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jueves, 13 de febrero de 2025

Good luck, babe

En los últimos días estoy como muy metida en la música de Chappell Roan. Ha sido un poco crush. Hay un tema que suena en mi cabeza hoy y que me ha hecho recordar una pequeña historia. Ha sido gracioso darme cuenta de hasta qué punto he estado embebida durante los últimos meses en los quehaceres laborales como para que se me haya pasado por alto el relatar por aquí una de las cosas más curiosas que me han sucedido el año pasado

Normalmente, cuando está mercurio retrógrado vuelven a tu memoria, a tu día a día, a tu cotidianeidad, personas, tareas y situaciones que se quedaron pendientes en su momento. Que, por lo que sea, siguen esperando su momento cósmico para resolverse

En su día dediqué por aquí muchos posts (y unas cuantas canciones) a un chico del que me enamoré. Ahora con el tiempo, me siento incluso un poco avergonzada por cómo se desarrolló todo, y el tipo de "historia" que tuvimos (sorpresa, sorpresa, no pasó n.a.d.a.). Quizá todo ocurrió en mi cabeza, (quizá no, porque yo "algo" notaba). El caso es que la sangre llegó tan al río que dejé a mi pareja de aquel entonces por lo que podría pasar con él. Tampoco es que me arrepienta, pero fue una época que recuerdo con un cierto grado de sufrimiento y mucha desorientación. 

Esta persona se fue a trabajar a otra ciudad y podríamos decir que entre nosotros no quedó un atisbo de amistad ni nada parecido; no había demasiada comunicación por su parte. Entendí el asignment: te vas, vale, pues te vas, adiós muy buenas y ya me comeré yo toda la movida mental como buenamente pueda

No me voy a detener mucho en los devenires y detalles; digamos que, en ese medio tiempo, comencé una nueva relación, rehíce mi vida, como se suele decir, y empecé proyectos vitales nuevos que me han ido llevando hasta donde estoy hoy. Y en ese medio tiempo también, de vez en cuando se ha ido colando en mi cabeza su recuerdo, con mayor o menor frecuencia, con mayor o menor intensidad... Un año después de irse me escribió para decirme que yo era una persona muy especial o algo así... No recuerdo muy bien sus palabras, pero yo ya estaba en otro momento y bueno, no me apetecía remover. Alguna vez me lo encontré por la calle de pasada o me salía en YouTube un vídeo suyo de estos caseros que sube de tanto en cuanto. Ha ido yendo y viniendo, un poco como el Guadiana. Un poco al hilo de mercurio retrógrado.

Unos días antes de la última retrogradación de mercurio del año pasado, volvió de nuevo. Como él no tiene rr.ss., estas cosas suceden de las maneras más inesperadas. ¿Cómo fue esta vez? Me saltó una publicación que alguien compartió en Instagram: un vídeo de él en Pasapalabra. 

Vaya, vaya... Un poco de mini-infarto por aquí, otro poco de estupefacción por allá... ¿Cuántas formas tiene de volver? ¿Se acordará él también de mí? Son algunas de las preguntas que me vienen a la mente de manera automática. Aunque sé que la respuesta da igual y que probablemente todo esto sea cosa mía y de mi percepción de las cosas, me pareció casi poético el hecho de que muchos años después de aquello vuelva a resurgir porque sale durante unos días en la tele nacional en prime time

Y sin más, aquí lo dejo, porque tampoco hay mucho más que rascar. Good luck, babe, no? Y ya está.

¡Nos vemos en el próximo té!


jueves, 30 de septiembre de 2021

Mercurio retrógrado

Me preparo un té... y comienzo a escribir.

El caso es que estos días tenemos a mercurio retrógrado (no quería empezar tan fuerte con el rollo friki pero aquí ha salido). Mercurio es el planeta de la comunicación (entre otras cosas), y ha iniciado su movimiento retrógrado (es decir, hacia atrás en el mapa astral) con respecto a la Tierra a principios de esta semana. Movimiento que revertirá para volver a su tránsito directo pasada la mitad del mes de octubre.

Que Mercurio esté retrógrado en el signo de Libra, signo que simboliza las relaciones humanas, significa que puede haber ciertas tensiones entre personas que establecen relaciones, sobre todo en aquellas en las que necesitamos "el uno del otro". Parejas, familiares, compis de piso... En fin, todo lo que se os pueda ocurrir. Robándole las palabras al astrólogo Roberto Saula, "somos siempre en relación a otro". Y es así, pensamos que somos personas no solo independientes, sino autosuficientes, y ello no se corresponde con la realidad.

No solo no somos autosuficientes como individuos (porque siempre vamos a necesitar algo del otro), sino que además tenemos interiorizados ciertos automatismos que nos impiden ver con claridad la naturaleza de las relaciones humanas que establecemos. Y por automatismos quizá quiera decir más bien vicios, perversiones, y demás vínculos con cierto cariz tóxico que tienen lugar en nuestra relación con el otro


Sin ir más lejos, mercurio agitó fuertemente mi pequeño universo este lunes (pocas horas después de iniciar su tránsito retrógrado); en nuestro local de ensayo hubo una fuerte discusión entre los otros dos compañeros de grupo, creándose una situación muy inestable que amenazaba con tambalear los cimientos de nuestra banda. Una banda que, siempre ha sido entendida como un proyecto común donde los tres aportamos prácticamente a partes iguales lo que somos, lo que nos gusta, lo que sabemos hacer, donde cada uno ha sabido aprender a respetar las limitaciones del otro, nos costara más o menos. Sin embargo, tras la discusión y viendo todo el asunto muy negro, pensando que el grupo se disolvía, me di cuenta de lo frágiles que pueden llegar a ser las relaciones humanas, al mismo tiempo que nos pueden parecer fuertes como un roble. Y que, al fin y al cabo, quién coño soy yo sin mi banda, de verdad que lo pensaba tal cual, qué identidad iba a adoptar ahora ante la vida, simplemente iba a ser un individuo más del mundo laboral, que se gana sus habichuelas, vuelve a su casa y punto. No quería ni imaginarme las tensiones que iba a generar esa ausencia en mi pequeño mundo, en mi mundo emocional sobre todo.

Y es que los dos compañeros se generó una situación de tensión después de sendos largos días de trabajo y estrés, y circunstancias crispantes que hacen que el ratito que estamos ensayando sea para disfrutar y no soportemos demasiadas tensiones ni incomodidades. Les comprendía a los dos, y a la vez no les entendía a ninguno. No creía admisible tirar todo nuestro esfuerzo y buenos ratos por la borda solo por algo que podía tener solución. 

Espero que el resto del tránsito retrógrado que queda sea benévolo conmigo. De momento viendo que la situación parece haberse resuelto entre ellos sin apenas mi intervención, me siento mucho más tranquila. Tengo la sensación de haber visto toda la situación desde fuera, como una película, pero me ha dado para pensar mucho... Como esas pelis que te causan impacto y estás una semana entera pensando en ellas.

De nuevo en palabras de Roberto Saula, "más que de actuar, el momento va de detenerse y de observarse desde enfrente. Tomar prestados los ojos del otro para mirarse es, sin duda alguna, un acto de valentía".

¡Nos vemos en el próximo té!

lunes, 21 de diciembre de 2020

Weathercock

Parece ser que vamos entrando en la era de Acuario, signo de aire. Aproximadamente cada 2000 años se produce un cambio de era. Estábamos en la era de Piscis y vamos a ir progresivamente avanzando hacia la del aguador.

Durante este año y al menos los dos siguientes se irán produciendo cambios relativamente drásticos que operan a varios niveles, para dar paso a un giro en la manera en la que concebimos el mundo. Desde luego, no hace falta ser astrólogo para darse cuenta de que algo ha cambiado y que muchos cambios han venido para quedarse.

Sin embargo, me pone bastante triste ser consciente de que muchas pequeñas cosas quizá no vuelvan, o tarden mucho tiempo en volver. Siempre me ha costado adaptarme a los cambios. Y entonces pienso en la frugalidad del aire. Del aire como "elemento", o como símbolo en astrología. Intangible (o casi), invisible, sin forma ni color, libre, suave como una caricia o tan fuerte que puede destrozar hasta los más grandes edificios.

Vamos a tener que empezar a ser un poco más "aire" e irnos adaptando a todos estos cambios, aceptando lo que viene. Pero en cualquier caso, no me gustaría dejarlo todo en manos de la inestabilidad del aire, sinceramente. Soy tan "tierra" que ello me inquieta un poco. Creo que, por mucho que la tecnología avance, por mucho que dejemos de vernos en persona para vernos más a través de una pantalla, me gustaría tener algo a lo que "aferrarme".

Pensemos en una veleta de hierro: forjada a partir de minerales (tierra), a base de elevadas temperaturas (fuego) y templada con agua... Y nos sirve para saber de dónde viene "el viento" (aire). Sé que todo esto suena excesivamente esotérico y poco concreto, pero al menos me basta para entender el momento que atravesamos.


Weathercock es un tema de Jethro Tull dedicado a "la veleta del gallo"; me parece tan inmensamente bello y recoge tan perfectamente lo que quiero decir, que habla por sí mismo:



 Good morning Weathercock: How did you fare last night?

Did the cold wind bite you, did you face up to the fright

When the leaves spin from October

and whip around your tail?

Did you shake from the blast, did you shiver through the gale?

 

Give us direction; the best of goodwill 

Put us in touch with fair winds.

Sing to us softly, hum evening's song 

Tell us what the blacksmith has done for you.

 

Do you simply reflect changes in the patterns of the sky,

Or is it true to say the weather heeds the twinkle in your eye?

Do you fight the rush of winter; do you hold snowflakes at bay?

Do you lift the dawn sun from the fields and help him on his way?

 

Good morning Weathercock: make this day bright.

Put us in touch with your fair winds.

Sing to us softly, hum evening's song.

Point the way to better days we can share with you


¡Nos vemos en el próximo té!

jueves, 23 de enero de 2020

Año Nuevo Lunar

Últimamente me he fijado mucho en la inquietud que parece tener el género humano por renovarse cada cierto tiempo. O puede que sea algo inculcado por la madre naturaleza. El caso es que tenemos muchas oportunidades a lo largo del año para empezar de cero, consideradas desde antiguo como períodos casi "mágicos", como lo solsticios y equinóceos, fin de año, Halloween, hogueras de san Juan, o celebraciones ya no tan paganas, como la Cuaresma cristiana. Y en astrología, también se considera como renovación el retorno solar (nuestro cumpleaños), el "nuevo año zodíacal" (cuando el sol entra en Aries, el primer signo del zodíaco) y cada luna nueva.

Me da la sensación de que algunos de estos hitos anuales pueden ser incluso considerados "modas". Ya lo llevaba intuyendo desde hace bastante tiempo, pero la pista me la ha dado hoy la aplicación de diseño online que manejo, una muy sencilla, que ofrece plantillas prediseñadas que puedes modificar a tu antojo. Pues bien, hoy mismo tienen todo un apartado de plantillas dedicado exclusivamente al "Año Nuevo Lunar", también relacionado con el"Año Nuevo Chino". Sin embargo, yo no estoy utilizando la versión asiática de la aplicación, sino que esas plantillas van dirigidas a occidentales que desean felicitar o celebrar el Año Nuevo Lunar.

Me sorprende mucho que cada vez más personas de todas las edades se ven en la auténtica necesidad de renovarse a sí mismos, incluso tomando prestadas celebraciones de otras culturas, o recuperando celebraciones paganas antiguas que la iglesia cristianizó. La razón creo que es que, vivimos en una sociedad tan tóxica, tan extremadamente llena de interferencias, interrupciones, presiones y estrés, que cada poco tiempo, necesitamos parar y echar la vista atrás para ver qué es lo que estamos haciendo con nuestra vida. Y no me extraña. Siento que el ritmo de vida que llevamos en occidente no es natural, de hecho, lo es cada vez menos, siempre pegados a algún dispositivo electrónico (móvil, ordenador, televisión, relojes inteligentes, etc) que controlamos y que de alguna manera también nos controla. 

Por lo tanto, en el momento en que podemos adueñarnos de algo que nos permita empezar de cero, lo cazamos al vuelo, sea o no algo de nuestra propia cultura, como una manera de purificarse y desintoxicarse. Vivimos quizá extremadamente preocupados por dar lo mejor de nosotros mismos y afligidos ante la idea de fracasar o agobiados por nuestros tangibles fracasos personales, por lo que el nivel de exigencia se dispara, creándonos un estrés emocional difícil de manejar. Quizá en algunos momentos nos sobra autoindulgencia y, en otros, nos hace mucha falta algo de consideración con nosotros mismos.

En cualquier caso, mañana día 24 de Enero, a las 22:42 h tendrá lugar la primera Luna Nueva del año 2020. Ya será decisión de cada uno si va a suponer otro pequeño renacer personal o no.

¡Nos vemos en el próximo té!

sábado, 19 de octubre de 2019

Hallowe'en

La festividad de Halloween es más cercana a nosotros, los españoles, de lo que nos parece. En estos días previos al 31 de Octubre leeremos y oiremos a muchos diciendo que menuda estupidez de fiesta, que si copiamos a los estadounidenses en todo, que hay que celebrar nuestras tradiciones y no las suyas, etc.

Bien es cierto que Halloween puede llegar a ser, tanto en España como en otros países, una apología al consumismo. Pero no muy diferente de la que vivimos en Navidad, fiesta "muy española", vaya. Al final, las caretas y disfraces, los dulces y envoltorios de plástico, y toda la parafernalia decorativa tiene un alto riesgo de acabar ocupando la basura del día siguiente, siempre y cuando no seamos mínimamente ahorradores y lo conservemos y guardemos para el año que viene. Pero yo voy más allá de la superficialidad que inevitablemente recubre cada fiesta. Me paro a pensar en que seguramente la esencia de la fiesta nos toque de cerca, más allá de nacionalidades, simplemente como seres humanos

Para empezar, su nombre. Se cree que la palabra proviene de una expresión inglesa (All hallow-even) que los escoceses acabarían apocopando como Hallow-e'en. Los ingleses denominaban a la víspera del día de Todos los Santos (31 de Octubre) como All Hallow's Even o All Hallow's Eve, ya que hallow es una forma inglesa, ya en desuso, para referirse a "los santos", y Eve, por su parte, se refiere a la "víspera" o "vigilia" de las fiestas litúrgicas del cristianismo. Posteriormente, los pueblos irlandeses y escoceses llevarían esta tradición a Estados Unidos.

También se barajan otros orígenes del nombre y de la festividad, uno de ellos curiosamente relacionado con la Península Ibérica: la Santa Compaña gallega y la procesión que los muertos realizan esa noche del año, mitos heredados de los pueblos antiguos del Norte de Europa. Los Celtas también reivindican su origen, ya que antiguamente celebraban una fiesta llamada Samhain o fin del verano en irlandés antiguo, relacionada con la temporada de cosechas. Creían que la línea que une este mundo y el otro se estrechaba en esta fecha, permitiendo pasar a los espíritus, por lo que utilizaban máscaras para ahuyentar a aquellos espíritus malignos. En Asturias se llegó a realizar en esa noche el "banquete de difuntos", en el que se llevaba la comida a la tumba de los antepasados y se comía con ellos (similar a lo que ocurre en México), además de vaciar calabazas. Y no solamente en el norte de la Península, también en Castilla la vieja se decoraban los hogares con calabazas en esta época y los niños salían disfrazados con ropas viejas y pintados con ceniza a pedir comida por las casas; en Soria se celebraba el Ritual de las Ánimas; en pueblos de Madrid se tocaban las campanas durante la noche del 31 de Octubre... Y así podemos seguir, recogiendo testimonio de unas cuantas tradiciones no totalmente cristianas que se realizaban en España en esa noche. 

Santa Compaña, meigas gallegas, asturianos vaciando calabazas, niños disfrazados en Castilla la vieja, Ánimas en Soria... ¿No es algo que nos cae muy MUY cerca?
Halloween, tal y como lo conocemos actualmente, no es más que una reminiscencia de todas estas festividades y celebraciones, pasada por el filtro del capitalismo y del consumo. Pero hay ciertas celebraciones que trascienden lo superficial, con un arraigo importante en nuestra conciencia colectiva como seres humanos, que aparecen en nuestro pulso vital con el paso de las estaciones. La del 31 de Octubre no es la noche más oscura del año, pero tradicionalmente se ha considerado como la noche en que lo mágico y lo mundano, lo terrenal y lo espiritual, están más cerca que nunca, por ello también se considera la noche idónea para la brujería y los ritos.


Astrológicamente, la noche de Halloween se considera la fiesta del renacer personal: preparar el cuerpo y el espíritu para dejar ir lo que "ya ha muerto" (simbólicamente) y abrirse a ideas y proyectos nuevos, a "nueva vida". Se trataría, por tanto, de una transmutación. No es casualidad, ya que Halloween transcurre dentro del período en que el sol transita el signo de Escorpio, relacionado con el más allá, lo misterioso, la transmutación de energía y materia, la adivinación, etc. Así pues, la época en la que el sol está en este signo se considera la más adecuada para rendir culto a los difuntos y antepasados. Y en general, estás prácticas en torno a la noche del 31 son comunes a muchos pueblos de diferentes regiones del planeta.

Podemos decidir sentirnos más o menos ajenos a esta fiesta, a su celebración consumista, pagana o profana, pero durante esos días, una energía diferente se respira en el ambiente. La noche del 31, como el Carnaval previo a la Cuaresma, es una noche de fiesta, de espantar a los malos espíritus con ritos, de encender luces dentro de calabazas o de ocultarse tras disfraces y caretas, de dar gracias por los frutos conseguidos durante este año ("cosecha" simbólica), y dar paso los siguientes días, de santos y difuntos, y rendir culto a los antepasados. Podemos escapar más o menos de nuestra conciencia colectiva como raza humana, pero con el paso de las estaciones, todo ese pulso vital de generaciones y antepasados, de ritos milenarios, hace acto de presencia y finalmente nos invita a aceptar los cambios.

Como siempre, es nuestra decisión resistirnos o adaptarnos.

¡Nos vemos en el próximo té!

miércoles, 10 de octubre de 2018

Venus retrógrado

Hay que joderse con el tema de la astrología... Desde que estoy metida en esto, (por supuesto a un nivel amateur), tengo un tira y afloja entre mi parte racional que me dice que todo eso son chorradas y mi parte más emocional que confirma que esto de la astrología tiene mucha razón (válgalme para algo este juego de palabras). 

Llevo un tiempo escuchando que Venus comenzaba un tránsito retrógrado, pero conociendo el drama astrológico que muchas veces se plantea en torno a estos acontecimientos, le había intentado dar cero importancia. Sin embargo, llevo varios días dándole vueltas a miles de cosas y obsesionándome con ciertos pensamientos con respecto a mi relación, y he pensado si Venus no tendría algo que ver en todo esto...

Venus entró retrógrado el día 5 de Octubre en Escorpio. Dicho planeta en astrología representa el amor, y si está retrógrado pues se nos plantean una serie de dificultades a la hora de visualizar nuestras relaciones. Además, el signo de Escorpio es el de la intensidad, el todo o nada, el conocer a fondo lo que hay bajo la superficie, lo que complica un poco las cosas. Todo ello queda perfectamente recogido en este artículo que, para no enfangaros con mil explicaciones mal dadas por mi parte, estaría bien que echarais un ojo: Venus en Escorpio 2018. Un retrógrado intenso y obsesivo

Me gustaría citar textualmente algún pasaje de dicho artículo, para ilustrar un poco mejor a dónde quiero llegar. Al parecer, este tránsito retrógrado de Venus va a permitirnos "evaluar las relaciones (...) y lanzar preguntas al aire como: ¿Cuánto controlo o dejo que me contolen? ¿Cuánto confío en los demás? ¿Cuánto me abro? ¿Cuánto estoy dispuesto a compartir en la intimidad? ¿Cuántas de mis creencias/premoniciones son reales o pura paranoia infundada? (...) ¿Necesito drama e intensidad para sentirme amado?".

Tengo que reconocer que alguna de esas preguntas escuecen. Llevo un tiempo dándome cuenta de que, cuanto más pido a mi pareja que se abra conmigo, menos lo hace. No es que se lo pida directamente, sino que intento hacerle entender que cuantas más cosas me oculte, más distancia va a crear entre nosotros. Siento que con él voy descubriendo todo a oscuras, y mis miedos me dicen que me oculta cosas, lo que me hace desear tener mucho más control... Control que, por otra parte, no tengo. 

¿Será una cuestión de confianza? ¿Es que confío poco en él? Al principio confiaba ciegamente, nunca se me pasó por la cabeza en ningún momento que pudiera engañarme... Hasta que pasó algo que rompió un poco esa confianza que estaba intacta, algo que él nunca quiso contarme desde su sinceridad. ¿Qué pasó ahí? ¿Qué hubo entre esa chica y él? Puede que solo fuera un flirteo estúpido, pero incluso el flirteo me duele... Porque en aquella época yo pensaba que, empleando una frase muy manida, él solo tenía ojos para mí. Pues me dolió ver que no era así, sinceramente, y sobre todo, que me mintiera al respecto, que quedara con esa otra persona a mis espaldas y sobre todo, que cuando lo descubrí él no fuera capaz de ser sincero. Y aún a día de hoy, tengo la sensación de que sigue sin serlo.

Ese fue el germen de mi desconfianza. Ahí empezó una paranoia que nunca había experimentado antes, empezaron mis obsesiones sobre si cuando no estaba conmigo estaría hablando con ella por el móvil, o si quedarían y se verían, dándole vueltas a de qué hablarían, si habría contacto físico entre ellos, si se atraían sexualmente... Lo pasé muy mal durante muchos meses, y aún sigue esa reminiscencia dentro de mí. He intentado varias cosas: olvidarme del tema, preguntarle abiertamente y que me explique algo desde la sinceridad, pensar en todas las cosas positivas que tiene nuestra relación... Pero en los momentos más inoportunos, surgen de nuevo esas dudas. Él no comprende que necesito entenderle, porque estar parcialmente a ciegas al respecto no hace sino realimentar mis miedos, abrir un cajón en el que caben muchas más dudas que certezas. Y paradójicamente, cuánto más pongo de mi parte para que él se abra y comparta verdaderamente su intimidad, más lejos siento que estoy de hacerlo. 

Entonces sí que se me plantean muchas preguntas que coinciden con este tránsito astrológico: si estoy siendo controladora y obsesiva; si él efectivamente se abre conmigo o no lo hace; si todo es una paranoia de mi cabeza o hay bases sólidas para sentirme así; si necesito drama en mi vida para sentir las relaciones verdaderas... Lo único de lo que soy consciente es de que quiero saber por qué hace lo que hace, qué necesidad le lleva a comportarse así, si hay ciertas cosas que no cubro. Necesito entender por qué me dice que me quiere pero luego descubro ciertas cosas que hacen que todo se me derrumbe... ¿Es que a él también le engañaron tiempo atrás y necesita pagarlo conmigo? ¿Habrá sido un precio muy alto a pagar el hecho de que, cuando empezábamos nuestra relación, yo no quería que nadie lo supiera? Supongo que cada uno tenemos que asumir las consecuencias de nuestros actos, pero a veces me parece las consecuencias son un poco desproporcionadas. Si él no fue capaz de verbalizar que no estaba a gusto con los términos al inicio de la relación, ¿por qué no lo dijo abiertamente? ¿Por miedo a perderme? Y entonces, ¿por qué decidió que era buena idea desquitarse quedando con otras personas? 

La verdad, es que cuantas más vueltas le doy al tema, menos cosas comprendo. Esto daría para otro psicoanálisis... para otra entrada. Si de verdad esto de la astrología tiene algún efecto sobre los mortales, espero que Venus retrógrado sea capaz de poner un poco de orden. Mientras tanto...

¡Nos vemos en el próximo té!

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Noviembre no perdona

It was November- the month of crimson sunsets, parting birds, deep, sad hymns of the sea, passionate wind-songs in the pines. Anne roamed through the pineland alleys in the park and, as she said, let that great sweeping wind blow the fogs out of her soul.”

Anne of Green Gables (L.M. Montgomery)

Se acerca la fecha del aniversario de este blog. Un año... Se ha pasado volando. Aunque en realidad han pasado muchas cosas. Sin embargo, me vuelvo a encontrar en la misma situación de punto muerto, entre algo que no ha terminado y algo que está por empezar. Luchando por la chispa que haga avivar el fuego de nuevo y este motor vuelva a ponerse en funcionamiento. Buscando la verdad en todas las cosas que me ocurren, viendo más allá de la forma y el color, intentando ver el trasfondo de lo que ocurre.

Noviembre cae de nuevo. Noviembre no perdona, supongo… Nos adentramos en los días más oscuros del año, y mientras las hojas doradas descienden a ambos lados del camino y la niebla lo ciega todo, algo sigue latente en alguna parte, esperando a ser descubierto. ¿O simplemente debo esperar?

No puedo evitar sentirme nostálgica mientras espero el solsticio de invierno: la luz que emerge tras la oscuridad. Los días de Saturno. Y entonces, vuelvo a mirar el horóscopo. Todavía falta más de un mes para que el sol entre en mi signo... ¿qué deparará la llegada de la claridad? Mientras tanto, Noviembre no perdona. Y vuelvo a sentir algunas cosas que no son agradables de reconocer. 

A nivel muy íntimo, algo sigue dentro de mí. Es una luz que siempre me conduce cuando me he quedado a oscuras. A veces tengo mucho miedo de que se apague para siempre y no vuelva a sentirme como en casa. No sé cómo lo hace, pero me encuentra. Y temo que no vuelva a encontrarme. Pero, ¿qué puedo hacer? Me prometí a mí misma no estancarme en el pasado, pero siempre encuentra una forma, un eco pasado o presente que se interrelaciona con el hilo de mis pensamientos.

No sé si la luz reside en mí o está fuera, no sé si puedo controlar su presencia y su ausencia. Lo único de lo que estoy segura es que, mientras la sienta, sigue habiendo esperanza, y un día me volveré a sentir como antes.

Mientras tanto... Noviembre no perdona.

¡Nos vemos en el próximo té!

martes, 31 de enero de 2017

La energía plutoniana

¿Los astros nos cuentan nuestra propia historia? ¿O somos nosotros los que construimos la nuestra bajo su atenta mirada?


Sea como sea, siempre me ha interesado el Zodíaco: desde que era muy pequeña he sentido mucha curiosidad por esto de los signos del horóscopo, las compatibilidades, las cualidades de cada uno, etc. Pero yo, en mi ignorancia vital sobre muchos asuntos, me quedé ahí, sin investigar más sobre el tema. Hasta que hace unos meses descubrí lo que es una "Carta Astral", y me pareció algo muy interesante (sobre todo si quieres matar el tiempo de alguna manera, como me pasaba a mí).

La Carta Astral o Carta Natal es un diagrama usado por los astrólogos que representa las posiciones de los planetas del sistema solar en relación a su emplazamiento en los diferentes signos y casas astrológicas en el momento y lugar en los que nació el individuo. O sea, que dependiendo de cuándo hayas nacido (fecha y hora) y dónde (latitud y longitud), tendrás una Carta Astral u otra. Ya no valdría con decir soy "tal signo" y tengo "estas características", sino que las características vendrán determinadas por las posiciones, conjunciones y relaciones entre los astros en el momento de tu nacimiento, que pueden llegar a ser muy complejas. Así, explicado muy someramente.

Hasta que descubrí todo este universo, nunca me había llegado a interesar por el significado del planeta Plutón (regente de Escorpio), pero vi que en mi Carta Astral, Plutón está en la casa 7, y en Escorpio. Me dije "vaya movida, esto tiene que significar algo, ¿no?".

Plutón es el símbolo de la transformación o metamorfosis. Representa la regeneración tras la detrucción: el Áve Fénix que resurge de sus cenizas. Muestra en qué medida estamos dispuestos a cambiar nuestro ser, y si somos capaces de hacerlo. Se asocia con la muerte y la sexualidad, con las cosas que permanecen ocultas al control emocional. La casa en la que está Plutón en la Carta Natal representa una parte profunda de nuestro ser que debemos encarar y transformar como algo positivo, algo muy relacionado con la superación personal. Guau. Y yo lo tengo en la casa 7, que es la casa de las relaciones

Plutón en la casa de las relaciones representa la necesidad de establecer relaciones simbióticas y apasionadas, de dominar o ser dominados, poder hipnótico sobre los demás, gran atractivo sexual, competitividad y luchas de poder en las relaciones... A través de las relaciones de pareja se proyecta la propia sombra y las debilidades en la otra persona, sin ver las de uno mismo. La energía plutoniana en la casa 7 hace que haya mucha tendencia a debates y discusiones que muchas veces degeneran en batallas cuando hay algún punto en el que no se está de acuerdo, de manera que el individuo tiende a exponer y dañar a los demás, pero no con el objetivo de hacerles verdadero daño, sino para hacerles conscientes de sus debilidades e intentar ayudarlos a salir de su error, haciéndolos "a su imagen y semejanza". La energía plutoniana bulle por dentro, y las frustraciones y fricciones que provoca en el plano de las relaciones, tanto de amor como de amistad, hacen que ahuyenten a la gente, o al revés, que se vean obligados a quemar puentes y romper lazos, sin entender exactamente por qué. Normalmente, suelen romper sus relaciones amorosas para forjar nuevos lazos o para buscar a alguien nuevo con quien comenzar otra relación. Y se sienten atraídos por personas con rasgos "plutonianos", incluyendo, claro está, a las personas bajo el signo de Escorpio. 

Bueno chic@s, este es el resumen de la historia de mi vida. Cuando leí estas palabras me sentí muy dolida, porque quizá también sea una forma extremista de expresar las cualidades de este emplazamiento, pero me sentí innegablemente identificada. ¿Por qué cuando alguien no me entiende,  o simplemente cuando intento ayudar a alguien que creo que está haciendo las cosas mal en la vida y no se da cuenta, me enzarzo en discusiones intensas e interminables? ¿Por qué me he visto emocionalmente obligada a romper absolutamente todos los lazos de amistad que tenía cuando sentí que no me valoraban o que no me entendían? ¿Por qué finalicé mi relación de pareja cuando me di cuenta de que me estaba perdiendo algo? ¿Será por esta energía plutoniana: la muerte y la transformación? Por no hablar de mi atracción por personas bajo el signo de Escorpio, que es fuerte, intensa y muchas veces... frustrante, pero siempre transformadora, para bien o para mal. 

A veces me pregunto si todo esto tendrá relevancia real en el mundo o si serán un conjunto de tonterías sin sentido. Me pregunto si esto determina que mis relaciones personales vayan a ser complicadas durante el resto de mi vida (tal como han sido hasta ahora), o si tengo la capacidad de cambiar esa circunstancia, o al menos aprender de errores y cicatrices pasadas para hacer menos daño, tanto a mí misma como a los demás. Porque algo que sí identifico es ese patrón autodestructivo en mis relaciones personales.

El caso es que ahora que Plutón transita Capricornio y el mundo está en crisis, es un buen momento para pensar en estas energías plutonianas, en esta oportunidad para la transformación y el cambio. Y más ahora que mi micromundo también se está transformando profundamente y yo estoy cambiando en muchos sentidos. Esta es la energía de la vida y de la muerte, que nos transforma, pero solo si queremos; que cambia nuestra manera de entender la realidad, pero solo si lo permitimos o si estamos dispuestos a correr el riesgo. Ahora mi misión será sacar algo positivo de todo esto, sea cual sea el desenlace.

¡Nos vemos en el próximo té!