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lunes, 21 de junio de 2010

El Perroflautista del Leroy Merlín (y II)

Tuvieron una horrible plaga de ¡Tertulianos! No, peor aún, tuvieron una plaga de "polemistas", ignoro si tal palabra existe, pero algunos se autodenominan así, voy a buscarla en la RAE, donde sorprendentemente aparece, veamos si es con el significado que busco:


polemista.

(Del gr. πολεμιστής, combatiente).

1. com. Escritor que sostiene polémicas.

2. com. Persona aficionada a sostener polémicas.


Vale, lo de “combatiente” y la segunda acepción, me convence, lo de que sean escritores, vamos a dejarlo. Así que son “aficionados a sostener polémicas” como hay gente aficionado al macramé.

Así que tenían toda la ciudad llena de grupos de personas que discutían de cualquier tema repitiendo los mismos argumentos durante horas, con algunos temas especialmente recurrentes, como: Los radares de la degeté, "el canon" (que no era precisamente el de Pachelbel), las medidas anticrisis...

La gente se despertaba y se encontraba a dos tíos discutiendo enconadamente sobre cualquier tema de trascendencia como ¿Por qué tiene burbujas la Coca-Cola? Iban al dentista y en la sala de espera encontraba a varios tratando ese delicado tema que lleva preocupando a la humanidad durante años ¿El ventilador baja la temperatura o solo mueve el aire?.

Salían del dentista y seguían discutiendo sobre el mismo tema de candente actualidad, eso sí, ya con navajas albaceteñas en la mano y un brazo envuelto en una manta.

Entraban en un bar y varias voces clamaban venganza, o no, por la exclusión de un jugador de fúrgol de alguna de las selecciones del Readers Digest y se lanzaban cucharillas y cabezas de gamba atrincherados detrás de las mesas y los taburetes.

En las calles, en el autobús, en los parques, en cualquier parte.

Si querías huir de las discusiones del bus cogiendo un taxi, un taxista discutía contigo, o con otros conductores, o con el ambientador de pino, si hacía falta, sobre "lo que le pasa a este país".

Quizá me he pasado con lo de la gente discutiendo de fútbol o de política en un bar o en un taxi, es lo que tiene esta imaginación tan desbordante.

Los pobres habitantes de aquella, antaño, pacífica ciudad, vivían desquiciados y se reunieron en el Ayuntamiento, intentando encontrar una solución. Unos votaron que huyeran de la ciudad, otros que pusieran por la megafonía los grandes éxitos de Manolo Escobar (o de Pepe Pinto) para que no se oyera a los contertulios, otros que se les inyectara valeriana masivamente, otros que...

En fin, que terminaron discutiendo ellos también, y cuando estaban a punto de pasar a las manos, un sonido discordante les interrumpió.

Miraron y vieron a un chico joven, de aspecto desarreglado, que tocaba sin ningún criterio una flauta de plástico.

- ¿Tú quién eres y qué haces aquí?. Le preguntaron
- Soy la respuesta a vuestras preocupaciones, yo puedo acabar con la plaga que asola la ciudad.

Nota: Quizá no supiera nada de música, pero hay que reconocer que tenía un léxico bastante amplio.

Uno de los ciudadanos, le miró fijamente y exclamó:

- Yo te conozco, tú haces que trabajas en el Leroy Merlín, unas 5 veces he intentado preguntarte dónde esta el compostaje pero siempre estabas mirando a otra parte.

El muchacho suspiró.

- Ah, qué tiempos, cuando curraba y no tenía que robarle la flauta a mi hermano pequeño, pero ahora han cerrado el Centro Comercial, porque todo el mundo discutía con las cajeras y están todas de baja por depresión. Desde entonces me he hecho perro-flauta.

- ¿Y el perro?

- No, es que perro no he encontrado, pero me he dejado de lavar el pelo y me he puesto una banda en la cabeza.

Todos empezaron a hablar entre ellos, a unos les daba pena que no tuviera perro, otros le querían echar del Ayuntamiento, hasta que el joven les interrumpió.

- Que digo que ... que yo puedo libraros de los pesados esos que no paran de discutir (no como vosotros, pensaba)

- ¿Y cómo?

- Eso no importa mucho, lo que tenemos que hablar es qué cantidad desorbitada me vais a pagar para que me lleve de aquí a los tíos esos.

Al final, los probos ciudadanos acordaron prometerle el dinero que pedía, convencidos de que jamás conseguiría su propósito.

Después de cerrar el trato, el chico salió a la calle, mientras todos los que estaban reunidos le miraban expectante:


El joven se paró en medio de la plaza, se rascó la cabeza un rato, cogió aire y comenzó a tocar su flauta, con su habitual falta de criterio musical.

Primero dio unas vueltas por la plaza, después comenzó a caminar por las calles principales. Los vecinos contemplaron asombrados, como los polemistas empezaban a abandonar los bares, los taxis, las oficinas, etc y a seguir al joven por las calles, mientras decían cosas como "Con este ruido no se puede discutir a gusto, por favor".

Poco a poco la pequeña ciudad se empezó a vaciar de aquellos discutidores profesionales que seguían al flautista, que les conducía, sin dejar de tocar, primero hasta los límites de la población, y después por los caminos que se alejaban más y más, hasta que se perdieron más allá del horizonte.

Los habitantes de la ahora de nuevo, tranquila villa, salieron a las calles felices, abrazándose por tan buena nueva.

Otros cantaban tan desafinados como el flautista, y algunos abrieron botellas de cava mientras decían "No, yo no jugaba nada a ese número". La alegría del pueblo continuó y pronto volvieron a ser una comunidad tranquila y feliz, hasta que una mañana, casi a última hora, el joven se presentó en las oficinas municipales, pidiendo lo que se le debía por librarles de la plaga.

Al principio no le hicieron ni caso, y lo mejor que consiguió después de insistir mucho fue una serie de vagas excusas relativas a la financiación de los ayuntamientos, la deuda municipal y términos similares.

El no-músico salió gritando de las oficinas prometiendo la más horrible de las venganzas… en medio de las risitas mal disimuladas de los que ahí trabajaban.

A la mañana siguiente, algo terrible sucedió: Todos los niños y niñas de aquella población, había desaparecido sin dejar rastro. Padres y madres salieron a la calle preocupados y pronto la historia de las amenazas del perroflautista estuvo en todas las bocas. ¡Él había sido el culpable! ¡Él, sin duda, se había llevado a los niños de la misma manera que se llevó a la plaga!

Pronto comenzó una búsqueda furiosa de los niños por los alrededores de la ciudad, hasta que al final oyeron una extraña tonada relativa a un tallarín, en un claro del bosque. Niños y niñas cantaban casi tan desganados como desafinados, en medio de unas tiendas de campaña, acompañados con el perroflautista y varios monitores más.

Algunos se lanzaron contra el muchacho, que se sorprendió mucho al oír sus acusaciones

- ¿Pero qué clase de psicópata creéis que soy? Es que soy “monitor de tiempo libre” y en verano me sacó algún dinero (además de algún ligue eventual) en campamentos de verano ¿Nunca os habías dado cuenta de que todos los monitores somos perroflautas o ex-parroquianos?

Entre los padres se empezaron a oír algunos murmullos

- Oye Manolo ¿qué día es hoy? ¿Qué día empezaban los niños el campamento de verano?

- Pues ahora que lo dices… me suena, me suena que era el 23 de Junio.

Los padres se fueron discretamente del campamento, porque ya algunos niños los habían visto y gritaban desesperados

- Papá, mamá ¡Sacadme de aquí, que se come fatal! Por lo menos, traedme un bocata y un petit suisse.

Mientras, el pobre perroflautista intentaba de nuevo preguntar por su deuda, pero ya nadie le hacía caso.

Pero no os creáis que sus amenazas eran en vano, se vengó, vaya si se vengó, y durante aquel verano enseñó a los niños a tocar el tambor y la zambomba, bueno, eso de que les “enseñó” vamos a dejarlo, pero en todo caso les aconsejó que practicaran mucho delante de sus padres durante el invierno.

¿Cómo? ¿Que qué ocurrió con los “polemistas”? Veréis, al principio dije que era un bosque encantado y así era, así que el joven flautista, con un encantamiento los encerró para siempre jamás en unas cajas mágicas, una con sonido y otra con sonido e imagen “radio” y “televisión”, creo que las llamaba, y si sois lo suficientemente valientes y abrís esas cajas, les encontraréis ahí, condenados a “polemizar” por los siglos de los siglos.

Y Colorín Colorado, este cuento se ha terminado


Nota: Esta entrada tan larguísima es para compensar que me voy de vacaciones el miércoles (como los niños) y no volveré hasta unas dos semanas más tarde.
Pasadlo muy bien en mi ausencia y dejadme comentarios potitos (feos no, por favor) sobre la entrada y el demoradísimo cambio de imagen.

martes, 15 de junio de 2010

El Perroflautista del Leroy Merlín (I)

Érase que se era un bonito pueblo, en medio de un bosque encantado, donde los pajaritos cantaban, los niños iban a natación los martes y a inglés los jueves y la gente se ponía el chandall los fines de semana para ir al Leroy Merlín a comprar pistolas decapadoras o cualquier otra herramienta para reparaciones caseras que no harían jamás.

En fin, que la vida transcurría plácidamente, especialmente para los profesores de idiomas que sabían que nadie aprendería inglés de verdad, y seguirían dando clases y más clases por siempre jamás.

Pero todo acabó el día que sufrieron una terrible plaga de jubilados mirando obras.

¿Qué pasa? ¿No os impresiona? Es que he dicho una PLAGA, es decir tooooooooodo lleno de jubilados viendo obras: Jubilados en las calles, en las oficinas, en las plazas, en el ascensor de tu casa... Entrabas al cuarto de baño y dos jubilados mirando como te cambiaban el bote sifónico.

Nota: Lo siento, me debo al bote si(n)fónico.

Vale, si eso no os impresiona, tengo otra versión:

Pero todo acabó el día que sufrieron una terrible plaga de divorciados resentidos.

Venga, esto sí que da canguele, no me lo negaréis. Yo me lo imagino así y me da miedito:

Me subo en el metro por la mañana y todos los que viajan el vagón son tíos contándome lo mala que era su ex-mujer, que se quedó con el piso, los niños, el coche y el dálmata de porcelana a tamaño real.

Salgo corriendo del tren, en la siguiente estación, que no la es la mía, pero me da igual, la cosa es huir. Me dirijo a las escaleras corriendo (si no llevo unas sandalias verdes que se salen, pero eso sí, que son ideales) y ahí me paro en un escalón (a coger aire, que por muy buen calzado que lleve, resoplaría como un percherón) y entonces, el pasajero que va delante se gira y me dice:

- Y eso que la casa la había pagado yo casi toda y el dinero de la entrada nos lo dieron mis padres, y es lo que yo digo que....

Subo unos cuántos escalones hasta que llego a un sitio donde se ha puesto un tipo en el lado izquierdo y no deja pasar, me mira y sin más le oigo :

- ... en este país a las mujeres la ley les favorece y ....

- Bueno, y a mí qué me cuentas, yo tenía un novio que tocaba en un conjunto beat y no se lo voy diciendo por ahí a todo el mundo. ¿O qué te crees? ¿Que tengo un blog y le doy la lata a la gente con mis chorradas?

Vale, que tampoco os ha convencido lo de la plaga de separatas cansinos, pues tengo más, no os preocupéis:

¿Qué os parece una invasión de teleoperadores argentinos que quieren que os cambiéis a Movistar?

¿Y una de comerciales engominados con rulitos de pelo en la nuca? ¿Tampoco? ¿Y si además llevan un esclava de plata en la muñeca?

Veo que nada os da miedo, pero tengo muchas más ideas.

Una invasión de:

- Promotores inmobiliarios.

- Gente que llama a los camareros "Jefe".

- Starbucks.

- Adolescentes con moño ahuecado al estilo de Amy Winehouse y un lacito rojo como de Blancanieves, que te piden un cigarrillo.

- Hombres que no amaban a las mujeres que soñaban con bidones de gasolina y cerillas que no se les encendían porque tenían corrientes de aire en su casa.

- Ex compañeros de clase que te localizan por feisbuk 20 años más tarde solo para decirte que se han casado, tienen dos niños y viven en León.

- Zaras Home.

- Locutores de radio que dicen "Hey, ya estamos en el ecuador de la semana".

- Gente que lleva un tatuaje con letras chinas que creen que ponen "Suerte y Felicidad" y realmente pone "Este medicamento produce somnolencia, no conduzca ni maneje maquinaria pesada".

- Ex compañeros de clase que te localizan por feisbuk 20 años más tarde solo para decirte que se han casado, tienen dos niños y viven en León, con los que no recuerdas haber hablado en toda tu vida.

- El tapicero señora, ha llegado el tapicero.

- Personas que le dan una paliza a las máquina de sándwiches cuando se les atasca algo, y prefiere que le aplaste una máquina expendedora a quedarse sin comer una concha Codan.

- Breshkas.

- Blogueras que no saben si se escribe "Breska", "Breshka", "Breskha" o qué y que pasan de averiguarlo.

- Colecciones de Botijos del Mundo, en fascículos semanales.

- Adolescentes con el pelo liso y muy largo, con rebeca de jubilado, pantalones pitillo y manoletinas, que te piden un cigarrillo.

- Gente que intenta pagar el autobús con un billete de más de 5 euros.

- Adolescentes con el pelo como sea que le dicen a su amiga "Jo tía, esa señora yo me ha dado un cigarrillo".

- Ex compañeros de clase que te localizan por feisbuk 20 años más tarde solo para decirte que se han casado, tienen dos niños y viven en León, que estás seguro que no conoces de nada.

¿Bueno, que no? Pues lo siento pero ya he encontrado la refinitiva: Tuvieron una plaga de ....

(CONTINUARÁ)

jueves, 26 de noviembre de 2009

La Bella Durmiente (y IV, por fin)

Por el camino intentaron explicarle la maldición de Maléfica, pero entre que estaba demasiado emocionada como para hacerles caso y bueno, hemos dicho ya que era una adolescente ¿no?

Cuando llegaron al palacio, entraron de incógnito, por una puerta trasera, llevando a la princesa tapada, y la hicieron esperar en una discreta habitación. Las hadas decidieron dejarla ahí un ratito e ir a avisar a sus majestades.

Mientras, la princesa daba vueltas pensando qué se iba a poner, cuando de repente oyó una voz cavernosa que le decía

- Veeeen conmigooooooooo prinsesaaaaa

- ¿De dónde viene esa voz? Ah, de detrás de esa puerta, que juraría que hace un minuto no estaba ahí. ¿Quién eres? ¿Dónde tengo que ir?

- Estoooo, soy tu estetisssien y te voy a hacer la manicura y un diseño de cejas.

-¿Y por qué hablas con la “s”?

- Huy, perdón, no me acordaba que ya no se hablaba así en los cuentos, bueno ¿Vienes o es que prefieres aparecer con entrecejo en la corte?

La joven cruzó aquella puerta, tan emocionada que no se dio cuenta de que a su paso, la puerta desapareció y ya no podía volver atrás.

- ¿Dónde estás?

- Sigueee por ese pasillo, sigue joven princesa

La chica seguía por cada vez más extraños pasadizos y recovecos, mientras pensaba “Cuando yo sea la reina, pondré el spa en un sitio más accesible”

Cuando por fin llegó al torreón más alejado, vio a una señora con bota blanca, que la esperaba con una sonrisa enigmática, que le dijo en tono hipnótico : “Tocad el huso, tocado el huso.”

- ¿El qué de qué ?

- El pincho este, narices!!

Dijo Maléfica, mientras pensaba “¿Por qué no diría que se pincharía con unas tijeras, o algo más normal? “

- ¿No me pincharé? . Preguntó la princesa

- Pues claro que sí, pero ahora todo el mundo lo hace para estar guapa ¿Es que no quieres parecerte a Nicole Kidman?

A la chica se le iluminaron los ojos, ella quería ser como Nicole Kidman y aparecer en los estrenos con cara de muñeca antigua “pero mi primer marido no será tan bajito”, pensó y a continuación, tocó el huso.

Mientras, las hadas se dirigían hacia el salón del trono, cuando Fauna dijo

- Un momento ¿Flora, estás aquí?

- Sí

- ¿Primavera?

- Sí, detrás de ti.

- Entonces ¿quién se está vigilando a la princesa en el día que se va a cumplir la maldición? ¿Nadie?

- Jo… ni que fuéramos consultores, de verdad.

Corrieron hacia donde habían dejado a la joven, y al no encontrarla, unieron todos sus poderes para encontrar los pasadizos mágicos que había cerrado Maléfica, pero cuando encontraron a la princesa… ya era demasiado tarde.

- ¿Y ahora qué hacemos? ¡¡Cuando se enteren los reyes, nos van a decapitar!! Flora: Te ha tocado ir a decírselo.

Flora volvió al cabo de un rato

- ¿Se lo han tomado muy mal?

- Ni bien, ni mal, diría yo.

- Pero ¿Qué te han dicho?

- Al principio que dónde estaba su hija, después han bostezado y después nada más.

- Pero ¿Cómo se han podido quedar dormidos en un momento así?

- Quizá el encantamiento del sueño que les he lanzado tenga algo que ver. Jo, es que me daba miedo enfrentarme a ellos, y … les he dejado groguis.
Primavera empezó a dar vueltas, nerviosa:

- De verdad que haciendo recados eres única. ¿Pero qué crees? ¿Que no se va a dar cuenta nadie? De esta no salimos vivas, de verdad. ¿Y si dormimos al resto de la corte y…

-… y huimos a la frontera!! Acabó la frase Fauna.

-Noooo, buscamos alguna solución.

Dicho y hecho: sumieron con sus varitas mágicas a todo el reino en un estado letárgico (por Dios qué bien que me ha quedado esto, no? “estado letárgico”), y dejaron a la princesa bien instalada en una estancia real.

A los demás los dejaron como fueran cayendo, a la buena de Dios, que pasaban de acomodar a tanta gente.

- En fin Primavera ¿cómo se salía de este encantamiento? ¿Con un beso de amor? ¿Has visto en el lío que nos has metido? Podía salir del sueño con algo que pudiera hacer cualquiera. ¿No podría valer uno de amor fraterno, como es el nuestro?

- Es que no había caído en eso, en ese momento, estooo…Vale, me acababa de terminar una novela de esas que en la portada aparece un chico musculoso con la camisa abierta y la chica está como echada pa’tras y…

Después de mucho pensar quién podría besar con pasión a la princesa, teniendo en cuenta su poca vida social y que un búho no podría ser (por el pico, más de nada), a Fauna se le ocurrió una idea.

- ¡El muchacho al que conoció en el bosque! El que era guapísimo o no sé qué tonterías que decía de él…

- ¿Al que olvidó dos minutos más tarde?

- Bueno mujer, que a su edad se cambia mucho de afectos… y es lo único que tenemos. Además nuestro encantamiento para dormir a la población no habrá llegado hasta el bosque ¿verdad?

- Ahí que va a llegar, si no llega ni el correo… Dijo Primavera entre dientes.

Y allá se dirigieron raudas y veloces. Cuando llegaron el chico estaba aburrido dando vueltas alrededor del árbol con las iniciales.

- ¡Dos horas de retraso! ¡No sé qué se ha creído esta tía, pero yo espero una hora más y me voy!

Las hadas le abordaron y después de muchas explicaciones… tuvieron que empezar de nuevo, porque el muchacho no se había enterado de nada.

- Tú eres de la ESO ¿Verdad?

- A ver si a la novena va la vencida hijo: Nosotras te damos un caballo, un escudo y una espada mágicos …

- Qué de cosas, no? ¡¡Jo, no veas si he pasado pantallas!!

- ….y tú derrotas a la bruja mala, besas a la chica y te haces príncipe de la noche a la mañana. Y después nada, a vivir a lo grande, macho.

Al final, consiguieron convencerle, y allá que se dirigió el chico, hacia el palacio. Bueno, se dirigía el caballo mágico, que el pobre solo preguntaba

- ¿Y esto qué tiene? ¿Joystick?

Cuando Maléfica se enteró de que el chico se dirigía con sus armas de besuqueo masivo, mandó un conjuro para que el camino al palacio se llenara de enormes espinos.
Pero la espada mágica cortó todos aquellos árboles.

Entonces, mandó un enorme dragón al camino, pero cuando lanzó fuego, el escudo mágico protegió al muchacho, y la espada mágica dirigida por las tres hadas, voló hasta el corazón de la bestia y el dragón cayó fulminado.

Maléfica se apareció ante el dragón y se puso a gritar:

- Hala, hala, seguid matando dragones y ya verás como no queda ni uno.

- Bueno sí, ya estamos con el cuento del lobo

- Y lobos tampoco te creas que….

Pero el chico, que ya se veía triunfante la interrumpió

- ¡Que te pires! Malicna o como te llames.


Maléfica resopló y dijo

- ¡Habrase visto el niñato este! Mira, me voy a mi casa, que ya estoy harta de perder el tiempo con tanta tontería, mira que liarme por un pique tonto de hace 15 años. ¿Sabéis la de museos de Arte y Tradiciones Populares me he tenido que recorrer hasta que he podido conseguir una rueca en condiciones? Y son todos iguales, que estoy de ver arados hasta el moño.

Derrotada Maléfica, las hadas comenzaron a despertar a todo los que habían dormido, mientra el joven, victorioso, se dirigía hasta el lecho de su amada.

Ahí la besó apasionadamente, hasta que ella se despertó y dijo:

- …mmm’inco minutos máaaas, Flora, solo cinco minutos.

- No, no soy yo… Dijo el chico, algo cortado.

- Estoo, tú? Dijo ella mientras intentaba peinarse apresuradamente.

- ¿Qué haces en mi cuarto? ¡Que nos van a pillar!

El chico, después de reírse con suficiencia, pasó a explicarle toda la historia, lo mejor que pudo (para uno de la ESO)

- … y yo te he besado, y ahora nos casaremos y comeremos perdices y …

- ¿Casarnos ahora? Con 15 años, hombre por Dios, tú me gustas, pero no tanto, eh?
Mejor vámonos por ahí, que me he pasado la vida entre una cabaña aislada en el bosque, que había más marcha en el Hotel de El Resplandor. Así que de lo que tengo ganas es de salir, salir, salir.

Yo lo primero que voy a hacer es irme a comprar ropa, que estoy harta de parecer Celia, que a veces me pregunto por dónde estará mi hermano Cuchifritín.

Si quieres vente conmigo a lo que sea, al cine, a bailar, de farra, a meternos mano… no sé. Lo que hagamos los jóvenes de hoy en día. Cualquier cosa menos quedarme en casa o irme a expo-boda a escoger los menús de la boda, hombre de Dios.

- No sé…. Es que verás, se suponía que yo te salvaba de la bruja, del dragón… y tú te cas…

- Que sí hijo, que muy bien, que te lo agradezco mucho. Aunque bien pensado, con tanta ayuda mágica, más bien diría que me han salvado las hadas, no? Además si no hubiera sido por Primavera que cambió el conjuro de Maléfica, no habrías podido hacer nada de nada y además lo de darme un beso a mí tampoco es un gran sacrificio ¿verdad?

- No, noo, si yo…Yo ya no entiendo nada, la verdad. Además ¿Por qué no paras de mover el brazo de una manera tan rara? ¿Te has hecho daño en el hombro?

- Ah, es que estoy ensayando para saludar como una reina, moviendo solo la muñeca, parece que no, pero no es fácil. Bueno, lo dicho, que si quieres quedamos el viernes y nos vamos por ahí, y de camino, me cuentas lo del dragón ese, y cualquier otra peli de Bruce Lee que a ti te mole.

- No sé, creo que me está empezando a doler la cabeza. Contestó el pobre chico , bastante aturdido

- Huy ¿te duele la cabeza? Pues para eso lo mejor es echarse un ratito. Yo mismamente me voy a echar una siestecita, aaaaaaaaoooo (bostezó) que me ha entrado algo de sueño. Ea, chaval, avisa que me despierten para la cena.

Y así, la princesa se volvió a acostar, que se había quedado con sueño, mientras el príncipe se quedaba ahí sin saber muy bien qué hacer porque se sentía un poco… desorientado.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado y ¿Cómo, que cuál es la moraleja?
Pues que no hay nada como una buena siesta, y os lo digo yo que sé de lo que hablo por lo de bella y por lo de durmiente.

lunes, 23 de noviembre de 2009

La Bella Durmiente (III)

Así que las hadas se llevaron a la pequeña niña con ellas y la ocultaron en una cabaña en el más remoto y aislado rincón del bosque.

Los siguientes 15 años transcurrieron en aquel lugar apartado: Las buenas mujeres cuidaban de la pequeña que creció rodeada del amor de las tres hadas, y de hermosa naturaleza, hasta el punto que se hizo amiga de los animalitos del bosque y creía que le hablaban con sus gestos el sabio búho, las traviesas ardillas, y hasta el dulce ruiseñor que le parecía que la acompañaba con sus dulces trinos cuando ella canturreaba en sus paseos. Y se decía a sí misma

“Dios, cómo se me está yendo la olla, necesito una tele, ya”.

Así, aunque quería mucho a las tres hadas, según se fue haciendo mayor, empezaron a surgir los típicos problemas de rebeldía adolescente y cuando volvía de pasear por el bosque y la preguntaban

- ¿Qué tal?

Ella respondía sin ganas, casi sin mover la boca, muy bajito “ien”

- Ay, mira Primavera, habla como tú. Decía al principio muy contenta Fauna.

- ¿Y qué has hecho?

- Nada.

- Y con quién has estado?

- Joooo, pero con quién queréis que esté, si aquí no vive nadie!!

- Pues también es verdad.

Hasta que llegó el día de su cumpleaños y las hadas le dijeron muy misteriosas, que le iban a dar una sorpresa muy especial, ella sin embargo sospechaba que se trataría de otro trajecito ridículo, y se fue un rato al bosque, a ver si se le pasaba el mosqueo.

Y allí, entre los árboles, creyó adivinar la figura de un joven sumamente atractivo.

O por lo menos a ella se lo pareció pero teniendo en cuenta que era al único chico de su edad que veía y que estaba en plena adolescencia, es posible que cualquiera le hubiera parecido guapísimo Andy, o incluso Lucas.

Se dio cuenta de que no era el momento de ser tímida, se le acercó y se presentó sin muchas historias.

Él, que estaba encantado de ver a una chica guapa en cualquier parte, también se mostró muy sociable y pronto estaban hablando animadamente.

- ¿Y cuántos años tienes? Preguntó el muchacho

- Estoy a punto de cumplir 15.

- Yo tengo 16, casi 17

Umm, un hombre maduro, con experiencia, pensó la princesa.

- ¿Y qué has venido a hacer al bosque? Dijo ella.

- A recoger hojas para un trabajo de clase que se llama “Las hojas del otoño”, y tú?

- Yo es que vivo en este bosque.

- ¿Vives aquí en medio? ¿Como un chopo?

Ella se rió como si le hubiera hecho gracia y dijo

- No, vivo en una cabaña con tres señoras, con las que ignoro si tengo alguna clase de parentesco, pero que por algún motivo que no entiendo, me han criado desde pequeña.

- Molaaaaaaaaaaaa, dijo el chico (tenía 16 años, hay que ser comprensivo con él)

- Pues no mola mucho, no te creas, no es que no sean majas, pero es que tienen la puñetera manía de vestirme con una ropita horrorosa, que estoy del nido de abeja, de la manga farol, y de los zapatitos de charol, hasta el moño.

- Hace unos años iba ridícula, pero ahora que he dado el estirón y que soy más alta que ellas, lo que estoy es patética. Que el otro día me miré en un espejo y dije “Ostras, una Mariquita Pérez gigante”.

- Bua, tía. Sentenció el muchacho

- Y eso que me quito el lacipondio espantoso que me ponen en el pelo, cada vez que salgo de casa, que antes se me cachondeaban hasta las ardillas

- ¡¡Anda ya tía, cómo se van a reír unas ardillas!!

- Bueno, es que este bosque está encantado y pasan cosas muy misteriosas.

- ¿Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii?

- No que va, pero es que a veces, tanto tiempo aquí metida entre estos árboles, con tantas sombras …. hasta flipas un poco. Bueno, hasta una vez me pareció ver, primero a una señora muy fea y como arrugada que llevaba en la mano una manzana de lo más lustroso.

- Mujer, eso no es nada raro ¿no?

- Eso no, pero es que al cabo de un rato, vi a la señora corriendo en dirección contraria, y a un grupo de mineros acondroplásicos que la perseguían porque la querían dar pa’lpelo.

- No veas cómo flipa, tía.

Y así siguieron un buen rato de “no veas tío”, “jo tía”, etc… y venga a tontear y venga a decirse chorradas, hasta que ella dijo que era tarde y que tenía que volver a la cabaña. Quedaron en volver a verse esa misma tarde en el mismo lugar.

Pero antes de separarse, decidieron sellar su amor, grabando sus iniciales en la corteza de un árbol, después de discutir un rato si era mejor poner en medio un corazón, un TQ o una X (tipo Vane x Jonathan).

Cuando por fin se decidieron el muchacho sacó una navaja que había llevado por si se le resistía alguna “hoja del otoño”, pero en el momento que la clavó en la corteza, se oyó una voz profunda que decía

- No hagas esoooo, no hagas daño a un árbol

- La Madre!!! A ver si va a ser verdad que el bosque está encantado ¡¡este árbol habla!!

- No hombre, que va a hablar el árbol, soy el guarda forestal, que además de incívico no tienes dos luces, hijo.

Después de este colofón tan poco romántico, la princesita volvió a la cabaña. En cuánto cruzó por la puerta, las hadas notaron que pasaba algo fuera de lo normal, porque venía muy sonriente e iba cantando algo que no entendían pero que acaba en “azul que yo soñé”.

- ¿Qué tal ese paseo?- Muy bieeeeeeeeeeeen, hace un día preciooooooooso.

Huy, aquí pasa algo, dijo Fauna a las demás.

¿Por qué? Preguntó Flora. Yo la veo muy bien, es el primer día que entra en casa y no dice “Me aburrooooooo”

- Pues eso es lo raro, precisamente, esto me huele a chamusquina. Voy a probar, a ver si es lo que me imagino.

- Dinos ¿No habrás conocido a alguien hoy, verdad?

- Sí, he conocido a un chico y es, ji-ji-ji, es súper guapo.

Las hadas se miraron nerviosas “Ha conocido a alguien” “¿Será un espía de Maléfica?”.

E intentando disimular, preguntaron como quién no quiere la cosa

- Y cómo es ese chico, cuéntanos algo de él. ¿Es simpático? ¿A qué se dedica? ¿Parece un esclavo de una bruja malvada cuya única finalidad es destruirte a ti y a tu familia?

- Está estudiando y es súper majo, y he quedado con él para más tarde, después de que celebremos aquí el cumpleaños.

Las hadas se reunieron entre sí, intentando decidir qué iban a decir y cómo lo iban a decir, porque pensaban que la decepción iba a ser terrible.

- Verás resulta que la sorpresa que teníamos preparada...

- Es un vestidito de nido de abeja ¡Lo sabía!.

- Noooo, es que verás, no vas a poder ver a ese chico esta tarde porque te vamos a….

Flora no sabía cómo continuar y Primavera acabó la frase:

- Te vamos a llevar a una gran fiesta en palacio.

- Una fiesta? En palacio? Cómo mola!! Y qué me pongo? Qué lleva la gente en palacio? Seguro que las princesas no llevan esta ropita!!

- ¿No te importa? No vas a poder ver a ese chico.

- Bueno, si eso le mando un mensaje, o le mando una perdida o algo, pero vamos, que no he salido de aquí en la vida, y hoy voy a ir a una fiesta por todo lo alto, que seguro que está llena de chicos.

Las hadas seguían hablando algo vacilantes:

- Verás, es que eso no es todo ¿no te preguntas por qué te han invitado a esa fiesta?

- Por mí como si se han equivocado, con tal de que me dejen pasar.

- Es que resulta que eres la princesa heredera y nosotras te hemos criado aquí en el bosque porque….

La joven no la dejó terminar.

- ¿Que soy una princesa? Pero princesa de verdad, no “Ay mi princesa”? ¿Es verdad, eso? ¿No es una broma?

- Pues no, no es ninguna broma, eres la primogénita de los reyes y…

- Yupiiiiiiiiiiii, vivaaaaaaaaa soy rica

Gritaba la chica mientras saltaba por la casa de la alegría

- Venga! ¿A qué estamos esperando para irnos?

Las hadas se miraban entre sí un poco sorprendidas, mientras intentaban tranquilizarla

- ¿No quieres llevarte nada?

- ¿De esa ropa tan bonita que tengo? No, vámonos, que digo yo que ahí me darán un cepillo de dientes.

- ¿No quieres que te expliquemos por qué te has criado aquí en vez que en la corte?

- No deja, que ya me lo enseñarán en clase de historia, digo yo.

- ¿Y no te quieres despedir de tus amigos del bosque?

- ¿De mis amigos del...? Vale, les escribiré una carta ¿Tenéis la dirección de Chip y Chop?.

jueves, 19 de noviembre de 2009

La Bella Durmiente (II)

Después de todo esto, la fiesta se interrumpió bruscamente y los invitados se fueron del palacio, a alguno se le escuchó decir:

- La comida horrible, pero la performance esa que se han marcado, de lo mejorcito que he visto en celebraciones familiares. ¡Supera con mucho a la tarta nupcial cuando baja del techo!

El Hola, por su parte dijo en su siguiente edición que la fiesta había sido un gran éxito social, obviando los aspectos más oscuros, bueno a lo mejor lo ponían en el cuerpo de la noticia, pero como la gente solo se lee lo que sale en negrita y los pies de página, nadie lo sabrá nunca (hay hasta quien dice que el texto son recetas de cocina o textos con mensajes ocultos…).

Lo titularon “Gran encuentro de la Nobleza en el Palacio de ….” De la maldición ni mú, y de las mediasnoches, menos.

Pero en palacio, las cosas eran muy distintas y sus altezas reales, junto a las tres hadas buenas, se preguntaban angustiados, qué podían hacer

- ¿Qué podemos hacer? Dijo el rey.

- Cariño, que eso ya lo ha puesto el narrador. Contestó la reina.

- Ah sí, perdón.

- Yo, su majestad, le interrumpió una de las hadas, aún no le he dado mi regalo a la princesa y había pensado que…

- Oh, sí buen hada, por cierto, decidme ¿cuál es vuestro nombre? A ver si lo recuerdo bien, vuestras compañeras se llaman Flora y Fauna y vos os llamaréis entonces…

El hada torció el gesto y dijo muy bajito, casi sin mover los labios, como si tuviera el labio superior paralizado.

- Primavera, me llamo Primavera.

- ¡A fe mía que me sorprendéis! ¿Qué relación tiene Fauna y Flora con la primavera? Inquirió el monarca.

- Pues ya sabes hombre, la primavera… las flores, las abejas…. Dijo la reina, mientras le daba un discreto codazo

- Con la flora, puede, pero con la fauna… vamos, que también se podría llamar Medio Ambiente o Facultad de Ciencias Biológicas. Pero Primavera… Huy, ya es primavera en El Corte Inglés. Y soltó una risa.

Primavera, ya casi hablando como Aznar, dijo
- Muy ocurrente majestad, nunca me habían hecho esa gracia ¿se sabe alguna otra?

Flora interrumpió aquella conversación, intuyendo cómo acababa aquello y explicó el origen de sus nombres:

Verán sus majestades, el problema es que nos íbamos a llamar animal, vegetal y mineral. Mineral no tenía ningún problema, pero animal tuvo ciertas objeciones al respecto y qué decir de la que le tocó vegetal, que dijo que se iba a quedar vegetal su padre. Bueno, al final acordamos que Fauna quedaba mejor que Animal, no me lo negará. Claro que eso nos llevó a algunos ajustes y un pequeño sacrificio de parte de una de nosotras…

Primavera interrumpió:
-… que adivinen quién fue, pero como demostración que lo de “buen hada” no me lo pusieron por poner, llevo intentando decir media hora, que yo tengo una idea.

- ¡Oh sí, oigamos lo que tiene que decir el hada de tan pintoresco nombre!
Comentó muy alborozado el rey.

Primavera cogió aire, lo soltó lentamente, dijo oooooooom, y hay quien asegura que “pintoresco dice el tío”, pero al final pudo anunciar su regalo a la recién nacida:

- Yo no puedo evitar con mi don, que la maldición de Maléfica se llegue a cumplir, pero sí que puedo atemperar un poco su crudeza (atem… qué?, dijo el rey) y que en vez de morir la princesa, caiga en un profundo sueño del que solo la saque un beso … un beso… un beso de esos de película, un beso de los que te deja temblando, un beso que… bueno, perdón, perdón, ya acabo es que la vida del hada es muy solitaria. En fin un buen beso de un buen mozo.

En ese momento se oyó un piriripiiiiiiiiii, y entró un emisario real, y pidió permiso para entregarle un mensaje a su majestad el rey Federico.

El rey les explicó a las hadas que habían mandado rápidamente un mensaje a un comité de consultores reales consultándoles el problema, y que ese era el dictamen. Lo leyó rápidamente, y después lo resumió en alto.

Dicen que en primer lugar debemos deshacernos de todos los husos de ruecas, una vez averigüemos lo que son y que después, debemos alejar a la niña del palacio, ocultándola así de Maléfica y que vuelva el día de su quince cumpleaños, cuando se cumpla la maldición.

- No se preocupen sus majestades, nosotras cuidaremos de la niña. La llevaremos a una cabaña en el bosque y Maléfica nunca la encontrará. Dijeron las hadas.

- Estooooooo, una pregunta. Dijo Primavera. ¿No sería mejor que se criara normalmente con sus padres hasta por ejemplo, una semana antes de cumplir los 15 años, y entonces nos la llevamos hasta algún tiempo después del cumpleaños?

- Bueno, es que los consultores dicen otra cosa, y con lo que nos han costado

- Ya, pero es que a la bruja no le importa ni lo más mínimo la muchacha hasta que cumpla los 15 años, que sería el momento peligroso, y es precisamente cuando quieren que saquemos a la princesa de su escondite.

- No sé, pero esta solución la han diseñado los mismos que hacen los bancos de las paradas de autobús sin respaldo, y esa especie de reposa-culos tan cómodos que hay en el Metros, así que… no hay más que hablar.

Y dicho y hecho, los reyes dieron todas las órdenes pertinentes para que todo se realizara así, y las tres hadas se llevaron a la niña escondida para que nadie supiera nada.

Viéndolas marchar, comentó el monarca:
- Ahí van las tres buenas hadas… por cierto ¿a estas de qué las conocemos?

- Ah, ¿pero no las conocías tú? Preguntó la reina.

- Nooo, pensaba que las habías invitado tú.

- ¿Quieres decirme que acabamos de confiar a nuestra hija primogénita a unas absolutas desconocidas?

- Pues sí.... yo diría que sí.

lunes, 16 de noviembre de 2009

La Bella Durmiente (I)

Érase que se era un rey y una reina que tuvieron una hija y que organizaron una gran fiesta para presentar a la princesita en sociedad. Mientras hacían la lista de invitados, surgieron los problemas:

- Oye Cari ¿Invitamos al hada Maléfica, que todo lo que toca lo destruye y que solo genera muerte y destrucción?

- No… deja, ya si eso, otro día

Organizaron la fiesta por todo lo alto, encargando el cátering al cocinero más famoso del reino, y le dijeron que querían que hubiera lo habitual en las fiestas para presentar a un niño, pero con un aire moderno, él les respondió

- Uan nnquuoi oooieeeeesstiieislle ie ou ias uuaaa

Sí, eso, eso. Contestaron ellos, mientras sonreían mucho y se decían el uno al otro

- ¿Tú has entendido algo?

- Yo nada, pero con la fama que tiene, seguro que todo sale bien.

- No sé, yo solo espero que el que le enseñó a cocinar, no fuera el mismo que el que le enseñó dicción.

El hombre les presentó mediasnoches deconstruídas y espuma de fanta de limón.

La fiesta estaba siendo un éxito a pesar del menú, aunque no faltan las malas lenguas que lo atribuyeron a que gran parte de las invitadas llevaban sombreros y tocados que les impedían ver la merendola.

Y todos decían cosas muy originales a los padres como

- ¿Es buena?

- Hombre, tiene 72 horas de vida, hasta ahora duerme, come y hace pipí y caquita, pero aún así estamos intentando encontrar señales para juzgar su ética convenientemente.

- ¿A quién se parece a su padre o a su madre?

- Al resto de los niños que había en el Nido


- ¿De quién ha sacado esos ojos?

- De nadie, eh? Oiga, que me hija no va sacándole los ojos a la gente, que son los que traía de serie

Por fin, llegaron las tres hadas buenas hasta la cuna de la princesita, y dijeron que le traían 3 regalos.

- Si es la maxi-cosi, ya nos la han regalado 3 veces. Dijo el monarca, pero si es una trona, nos vendría de perlas, además así se va acostumbrando.

Y les guiñó un ojo.

- No, majestad, son otro tipo de regalos, son dones espirituales. Contestó una de las hadas.

- Pues espero que uno sea tener más gracia que su padre, que lleva haciendo el mismo chiste 3 horas y ni por peloteo se ha reído nadie. Dijo la reina.

La primera de las hadas dijo

- Yo el hada buena Flora, le concedo el don de la belleza, para que no le pase como a otras princesas, que incluso el Hola solo puede decir de ellas que son muy elegantes.

- Yo el hada buena Fauna, dijo la siguiente, le concedo el don de la inteligencia, que siempre viene muy bien, sobre todo para una reina, que viaja mucho y puede pasarse los vuelos haciendo sudokus.

- Y yo…

Dijo la tercera, pero en ese momento, un viento huracanado entró en el salón, que arrasó con todo a su paso

-A tomar viento (y nunca mejor dicho) las medianoches, dijo la reina.

- No te preocupes, cariño, nadie se va a dar cuenta de la diferencia. De hecho yo diría que ahora tienen mejor pinta. Le susurró el rey.

En medio de aquello, surgió Maléfica (el hada con el nombre más gafe del mundo), y con voz ronca anunció a los presentes

- Buenas noches, veo que celebran una fiesta y no he sido invitada

- No, mujer qué va, se habrá perdido la invitación, es que Correos está fatal

- ¿Anda, pero no las traía un mensajero?

- Calla, Flora.

- Da igual, era una ironía, sé perfectamente, que no me querían invitar.

Dijo Maléfica haciendo un gesto muy dramático, después de intentar probar la espuma de fanta y no consiguiendo saber cómo se comía aquello.

- ¿Cómo has sabido que dábamos una fiesta? ¿Por tus poderes maléficos?

- No hombre no, porque montáis un escándalo que hasta he llamado a los Municipales, pero no me han hecho ni puñetero el caso. Después de mucho insistir, me han dicho que estas denuncias por ruidos… que no sirven para nada, que hay gente que lleva así años y años. Y luego dicen que la Maléfica soy yo.

Bueno, a lo que iba, que sois unos maleducados, además de unos cutres, porque no he visto un convite con peor pinta, desde que fui a la fiesta de fin de los Cursillos Prematrimoniales, que nos pusieron hasta Casera- Cola

Y en justo castigo, voy a lanzar una maldición a la niña, que no tiene culpa ninguna. Y no os va a servir de nada esconderla detrás de esas cortinas, o qué es? ¿Una mesa camilla?

El rey intervino:

- No, es el traje de cristianar, unos faldones del siglo XIX que llevó su tatarabuelo el rey Clodoveo II El Proceloso que …

- ¿Presentáis a la niña en sociedad disfrazada de mesa camilla? Insisto ¿y la Maléfica soy yo? ¡¡¡Da igual!!! Yo voy a hacerle un regalo a esta niña, y el mal gusto que tenéis me ha dado una idea: Mi regalo es que llevará vestiditos traídos directamente a través del tiempo, de los años 50, con rebequitas que no le taparán ni los riñones, y unos lazos enormes en la cabeza.

- Ooooooooooooh, noooooooooooooo

Decían los invitados escandalizados, hasta que uno dijo, demasiado en alto

- Bueno hombre, pero cuando sea mayor, ya se quitará esa ropa horrible, y vestirá más mayor.

Maléfica en cuánto lo oyó, dijo

- Es verdad, no había caído, lo que haré entonces es que cuando tenga, no sé…15 años y ya no haya quién le diga qué ponerse ni qué no ponerse, se pinche con…. ¿Con qué se hace esta ropa tan antigua? Con el huso de una rueca (sea lo que sea eso) y se muera.

Los invitados se llevaban las manos a la cabeza, pero con cuidado de no despeinarse, y comentaban entre ellos, escandalizados:

- Oh, qué cruel es esta mujer!!

- ¿Por lo de la muerte?

- No, por lo de los lazos esos enormes que tendrá que llevar, que no verá nada, la pobre criatura.

- Qué me va a decir a mí, que pensaba que había bichos en la fiesta o que tenía mácula no sé qué, hasta que me he acordado de que me había puesto un tocado como con unas hojas, que no veo nada.

Los reyes lloraban amargamente, y se intentaban consolar el uno al otro.

- Tranquila cariño, podría haber sido peor

- ¿Peor que la muerte?

- Sí, mujer, por ejemplo que la hubiera regalado algo azul, siendo niña.

- Ah, sí, mucho peor, dónde va a parar

jueves, 15 de octubre de 2009

El Traje Nuevo del Emperador (y II)

Así que los pilluelos consiguieron que les cedieran materiales, locales, dinero adelantado y galletas Chiquilín para poder trabajar en aquel tejido tan especial, que solo podían ver los inteligentes.

Ahí se tocaban las narices día y noche y cuando venía el rey a verles, se mostraban muy hacendosos con un telar vacío y ponían cara de estar estresados.

Cuando el monarca les preguntaba cómo iba el proyecto, ellos le decían algo como:

- Esta tela, como habrá observado, tiene un cierto print animal en las sisas, que de repente es lo que llevan todos los trend-setters

El soberano pensaba
- Cada día entiendo más de moda, he comprendido lo del setter, que han dicho que es un animal. Lo que no sé es que pinta un perro en todo esto.

Los ganapanes (qué buena palabra, por fin he conseguido colarla!) continuaban con su charla, mientras mantenían la falsa tela con cuidado entre sus manos.

- Y de repente la combina con una pashmina de alpaca y le queda ideal

El rey creía entender que la tela iba a valer para limpiar la alpaca y otros metales que no faltaban entre los adornos de palacio, como plata, etc...

Lo que no sabía muy bien era por qué todo había que hacerlo "de repente" con ese tejido y se imaginaba que estaba en una recepción oficial y tenía que salir "de repente" de la habitación, o que de repente pensarían que estaba muy elegante y de repente, les parecería lo contrario.

Y así, intentando discernir estos complicados argumentos, se iba del taller y les dejaba acabar la partida a gusto.

Por fin, llegó el día de entrega del traje, que al probarle le aseguraron que le quedaba "ideal-ideal" y que le estilizaba mucho.

Para el estreno, se había programado un desfile, con algún motivo cualquiera, y al que acudió el pueblo en masa, para contemplar en qué se gastaban sus impuestos.

Todos habían oído que los tontos no podrían ver aquel tejido, así que había cierto nerviosismo hasta que apareció, por fin, el Emperador.

Para su sorpresa, cuando por fin apareció el monarca, iba muy digno, con la barbilla alta y paseándose majestuoso en "paños menores", mientras saludaba condescendientemente, con leves movimientos de su real mano.

Los súbditos pensaban

- ¡No, no veo la tela, ya me lo decía mi madre, que me iba a quedar tonto, de tanto ver la tele!

- Yo no veo nada y parece que el rey sí que ve su traje, y eso que es más tonto que Abundio. Mañana mismo me compro esa maquinita que le quita años a Amparo Baró, a ver si me hace listo. ¿Cómo se llama "Brain Storming"?

- No sabía que siguieran fabricando camisetas "imperio".

Pero como ninguno se atrevía a reconocerlo, gritaban muy convencidos:

- ¡Viva el traje nuevo del Emperador!
- ¡Viva el emperador!
- ¡Viva el traje nuevo del Emperador!

El rey se paseaba feliz, enseñando su camiseta, sus calzoncillos de algodón blanco y los "ejecutivos" subidos hasta las rodillas, mientras recibía más vítores que nunca.

Hasta entre el público había niña pequeña que dijo
- ¡Pero si está desnudo!¡¡El rey está desnudo!!

Sus padres decían
- Anda mona calla un ratito
- Ay, los niñooooooos, ya se sabe

Y cosas así, hasta que ya se hizo un corrillo alrededor de la niña y alguien dijo

- Que no bonita, que no va desnudo va en...
- ...en ropa interior, va en ropa interior
- Vale, niña, es verdad, no lleva ningún traje, va en ropa interior y por cierto que lleva los mismos calzoncillos que lleva mi abuelo ¡uf, qué a gusto me he quedado!

- Pues sí, añadió otro súbdito, unos calzoncillos por cierto que son de muy buen algodón y que cuando vas a tirarlos, mejor los haces trapos..
- ... ¡Huy, para limpiar los cristales son buenísimos! Dijo un tercer asistente.

Al final se formó un buen grupo hablando:
- No es por nada, pero es de lo mejorcito que le he visto puesto a este hombre.

- Sí, mucho olfato para la moda no ha tenido nunca el angelito.

- ¿Os acordáis de cuando llevaba aquellas chaquetas marineras cruzadas, que parecía que iba a hacer la primera comunión?

- ¡¿Anda, pero no era que iba disfrazado de Pato Donald?! ¡Y yo que me he pasado años pensando que iban a abrir un parque Disney por aquí! Ya decía yo, que tardaban mucho.

- Pues yo pensaba que es que era seguidor de José Luis Perales.

Se oyeron unas risitas, y ya con más confianza siguieron comentando:

- Por cierto que el otro día oí que vuelven los ochenta y pensé "Qué alegría se va a llevar su majestad, porque de su armario nunca se han ido"

- ¡¡Sí, sí!! Todavía a veces se le ve con los vaqueros rabicortos y...

- ... era el look de "Sensación de vivir". Creo que una vez vino un embajador de no sé dónde que le llamó "Brandon".

- Por lo menos ya tiró aquellos náuticos esos rijosos.

- Me ha dicho uno que trabaja en palacio, que decía que "le habían dado muy buen resultado".

- ¡Y tanto!

Se empezaron a oír risas más alto, y cada vez se unía al círculo, más y más gente, cada uno aportada una cosa.

- ¿Y las corbatas? Porque lo de este hombre con las corbatas es un amor imposible.

- Primero las llevaba muy cortas, que le llegaban a mitad del pecho...

- ... el look Fofito, lo llamaban

(risas)
- Mamá, papá, el Emperador está...
- Sí, niña sí.

- Después llevó esas con dibujos enormes de Mickey Mouse y cosas así, que al principio tenían gracia, pero 15 años después de que se pasaran de moda....

- ¡Ah, sí, su época "figurativa"! Tuvo una que eran teclas de piano.

- Otra que era un pez

- Hombre, sería un emperador

Y se reían, disfrutando de ese momento feliz en que el contribuyente se ríe del... contribuido.

- También ha tenido su época de camisa negra y corbata negra.

- Sí, en vez de El Emperador, le llamaban El Padrino.

Hubo una leve pausa, y dijo uno, muy serio
- No me atrevía a confesarlo, pero, una vez le vi eso con traje blanco

- Y yo la camisa negra con corbata blanca

- ¡Calla, calla, no me lo recuerdes, yo aún estoy en terapia!

- Yo por lo que estoy en terapia, es por las sandalias con calcetines

- Oye ¿me podéis dar el número de ese señora que os trata?

La niña volvió a interrumpirles, hablando más alto
- Mamá, papá, el Emperador está...
- Calla, que estamos ocupándonos de cosas de mayores.

- ¿Y las riñoneras? ¿Cuándo dejó de llevarlas?
- El lunes pasado, creo.

La niña se desgañitó

- QUE ESTÁ AQUÍ, QUE EL EMPERADOR ESTÁ AQUÍ

Todos se giraron y vieron que efectivamente el monarca había avanzado casi hasta el lugar donde se encontraban y que pronto les vería y oiría con claridad.

- ¿Qué hacemos?

- ¿Qué decimos?

- Pues mira, yo le prefiero así, en ropa interior, que con esos horrores que se pone.

- Estoy de acuerdo, es lo mejorcito que le he visto en mucho tiempo.

- Pues yo voy a decirle que está estupendo.

- Y yo, y yo

Así que el Emperador oyó con un entusiasmo sin igual, gritar a sus súbditos:

- ¡¡Viva el traje nuevo del Emperador!!

- ¡¡Qué elegante va el señor Emperador!!

- Viva el Emperador

- Viva, viva

Hasta creyó oír

- ¡¡Viva el Emperador y viva todos los pescados azules!!

Pero pensó que había oído mal, porque era el entusiasmo popular era evidente.
Y así fue como se creó el nudismo (bueno, el ropa-interiorismo, más bien)

¿Y qué fue de los pícaros malandrines que le habían vendido la tela? Pues que viendo que todo les había ido bien, se quedaron en el reino y siguieron vendiendo cosas al monarca, lo último fue el ADSL de 20 megas, creo.

viernes, 9 de octubre de 2009

El traje nuevo del emperador (I)

Érase que se era un rey que reinaba en un pequeño país, pero como sus padres tenían aires de grandeza, le pusieron por nombre "Emperador".

Se les ocurrió un día que estaban viendo "La Dama de Rosa" y dijeron

- Si esta chica que actúa tan mal, se puede llamar "Emperatrís", nuestro hijo que es rey, con más razón se llamará Emperador. ¡No va a ser menos que la protagonista de un culebrón!

- ¡Ni menos que un pez! ¡Será por espadas, que anda que no tenemos en el sótano!


Ya marcado con este comienzo, el hombre se convirtió en un pelín pretenciosillo.

Una de sus manías era gastarse el dinero del erario público en ropa.

Eso se hizo muy célebre y había gente que utilizaba esto a su favor, y cuando quería una prebenda, le regalaba un traje, pero bueno... al final no le juzgaron por eso.

A lo que iba, esta afición llegó a los oídos de unos pillos, malandrines y embaucadores a lo que (solo con ánimo de resumir) llamaremos, "comerciales".

Solicitaron audiencia al monarca (esto lo he sacado del Hola: "el monarca"), y empezaron a regalarle el oído un poquito.

- Excelso emperador, hombre de belleza y elegancia incontestable...

El emperador no dijo nada, por lo de que era incontestable, y sé de lo que hablo.

- Nos presentamos ante S.A.R. (esto igual, del Hola) porque sabemos que como persona de gusto sin igual, apreciará lo que le queremos ofrecer...
- ... y no se lo ofrecemos a todo el mundo...
- ... pero usted nos ha caído bien

Siguieron utilizando estas y otras técnicas, y le tocaban el brazo, y le decían mucho su nombre, que era una cosa que habían aprendido en un curso de Técnicas de Venta, o de ligue, no sé... que a todo el mundo le gusta oír su nombre.

Será si no te llamas María de la Regla, que estarás deseando que no te lo recuerden, digo yo.

- Tenemos, Emperador, un tejido desconocido en todo el mundo, Emperador.

Y le tocaban otra vez la chepa, pero sin segundas intenciones ocultas, como pasarle un décimo de lotería o algo.

Y es que cuando eres comercial, te conviertes en una persona a la que todo el mundo le cae bien, y no te cuesta coger confianza con ellos. Es un trabajo que saca lo mejor de cada uno.

- Es un tejido finísimo, Emperador
- Con una "caída" que nunca ha visto antes, Emperador.
- Que Emperador, no le tirará nada de sisa ni de tiro, Emperador.

El Emperador llamó a su criado para pedirle una aspirina, que estaba entrando dolor de cabeza de tanto oír su nombre.

Mientras, los otros continuaban glosándole las virtudes de la tela desconocida en todo el mundo-mundial, y gastándole el nombre, que en una estas perdió hasta un par de letras y todo.

Al final, el emperador carraspeó y se dirigió a ellos majestuosamente (tal y como correspondía a su rango y a su autoestima)

- Os voy a decir dos cosas.

Una: En esta media hora creo que he oído más mi nombre, que en todos los días de mi vida.

Dos: O me enseñáis ya esa tela tan magnífica, o ya os podéis ir yendo al Reino de la Bella Durmiente y arroparla con ella.

- Verá majestad, es que esta tela tiene una particularidad única, y es que solo la pueden ver las personas inteligentes.

- Sí, los necios no la pueden ver. Por eso se la ofrecemos a usted.

Entonces, abrieron sus baúles, y sacaran una cajita primorosamente (el Hola, again) decorada, miraron al monarca y le dijeron

- ¿Está preparado? Contemple y maravillese.

Abrieron la caja con mucha ceremonia, y movieron las manos como si sacaran con mucho cuidado una tela, pero en sus manos no había absolutamente nada.

El rey miró aquello sin saber qué decir mientras ellos seguían hablando

- Como verá es solo una pequeña muestra..

"Y tan pequeña, pensó el rey"

- .... porque solo la tejemos por encargo, ya que cuesta mucho porque observará que lleva seda e hilo de oro...

- .... ¿ve los brillos que desprende? Por eso tiene ese color iridiscente.

El pobre rey que ni veía la tela, ni sabía lo que significaba "iridiscente", solo pudo balbucir

- Psssí, sí...

- Bajo esta luz parece casi un color pastel, pero si se fija bien, verá que se adivina una tonalidad bermellón, que como sabrá es tendencia esta temporada ¿no le parece usted?

El rey de la última frase, solo había entendido las preposiciones, así que contestó mucho más seguro de sí mismo

- Claro, claro, tendencia, bermejillón... está claro

Los comerciales se miraron el uno al otro, porque comprendieron que el primo ya había caído en sus redes. Redes invisibles, en todo caso.

CONTINUARÁ

lunes, 27 de julio de 2009

El zapatero y los duendecillos

Érase que se era un pobre zapatero (por favor, lecturas políticas, no) que trabajaba sin desmayo, afortunadamente para él, porque eso de desmayarse no mola nada, a menos que seas una dama de la corte del rey ese de las sillas (Luis XV).

Aunque era muy diligente, cuando llegaba la Navidad, nunca tenía sus encargos a tiempo (oh, cielos, cuántas interpretaciones admite este cuento).

Esto ocurría, porque en esas fechas tan señaladas, señaladas generalmente en rojo, por muchos encargos que tuviera, siempre encontraba un ratito para hacerle marionetas, títeres y muñecajos en general, a los niños pobres, que agradecidos , solían exclamar cuando los recibían:

- ¡Jo, yo quería una Play!

Es lo que tienen los niños, que son sinceros, a la par que sinceros.

El pobre hombre, no ganaba para materiales para los muñecos, además al no conseguir acabar los trabajos de pago, se encontraba con un evidente rechazo por parte de los clientes, y con la consecuente disminución del volumen de negocio.

Lo de que viene llamando un negocio rendondo, vamos.

Y aquí le tenemos, en la Nochebuena, con todos los muñecos terminados, y todos los zapatos por remendar.

Así que el hombre se dispuso a pasarse toda la noche trabajando, para poder acabar todos esos zapatos que la gente quería estrenar en navidades, o mejor dicho, dar el pego de que eran nuevos.

- Bueno, por lo menos me libraré de la infame programación de esta noche, que estoy cansado de que Raphael me felicite las fiestas con eso del orgullo y la satisfacción....
(era muy mayor, y ya se le mezclaban las cosas en la cabeza)

Así que se preparó unos unos cafeses y unos tentempieses, preparó todos los avíos propios del ramo zapateril (si hubiera sido un platero, podría decir que tenía un yunque llamado tas, pero no siéndolo, pues no sé qué decir), se ajustó los lentes y ... se quedó completamente dormido.

A la mañana siguiente le despertaron los alegres sonidos típicos de la mañana de Navidad:

Una alegre versión de "Ande, ande, ande la marimorena" cantada, o más bien despellejada, a capella por las voces más aguardentosas del barrio, de unos que no se habían acostado todavía.

Se llevó las manos a la cabeza horrorizado, pensando que no podría servir sus pedidos, y también por lo mal que cataban los borrachos de su barrio.

Sin embargo, para su sorpresa, vio como todos los zapatos que tenía que haber arreglado aquella noche, estaban completamente acabados, y más lustrosos que ... algo que esté lustroso y que ahora no se me ocurre.

- ¿Será que trabajo en sueños?

Pensó el honrado artesano, pero lo único que recordaba de los sueños de aquella noche, era algo de unos peces que bebían y volvían a beber insistentemente, lo que le dió unas ganas terribles de ir al baño.

Así que ese año pudo satisfacer a sus clientes, que muy agradecidos, le dejaron como propina una caja de mazapanes de la cesta del año pasado.

Esto siguió ocurriendo durante dos años, hasta que la tercera nochebuena, el hombre decidió que esa noche, se mantendría despierto, aunque para ello tuviera que beberse todos los red-bulls del mundo.

Así que se tomó uno y dijo
- ¿Quién ha hecho esta extraña mezcla entre la gaseosa y el jarabe de mi infancia?

El mejunge hizo su efecto y aquella noche, aunque fingió estar dormido, vigilaba lo que ocurría en su taller:

En cuanto se le cayó la cabeza a un lado y empezó a roncar fingídamente, oyó unas irritantes vocecillas de pito que hablaban entre sí.

- Venga chicos, a trabajar, tenemos que ayudar al generoso zapatero que tanto ha hecho por los niños.

- Jo, yo no quiero.

- Venga hombre, si es solo una noche, a partir de mañana serás la alegría de una criaturita angelical, que te abrazará, te besará y a continuación, te arrastrará por toda la casa, cogido de las piernas.

Más tarde dará golpes con tu cabeza a un Transformer para ver quién gana, y si consigues sobrevivir dentro de 6 meses, acabarás roto y lleno de polvo en un desván, olvidado para siempre jamás.

- Hombre, planteándolo así, sí que dan ganas...

El zapatero, no se lo podía creer, unos duendecillos se habían encarnado en los muñecos que había confeccionado.
Y se levantaban, y hablaban, y lo más increíble es que se disponían a trabajar toda la noche, sin contrato, ni seguridad social, ni nada!

- Todos juntos, chicos, cantemos algo para animarnos.
- Aijoooo, aijoooooo,
al zapatero a ayudar??

pero dejaron la canción por miedo a una demanda por plagio, y porque no podía ser más cacofónica, la verdad.

Uno propuso cantar un villancico, otro el himno del Madrid, y a las 12 y media, ya no se hablaban entre ellos.

Fuera como fuera, siguieron trabajando en los zapatos, y antes del amanecer, todo estuvo acabado.

Así que el zapatero se hizo el tonto, y siguió dejando el trabajo para última hora, con la sana intención de que otros le sacaran las castañas del fuego (he dicho ya que era español?).

Eso sí, a partir de aquella noche, introdujo unas pequeñas variaciones en el diseño de los muñecos, para facilitarles el trabajo, con lo cual, a partir de entonces, cada vez que un niño recibía un regalo decía

- Jooooooooo, Papá Noel me ha traído otra porquería de muñeco-zapatero ¡Yo me paso a los Reyes Magos!

lunes, 15 de junio de 2009

Los tres cerditos

Érase que se eran tres hermanos que vivían en el bosque y que... bueno... no sé cómo explicarlo... en fin... no hay manera de decirlo suavemente, que eran unos cerdos.

Sí, sí, lo siento, pero es la palabra, unos guarros, unos puercos, es decir unos auténticos cerdos:
tiraban cosas por la calle, escupían, hacían pis en las esquinas.

¡¡Desenmascaremos por fin a estos farsantes porcinos!!

Eso me recuerda que tenía un vecino hace años, que debió mantener un affaire (y nunca mejor dicho) con una francesa, que se ve que no acabó muy limpiamente (por seguir con el tema), y ella se presentó en su casa, él se abstuvo de abrirle la puerta, no por nada, vamos.

Y ella empezó a insultarle a grito pelado desde el pasillo del edificio, como no debía saber muchos insultos españoles, le llamaba (poner el acento de las que anuncian perfumes)
- Serdó, serdó, eges un serdó.

Yo creo que todos los vecinos estábamos pensando cosas mucho mejores, y es que en español (sobre todo con el "acento" castellano) se insulta muy bien, que nos salen unos sonidos jota, que hasta nos rascan en la garganta.

Vamos, que no impactaba nada, y es que lo primero que tenía que haber aprendido la chica, a la hora de liarse con alguién de otro país, es un buen y contundente improperio en ese idioma, como malandrín o tunante.


Pues eso, que a los protagonistas de nuestra historia, para suavizarles un poco, se les llama cerditos.
Y es que es increíble lo que puede hacer el sufijo "ito" o "ita" en una palabra.

Ejemplo: cuando vas a una merecería y dices

- Quería unas bragas

Siempre, siempre te contestarán

- Quiéres unas braguitas?

Favor que usted me hace, pero con mi talla, llamarlas "braguitas" es un demasiado optimista.

Yo siempre me imagino que me sacan unas braguitas de niña, de esas blancas que llegan hasta las costillas, que la verdad de "itas" tienen poco.

Bueno, que eran unos cerditos, que vivían en un bosque.

A qué se dedicaban, pues lo ignoro, yo sé que hay cerditos que viven en granjas preguntándose porqué esos señores tan amables les dan tanto de comer, y que se pasan la vida diciendo

- Ay, no, no puedo más, de verdad... bueno, para el postre haré un hueco.

Bueno, pues estos de este cuento no, eran autónomos o algo, pero en una granja no "trabajaban".

Como eran independientes y además muy mañosos, decidieron hacerse cada uno una casa.

El primero de ellos se hizo una casa de paja, es decir, aprovechó que quitaban las terrazas veraniegas de los bares, y con los restos de pajizo que ponen cercando esas 4 mesas de piscina en las que una coca-cola vale 3 veces más, pues con eso, se hizo una casa.

Con la palmera de cartón piedra que adornaba la barra, no hizo nada.

El segundo se compró una casa de esas de madera que adornan, inevitablemente, las afueras de Leroys Merlines y similares del mundo y que suelen estar a la entrada de los campings.
Todo el mundo que habla de una, dice que tiene de todo, hasta tele y microondas.
Halaaaaaaaa, teleeeee y microoooooooondaaaas, por ver eso merece pasar 15 días en una caseta de obra!!

El tercero se hizo una casa de ladrillo, cemento y demás elementos constructivos habituales.

A mí siempre me ha fascinado la gente que "se está haciendo una casa en el pueblo" y resulta que se la están haciendo ellos solitos, con sus manitas.
Pero ¿cómo se puede construir una casa uno solo, sin tener ni idea de construcción, por cierto?
- No, es que me ayuda mi padre (que es agricultor, por cierto)

Ah, bueno hombre, si te ayuda tu padre, ahora se entiende todo!

Para una persona como yo, que le fascina que alguién se pueda hacer un jersey de punto, me resulta un misterio insondable.

Bueno, pues vivía cada cerdito en su casita cuando un lobo que vivía en el bosque también, se enteró de que tres potenciales cochinillos asados, habitaban en las inmediaciones.

Se dirigió a la casa de paja del primer cerdito y llamó a la puerta.
Como no hay cosa más difícil que intentar dar un golpe en una puerta de paja, llamó a grito pelado

- Estoooo... holaaaa... ah, de la casa ....de paja.
- ¿Quién es, qué quiere?
- Soy un joven y dinámico reportero de "Callejeros" o de "España Directo" o cualquier otra zarandaja por el estilo, que viene a pedirle amablemente que me enseñe su casa, para después mostrarla en la tele como ejemplo de infra-vivienda y reirnos de usted un rato.

El cerdito pensó "voy a salir en la tele, me podrá ver mi hermano, que tiene tele en la cabaña canadiense", pero después se dio cuenta del truco y contestó:

- No paso, que eres un lobo malvado.
- Pues soplaré, soplaré y la casa derrumbaré.
- No te creo, lobo falsario.
- Venga hombre, si ya medio se ha deshecho cuando he intentado llamar a la puerta.

Y efectivamente, con dos soplidos, la casa se vino abajo.

Pero mientras, el cerdito había huído y llegado a la casa de madera de su hermano, que insistió en enseñarle la televisión y el microondas.

El lobo llamó a la puerta (ahora sí) y dijo
- Hola, me han dicho que estas casas son muy completitas y tienen hasta televisión, pero ¿tienen tdt? vengo a prevenirles del apagón tecnológico.

Pero el cerdito no tenía ni idea de lo que era eso y dijo
- No, no, no es aquí, aquí no vive quién dice usted.
- Pues soplaré y soplaré y la casa derribaré (dominaba los sinónimos)

La verdad es que echar abajo una casa de madera soplando, tiene su mérito, a menos que seas el Huracán Federico, pero el lobo sopló y sopló y de la casa solo quedaron en pie la tele y el microondas.

Pero los cerditos ya había salido corriendo con sus jamoncitos, y habían llegado a la casa de ladrillo del tercer hermano.

Cuando el lobo se percató, les siguió y llamó al portero automático

- Quién es?
- Cartero comercial
- Échelo debajo de la puerta

- Vengo a venderle La Atalaya
- Francamente, no sé si me cabe una atalaya en casa, además lo veo un elemento arquitectónico bastante inútil.

- Soy yo, ábreme.

Dijo con autoridad el lobo, y el puerquito estuvo a punto de abrir, porque eso nunca falla, pero se contuvo acordándose que él era el cerdito listo.

Al final el lobo decidió pasar a mayores y dijo

- Pues soplaré y soplaré
y tu casa patas arriba pondré

Y empezó a soplar como un descosido (como un descosido.... a quién se le ocurriría esa expresión... cuando habéis visto a alguién "descosido"? además de los ositos de Lillusion)
pero por mucho que lo intentaba, la casa no se movía de sitio, al final el pobre animal se quedó sin aliento y se retiró para siempre jamás, ahora tiene asma, por cierto. Si véis un lobo con un inhalador, ya sabéis por qué.

Los dos cerditos se pusieron súper contentos a cantar y a bailar.
¿Que si no eran tres? No, es que el tercer cerdito se acababa de dar cuenta de que a lo tonto, se le había metido la familia en casa y que no tenían pinta de irse fácilmente.

¿Que cuál es la moraleja de esta historia? Pues que los materiales de construcción de calidad, solo se ven en los cuentos, es obvio.

¿ Y qué fue de los cerditos? Pues el cerdito de la casa de ladrillos, viendo que sus hermanos no parecían tener medios económicos a su alcance y se iban a quedar en su casa de por vida, decidió montar una cuadrilla de albañiles, y dedicarse a hacer ñapas por ahí.

Vale que los hermanos no tenían ni idea, pero les enseñó aquello de
"¿Quién le ha hecho a usted esta chapuza? Yo, en dos patás, se lo arreglo."

Y también ese otro clásico que dice
"Nosotros venimos el martes a las 4 sin falta, espérenos que llegamos seguro"

Ya os advertí que eran unos auténticos cerdos.

miércoles, 10 de junio de 2009

El Gato con Botas (y III)

Estábamos en que el gato y el mago se encuentran, cara a cara y el gato con botas le está retando:

- He venido a retarte, yo soy mucho más poderoso que tú.

- ¿Tú?. Contestó el mago con desprecio.

- Sí, yo tengo muchos más poderes que tú.

- ¿Por qué? ¿por que hablas y andas de pie?

- No. Porque veo en la oscuridad y puedo caerme desde 10 metros y no me pasa nada ¿por qué os fijáis todos en que puedo hablar? Esto tiene muchísimo más merito. A ver, hazlo tú, listo

El mago cambió de tema:

- Yo soy un mago con grandes poderes, y además soy muy malo, y tiro papeles a la calle, y pongo la música del coche a tope y en el metro no dejo salir antes de entrar.

- ¿Y esto? ¿Por qué me lo cuentas? ¿Para iniciar conversación?

El mago miró a ambos lados, y susurrando le dijo

- Lo decía por justificar un poco lo que va a pasar después.. disimula.. Aunque, ahora que lo dices, aquí en el castillo, me aburro bastante, además soy tímido. ¿Te puedes creer que nadie sabe cómo me llamo? Y me llam..

El gato le interrumpió:

- Oye, que este cuento no se acaba ni a tiros, y me he saltado mi siesta diaria de 2 a 7 de la tarde. A ver ¿tú qué poderes tienes?

- Yo me puedo convertir en cualquier animal del mundo: Un elefante, un rinoceronte, un mamut, un dragón. Como ves todo cualquier palo, animales reales, extintos, míticos...

El gato se ajustó las botas, no por nada, sino porque suelen tener tendencia a resbalarse un poco, y le dijo:

¡Bueno, bueno, bueno, vaya transformaciones de tercera regional! Pero si todo el mundo sabe que los animales grandes se aprenden en la primera evaluación ¡Por favor! Los pequeños, los pequeños sí que son chungos.

El mago le respondío muy ofendido:

- Yo también me transformo en animales pequeños, pequeñísimos, por ejemplo un... un... perro.

- ¿Un perro? Vaya porquería, pequeños de verdad

- Un ave canora no puedo hacerte, canora no me viene bien (pues en el último congreso de magos, este chiste arrasó)

- Venga por favor, vaya mago de pacotilla, nada, me voy a otro castillo.

El mago ya estaba nerviosísimo y no sabía qué ofrecer de su repertorio.

- ¿Y en un ornitorrinco sordo, un joven castor, un pájaro espino, una cochinita pibil, un camaleón espía, una gallina decrépita, un pato en un garaje, el abejaruco?

- ¿Y un ratón? ¿Puedes convertirte en un ratón?

- Pues claro. Contestó el mago, y a continuación, se convirtió en un ratón.

Entonces el gato le miró con esos ojos enormes y le dijo

- Muy bien, ahora eres un ratón y yo, yo... sigo siendo un gato.

Devolvemos la conexión temporalmente a nuestros estudios centrales, por si hay personas sensibles entre nuestro público. (musiquilla de hilo musical)

De vuelta al castillo, nos encontramos con nuestro protagonista convertido en el primero okupa de los cuentos infantiles. Me abstengo de mostrar mi opinión sobre este oscuro episodio del cuento.

Entonces manda un emisario o le pega un grito por la ventana o algo (hombre por Dios, este gato no puede seguir todo el rato de la ceca a la Meca) y avisa Federico, para que se vean en el camino al Castillo.

Cuando se encuentran, le dice al muchacho:

- A partir de ahora vas a tener que hacer todo lo que yo te diga, y darme la razón en todo lo que hable ¿De acuerdo?

- Hombre, si insistes...

- Vale, desnúdate.

- Bueno, hasta luego gato, me alegro de haberte conocido.

- Hombre hazme caso, con que te quedes en ropa interior, creo que bastará.

El muchacho se quedó en calzoncillos abanderado y camiseta imperio.

El gato le miró y pensó que su madre no le había explicado que siempre hay que llevar ropa interior bonita, por si tienes un accidente o te tienes que hacer pasar por un marqués.

- En fin, hasta esto habrá que cubrirlo, baja hasta el cauce del río que hay en la cuneta y mánchate la ropa y revúelvete el pelo.

El chico obedeció, aunque mirando a su alrededor, por si veía la cámara indiscreta.

Poco después, apareció el carruaje real. El gato se puso a gesticular y a gritar para que pararan.

- Paren, por piedad, ayuden a mi señor! (a mí no, a mí que me den)

- ¿Qué ocurre?

- Cuando el señor marqués se dirigía a su nuevo castillo, unos bandidos que habían oído que llevaba una gran fortuna, le han atracado y le han robado todo: Caballos, carruaje, equipaje, joyas... todo, incluso la ropa que llevaba puesta.

- ¿Cómo es posible?

- Mi amo, que es muy fuerte y gallardo, se ha enfrentado a ellos, pero los muy malandrines eran por lo menos 12 ó 35 y le han dejado herido en el arroyo cercano.

Los criados del rey fueron a buscarle, y le trajeron envuelto en una capa.

- Una cosa ¿por qué está tan mal vuestro amo y vos os hayáis tan limpito como siempre? Le preguntó el rey al gato.

- Hombre, es que yo soy un gato y llevo la ducha incorporada.

Pero ya todo daba igual, porque cuando los ojos de la princesita y del muchacho se cruzaron, sus corazones se inflamaron como una palomita de maíz, comenzó a sonar música de violines, los pajarillos empezaron a trinar.... y el gato salió corriendo detrás de los pajaritos.

El rey se sintió aliviado de que su hija se enamorara de un hombre de tanto dinero, y no de esos perro-flautas que tanto le gustaban normalmente.

En fin, que los jóvenes enamorados desde ese momento empezaron a llamarse el uno al otro con apelativos que demostraban que aquello era amor verdadero (o que se habían trabado un kilo de merengue).

Ya se sabe que cuando amas de verdad, empiezas a decir cosas como fresita mía, ay mi melocotoncito y otros nombres de alimentos con tres sílabas o más:

- ¡Cuánto te quiero, mi cuchifrito con patatas panadera!

Si nunca habéis dicho estas cosas, es que nunca habéis amado de verdad.

Y después venga a decir

- Cuelga tú, no tú, tú-tú-tú

Y el rey le decía a su hija

- ¡Qué pesadita estás hija, y eso que ni se ha inventado el teléfono!

Al final el pobre hombre no pudo con tanta cursilería gastronómica y les cedió todo.

Ahora está en Benidorm, aprendiendo Los Pajaritos, La Macarena y otras coreografías que denigran al que las baila y causan vergüenza a quiénes las contemplan.

Por cierto, que en la universidad de Toledo (Ohio) están investigando los poderes hipnóticos de estos bailes en la tercera edad, se sospecha que hay una conspiración detrás de todo esto.

Y así fue como el pobre hijo de un molinero se consiguió todo lo que quería y mucho más.

¿Que cuál es la moraleja?

A mí me gustaría pensar que es "El ingenio puede más que cualquier otra cosa", aunque me temo que es "Quién tiene un subordinado eficiente, ya se puede rascar la barriga".

Aunque me quedaré con "Quien ofrece su casa a un animalito abandonado, merece que le pasen muchas cosas buenas".

Y colorín... ah, que ¿Qué fue del gato? Pues "colgó las botas" y ahora lleva un severo régimen de sueño y de mimos diarios que solo rompe de vez en cuando, para destrozar las cortinas de palacio.

Si escucháis atentamente, quizá le podáis oir ronronear...

lunes, 8 de junio de 2009

El Gato con Botas (II)

El gato con botas se dirigió a palacio, que afortunadamente estaba cruzando la calle. Porque sinceramente, un gato, por muchas botas mágicas que tenga ¿cómo se desplaza de un lado a otro?
¿Tiene abono transporte? ¿y tiene una fotito suya? ¡Qué mono estará en una foto de carnet, no?!

Llegó pues a la puerta y les dijo a los guardias de palacio
- Soy el emisario del Marqués de Carabás y exijo una audiencia real inmediatamente.

Los guardias se miraron el uno al otro y dijeron a la vez
- Mira, un gato que habla!
- Manolo, ven, que aquí hay un gato que habla
- Y bien elegante que va
- Vamos a tirarle un ovillo de lana, a ver si juega con él, o se hace unos calcetines a juego con las botas.


Después de un buen rato, fue conducido ante el rey y su bella hija.
Inciso: El rey no sabemos si era guapo, o si es que la chica había salido a su madre.

- Soy el emisario del poderoso señor Marqués de Carabás, señor de inmensa fortuna y de títulos sin fin. Mi señor es tan importante, que ante él se han postrado reyes y emperadores. Pero os comunico que mi señor se ha trasladado a vivir a este reino, y que tendrá la gracia y donosura de concederos audiencia en su castillo, en la tarde de mañana.

El rey y la princesita se quedaron patidifusos, porque no estaban acostumbrados a que nadie les mirara por encima del hombro.

Pero como pocas cosas paralizan más que una persona que te mangonea a lo bestia, accedieron sin más.

Antes de irse, al gato le pareció que les había dado poca cera y les espetó: (por fin he podido utilizar este verbo!)

- ¿No poseéis ropajes más lujosos? Es que mi señor es muy mirado para estos temas ¡Miradme a mí cómo me lleva, hecho un pincel, con mis botitas y todo!

Se quedaron tan anonadados de que alguién en vez de hacerles la pelota, les llamara horteras por toda la cara, que corrieron a adecentarse un poco.

El gato se dirigió (ahora ya no sé cómo) a un gran castillo que había en los límites del reino.

Por el camino se cruzó con unos campesinos y les preguntó

- ¿Podéis decirme de quién es ese castillo?

Los campesinos se miraron el uno al otro dijeron
- ¡Mira, un gato que habla!
(etc, etc...)

Al final le dijeron que era el castillo de un poderosísimo mago del que nadie conocía el nombre.

El gato continuó caminando ... este no llega en la vida, no es por nada. Espera ¿estas eran las botas esas de las siete leguas, o eso es de otro cuento?

Bueno, que siguió acercándose, fuera como fuera, al castillo y preguntando a la gente, y todos le respondían lo mismo: Que nadie conocía el nombre del misterioso mago. Bueno, eso y lo del gato que habla, y algún que otro "los gatos son muy traicioneros".

Así que a la siguiente persona que se encontró le saludó y añadió

- Me dirijo al castillo del Marqués de Caravás ¿podéis indicarme dónde se encuentra?

- Aquí cerca hay un castillo ¿decís que su dueño se llama Marqués de Caravás?

- Así es, mi buen señor.

- Pues buenas tardes, mi buen ... gato.
Dijo el otro, que no quería ser menos

Y así con varias personas más.

Por fin, llegó al castillo, el mago anónimo le abrió la puerta y el gato le dijo:

- He venido a retarte, mago.

- ¿Eres por fortuna, otro mago que se encuentra bajo la forma de un gato, por obra de un encantamiento?

- No, soy un gato normal y corriente. Pero los primeros domingos de cada mes, voy por ahí retando a los magos que me encuentro, a menos que sea el día de la madre, o haya elecciones.

(Continuará y acabará también, lo prometo)

viernes, 5 de junio de 2009

El Gato con Botas (I)

Este cuento empieza como una novela de misterio británica, en la lectura de un testamento.

Era el testamento de un molinero y ahí estaban los que suelen estar en estos eventos:

La señorita Amapola, el Señor Pizarro y el Doctor Mandarino.

Cuando les dijeron que se habían equivocado y que el Cluedo era en otro sitio, se fueron llevándose la llave inglesa, la cuerda, la pistola...

Se quedaron los tres hijos del decesado.

El notario (¿a que nunca habíais visto un notario en un cuento?) después de un poco de jerga legal, leyó las disposiciones:

Notario: A mi hijo mayor le dejo el molino que ha sido nuestro sustento durante años.

Añadiremos que además era un negocio con vivienda propia, un chollo vamos.

A mi hijo mediano, el caballo y el carro con el que repartía el harina.

Y a mi hijo pequeño, le dejo el gato.

Hijo pequeño : - ¿Que a mí solo me deja el gato?

Notario: - No hombre, no he acabado ¿cómo te va a dejar solo el gato? También te ha dejado la cesta del gato y un saco de sepiolita, que no me has dejado acabar.

Hijo pequeño: Llamadme suspicaz pero...

Hijos mayores: ¡¡SUSPICAZ, SUSPICAZ!!!

El hijo pequeño les llamó a ellos otras cositas.

Y es que ya se sabe que ser el hijo pequeño es un chollazo, siempre eres el mimado y te llevas lo mejor, como la ropa usada, por ejemplo.

Después de saber las disposiciones de su padre, el joven se quedó acordándose de su ídem.

Así que fue a buscar al gato, la cesta y la arena para el cajón.

Y así iba, maldiciendo su suerte, hasta que se dió cuenta de que se había dislocado el hombro por culpa de la tierra del gato, que abandonó a su suerte por ahí.

La tierra, no el gato.

Al final llegó a su humilde morada y abrió la cesta.

El gato salió con cuidado, olisqueó aquello un buen rato, se hizo pis en un par de esquinas y ya más tranquilo, se echó una siesta de 15 horas.

Entonces el mozalbete encontró que dentro de la cesta había un par de botitas como de un número muy pequeño, como el 4.

Mientras buscaba a la Nancy setentera para devolvérselas, el gato se despertó y ante el asombro del muchacho, se puso las botitas. (si os podéis imaginar como un gato se ajusta unas botas altas, me lo decís)

Después de esto, el gato se puso de pie, escupió una bola de pelo y dijo con la voz de Constantino Romero.

- Buenos días, no te asustes, soy un gato encantado, que cuando se calza estas botas tiene súper poderes.

- Ein?

- Que soy un gato especial y que para agradecerte que no me abandonaras (Y he aquí la única moraleja a recordar de un cuento: NO SE ABANDONAN LOS ANIMALES), voy a colmar tus deseos

- Lo cualo?

Después de explicarle lo que significa colmar y prepararle una tila, el gato le dijo

- Dime ¿qué quieres?

- Quierooooo.... ¡un drácula!

- ¿Te encuentras con gato que habla, razona y se ofrece a concederte tus deseos y lo que quieres es un polo ?

- Pues sí.

- Venga, pues dame dos euros y te bajo a por uno.

Cuando el joven se había terminado su drácula y comprobado que no tenía premio el palito, continuó la conversación.

- Entonces ¿qué deseas?

- Poder darme de baja de Jazztel.

- Ahora en serio.

- La paz mundial.

- Vamos a intentarlo de nuevo.

- Que el Betis vuelva a primera.

- Empiezo a comprender por qué tu padre no te consideraba idoneo para la gestión del molino.

El gato se frotó el entrecejo con su patita almohadillada y después de respirar hondo, dijo

- Miraaaa, Federico ¿porque te llamas Federico, verdad?

- Anda! cómo lo has sabido?

- Te voy a decir dos cosas, una es que tienes mucha suerte de que no haya tocado el genio de la lámpara, que tiene un carácter que ya te hubiera mandado a freir puñetas, y la otra, que no te pienso explicar lo que son las puñetas.

- Vale, pues mira, en este reino vive una hermosa princesa, cuyos encantos ¡cómo me sulibellan!. Y quisiera que me concediera su mano. Además no tengo nada en contra de ir a actos oficiales y los cuellos chimenea, con lo que creo que estoy perfectamente capacitado para ser príncipe consorte.

- ¿Eh, perdona? No te he oído nada, es que estaba mirando fíjamente una mota diminuta en esta pared en la que tú no ves absolutamente nada.

El mozo se lo explicó todo de nuevo y añadió:

- Lo malo es que aunque mi amor es sincero, el rey no quiere que su hija se case con un perro-flauta (o gato flauta en mi caso) como yo, y nunca podré aspirar a la bella princesa.

El gato se quedó muy pensativo y le preguntó:

- ¿Admiten gatos en palacio?
- Creo que sí.
- Vale, entonces dalo por hecho.

(Continuará)

martes, 2 de junio de 2009

La princesa y el guisante

Empiezo una serie (o no, ya veré) de los "Cuentos Populares".

La verdad es que los cuentos infantiles clásicos, dan un miedo horrible, y si tuviera un hijo no querría hablarle de abuelas devoradas, niños abandonados, mujercitas que esperan a que un hombre las saque las castañas del fuego y sobre todo, huérfanos. ¡Muchos huérfanos! que los hermanos Grimm causaron más bajas entre los padres europeos que la Gripe Española.

Una amiga que tuvo hijos hace algunos años, me preguntaba qué cuento les podía contar que no fuera retrógrado y/o sádico. A mí, solo se me ocurrieron dos, este es uno de ellos (y si este es el mejor).

Un príncipe se quiere casar y quiere que su futura esposa sea de "sangre real" también (porque la sangre falsa debe dar muchísimos problemas), a su palacio llegan cienes y cienes de falsas impostoras.

Yo soy reina... de las fiestas de mi pueblo

Yo soy la princesa cisne (no calla, que me lo llenas todo de plumas)

Yo soy la reina de mi casa

Yo soy la reina de los mares y ustedes lo van a ver, lo van a ver, tiro mi pañuelo al suelo y lo vuelvo a recoger, a recoger (mujer, si tú te entretienes así)

Yo soy Lorenzo Lamas, el rey de las camas (pues mira, has venido a la casa idónea)

Cuando ya había abandonado toda esperanza y estaba a punto de leerse La Divina comedia, oye que llaman a su puerta.

Era de noche... y sin embargo llovía (al parecer esta frase nunca se escribió, vamos que era una bromita)

Bueno pues que llega una chica totalmente calada y dice que es princesa, cuyo carruaje se ha estropeado y que busca alojamiento gratis.

El príncipe y su madre dudan de la veracidad de sus palabras (las familias nobles son así, no piensan que mientas, dudan de la veracidad de tus palabras) y de si no vendrá de la fiesta de la camiseta mojada de la discoteca Megatrón (es que pasa en los 80).

Entonces la reina (la de verdad) dice que tiene un plan para descubrir si es una princesa fetén (era reina pero había nacido en Cascorro)

Pide a los criados que preparen una cama con
- 10 colchones
- 10 edredones
- 10 almohadas

y no me acuerdo que más.

Si había sábanas o fundas nórdicas, lo ignoro.
Por cierto ¿quién no tiene 10 colchones, etc... de sobra en casa?

Eso sí, en la base de todo esto, ponen un guisante. ¿Que cómo no se aplasta un guisante debajo de semejante peso? No sé niño, pregúntale a tu padre, a ver qué dice.

Así que le dicen a la princesa que pase a dormir a tan cómodo lecho.

Ella dice que se lo agradece, pero que si no le dejarán un secador del pelo antes, que le ha dicho la reina (su madre) que si te acuestas con el pelo mojado, te resfrías. Que en casa de Blancanieves le habían tratado mejor, y eso que vivían en una cabaña en el bosque.

Resumiendo: que se va a la cama y a la mañana siguiente van a despertarla y le preguntan qué tal ha dormido.

Ella les responde que fatal de la muerte (un poco pija sí que tenía que ser) porque:

a) No consiguió encaramarse a semejante torre de ropa de cama hasta las 2 de la mañana.

b) Cuando llegó a la cima, aquella construcción de visco-latex se le vencía a un lado y se paso de 2 a 2 y media intentando equilibrarla.

c) Que a las 3 de la mañana se desmoronó todo definitivamente

d) A las 4 y media después de no encontrar el botiquín ni a nadie que no estuviera sordo en palacio, se curó como pudo.

e) A las 5 consiguió medio dormir encima de un colchón rescatado de la debacle, sin encontrar un triste juego de cama, pero que eso sí, ha encontrado un guisante espachurrado, que a ver si barren mejor.

f) Que si tienen Trombocid

g) Y que si se aburren y quieren jugar a algo con los invitados, que se piensen comprar el "Cocodrilo Sacamuelas".

Al final la madre le dice al príncipe soltero que ella era una princesa de verdad, y que le proponga matrimonio.

Pero ella ya ha llamado a un taxi y le dice que va a ir a Urgencias primero, y después les va a mandar un catálogo de Ikea y uno del Media Markt para que se compren una tele si se aburren.

Al final lo que les manda es una factura del fisioterapeuta, una demanda civil y otra penal

El príncipe dijo

- ¡Pues sí que nos ha costado dinero!

Y la madre le respondió

- ¿Ves como era de la familia real?