Todos
los jugadores de ajedrez que tienen algún interés de jugar mejor son el nicho
de libros de ajedrez, monografías de aperturas y finales, discos compactos con
lecciones en video hechas por grandes maestros que enseñan un número enorme de
partidas ilustrativas, de temas estratégicos y tácticos, entre muchos otros
tópicos. Igualmente, todos estos ajedrecistas ambiciosos en el terreno de la
competencia seguramente se han ya inscrito en un club de ajedrez por Internet y
disputan partidas de cinco, 10, 15, 25 minutos por jugador. Los más “salvajes”
juegan a un minuto toda la partida. Vamos, hay para todo tipo de jugadores,
desde principiantes hasta grandes maestros.
Hay
ajedrecistas que toman clases y otros que le pagan a jugadores más fuertes que
ellos para jugar partidas de entrenamiento. Todo ello bajo el supuesto que
quien se junta con lobos, a aullar aprende. Sin embargo, todos los esfuerzos de
los ajedrecistas inciden eventualmente en la parte económica: tomar clases
cuesta dinero. Hacerse de algunos libros también (aunque no faltará quien los
hallé en Internet en sitios piratas), así como el adquirir los discos compactos
con monografías e información particular sobre una variante de moda o de una defensa
poco jugada.
Sin
embargo, hay una opción de bajo costo que puede ser usada por cualquier
ajedrecista y que permitiría tener a un “gran maestro en casa”. Hablamos del
teléfono celular inteligente, y de las múltiples apps que hay para jugar ajedrez
en donde, en muchos casos, son gratuitas aunque hay algunas que son de pago.
Veamos ambos casos.
Las
apps para jugar ajedrez gratuitas muchas veces son programas que juegan un
ajedrez legal pero poco fuerte, es decir, es relativamente fácil ganarles. Hay
sin embargo apps que permiten jugar un mejor ajedrez a cambio de que el usuario
no le molesten los anuncios y banners que aparecen de pronto en su aplicación.
Estas versiones gratuitas tienen su contraparte de paga muchas veces, en donde
los anuncios desaparecen y mejor aún, los programas juegan mejor y ponen lo
mejor de la tecnología para dar batalla.
Por
otra parte tenemos las apps de ajedrez comerciales, que cuestan un poco más
pero que garantizan un nivel fuerte de ajedrez. Por ejemplo, en iOS tengo
Hiarcs, el cual juega unos 23650 puntos Elo por decir lo menos. Puede servir
para jugar contra el teléfono de manera que el entrenamiento de una variante,
de un final, de una posición determinada en adelante, se pueda dar sin ningún
problema. Vamos, Hiarcs es el gran maestro en casa que puede jugar a la hora
que sea, desde la posición que se deseé, con el tiempo que se le quiera asignar
para pensar, y que cuesta para el iPod Touch/iPhone e iPad, unos 12 dólares
aproximadamente. Es una cuota que hay que pagar una vez y listo, bienvenido
este gran maestro en casa.
En
Android la argumentación es equivalente. Si no existe Hiarcs para esta
plataforma no haty de qué preocuparse. Puede bien descargarse StockFish
(DroidFish es una de esas versiones), que es uno de los programas de ajedrez
gratuitos más fuertes del mundo. Vamos, que ahora hasta el nuevo gran maestro dentro
del teléfono ni siquiera cobra por estar en el dispositivo.
Pero,
¿cómo usar estos “grandes maestros” en el teléfono para sacarles jugo? Fácil:
Imagine que quiere jugar un torneo que viene en un par de meses. Aparte de
preparar apertura, de hacer ejercicios de táctica, de estudiar finales,
etcétera, bien debería poner en práctica todo lo que estudia. Si tiene amigos
quizás pueda reunirse con ellos un par de veces por semana. Pero si no tiene
con quien practicar sus nuevas habilidades, bien puede encender su teléfono, ir
a su app de ajedrez y jugar una partida de entrenamiento. Por ejemplo, imagine
que quiere jugar con blancas la variante del cambio en la española: 1.e4 e5
2.Cf3 Cc6 3.Ab5 a6 4.Axc6 dxc6. Puede ponerle esta posición al programa y
empezar a jugar con blancas desde la jugada 5. Póngase en “modo torneo”. Saque
su ajedrez, reloj (dése una hora por jugado, por ejemplo) y papeleta e imagine
que está jugando en un torneo contra otro ser humano. Haga sus jugadas y
transmítalas al programa. Póngalo en modo que no le muestre las variantes y la
evaluación que hace. Anote sus jugadas. Trate de pensar que está jugando una
partida de torneo. Calcule, analice y haga sus jugadas. Si de pronto comete un
error, asúmalo y no regrese la posición en el programa. Piense que eso no puede
hacerlo en un torneo. “Apechugue” el error. Si el programa de pronto tiene programa
ganadora, ríndase y entonces analice con la computadora para ver qué errores
cometió.
Considere
que no importa el resultado. Se está entrenando. Y en el entrenamiento se vale
equivocarse, cometer pifias y hacer las cosas mal. Esto, desde luego, es lo que
trataremos de evitar ya en la competencia, real. Intente jugar un par de
partida por semana y así, si tiene unas 10 semanas antes del torneo, habrá
jugado 20 partidas con un programa que no concede, que es un fuerte sinodal y
que además, no tiene ninguna simpatía para con usted. Si se equivoca, el
programa intentará ganarle, no lo dude.
Saquemos
provecho pues de la tecnología. Nunca antes tuvimos semejante oportunidad como
ajedrecistas. Trabajemos esto con disciplina y creáme, los resultados
favorables llegarán.