Si bien es una tarea que sin duda recomendaría cualquier entidad preocupada por la psiquis y la fotosíntesis de cualquier ser humano, a veces la persiana cerrada permite cierta introspección necesaria, obligada, justificada.
Pero llega un día en que el sujeto, armado de coraje violento y desenfrenado, enpuña la cinta vieja y deshilachada para izar, en noble acto, esa junta de maderas, a la espera de un sonido chillón y falto de aceite que va indicando los centímetros que poco a poco devoran lo negro de los colores.
La luz se vuelve descontrolada, no sólo por la velocidad en que descubre las partes del sujeto, sino por los grados con los que decide develar sus pliegues. A pesar de dicha complejidad, el patio, el sol, las nubes, los cables colgantes, ahora tatúan al sujeto con sombras simples y naturales.
Figuritas Difíciles es eso. Un abrir de persianas, una apuesta por verse más complejo todavía que bajo la tenue luz de una “media sombra”. Y la metáfora de la luz en este caso no puede venir disociada del despertar, amanecer, madrugar. Eso es, como madrugar un domingo de abril.
Abrir la ventana, salir al balcón y en patas pilas mezclar charango, cumbia y poesía. En un jardín de Haedo, el Mariano lo ha conseguido y ahora, desde algún cyber apretado y mal iluminado de La Paz me regala un disco que seguramente él considerará como exploratorio, pero que es más que eso, es más bien una llegada, el arribo a un punto del espiral que le permitirá recordarse y proyectarse al mismo tiempo como el ser vibrante que siempre me ha inquietado.
Descargar DE LAS FIGURITAS DIFICILES O LOS PATITOS EN FILA, de Los Hijos de Mil