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viernes, noviembre 11, 2011

'30 minutos o menos', sólo alguna sonrisa

La comedia y yo nos llevamos cada vez peor. Me pasa como con el cine de terror, que no es capaz de provocarme miedo, sólo que aquí lo que apenas aparece son las risas que, se supone, tendría que provocar una comedia. 30 minutos o menos es el ejemplo perfecto de lo que es la comedia moderna. Es decir, que quien disfrute del género y de los títulos que ha dado en los últimos años es bastante posible que la disfrute. Yo sólo he encontrado algún que otro momento suelto para la sonrisa dentro de una historia bastante convencional de equívocos y personajes odiosos e histriónicos. Un marine millonario y su hijo que quiere matarle, un repartidor de pizzas que está liado con la hermana de su mejor amigo, un asesino a sueldo y un atraco forzado a un banco son el gancho de esta película. Suena a ya visto. Y el humor que le sirve de base, también. Así que sólo queda disfrutar con los actores (si es que caen bien, esencial en la comedia) y contar los escasos 83 minutos que dura el filme.

Bienvenidos a Zombieland es la referencia más clara que tiene esta película. Es el anterior trabajo de su director, Ruben Fleischer, que también trabajó en aquella con el protagonista de 30 minutos o menos, Jesse Eisenberg. Este actor es, precisamente, el mejor reclamo de la película, sobre todo después de su espectacular actuación en La red social. Sin embargo, decepciona. Moviéndose en el mismo registro, casi con el mismo personaje, de Bienvenidos a Zombieland, gustará a quien disfrutara con aquella. Esperemos que esto no sea un síntoma de que la magnífica recreación del creador de Facebook fue una excepción en su carrera. Bien pensado, es que 30 minutos o menos no es más que una reunión de amiguetes que ruedan una película y se lo pasan de miedo, independientemente del resultado que llegue a la gran pantalla. Es un más de lo mismo cambiando el género. De la parodia del terror, pasamos a la parodia de los atracos.

La idea de este tipo de películas es siempre la misma, juntar a un grupo de actores más o menos divertidos (el mencionado Eisenberg; el cargante Danny McBride de Caballeros, princesas y otras bestias; el cargante Aziz Ansari, cómico televisivo; Nick Swardson, quizá el más entonado de todos ellos; y un desatado Michael Peña, ese actor de rasgo hispano al que siempre le dan papeles... de hispano), incluir a una actriz atractiva (la paquistaní Dilshad Vadsaria) y crear una trama lo más descabellada posible (que, paradójicamente, dicen que es muy similar a un hecho real) para concatenar equívocos y chistes fáciles. En realidad, todo en esta película es muy sencillo, no hay tensión alguna y casi todos los giros que adopta el guión son extremadamente fáciles de adivinar, con lo que sólo queda desconectar el cerebro y reaccionar visceralmente a algunos de los chistes. Con ese planteamiento, y olvidando que ya se han visto cosas así, la escena del atraco es bastante divertida, lo mejor sin duda de la película.

El guión es de lo más sencillito, y casi parece presto a la improvisación de los actores. Tiene algunos agujeros bastante importantes (algunos de los cuales, por cierto, se resuelven después de los títulos de crédito) y, en realidad, no aporta gran cosa al desgastado género de la comedia absurda. Perdido el gancho de los zombis del anterior filme de Fleischer, lo cierto es que 30 minutos o menos se ve con muchos menos alicientes. No termina de enganchar su tono paródico ni de marcar una diferencia con respecto a las docenas de comedias disparatadas que se estrenan cada año. A pesar del uso y abuso de palabras malsonantes y de bromas soeces, nada hay de rompedor, más bien al contrario. Con todo, seguro que esta comedia tiene su público Debe de tenerlo, porque para mí es una de las muchas que hay idénticas, con las mismas pretensiones y con el mismo tipo de personajes. Yo no termino de conectar con estas comedias, y por eso lo único que saco de ellas son algunas sonrisas esporádicas.