A inicios de noviembre del 2021 tuve un dolor en la vesícula. Lo achaqué quizás a demasiada comida grasosa, pues en esos días estaba en la blanca Mérida. Sin embargo, a mediados de febrero del 2022 tuve un episodio doloroso. De las 11 de la noche a las 4 de la mañana no tenía descanso. me dolía la vesícula y el dolor irradiaba a la parte de la espalda. Curiosamente en la mañana no me dolía nada, ni el costado, ni la vesícula, nada. Todo muy raro. Con ese síntoma, decidí ir al doctor.
Como no tenía gastroenterólogo, entré a buscar uno en Internet y hallé al Dr Jorge Alberto Riancho Guzmán. Hice mi cita e incluso llevé un ultrasonido que me había hecho previamente porque quise adelantarme, pues seguro que me lo iba a pedir. Y sí, me lo pidió, pero el mismo no mostraba con certeza la vesícula. Así que ahí mismo -en el consultorio del doctor- me hizo unn nuevo ultrasonido, el cual mostraba piedras en la vesícula. Sin embargo, para confirmar el diagnóstico, me pidió un nuevo ultrasonido, con un aparato mucho más sofisticado, el cual tienen en el Hospital Angeles del pedregal. Esa misma tarde me hice el estudio y se confirmó: vesícula con microlitios, es decir pequeñas piedrecillas las cuales, me causaban el enorme dolor. La situación era simple: había que operarme.
Así entonces, el viernes 11 de marzo del 2022 entré a cirugía a la 7 am. A las 8 aproximadamente ya habían acabado y salía al post operatorio sin vesícula. Poco después me pasaron a cuarto y en la noche vino el doctor a decirme que mi caso había sido atípico. Había una serie de adherencias en el hígado e incluso la vesícula estaba envuelta en las mismas. El doctor me dijo que eso parecía ser resultado de una enorme infección en el pasado, pero la verdad -le dije- no recordaba ningún episodio así. Incluso cuando me quitaron el apéndice (muchos años antes), se hizo de manera profiláctica, pues se me inflamaba por temporadas. Así que no tengo explicaciones al respecto, pero el doctor mostró que hasta para improvisar hay que estar preparado, como indicó alguna vez el violinista Henryk Szeryng, y actuó adecuadamente dadas las circunstancias. La biopsia de la vesícula mostró los microlitios pero ninguna otra alteración, por ende, todo como debía ser.
Hoy, a prácticamente una semana de mi intervención, me siento mucho mejor. De hecho, el procedimiento quirúrgico se hizo vía laparoscopía y es de invasión mínima. Me hicieron cuatro incisiones: ombligo, dos en el costado derecho y una a la altura de la vesícula. Son heridas menores y desde luego, después de cualquier operación hay dolor, pero es mucho más tolerable. Y es tan de baja las heridas y aún estoy con un poco de dolor, pero increíblemente cada día mejoro enorme cantidad. La capacidad del cuerpo para recuperarse es notable.
Debo agradecer profundamente al Doctor Riancho el trabajo realizado, así como a su equipo, ya sea el del consultorio como el que estuvo en quirófano. Fue sensacional contar con profesionales calificados y humanos. Vamos, después de todo creo que no todo está perdido en este país.