miércoles, 11 de enero de 2012

Intenciones de una mañana de lluvia (o la no materialidad nostálgica)

Esta mañana lluviosa me agarra nostálgico. Me pregunto si es fruto de un condicionamiento poético de siglos o un profundo reflejo natural. Quisiera tener al perro acá para poder ver qué hace.
En fin, nostalgia. Paro y trato de descomponer esa sensación en elementos menos complejos, más individualizados. Me causa gracia imaginarme como un ridículo catador de nostalgias.

"Hmmmm... (pausa dramática, acariciando mi barba) hay una pizca de fiaca. Un fuerte sabor a saudade, con ligeros matices de ansiedad por las cosas que han de venir."

Si, me causa gracia de forma vergonzosa.
Me siento inflado, lleno de cosas para decir, pero la vagancia es un obstáculo. En verdad es un día para dormir hasta tarde, pero las obligaciones - que no voy a cumplir de todas formas - me sacudieron el colchón demasiado temprano.

Inflado, a punto de explotar, con urgentes ganas de vomitar algo por la boca, por los dedos, por donde sea. 

Pero nada es suficiente. Abro twitter, facebook, blogger, empiezo un sms, abro la moleskine y sin embargo sigo perdido.
Se me ocurre algo ridículo, o genial, ya no sé.

¿Qué pasa si mando una palabra por cada medio y vos las armás como un rompecabezas que cambia todos los días de acuerdo a tu humor?

Lejos de parecerme imposible, resulta insuficiente para mis necesidades urgentes. Urgentes como la sed en días de verano, como tener que ir al baño apenas te despertás. Y si, grotesco pero infaliblemente acertado.

¿Una analogía vale más por poética o por acertada?

No importa ahora.
¿Qué pensarán otras personas esta mañana? ¿Qué pensarán otros si leen este texto que no dice nada?
Lo que pasa es que quiero escribir un ladrillo de palabras, pesado y compacto. O mandar un twit emotivo hasta las lágrimas. No me desagradaría un cuento autobiográfico y revelador. Pienso que a lo mejor, si yo fuera un poeta escribiría treinta sonetos en una mañana como esta.
Yo, por lo visto, me conformaré con escribir esta bola de preguntas e intenciones, esta declaración triste y solitaria de necesidades inconclusas; un monumento a la no materialidad casual de esta mañana de nostalgias lluviosas.

Dicho eso, empiezo a pensar en el mundo de afuera. En bañarme y salir para ir a trabajar. Las cosas de la vida, ¿vio?

De todas formas, llueva o no, cuando vuelva a la noche seguiré con mis sueños de ser escritor.



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