un tema de gente loca como ustedes queriendo ser asesinados, entonces bien. Vayan y háganlo. Pero dónde van a aprender todas esas “habilidades de lucha”?
-Pensamos aprender las mágicas por la nuestra, y los guardianes nos enseñarían las habilidades físicas.
-Si, veis? Sabía que llegaríamos a eso, aunque el resto de nosotros no participáramos en su misión suicida, nos quitarían nuestros guardianes para entrenar su “ejército”.
El chico más joven frunció el ceño con la palabra QUITARÍAN, y me pregunté si más piñas volarían.
-Nos los deben.
-No, no lo hacen.-dijo Lissa.
Las miradas interrogadoras volvieron nuevamente. Esta vez, fue Cabello de Plata quien se consideró triunfador. Los rasgos del más joven se llenaron de rabia.
-Los guardianes, son el mejor recurso que tenemos para la batalla.
-Si, lo son.-ella estuvo de acuerdo.-peor eso no te da el derecho de alejarlos de sus obligaciones. Cabello de Plata prácticamente brillaba.
-Entonces, cómo aprenderíamos?.-demandó el otro chico.
-Del mismo modo que lo hacen los guardianes.-Lissa le dijo.-Si quieres aprender a luchar, ve a una de las academias. Formen clases, y empiecen desde el principio, como lo hacen los novicios. De ese modo no alejarías a los guardianes de sus protegidos. Es un ambiente seguro, y hay guardianes especializados en enseñar de todas maneras.-ella se detuvo pensativa. -Hasta podrías formar parte del plan de emergencia que hay para los estudiantes Moroi.
Todas las miradas sorprendidas estuvieron fijas en ella, incluyendo la mía. Era una solución tan elegante, y todo el mundo alrededor lo notó. No cumplía 100 por ciento de las demandas, pero era una solución equilibrada, ningún lado obtenía más.
Genio puro. El otro Moroi la estudió con fascinación. De repente, todos empezaron a hablar al mismo tiempo, excitados con la idea. Ellos atrajeron muy pronto a Lissa, era una conversación apasionante basada en sus planes. Me arrastré a un extremo y decidí que ahí estaría bien, entonces me retiré totalmente, a una esquina cerca de la puerta. En el camino, me crucé con un sirviente con una bandeja de d’hoeuvres. Todavía hambrienta. Los miré sospechosamente pero no tenían nada que los hiciera parecerse a los grasosos del otro día.
Gesticulé a uno, que era algún tipo de carne rara.
-Es hígado de ganso?.-pregunté.
Negó con la cabeza.-Sweetbread
No sonaba mal, así que fui por él.
-Es páncreas.-dijo una voz detrás de mí. Me voltee bruscamente.
-Qué??.-chillé. La camarera tomó mi susto como rechazo y siguió.
Adrian Ivashkov se puso delante de mí, luciendo orgulloso de si mismo.
-Estás jugando conmigo?.-le pregunté.- 'Sweetbread' es PÁNCREAS?
No se porque me impactó tanto, los Moroi consumen sangre. Por qué no órganos internos? Reprimí un temblor.
Adrian se encogió de hombros. –Es realmente bueno.
Sacudí mi cabeza disgustadamente.-Oh, hombre. La gente rica apesta.
Él continuó divertido.-Qué estas haciendo aquí, pequeña dhampir? Me estás siguiendo por todos lados?
-Claro que no.-me burlé. Estaba vestido perfectamente, como siempre.-No especialmente después del problema en el que nos metiste.
Sonrió con una de sus atormentadoras sonrisas, despistado de cuanto me molestaban, sentí nuevamente la arrolladora necesidad de estar cerca de él. Qué estaba mal con eso?
-No lo se,-dijo burlonamente. Parecía perfectamente cuerdo ahora, sin exhibir nada de su extraño comportamiento que había tenido en su habitación.
Y claro, lucía muchismo mejor en un esmoquin que cualquier chico que había visto hasta ahora.
-Con las veces que nos hemos visto hasta ahora? Es, es la quinta vez? Esta empezando a ser un poco sospechoso. No te preocupes, no le diré a tu novio. A ninguno de ellos.
Abrí mi boca para protestar, pero recordé que él me había visto con Dimitri anteriormente. Me rehusé a molestarme.
-Sólo tengo UN novio, una clase de novio. Capas que ya no lo es más. Y de todos modos, no hay nada que contar. Ni siquiera me gustas.
-No? preguntó Adrian, todavía sonriente. se inclinó sobre mí, como si me fuera a contar un secreto. –Entonces, por qué estas usando mi perfume?
Esta vez, si me molesté, retrocedí un paso. –No lo estoy.
Se rió.-Claro que sí. Conté las cajas después que te fuiste. Además lo puedo oler en ti. Es agradable, filoso... pero dulce—como estoy seguro que eres muy dentro de ti. Y realmente te queda bien, sabes. Lo suficiente para agregarle filo...pero no lo suficiente para tapar tu propia esencia.-la manera en que dijo esencia la hizo sonar como una palabra sucia.
Los Moroi de la realeza me hacían sentir incómoda, pero chicos inteligentes golpeándome no. Lidiaba con ellos diariamente. Dejé de lado mi timidez y recordé quien era yo.
-Hey.-le dije, removiendo mi cabello.-Tenía todo el derecho de tomar uno. Tu me lo ofreciste. Tu error fue asumir que tomar uno significaba algo. Y no significa nada. Excepto que deberías ser más cuidadoso en lo que gastas tu dinero.
-Ooh, Rose Hathaway está aquí para tocar folklore.-se detuvo y tomó una copa que parecía ser de champagne de una camarera.-Quieres una?
-No bebo.
-Claro.-Adrian me entregó una copa de todos modos, espantó a la camarera y bebió un sorbo de champagne. Tenía el presentimiento que no era su primera en la noche.
-Así que, parece que Vasilisa puso en su lugar a mi padre.
-Tu....-eché un vistazo al grupo que había dejado recientemente. Cabello de Plata seguía parado allí, gesticulando enfervorizadamente. –Ese tipo, es tu padre?
-Eso es lo que mi madre dice.
-Estás de acuerdo con él? Sobre que los Moroi luchando sería un suicidio?
Adrian se encogió de hombros y tomó otro sorbo. –Realmente, no tengo una opinión sobre eso.
-Eso no es posible. ¿Cómo no puedes elegir un bando u otro?
-Dunno. No como alguien que pienso, tengo mejores cosas que hacer
-Como acecharme.-sugerí. Y a Lissa. Todavía quería saber que hacía ella en su habitación.
Sonrió nuevamente.-Dije, que tu eres la que me sigue
-Claro, claro lo sé. Cinco veces—paré.-Cinco veces???.Asintió.
-No, solo han sido cuatro. –con mi mano libre, las conté. –la primera noche, en el spa, luego cuando fui a tu cuarto, y esta noche.
La sonrisa se volvió reservada-Si tu lo dices.
-Si lo digo....-otra vez, mis palabras se salieron de lugar. Le he hablado a Adrian una vez más. Algo así. –No puedes decir...
-Decir que?-una curiosa expresión apareció en sus ojos. Era mas esperanzada que presuntuosa.
Yo tragué, recordando el sueño.-Nada. -Sin pensar mas en eso, tomé de la copa.
En la otra punta del salón, Lissa me miró calmada y contenta. Bien.
-Por qué sonríes?-preguntó Adrian.
-Porque Lissa sigue allí, trabajando con la multitud.
-No me sorprende. Ella es una de esas personas que puede encantar a cualquiera si lo quiere, si trata lo suficiente. Hasta con gente que la odia.
Le di una mirada socarrona-Me siento de esa forma cuando hablo con vos.
-Pero no me odias.-me dijo, terminando su copa de champagne. –No realmente.
-No me gustas tampoco.
-Así que lo sigues diciendo.-se acerco un paso, no amenazadoramente, solo haciendo el espacio más íntimo.
-Pero puedo vivir con eso.
-Rose!!
El filo de la voz de mi madre cortó el aire. Unas pocas personas sin orejeras se giraron para mirarnos. —enfadada— se acercó.Lissa me encontró más tarde ese día. Me había quedado dormida después de que Mason se hubiese ido, estaba demasiado deprimida para salir de la cama. Cuando llamó a la puerta me despertó.
Estaba muy contenta de verla. Necesitaba contarle lo que había sucedido con Mason, pero antes de que pudiese hacerlo, leí sus sentimientos. Estaban tan perturbados como los míos. Así que, como siempre, la puse en primer lugar.
"¿Qué pasó?"
Se sentó en su cama, hundiéndose en el edredón de plumas, estaba triste y furiosa. "Christian".
"¿En serio?" Nunca había oído que se pelearan. Se provocaban mucho, pero apenas era el tipo de cosa que la haría llorar.
"Él descubrió... que estaba con Adrian esta mañana. "
"Vaya", le dije. "Si. Eso puede ser un problema." Me levanté, caminé hacia el tocador y cogí un cepillo. Girándome, me situé cerca del espejo y comencé a cepillar mi pelo despeinado después de la siesta.
Ella gimió. "Pero no pasó nada! Christian está enloquecido por nada. No puedo creer que no confié en mí."
"Confía en ti. Todo esto es extraño, eso es todo." Pensé en Dimitri y en Tasha. "Los celos hacen que las personas hagan y digan cosas estúpidas".
"Pero no pasó nada", repitió. "Quiero decir, estabas allí - hey, al final no supe que es lo que estabas haciendo allí? "
"Adrián me mandó una gran cantidad de perfume."
"Él-te refieres a aquella caja gigante que estabas cargando?"
Asentí.
"Whoa".
"Si. Y fui a devolvérsela", le dije. "La pregunta es, ¿qué estás haciendo allí?"
"Sólo hablando", dijo. Comenzó a relajarse, apuntó de decirme algo, pero entonces se paró. Sentí como la idea comenzaba a alcanzar su mente y entonces la empujó de regreso. "Tengo muchas cosas que contarte, pero primero dime lo que te pasó".
"No pasó nada".
"Lo que sea, Rose. No soy psíquica como tu, pero sé cuando estás enojada por algo. Estás muy triste desde Navidad. ¿Qué pasó? "
Ahora no era el momento para decirle lo que había ocurrido en Navidad cuando mi madre me contó sobre Tasha y Dimitri. Pero le conté a Lissa lo que había sucedido con Mason – omitiendo el motivo de por qué yo me había parado - y simplemente le conté lo que había hecho.
"Bueno...", dijo cuando terminé. "Estabas en tu derecho".
"Lo sé. Pero me siento como si lo engañara. Entiendo por qué está enfadado".
"Probablemente podréis arreglarlo. Ve a hablar con él. Está loco por ti".
Era algo más que falta de comunicación. Las cosas entre Mason y yo no se arreglarían tan fácilmente. "No sé", le dije. "No todo el mundo es como tú y como Christian".
Su rostro se oscureció. "Christian. Todavía no puedo creerme que se haya comportado de esa manera".
No quería, pero me reí. "Liss, al final del día estaréis besuqueándoos de nuevo. Más que besos, probablemente. "
Las palabras se me escaparon antes de que pudiera darme cuenta. Sus ojos se agrandaron. "Lo sabes". Negó con la cabeza con exasperación. "Por supuesto que lo sabes".
"Lo siento", le dije. No quería decirle que sabía sobre el sexo, no hasta que ella me lo contase.
Me miró. "Cuanto sabes?"
"Um, no mucho," Mentí. Terminé de cepillar mi cabello, pero empecé a jugar con el cepillo para evitar mirarle a los ojos.
"Tengo que aprender a mantenerte fuera de mi mente", murmuró ella.
"Es la única manera con la que puedo "hablar" contigo últimamente." Otro desliz.
"¿Qué significa eso?" Ella exigió.
"Nada... yo..." Ella me estaba mirando fijamente. "Yo... no se. Simplemente siento que ya no hablamos como antes. "
"Se necesitan dos personas para arreglar esto." dijo, su voz suave de nuevo.
"Tienes razón", le dije, sin señalar que dos podrían solucionarlo si una no estuviese siempre con su novio. Es cierto, yo era culpable de mi propia manera, por mantener las cosas para mí - pero últimamente estaba intentando hablar con ella. El calendario simplemente no parece correcto - incluso ahora. "Sabes, nunca pensé que serías la primera. O creo que nunca pensé que sería una veterana y aún sería virgen".
"Sí", dijo ella con indiferencia. "Yo tampoco".
"¡Hey! ¿Qué significa eso? "
Ella rió, y entonces miró el reloj. La sonrisa desapareció. "Ugh. Tengo que ir al banquete de Priscilla. Christian debería ir conmigo, pero él es un idiota..." Su mirada se fijó en mí con esperanza.
"¿Qué? No. Por favor, Liss. Ya sabes cómo odio esas cosas formales de la realeza".
"Oh, vamos," suplicó. "Christian se ha quedado fuera. No puedes arrojarme a los lobos. Y no acabas de decir que necesitábamos hablar más?" gemí ". Además, cuando seas mi guardiana, tendrá que ir a estas cosas todo el tiempo. "
"Lo sé", le dije. "Pensé que podría disfrutar de mis últimos 6 meses de libertad."
Pero al final, eme convenció de ir con ella, como las dos sabíamos que haría.
No teníamos mucho tiempo, y tuve que correr para tomar un baño, secar el pelo, y maquillarme. Me puse el vestido de Tasha, y aunque todavía deseaba que ella sufriera horrores por sentirse atraída por Dimitri, estaba agradecida por su regalo. Estaba feliz de ver que el me quedaba tan bien como había imaginado. Era un vestido largo, estilo asiático, con flores bordadas en la seda. El cuello de alto y cubría mucho la piel, pero la tela estilizaba mi cuerpo y me hacía parecer sexy de una forma distinta. Mi ojo morado casi había desaparecido.
Lissa, como siempre, estaba increíble. Llevaba un vestido púrpura de Johnna Raski, un diseñador Moroi muy conocido. No tenía mangas y era de satén. Los cristales similares a amatistas brillaban contra su piel. Ella llevaba el pelo recogido en un artístico moño.
Cuando llegamos a la sala de banquetes, llamamos la atención de algunas personas. No creo que la realeza esperase que la princesa Dragomir llevase a su amiga dhampir a este esperado baile, al que solo asistían los que tenían invitación. Pero hey, la invitación de Lissa decía "y acompañante." Ella y yo nos sentamos en nuestra mesa asignada con algunos de de la realeza, cuyo nombre olvidé rápidamente. Ellos estaban felices de ignorarme, y yo estaba encantada de ignorarlos a ellos.
Además, no era como si no tuviese otras distracciones. Es salón estaba decorado en tonos plata y azul. Manteles azules cubrían las mesas, tan brillantes y suaves que tenía miedo de comer encima de ellos. Candelabros con velas colgaban de las paredes y una chimenea decorada con vidrios de colores estaba en la esquina. El efecto que provocaba era deslumbrante, un espectacular panorama de luces y colores. En otra esquina, una Moroi muy delgada tocaba el violonchelo, su rostro estaba centrado en la música.
La cena era igualmente increíble. La comida estaba muy elaborada, reconocí todo lo del plato (porcelana, por supuesto) y todo me gustó. No había foie gras aquí. Salmón sazonado con setas. Una ensalada con queso de cabra y pimienta. Pasteles rellenos de almendra para el postre. Mi única queja fue, que las porciones eran pequeñas. La comida parecía ser más para decorar los platos, juro que la terminé en 10 mordiscos. Los Moroi tomaban alimentos, junto con la sangre, pero no tanto como los seres humanos - o, digamos, como una chica dhampir en la fase de crecimiento - necesitaban.
Aun así, la comida podía haber justificado mi aventura, decidí. Excepto que cuando terminó la comida, Lissa me dijo que no podíamos marcharnos.
"Tenemos que mezclarnos," me susurró ella.
Mezclarnos? Lissa se burlaba de mi disconformidad –Tu eres la sociable.
Estaba en lo cierto, en la mayoría de las circunstancias, yo misma me ponía en esa situación y no temía a hablarle a la gente. Lissa era más tímida. En este caso los papeles estaban cambiados. Este era su elemento, no el mío y me sorprendió ver que tan bien interactuaba ahora con la gente de la realeza de alto nivel.
Ella era perfecta, elegante y educada. Todos estaban ansiosos para hablar con ella, y parecía saber siempre que decir. No estaba usando la coacción, exactamente, pero definitivamente ella construía una atmósfera que los atraía.
Creo que podría ser un efecto inconsciente del espíritu, como la medicina, su magia y carisma natural surgían a través de ella.
Mientras que una vez la intensa vida social era estresante y un deber para ella, ahora lo manejaba con facilidad. Estaba muy orgullosa de ella.
La mayor parte de la conversación se mantuvo liviana: moda, la vida amorosa de la realeza, etc. Nadie parecía querer arruinar la atmósfera con feas charlas sobre Strigoi.
Así que me le pegué todo el resto de la noche. Traté de decirme a mi misma que iba a ser práctico en el futuro, cuando la tuviera que seguir como una sombra a todos lados. La verdad era, que me sentía muy incómoda en ese grupo y sabía que mi usual mecanismo defensivo no era muy útil allí. Además me di cuenta, que era la única invitada dhampir en la cena, desgraciadamente. Habían otros dhampir, si, pero estaban de guardianes, fijos en las esquinas de la habitación.
Mientras Lissa trabajaba con la multitud, nosotros volteamos al escuchar a un pequeño grupo de Morois que estaban levantando la voz cada vez más. Reconocí a uno de ellos, era el chico de la pelea que ayudé a disolver, la diferencia es que esta vez, llevaba puesto un llamativo esmoquin negro en vez de un traje de baño. Nos echó un vistazo y descaradamente nos inspeccionó, pero aparentemente no me recordaba. Ignorándonos, continuó con su argumento. Sin sorprenderme, el tema del que hablaban era la protección Moroi. Él era uno de los que estaban a favor de que los Moroi atacaran a los Strigoi.
-Qué parte de “suicida” no entiendes?.-le preguntó uno de los hombres que estaba parado cerca. Tenía el cabello plateado y un espeso bigote. También llevaba puesto un esmoquin, pero el chico más joven lucía mucho mejor.
-Entrenar a los Moroi como soldados sería el fin de nuestra raza.
-No es suicida.-exclamó el más joven.-Es lo correcto, debemos empezar a cuidar de nosotros mismos. Aprendiendo a luchar, usar nuestra magia es nuestra mayor ventaja, otra además de los guardianes.
-Si, pero con los guardianes, no necesitamos otras ventajas.-dijo Cabello de Plata.-Debes haber estado escuchando a los no-reales. Ellos no tienen ningún guardián, así que obviamente están asustados. Pero esa no es la razón para arrastrarnos y poner nuestras vidas en riesgo.
-Entonces, no lo hagas.-dijo Lissa repentinamente. Su voz era suave, pero todo el mundo en el pequeño grupo se detuvo para mirarla. –Cuando hablas de Moroi aprendiendo a luchar, lo haces sonar como si fuera un todo-o-nada. No lo es. Si no queréis luchar, entonces no lo deberías hacer. Lo entiendo completamente.
El hombre parecía mortificado ligeramente.
–Eso es porque puedes depender de tus guardianes, una cantidad de Moroi no pueden y si ellos quisieran aprender auto-defensa, no habría razón por la cual no puedan hacerlo ellos mismos.
El chico más joven, le sonrío abiertamente a su adversario.-Ahí, lo veis?
-No es así de fácil.-contrarrestó Cabello de Plata.-Si fuera solamente un tema de gente loca como ustedes queriendo ser asesinados, entonces bien. Vayan y háganlo. Pero dónde van a aprender todas esas “habilidades de lucha”?
-Pensamos aprender las mágicas por la nuestra, y los guardianes nos enseñarían las habilidades físicas.
-Si, veis? Sabía que llegaríamos a eso, aunque el resto de nosotros no participáramos en su misión suicida, nos quitarían nuestros guardianes para entrenar su “ejército”.
El chico más joven frunció el ceño con la palabra QUITARÍAN, y me pregunté si más piñas volarían.
-Nos los deben.
-No, no lo hacen.-dijo Lissa.
Las miradas interrogadoras volvieron nuevamente. Esta vez, fue Cabello de Plata quien se consideró triunfador. Los rasgos del más joven se llenaron de rabia.
-Los guardianes, son el mejor recurso que tenemos para la batalla.
-Si, lo son.-ella estuvo de acuerdo.-peor eso no te da el derecho de alejarlos de sus obligaciones. Cabello de Plata prácticamente brillaba.
-Entonces, cómo aprenderíamos?.-demandó el otro chico.
-Del mismo modo que lo hacen los guardianes.-Lissa le dijo.-Si quieres aprender a luchar, ve a una de las academias. Formen clases, y empiecen desde el principio, como lo hacen los novicios. De ese modo no alejarías a los guardianes de sus protegidos. Es un ambiente seguro, y hay guardianes especializados en enseñar de todas maneras.-ella se detuvo pensativa. -Hasta podrías formar parte del plan de emergencia que hay para los estudiantes Moroi.
Todas las miradas sorprendidas estuvieron fijas en ella, incluyendo la mía. Era una solución tan elegante, y todo el mundo alrededor lo notó. No cumplía 100 por ciento de las demandas, pero era una solución equilibrada, ningún lado obtenía más.
Genio puro. El otro Moroi la estudió con fascinación. De repente, todos empezaron a hablar al mismo tiempo, excitados con la idea. Ellos atrajeron muy pronto a Lissa, era una conversación apasionante basada en sus planes. Me arrastré a un extremo y decidí que ahí estaría bien, entonces me retiré totalmente, a una esquina cerca de la puerta. En el camino, me crucé con un sirviente con una bandeja de d’hoeuvres. Todavía hambrienta. Los miré sospechosamente pero no tenían nada que los hiciera parecerse a los grasosos del otro día.
Gesticulé a uno, que era algún tipo de carne rara.
-Es hígado de ganso?.-pregunté.
Negó con la cabeza.-Sweetbread
No sonaba mal, así que fui por él.
-Es páncreas.-dijo una voz detrás de mí. Me voltee bruscamente.
-Qué??.-chillé. La camarera tomó mi susto como rechazo y siguió.
Adrian Ivashkov se puso delante de mí, luciendo orgulloso de si mismo.
-Estás jugando conmigo?.-le pregunté.- 'Sweetbread' es PÁNCREAS?
No se porque me impactó tanto, los Moroi consumen sangre. Por qué no órganos internos? Reprimí un temblor.
Adrian se encogió de hombros. –Es realmente bueno.
Sacudí mi cabeza disgustadamente.-Oh, hombre. La gente rica apesta.
Él continuó divertido.-Qué estas haciendo aquí, pequeña dhampir? Me estás siguiendo por todos lados?
-Claro que no.-me burlé. Estaba vestido perfectamente, como siempre.-No especialmente después del problema en el que nos metiste.
Sonrió con una de sus atormentadoras sonrisas, despistado de cuanto me molestaban, sentí nuevamente la arrolladora necesidad de estar cerca de él. Qué estaba mal con eso?
-No lo se,-dijo burlonamente. Parecía perfectamente cuerdo ahora, sin exhibir nada de su extraño comportamiento que había tenido en su habitación.
Y claro, lucía muchismo mejor en un esmoquin que cualquier chico que había visto hasta ahora.
-Con las veces que nos hemos visto hasta ahora? Es, es la quinta vez? Esta empezando a ser un poco sospechoso. No te preocupes, no le diré a tu novio. A ninguno de ellos.
Abrí mi boca para protestar, pero recordé que él me había visto con Dimitri anteriormente. Me rehusé a molestarme.
-Sólo tengo UN novio, una clase de novio. Capas que ya no lo es más. Y de todos modos, no hay nada que contar. Ni siquiera me gustas.
-No? preguntó Adrian, todavía sonriente. se inclinó sobre mí, como si me fuera a contar un secreto. –Entonces, por qué estas usando mi perfume?
Esta vez, si me molesté, retrocedí un paso. –No lo estoy.
Se rió.-Claro que sí. Conté las cajas después que te fuiste. Además lo puedo oler en ti. Es agradable, filoso... pero dulce—como estoy seguro que eres muy dentro de ti. Y realmente te queda bien, sabes. Lo suficiente para agregarle filo...pero no lo suficiente para tapar tu propia esencia.-la manera en que dijo esencia la hizo sonar como una palabra sucia.
Los Moroi de la realeza me hacían sentir incómoda, pero chicos inteligentes golpeándome no. Lidiaba con ellos diariamente. Dejé de lado mi timidez y recordé quien era yo.
-Hey.-le dije, removiendo mi cabello.-Tenía todo el derecho de tomar uno. Tu me lo ofreciste. Tu error fue asumir que tomar uno significaba algo. Y no significa nada. Excepto que deberías ser más cuidadoso en lo que gastas tu dinero.
-Ooh, Rose Hathaway está aquí para tocar folklore.-se detuvo y tomó una copa que parecía ser de champagne de una camarera.-Quieres una?
-No bebo.
-Claro.-Adrian me entregó una copa de todos modos, espantó a la camarera y bebió un sorbo de champagne. Tenía el presentimiento que no era su primera en la noche.
-Así que, parece que Vasilisa puso en su lugar a mi padre.
-Tu....-eché un vistazo al grupo que había dejado recientemente. Cabello de Plata seguía parado allí, gesticulando enfervorizadamente. –Ese tipo, es tu padre?
-Eso es lo que mi madre dice.
-Estás de acuerdo con él? Sobre que los Moroi luchando sería un suicidio?
Adrian se encogió de hombros y tomó otro sorbo. –Realmente, no tengo una opinión sobre eso.
-Eso no es posible. ¿Cómo no puedes elegir un bando u otro?
-Dunno. No como alguien que pienso, tengo mejores cosas que hacer
-Como acecharme.-sugerí. Y a Lissa. Todavía quería saber que hacía ella en su habitación.
Sonrió nuevamente.-Dije, que tu eres la que me sigue
-Claro, claro lo sé. Cinco veces—paré.-Cinco veces???.Asintió.
-No, solo han sido cuatro. –con mi mano libre, las conté. –la primera noche, en el spa, luego cuando fui a tu cuarto, y esta noche.
La sonrisa se volvió reservada-Si tu lo dices.
-Si lo digo....-otra vez, mis palabras se salieron de lugar. Le he hablado a Adrian una vez más. Algo así. –No puedes decir...
-Decir que?-una curiosa expresión apareció en sus ojos. Era mas esperanzada que presuntuosa.
Yo tragué, recordando el sueño.-Nada. -Sin pensar mas en eso, tomé de la copa.
En la otra punta del salón, Lissa me miró calmada y contenta. Bien.
-Por qué sonríes?-preguntó Adrian.
-Porque Lissa sigue allí, trabajando con la multitud.
-No me sorprende. Ella es una de esas personas que puede encantar a cualquiera si lo quiere, si trata lo suficiente. Hasta con gente que la odia.
Le di una mirada socarrona-Me siento de esa forma cuando hablo con vos.
-Pero no me odias.-me dijo, terminando su copa de champagne. –No realmente.
-No me gustas tampoco.
-Así que lo sigues diciendo.-se acerco un paso, no amenazadoramente, solo haciendo el espacio más íntimo.
-Pero puedo vivir con eso.
-Rose!!
El filo de la voz de mi madre cortó el aire. Unas pocas personas sin orejeras se giraron para mirarnos. —enfadada— se acercó.Lissa me encontró más tarde ese día. Me había quedado dormida después de que Mason se hubiese ido, estaba demasiado deprimida para salir de la cama. Cuando llamó a la puerta me despertó.
Estaba muy contenta de verla. Necesitaba contarle lo que había sucedido con Mason, pero antes de que pudiese hacerlo, leí sus sentimientos. Estaban tan perturbados como los míos. Así que, como siempre, la puse en primer lugar.
"¿Qué pasó?"
Se sentó en su cama, hundiéndose en el edredón de plumas, estaba triste y furiosa. "Christian".
"¿En serio?" Nunca había oído que se pelearan. Se provocaban mucho, pero apenas era el tipo de cosa que la haría llorar.
"Él descubrió... que estaba con Adrian esta mañana. "
"Vaya", le dije. "Si. Eso puede ser un problema." Me levanté, caminé hacia el tocador y cogí un cepillo. Girándome, me situé cerca del espejo y comencé a cepillar mi pelo despeinado después de la siesta.
Ella gimió. "Pero no pasó nada! Christian está enloquecido por nada. No puedo creer que no confié en mí."
"Confía en ti. Todo esto es extraño, eso es todo." Pensé en Dimitri y en Tasha. "Los celos hacen que las personas hagan y digan cosas estúpidas".
"Pero no pasó nada", repitió. "Quiero decir, estabas allí - hey, al final no supe que es lo que estabas haciendo allí? "
"Adrián me mandó una gran cantidad de perfume."
"Él-te refieres a aquella caja gigante que estabas cargando?"
Asentí.
"Whoa".
"Si. Y fui a devolvérsela", le dije. "La pregunta es, ¿qué estás haciendo allí?"
"Sólo hablando", dijo. Comenzó a relajarse, apuntó de decirme algo, pero entonces se paró. Sentí como la idea comenzaba a alcanzar su mente y entonces la empujó de regreso. "Tengo muchas cosas que contarte, pero primero dime lo que te pasó".
"No pasó nada".
"Lo que sea, Rose. No soy psíquica como tu, pero sé cuando estás enojada por algo. Estás muy triste desde Navidad. ¿Qué pasó? "
Ahora no era el momento para decirle lo que había ocurrido en Navidad cuando mi madre me contó sobre Tasha y Dimitri. Pero le conté a Lissa lo que había sucedido con Mason – omitiendo el motivo de por qué yo me había parado - y simplemente le conté lo que había hecho.
"Bueno...", dijo cuando terminé. "Estabas en tu derecho".
"Lo sé. Pero me siento como si lo engañara. Entiendo por qué está enfadado".
"Probablemente podréis arreglarlo. Ve a hablar con él. Está loco por ti".
Era algo más que falta de comunicación. Las cosas entre Mason y yo no se arreglarían tan fácilmente. "No sé", le dije. "No todo el mundo es como tú y como Christian".
Su rostro se oscureció. "Christian. Todavía no puedo creerme que se haya comportado de esa manera".
No quería, pero me reí. "Liss, al final del día estaréis besuqueándoos de nuevo. Más que besos, probablemente. "
Las palabras se me escaparon antes de que pudiera darme cuenta. Sus ojos se agrandaron. "Lo sabes". Negó con la cabeza con exasperación. "Por supuesto que lo sabes".
"Lo siento", le dije. No quería decirle que sabía sobre el sexo, no hasta que ella me lo contase.
Me miró. "Cuanto sabes?"
"Um, no mucho," Mentí. Terminé de cepillar mi cabello, pero empecé a jugar con el cepillo para evitar mirarle a los ojos.
"Tengo que aprender a mantenerte fuera de mi mente", murmuró ella.
"Es la única manera con la que puedo "hablar" contigo últimamente." Otro desliz.
"¿Qué significa eso?" Ella exigió.
"Nada... yo..." Ella me estaba mirando fijamente. "Yo... no se. Simplemente siento que ya no hablamos como antes. "
"Se necesitan dos personas para arreglar esto." dijo, su voz suave de nuevo.
"Tienes razón", le dije, sin señalar que dos podrían solucionarlo si una no estuviese siempre con su novio. Es cierto, yo era culpable de mi propia manera, por mantener las cosas para mí - pero últimamente estaba intentando hablar con ella. El calendario simplemente no parece correcto - incluso ahora. "Sabes, nunca pensé que serías la primera. O creo que nunca pensé que sería una veterana y aún sería virgen".
"Sí", dijo ella con indiferencia. "Yo tampoco".
"¡Hey! ¿Qué significa eso? "
Ella rió, y entonces miró el reloj. La sonrisa desapareció. "Ugh. Tengo que ir al banquete de Priscilla. Christian debería ir conmigo, pero él es un idiota..." Su mirada se fijó en mí con esperanza.
"¿Qué? No. Por favor, Liss. Ya sabes cómo odio esas cosas formales de la realeza".
"Oh, vamos," suplicó. "Christian se ha quedado fuera. No puedes arrojarme a los lobos. Y no acabas de decir que necesitábamos hablar más?" gemí ". Además, cuando seas mi guardiana, tendrá que ir a estas cosas todo el tiempo. "
"Lo sé", le dije. "Pensé que podría disfrutar de mis últimos 6 meses de libertad."
Pero al final, eme convenció de ir con ella, como las dos sabíamos que haría.
No teníamos mucho tiempo, y tuve que correr para tomar un baño, secar el pelo, y maquillarme. Me puse el vestido de Tasha, y aunque todavía deseaba que ella sufriera horrores por sentirse atraída por Dimitri, estaba agradecida por su regalo. Estaba feliz de ver que el me quedaba tan bien como había imaginado. Era un vestido largo, estilo asiático, con flores bordadas en la seda. El cuello de alto y cubría mucho la piel, pero la tela estilizaba mi cuerpo y me hacía parecer sexy de una forma distinta. Mi ojo morado casi había desaparecido.
Lissa, como siempre, estaba increíble. Llevaba un vestido púrpura de Johnna Raski, un diseñador Moroi muy conocido. No tenía mangas y era de satén. Los cristales similares a amatistas brillaban contra su piel. Ella llevaba el pelo recogido en un artístico moño.
Cuando llegamos a la sala de banquetes, llamamos la atención de algunas personas. No creo que la realeza esperase que la princesa Dragomir llevase a su amiga dhampir a este esperado baile, al que solo asistían los que tenían invitación. Pero hey, la invitación de Lissa decía "y acompañante." Ella y yo nos sentamos en nuestra mesa asignada con algunos de de la realeza, cuyo nombre olvidé rápidamente. Ellos estaban felices de ignorarme, y yo estaba encantada de ignorarlos a ellos.
Además, no era como si no tuviese otras distracciones. Es salón estaba decorado en tonos plata y azul. Manteles azules cubrían las mesas, tan brillantes y suaves que tenía miedo de comer encima de ellos. Candelabros con velas colgaban de las paredes y una chimenea decorada con vidrios de colores estaba en la esquina. El efecto que provocaba era deslumbrante, un espectacular panorama de luces y colores. En otra esquina, una Moroi muy delgada tocaba el violonchelo, su rostro estaba centrado en la música.
La cena era igualmente increíble. La comida estaba muy elaborada, reconocí todo lo del plato (porcelana, por supuesto) y todo me gustó. No había foie gras aquí. Salmón sazonado con setas. Una ensalada con queso de cabra y pimienta. Pasteles rellenos de almendra para el postre. Mi única queja fue, que las porciones eran pequeñas. La comida parecía ser más para decorar los platos, juro que la terminé en 10 mordiscos. Los Moroi tomaban alimentos, junto con la sangre, pero no tanto como los seres humanos - o, digamos, como una chica dhampir en la fase de crecimiento - necesitaban.
Aun así, la comida podía haber justificado mi aventura, decidí. Excepto que cuando terminó la comida, Lissa me dijo que no podíamos marcharnos.
"Tenemos que mezclarnos," me susurró ella.
Mezclarnos? Lissa se burlaba de mi disconformidad –Tu eres la sociable.
Estaba en lo cierto, en la mayoría de las circunstancias, yo misma me ponía en esa situación y no temía a hablarle a la gente. Lissa era más tímida. En este caso los papeles estaban cambiados. Este era su elemento, no el mío y me sorprendió ver que tan bien interactuaba ahora con la gente de la realeza de alto nivel.
Ella era perfecta, elegante y educada. Todos estaban ansiosos para hablar con ella, y parecía saber siempre que decir. No estaba usando la coacción, exactamente, pero definitivamente ella construía una atmósfera que los atraía.
Creo que podría ser un efecto inconsciente del espíritu, como la medicina, su magia y carisma natural surgían a través de ella.
Mientras que una vez la intensa vida social era estresante y un deber para ella, ahora lo manejaba con facilidad. Estaba muy orgullosa de ella.
La mayor parte de la conversación se mantuvo liviana: moda, la vida amorosa de la realeza, etc. Nadie parecía querer arruinar la atmósfera con feas charlas sobre Strigoi.
Así que me le pegué todo el resto de la noche. Traté de decirme a mi misma que iba a ser práctico en el futuro, cuando la tuviera que seguir como una sombra a todos lados. La verdad era, que me sentía muy incómoda en ese grupo y sabía que mi usual mecanismo defensivo no era muy útil allí. Además me di cuenta, que era la única invitada dhampir en la cena, desgraciadamente. Habían otros dhampir, si, pero estaban de guardianes, fijos en las esquinas de la habitación.
Mientras Lissa trabajaba con la multitud, nosotros volteamos al escuchar a un pequeño grupo de Morois que estaban levantando la voz cada vez más. Reconocí a uno de ellos, era el chico de la pelea que ayudé a disolver, la diferencia es que esta vez, llevaba puesto un llamativo esmoquin negro en vez de un traje de baño. Nos echó un vistazo y descaradamente nos inspeccionó, pero aparentemente no me recordaba. Ignorándonos, continuó con su argumento. Sin sorprenderme, el tema del que hablaban era la protección Moroi. Él era uno de los que estaban a favor de que los Moroi atacaran a los Strigoi.
-Qué parte de “suicida” no entiendes?.-le preguntó uno de los hombres que estaba parado cerca. Tenía el cabello plateado y un espeso bigote. También llevaba puesto un esmoquin, pero el chico más joven lucía mucho mejor.
-Entrenar a los Moroi como soldados sería el fin de nuestra raza.
-No es suicida.-exclamó el más joven.-Es lo correcto, debemos empezar a cuidar de nosotros mismos. Aprendiendo a luchar, usar nuestra magia es nuestra mayor ventaja, otra además de los guardianes.
-Si, pero con los guardianes, no necesitamos otras ventajas.-dijo Cabello de Plata.-Debes haber estado escuchando a los no-reales. Ellos no tienen ningún guardián, así que obviamente están asustados. Pero esa no es la razón para arrastrarnos y poner nuestras vidas en riesgo.
-Entonces, no lo hagas.-dijo Lissa repentinamente. Su voz era suave, pero todo el mundo en el pequeño grupo se detuvo para mirarla. –Cuando hablas de Moroi aprendiendo a luchar, lo haces sonar como si fuera un todo-o-nada. No lo es. Si no queréis luchar, entonces no lo deberías hacer. Lo entiendo completamente.
El hombre parecía mortificado ligeramente.
–Eso es porque puedes depender de tus guardianes, una cantidad de Moroi no pueden y si ellos quisieran aprender auto-defensa, no habría razón por la cual no puedan hacerlo ellos mismos.
El chico más joven, le sonrío abiertamente a su adversario.-Ahí, lo veis?
-No es así de fácil.-contrarrestó Cabello de Plata.-Si fuera solamente un tema de gente loca como ustedes queriendo ser asesinados, entonces bien. Vayan y háganlo. Pero dónde van a aprender todas esas “habilidades de lucha”?
-Pensamos aprender las mágicas por la nuestra, y los guardianes nos enseñarían las habilidades físicas.
-Si, veis? Sabía que llegaríamos a eso, aunque el resto de nosotros no participáramos en su misión suicida, nos quitarían nuestros guardianes para entrenar su “ejército”.
El chico más joven frunció el ceño con la palabra QUITARÍAN, y me pregunté si más piñas volarían.
-Nos los deben.
-No, no lo hacen.-dijo Lissa.
Las miradas interrogadoras volvieron nuevamente. Esta vez, fue Cabello de Plata quien se consideró triunfador. Los rasgos del más joven se llenaron de rabia.
-Los guardianes, son el mejor recurso que tenemos para la batalla.
-Si, lo son.-ella estuvo de acuerdo.-peor eso no te da el derecho de alejarlos de sus obligaciones. Cabello de Plata prácticamente brillaba.
-Entonces, cómo aprenderíamos?.-demandó el otro chico.
-Del mismo modo que lo hacen los guardianes.-Lissa le dijo.-Si quieres aprender a luchar, ve a una de las academias. Formen clases, y empiecen desde el principio, como lo hacen los novicios. De ese modo no alejarías a los guardianes de sus protegidos. Es un ambiente seguro, y hay guardianes especializados en enseñar de todas maneras.-ella se detuvo pensativa. -Hasta podrías formar parte del plan de emergencia que hay para los estudiantes Moroi.
Todas las miradas sorprendidas estuvieron fijas en ella, incluyendo la mía. Era una solución tan elegante, y todo el mundo alrededor lo notó. No cumplía 100 por ciento de las demandas, pero era una solución equilibrada, ningún lado obtenía más.
Genio puro. El otro Moroi la estudió con fascinación. De repente, todos empezaron a hablar al mismo tiempo, excitados con la idea. Ellos atrajeron muy pronto a Lissa, era una conversación apasionante basada en sus planes. Me arrastré a un extremo y decidí que ahí estaría bien, entonces me retiré totalmente, a una esquina cerca de la puerta. En el camino, me crucé con un sirviente con una bandeja de d’hoeuvres. Todavía hambrienta. Los miré sospechosamente pero no tenían nada que los hiciera parecerse a los grasosos del otro día.
Gesticulé a uno, que era algún tipo de carne rara.
-Es hígado de ganso?.-pregunté.
Negó con la cabeza.-Sweetbread
No sonaba mal, así que fui por él.
-Es páncreas.-dijo una voz detrás de mí. Me voltee bruscamente.
-Qué??.-chillé. La camarera tomó mi susto como rechazo y siguió.
Adrian Ivashkov se puso delante de mí, luciendo orgulloso de si mismo.
-Estás jugando conmigo?.-le pregunté.- 'Sweetbread' es PÁNCREAS?
No se porque me impactó tanto, los Moroi consumen sangre. Por qué no órganos internos? Reprimí un temblor.
Adrian se encogió de hombros. –Es realmente bueno.
Sacudí mi cabeza disgustadamente.-Oh, hombre. La gente rica apesta.
Él continuó divertido.-Qué estas haciendo aquí, pequeña dhampir? Me estás siguiendo por todos lados?
-Claro que no.-me burlé. Estaba vestido perfectamente, como siempre.-No especialmente después del problema en el que nos metiste.
Sonrió con una de sus atormentadoras sonrisas, despistado de cuanto me molestaban, sentí nuevamente la arrolladora necesidad de estar cerca de él. Qué estaba mal con eso?
-No lo se,-dijo burlonamente. Parecía perfectamente cuerdo ahora, sin exhibir nada de su extraño comportamiento que había tenido en su habitación.
Y claro, lucía muchismo mejor en un esmoquin que cualquier chico que había visto hasta ahora.
-Con las veces que nos hemos visto hasta ahora? Es, es la quinta vez? Esta empezando a ser un poco sospechoso. No te preocupes, no le diré a tu novio. A ninguno de ellos.
Abrí mi boca para protestar, pero recordé que él me había visto con Dimitri anteriormente. Me rehusé a molestarme.
-Sólo tengo UN novio, una clase de novio. Capas que ya no lo es más. Y de todos modos, no hay nada que contar. Ni siquiera me gustas.
-No? preguntó Adrian, todavía sonriente. se inclinó sobre mí, como si me fuera a contar un secreto. –Entonces, por qué estas usando mi perfume?
Esta vez, si me molesté, retrocedí un paso. –No lo estoy.
Se rió.-Claro que sí. Conté las cajas después que te fuiste. Además lo puedo oler en ti. Es agradable, filoso... pero dulce—como estoy seguro que eres muy dentro de ti. Y realmente te queda bien, sabes. Lo suficiente para agregarle filo...pero no lo suficiente para tapar tu propia esencia.-la manera en que dijo esencia la hizo sonar como una palabra sucia.
Los Moroi de la realeza me hacían sentir incómoda, pero chicos inteligentes golpeándome no. Lidiaba con ellos diariamente. Dejé de lado mi timidez y recordé quien era yo.
-Hey.-le dije, removiendo mi cabello.-Tenía todo el derecho de tomar uno. Tu me lo ofreciste. Tu error fue asumir que tomar uno significaba algo. Y no significa nada. Excepto que deberías ser más cuidadoso en lo que gastas tu dinero.
-Ooh, Rose Hathaway está aquí para tocar folklore.-se detuvo y tomó una copa que parecía ser de champagne de una camarera.-Quieres una?
-No bebo.
-Claro.-Adrian me entregó una copa de todos modos, espantó a la camarera y bebió un sorbo de champagne. Tenía el presentimiento que no era su primera en la noche.
-Así que, parece que Vasilisa puso en su lugar a mi padre.
-Tu....-eché un vistazo al grupo que había dejado recientemente. Cabello de Plata seguía parado allí, gesticulando enfervorizadamente. –Ese tipo, es tu padre?
-Eso es lo que mi madre dice.
-Estás de acuerdo con él? Sobre que los Moroi luchando sería un suicidio?
Adrian se encogió de hombros y tomó otro sorbo. –Realmente, no tengo una opinión sobre eso.
-Eso no es posible. ¿Cómo no puedes elegir un bando u otro?
-Dunno. No como alguien que pienso, tengo mejores cosas que hacer
-Como acecharme.-sugerí. Y a Lissa. Todavía quería saber que hacía ella en su habitación.
Sonrió nuevamente.-Dije, que tu eres la que me sigue
-Claro, claro lo sé. Cinco veces—paré.-Cinco veces???.Asintió.
-No, solo han sido cuatro. –con mi mano libre, las conté. –la primera noche, en el spa, luego cuando fui a tu cuarto, y esta noche.
La sonrisa se volvió reservada-Si tu lo dices.
-Si lo digo....-otra vez, mis palabras se salieron de lugar. Le he hablado a Adrian una vez más. Algo así. –No puedes decir...
-Decir que?-una curiosa expresión apareció en sus ojos. Era mas esperanzada que presuntuosa.
Yo tragué, recordando el sueño.-Nada. -Sin pensar mas en eso, tomé de la copa.
En la otra punta del salón, Lissa me miró calmada y contenta. Bien.
-Por qué sonríes?-preguntó Adrian.
-Porque Lissa sigue allí, trabajando con la multitud.
-No me sorprende. Ella es una de esas personas que puede encantar a cualquiera si lo quiere, si trata lo suficiente. Hasta con gente que la odia.
Le di una mirada socarrona-Me siento de esa forma cuando hablo con vos.
-Pero no me odias.-me dijo, terminando su copa de champagne. –No realmente.
-No me gustas tampoco.
-Así que lo sigues diciendo.-se acerco un paso, no amenazadoramente, solo haciendo el espacio más íntimo.
-Pero puedo vivir con eso.
-Rose!!
El filo de la voz de mi madre cortó el aire. Unas pocas personas sin orejeras se giraron para mirarnos. —enfadada— se acercó.
Traducido por Jen y por mi :D
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