A Alan Turing se le considera el padre de la computación. Sus contribuciones a una ciencia que ni siquiera existía en términos reales son extraordinarios. Bosquejó la idea de una computadora real y además, planteó problemas por demás importantes en lo que hoy llamamos la inteligencia artificial.
Uno de esos problemas es sobre qué es la inteligencia, término que hoy en día no se puede definir con precisión. Podemos suponer actividades que involucran inteligencia como bien podría ser el jugar ajedrez. Pero si es así, ¿podemos considerar a los programas de ajedrez como entes inteligentes? Lo dudo. Como un escritor dijo en una crítica sobre este tipo de software: "después de haber perdido una decena de partidas contra el programa, me di cuenta que no había nadie en casa. La máquina nunca supo que me ganó. No conoció la felicidad de la victoria. Vaya, no entiende siquiera que está jugando al ajedrez".
Turing se planteó esto y llegó a una prueba que se conoce como "la prueba de Turing". En ella, se pone a dos computadoras alejadas una de otra, de tal manera que quienes las manejan no pueden verse. Digamos que están en cuartos lejanos, separados. La comunicación que se da entre los dos operadores de las máquinas se hace a través de un "chat", de platicar uno con el otro. La idea es sentar a un ser humano en una máquina y tratar de discernir si quien está en la otra terminal es un humano o un programa de computadora. Si el ser humano no puede concluir, después de una conversación en la terminal con quien esté del otro lado, que se trata de una computadora con quien ha estado hablando, entonces se asume que el programa pasa la prueba de Turing y se debe considerar que es inteligente.
A mí la prueba de Turing no me ha convencido nunca, pero quizás no tenemos demasiadas herramientas para tratar de discernir si algo o alguien es inteligente. John Searle, filósofo norteamericano piensa como yo y ha inventado una prueba en contra de lo que Turing decía, lo cual se le conoce como la prueba del cuarto chino.
Consideremos, sin embargo, que la prueba de Turing puede servir para siquiera atisbar si algo puede ser inteligente. Año con año se hace un concurso, el Premio Loebner, en el Reino Unido, el cual promueve programas platicadores que son evaluados por humanos para ver si cumplen con el criterio que Turing estableció. El que ganó este año y que se acerca a pasar la prueba es éste. Más información sobre el mismo puede leerse aquí.
Todo esto, que por sí mismo es muy interesante, me vino a la mente cuando vi la entrevista que le hiciese un periodista norteamericano al presidente virtualmente electo, Enrique Peña Nieto. El periodista estaba en un lugar del mundo y Peña Nieto en otro. Y se ve que le estaban traduciendo las preguntas para poderlas contestar. Pero... ¿las estaba contestando Peña Nieto o le estaban dictando las respuestas? Vean el video y decidan por ustedes mismos:
En mi opinión, Peña Nieto solamente es la "máquina" que dice lo que alguien le dice por el chícharo (el dispositivo que se pone en el oído y por el cual le transmiten inalámbricamente lo que tiene que decir, como en las novelas de la televisión o los que leen noticias). Así pues, Peña Nieto, el muñeco del PRI es un títere que puede ser manipulado totalmente.
Me es claro que si el presidente virtual de este país contesta así, pues no pasa la prueba de Turing.