Por ejemplo, cuando estaba por llegar el año 2000, comenzó la fiebre del Y2K (year 2000), promovido por Edward Yourdon en su libro: Time Bomb 2000!: What the Year 2000 Computer Crisis Means to You! en donde se habla de la catástrofe que podía significar que las fechas en muchos sistemas de cómputo tuviesen en el campo de años 2 dígitos en lugar de 4. Así, en un sistema de cómputo no podríamos diferenciar entre el 2000 y el 1900 en la siguiente fecha: 01/01/00.
De acuerdo con este y otros libros, la magnitud del problema era tal que no habría tiempo de modificar todos los sistemas de cómputo en el mundo para que este efecto no causara los daños que se habían predicho: aviones cayendo, sistemas financieros vueltos locos, electricidad cortada, etc. Bueno, se decía tanta burrada que hasta me tocó ver a Cristina Saralegui en uno de sus ridículos programas de TV dando consejos como: cons'gase una linterna, baterías, radio de transistores, comida enlatada, agua en abundancia, etc. Todos los medios se hicieron eco de semejante estupidez la cual provocó la intranquilidad de la gente, la angustia por saber qué pasaría al llegar al primer segundo del año 2000.
Baste ver la portada del libro para darnos cuenta que el diseñador empleó los recursos a la mano para hacer una imagen que mostrara sí, el peligro que se nos venía encima empezando el primer segundo del año 2000.
Pues bien, no pasó nada. No se cayó ningún avión, no se desquició el sistema financiero mundial y el mundo siguió su marcha. Recuerdo haber visto una entrevista el primer día del 2000 con precisamente este idiota de Yourdon. Cuando le decía el entrevistador que no había pasado nada de lo que había él indicado en su ridículo libro, el autor del mismo ya molesto dijo que ya veríamos la catástrofe predicha, que ya se empezarían a ver los efectos. No se vio, desde luego, nada de eso y todo pasó al olvido.
Ahora leo la siguiente noticia del periódico Reforma:
Puede influenza colapsar internet en EU
Desde que el sábado se declaró la emergencia nacional por influenza, miles de estadounidenses acudieron a recibir la vacuna. Los proveedores de internet cuentan con recursos limitados para enfrentar una emergencia de esa magnitud REFORMA / Redacción
Ciudad de México (28 octubre 2009).- El rebrote de influenza A H1N1 en Estados Unidos no sólo representa un problema sanitario sino también una amenaza para internet.
Un reporte de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO, por sus siglas en inglés) advierte que si la emergencia por la gripe llega a su máximo nivel, el aumento en el número de empleados trabajando a distancia, así como el de los niños en casa utilizando internet, podría colapsar las redes locales.
Según el informe, publicado a principios de semana, no está claro si el Gobierno podría lidiar con este problema.
En tiempos de emergencia nacional, como la decretada el fin de semana por el Presidente Barack Obama por la influenza A H1N1, el Departamento de Seguridad Interior es la entidad que queda a cargo de las telecomunicaciones en el país.
Sin embargo, la dependencia no cuenta con una estrategia para lidiar con el congestionamiento de las redes de internet, un recurso esencial para mantener la economía en funcionamiento y a los ciudadanos informados, según el reporte de la GAO.
Además, el departamento no se ha coordinado con otras agencias, como la Comisión Federal de Telecomunicaciones, en la creación de un marco para evitar el colapso.
Actualmente, los proveedores de internet cuentan con recursos limitados para enfrentar una emergencia de esa magnitud. Una posibilidad sería ampliar su capacidad de banda y crear líneas privadas para trabajadores esenciales, pero el recurso resulta demasiado costoso y tardado.
En tanto que cerrar algunos sitios web y dar prioridad a determinado tráfico de información podría enfrentar barreras técnicas y legales.
Según las últimas cifras oficiales, la influenza A H1N1 ha matado a mil personas y hospitalizado a otras 20 mil en Estados Unidos. Con información de The Washington Post
Hasta aquí la nota del Reforma.
¿De verdad alguien cree semejante idiotez? Lo peor que le puede pasar a una red como al de Internet es que se sature y por ende, se alente o haga difícil el acceso a algunas páginas que tengan poco ancho de banda. Eso es todo. Los recursos de la red, como de muchísimas cosas en el planeta son limitados, y es claro que sí, podría haber un efecto, pero de ahí a que la influeza vaya a hacer que la red de redes se colapse, como que no sólo es exagerado, sino además una estupidez absoluta.
Aparentemente en este mundo se perdió el concepto de ética profesional. Se vale decir cualquier idiotez y además publicarla. Si el Washington Post lo dijo -deben pensar los de la redacción del Reforma- debe ser cierto. Pero el asunto es que no hay criterio propio, no se le pregunta a nadie que sepa del tema, vaya pues la nota y alarmemos porque con esa amenaza en ciernes, propiciada además por este enemigo invisible llamado influenza A H1N1, la hace además peculiarmente más peligrosa. Dicho de otra manera: la enfermedad no sólo mata si no se atiende a tiempo, sino que además puede provocar una serie de problemas sociales gravísimos. Con todo respeto, todo esto es una imbecilidad a sumo grado.
2 comments:
Recuerdo haber visto un documental al respecto del Y2K y dijeron una cosa que se me quedó bien grabada y la aplico mutatis mutandis en variadas ocasiones.
Palabras más, palabras menos, decía el físico: "Si el mundo se acaba ese día, ya me enteraré cuando se me baje la cruda."
:)
Otra estupidez que está cobrando fuerza es la del fin del mundo en 2012.
A veces este tipo de miedos puede crear problemas, precisamente por la reacción de la gente ante el miedo y no por el evento mismo. Algo así como una "self-fulfilling prophecy" (profecía auto-realizada??).
Es absurdo pensar que el mundo se va a acabar en predeterminada fecha del año 2012, pero si una cantidad suficiente de gente lo llegara a creer de verdad(espero que no), ellos en si mismo podría acarrear efectos cuantificables.
A mí me tocó ver durante los últimos días de 1999 a la gente literalmente saqueando los supermercados en Toronto, Canadá, donde vivía entonces. Escenas verdaderamente curiosas tras el paso de las hordas de canadienses apanicados: anaqueles vacíos, ligeramente descuadrados y movidos, algunas latas y botes desperdigados por el suelo, un empleado murmurando una canción mientras barría los escombros.
Siempre me voy a acordar de esa noche porque más tarde a mi hijo, que era un bebé de meses entonces, le comenzó a dar una diarrea horrible y mucha fiebre y por allí de las 10 de la noche lo llevamos a emergencias al hospital. Obviamente no pasó nada de lo que algunos auguraban y el hospital continuó funcionando perfectamente después de las doce de la noche: computadoras, elevadores, luz, equipos, etc. Junto a la cuna donde pusieron a mi bebé vimos en la televisión los fuegos artificiales con los que se celebraba la entrada del milenio y deseamos "happy new year" a los demás papás y mamás desconocidos a los que la suerte nos había reservado pasar el año nuevo del milenio en la sala de urgencias.
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