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viernes, agosto 10, 2012

'Brave (Indomable)', el Pixar más Disney

Brave (Indomable) es el mayor acercamiento de Pixar a Disney hasta la fecha. Son desde hace algunos años parte del mismo conglomerado empresarial, pero sus historias no se habían cruzado todavía con tanta claridad como en la aventura de esta joven princesa escocesa. Procede ya desde este punto una aclaración. Tachar de "Disney" una película de Pixar no implica, en absoluto, una valoración negativa de la misma. Hay que decirlo porque mucha gente valora con demasiada dureza el cliché Disney y, sin embargo, tiene una categoría a la que no se acercan marcas del mundo de la animación que tiene hoy una mejor valoración. Que es Pixar se nota en la excelencia visual. Es imposible no verse absorbido por un torrente de imágenes preciosas y fascinantes, por una labor de animación sencillamente brillante. Su supremacía es hoy indiscutible. Y es bonito que esta casa explore otros terrenos, aunque sean los lindantes con los más conocidos cuentos de Disney. ¿Por qué no, si el resultado final es entretenido para niños y mayores?

Brave es la historia de Merida, una princesa escocesa y la primogénita del clan que gobierna. Los otros tres clanes se desplazan para, como manda la tradición, ofrecer a sus primeros hijos varones para que uno de ellos se case con la princesa. Merida, no obstante, es un espíritu libre, una adolescente que quiere casarse por amor y que disfruta mucho más con su arco que en las tareas que, según su madre, son propias de una princesa.  Trece largometrajes lleva producidos Pixar y tan emblemático número no ha dado mala suerte a la compañía, pero sí un ligero cambio de rumbo. O, al menos, un nuevo experimento. Brave es más Disney que Pixar. Es innegable que tener a una joven como protagonista marca mucho en ese sentido. Disney siempre ha presumido de sus princesas, con razón, y Merida podría ser perfectamente una de ellas. Sobre todo, hay mucho en esta adolescente escocesa de La Sirenita (ambas princesas de nacimiento, ambas pelirrojas, ambas rebeldes y de buen corazón).

El acercamiento a Disney también se nota en el uso de las canciones, interpretadas por Julie Fowlis en la versión original y Russian Red en la doblada, algo que en Pixar siempre se había hecho de un modo más limitado. En todo caso, es la música lo primero que marca una diferencia entre esta película y Disney. El escocés, y se nota, Patrick Doyle no parece el clásico compositor Disney. De hecho, ya tenía cierta experiencia en música de corte medieval para una película de dibujos animados, la entrañable La espada mágica. En busca de Camelot. Y su trabajo es precioso, el mejor modo de que el espectador se sienta dentro de la historia. A partir de ahí, la magia Pixar hace el resto. La animación es sublime. Es fácil enredarse en la alborotada melena de Merida, según se ha publicitado compuesta por 1.500 mechones y más de 100.000 cabellos, pero el resto, por muy desapercibido que pueda pasar, es formidable. Si impresiona tanto por su naturalidad, es que el trabajo de animación es excelente. Pixar no tiene rival en este terreno. Los demás pueden aspirar a hacer un gran trabajo, pero en Pixar es norma.

Donde no se nota tanto el toque Pixar es en la historia. Exceptuando las dos películas de Cars, es posible que Brave sea el título de Pixar que más claramente nace del deseo de ser una película de dibujos animados más que una película, y eso se nota en un guión solvente pero mucho menos inolvidable que otros tantos de la factoría que ha dado vida a maravillas dramáticas y de retrato de personajes como las tres entregas de Toy Story, Wall·E, Up o Los Increíbles. Hay más clichés en esta cinta que juntando muchas de las anteriores que ha hecho Pixar. Hay más arquetipos que en todas ellas. Y, superando el brutal salto argumental (lo menos logrado) que se produce a mitad de la película y que los trailers ya han destrozado, es más previsible que la gran mayoría. Eso, no obstante, no le resta entretenimiento a una película muy divertida (grandes secundarios cómicos, como los trillizos o los representantes de los otros tres clanes), bien guiada emocionalmente y espectacular en todas sus imágenes.

Brave no es la mejor propuesta de Pixar, pero, siguiendo la línea temporal de su trabajo, sí una mejora con respecto a su último título, la decepcionante Cars 2. Brave no ofrece sensaciones negativas, simplemente no llega al grado de perfección (como película, sí como trabajo de animación) al que nos tiene acostumbrados el estudio de John  Lasseter. Mala señal sería que, precisamente por su habitual genialidad, cometiéramos la injusticia de no disfrutar con lo que nos ofrece Pixar, una aventura fresca, dinámica y emotiva. Que no supiéramos apreciar la apertura que supone en su filmografía (es la primera heroína Pixar). O que no intentáramos ver más allá y diéramos por sentado que es fácil conseguir una animación tan deslumbrante como ésta. Brave es una película más que recomendable para todos los aficionados a los dibujos animados, indudablemente señalada para los más pequeños y altamente disfrutable para todos aquellos que sientan especial cariño hacia las tierras escocesas o las leyendas gaélicas. Y antes de la película hay, como es habitual, un espléndido corto, La luna, y una escena tras los títulos de crédito. Avisados estáis.

Aquí, otra crítica, en Suite 101.
Aquí, las imágenes del Photocall de Russian Red y los animadores Carolina y Ramiro López Dau.