Thursday, November 30, 2006

El triángulo de Penrose y el arte de hacer portadas de libros

Las portadas de los libros tienen su propio arte. Por ejemplo, en los libros de ajedrez, las editoriales tienen muchas veces a una serie de artistas y diseñadores gráficos que siguen un esquema, ya sea porque los libros publicados son de una colección particular, o bien, porque todos llevan una temática específica. Sin embargo, en el fondo se busca que las cubiertas de dichos libros llamen la atención a los potenciales compradores. Un clásico ejemplo de ello podemos verlo en los libros de la editorial Selector, en donde me publicaron mi primer libro de ajedrez. Las portadas de dicha editorial tienden a ser en relieve, con vivos colores, para llamar la atención de los lectores. De hecho, es claro que Selector toma muy en cuenta las portadas de los libros que hace, porque es un argumento de ventas.

Hay otros casos: los libros de matemáticas, por ejemplo, a nivel licenciatura y en particular los libros de texto, tienen portadas bastante pobres. No sé la razón, porque hay cualquier cantidad de temas en las matemáticas que bien podrían ilustrarse maravillosamente, usando además, las posibilidades que da la computadora.

Sin embargo, no siempre ha sido así. Escher, el extraordinario dibujante, con una vida por demás curiosa, dibujó algunas imágenes que pasaron a ser portadas de libros de matemáticas. Una de ella es la que se refiere a las tres esferas (ver segunda imagen, la cual es un grabado en madera y firmado a lápiz, cuyas dimensiones son 11x6.5 pulgadas).

Más adelante, en un libro más moderno, el triángulo de Penrose (vea la portada del libro "Rendering for Beginners"), hace su aparición, también llamado la tri-barra, la cual es una figura imposible, publicada por Penrose y Penrose en 1958. Los triángulos de Penrose aparecen en realidad antes, en una versión mucho más simplificada de Escher (1954) pero más adelante dicha imagen recibió gran publicidad, incluso en un timbre postal.

Hoy en día veo un libro muy simpatico de ajedrez: Interview with a Grandmaster, de Aaron Summerscale, quien entrevista a una docena de grandes maestros y en donde podemos ver algunas opiniones verdaderamente relevantes del juego ciencia. Como se trata de un libro de ajedrez, el autor se esmeró no solamente poniendo las respuestas a un cuestionario más o menos similar para cada entrevistado, sino que además, les pidió a cada uno de estos personajes que expresaran qué partida era la que más les había gustado jugar/reproducir, y así, pone dichos encuentros completos, dándole más ajedrez a un libro de opiniones ajedrecísticas.

Sin embargo, lo que más me gustó de dicho libro es que le hicieron una portada que me parece muy bien lograda, y que saca provecho de las habilidades de creación de imágenes tridimensionales de muy alta calidad. Es una de mis favoritas, porque tiene muchos detalles interesantes. Por ejemplo: el vaso tiene un poco de agua y el "render", es decir, el proceso que se usa cuando se crean imágenes digitales fotorrealistas, muestra parte de los reflejos de las piezas sobre el agua. Nótese que la textura de las figuras de ajedrez y del vaso son notables. Sin duda es un trabajo final bien hecho.


Tuesday, November 28, 2006

El síndrome de Calzonzin Inspector...

Una vez vino la reina Isabel a México. No sé a cuenta de qué tuvimos que recibir a una señora que ni es la primer ministro de su país, y que realmente para los ingleses es un asunto decorativo, que eso sí, deja mucho dinero del turismo. Pero en fin. El caso es que un día me habla un ajedrecista y me dice que se organizará un pequeño torneo en la casa de la cultura, recién inaugurada, que esta por Contreras, al sur de la ciudad de México. El chiste es que se haría ese torneo en presencia de la mencionada señora y que había que estar ahí para dar lucimiento al ajedrez.

Pues bien, me apersoné en el evento y desde luego, no había ni premios, ni torneo, ni nada, pero el centro cultural era un hervidero de deportistas. Todos habían sido convocados: karatecas, nadadores, gimnastas, boxeadores e incluso ajedrecistas. Los preparativos para la presencia de la reina Isabel empezaron en la mañana y llenaron de flores la entrada. Limpiaron, remozaron, en fin, el centro cultural estaba chillando de limpio. Finalmente llegó el Presidente de la República, la señora en cuestión, y entonces empezó el espectáculo: todos en su actividad. Los gimnastas haciendo gala de sus habilidades físicas, los nadadores compitiendo en pequeñas carreras, los clavadistas haciendo lo suyo, es decir, todos le estaban mostrando a la señora lo bien organizados que estamos, de cómo hacemos ejercicio, de cómo nos dedicamos en cuerpo y alma al deporte, en las bonitas instalaciones que el gobierno prové. De hecho, la reina Isabel nos vio jugar al ajedrez, en donde realmente estábamos jugando un improvisado torneo de partidas relámpago. Pasó al lado de nosotros. Nos echó una mirada atenta, y siguió camino con los funcionarios que le explicaban que gran país éramos, que notara cómo estábamos inmersos en el deporte, y claro, gracias a los esfuerzos de nuestro gobierno.

Sin embargo, este es el síndrome Calzonzin Inspector, personaje de una película de Arau, basada en la serie de tira cómica Los SuperMachos, que hizo famoso a Rius. En dicha película, Calzonzin se convertía en inspector de un lugar pobre, paupérrimo es decir poco. El chiste es que en una parte de la trama va a visitar un pueblo y ¿qué hace éste? pues lo remoza, lo pinta de nuevo, quita la basura, saca a los pordioseros, etc., es decir, ante la presencia del importante funcionario entonces damos nuestra mejor cara, aunque en el fondo sigamos en la miseria más terrible.

Pues bien, todo esto es preámbulo a lo que vi hoy en el periódico. El presidente Fox fue a inaugurar un Centro de Alto Rendimiento, que en mi opinión, lo hizo sin hacer el mínimo comentario, y de pronto, un par de días antes de que deje la presidencia, nos sale en plena ceremonia de apertura. Eso, por sí mismo, no tendría nada de malo, pero qué pasa... Que de nuevo el síndrome Calzonzin Inspector sale a relucir. Estaban todos los deportistas, las del ballet acuático, los ciclistas, además de las personalidades actuales como Ana Guevara, el pesadísimo de Hugo Sánchez, etc. De nuevo se repite la historia: los funcionarios pasan viendo las diferentes instalaciones, pero en todas hay deportistas haciendo sus mejores afanes para mostrar cómo se desviven haciendo ejercicio y ahora más, que les han hecho el centro de alto rendimiento. Pero no me crean nada. Juzguen uds. con las fotografías escaneadas y halladas en los medios electrónicos hoy. Sin duda seguimos siendo un país patético.

Monday, November 27, 2006

Michael Swindell y La_Morsa

El director de Product Management and Strategy para CodeGear (la nueva empresa para desarrolladores, subsidiaria de Borland), Michael Swindell, presentó JBuilder 2007 (conocido por su nombre clave "pelotón"), en el hotel Nikko, precisamente la mañana de hoy. JBuilder está basado en Java y es una especie de ambiente de programación muy parecido a lo que es Delphi, sólo que para el lenguaje que la empresa SUN inventó, y que va dirigido más al backend de los servidores de aplicaciones web.

Michael resultó muy cuate y contestó todas mis preguntas, las cuales ya serán recogidas en una entrevista una vez que la transcriba del archivo de sonido que me da mi cámara digital, que a todo esto, ha resultado una maravillosa maquinita. En el mientras, ilustro este texto con la foto que me tomé con el funcionario de Borland (más bien CodeGear). Nótese que me puse mi sudadera de Borland, que me compré en 1994 cuando se presentó Delphi 1.0, en la conferencia de desarrolladores anual que se hizo en Orlando , Florida. Así que cabe preguntar... ¿quién es el de Borland y quién el entrevistador?

Thursday, November 23, 2006

Visita de un premio Nobel a México

Ayer fui al ITAM a escuchar una conferencia. Me invitó mi amiga Nadia. El conferenciante era el Dr. J. Georg Bednorz (Mayo 16, 1950 en Neuenkirchen, North Rhine-Westphalia, Alemania) quien es el físico que compartió, junto con Müller, el premio Nobel de la especialidad en 1987, por sus estudios de la superconductividad a altas temperaturas.

La conferencia fue sobre sus estudios sobre el tema. Y debo reconocer que entendí poco, pero pienso que tampoco es mi culpa, pues no soy doctor en cristalografía como el premio Nobel. Incluso pienso que el buen doctor podría haber hecho una conferencia más cercana a lo mundano. En lugar de hablar de resultados, de poner esas gráficas que sólo las entienden los expertos en el tema, pudo haber hecho algo más accesible, como por ejemplo, explicar en esencia el modelo que explica la superconductividad a altas temperaturas (hablamos de 110 grados Kelvin, algo así como -163 grados centígrados [es decir, muy pero muy frío]). Igualmente el doctor pudo haber hecho énfasis en algo que mencionó prácticamente de pasada, el "espejismo cuántico" (quantum mirage), el cual se explica brevemente aquí.

Como sea, he aquí la foto que me tomó Nadia con el laureado personaje (primera foto, desde luego), otro de mis colegas de de profesión. Con él ya van dos premios Nobel de física que se fotografían con La_Morsa. La segunda imagen es la representación gráfica del espejismo cuántico.

Wednesday, November 22, 2006

Fotos curiosas

Leyendo el libro que escribió Simen Agdestein sobre el prodigio Magnus Carlsen, encontré una simpática foto que se me ha ocurrido compartir. He aquí la imagen de la victoria de un niño de 10 años en un torneo en Noruega, su país natal.

Sin embargo, hace años encontré una foto aún más curiosa. Se trata de una imagen que apareció en la desaparecida revista Ajedrez Internacional cuyo director era Antonio Gude. Aquí podemos ver a Zsuzsa Polgar jugando una partida rápida contra el excampeón del mundo, Mijail Tal. Entre los espectadores está nada más ni nada menos que Judit Polgar, que quizás en ese entonces tendría unos cinco años, aproximadamente.

De hecho, esta foto es realmente una curiosidad. Frederic Friedel, uno de los jerarcas de la empresa Chessbase, que tiene una buena colección de fotos de todas las hermanas Polgar, no conocía esta foto, la cual es sin duda extraordinaria. Se dice que Judit a los cinco años ya jugaba un ajedrez muy fuerte. Short comenta que jugó una serie de partidas con ella y que a duras penas pudo empatar el encuentro. ¿Será cierto o es parte ya de la leyenda Polgar?

Sunday, November 19, 2006

Memorias de una columna cibernética

A principios de los noventas empecé a colaborar con una revista llamada Personal Computing México. Me invitó Javier Matuk, hoy personaje en los medios electrónicos y un importante asesor en todos los temas de tecnología. En algún momento, se decidió que escribiría el minicuento en la última página de la revista. Me apliqué un tiempo, pero aparentemente se me agotaron las ideas y mi incursión en esta fase de la literatura tuvo un final un poco abrupto.

No obstante, algunos cuentos fueron rescatables. Encontré una revista de 1993 con uno de esos cuentos. Pero además, hallé que alguien dibujó una morsa para ilustrar al personaje que lo escribía, es decir yo, bajo mi seudónimo de La_Morsa. Va entonces la imagen que algún diseñador hizo sobre mi propio personaje.

Friday, November 17, 2006

Más microcuentos de ajedrez de Uch

El rey estaba contento con su nuevo matrimonio, aunque estaba algo inquieto con la familia algo numerosa. Eran muchos parientes políticos. Pero lo que más le preocupaba eran los ocho pequeñines.

La necia torre no entendía explicaciones. Insistía e insistía y no la podían convencer.
Se le había metido en la cabeza la necedad de querer hacer la primera jugada. "¡Me toca a mi!" repetía incesantemente, quejándose con las otras piezas. "¡Me toca a mi!".

El camino era difícil y estaba lleno de obstáculos. Pero el peón era muy perseverante. Lo que sí le quedaba muy claro era de que no había marcha atrás.

Aquel rey se sentía nervioso. Estaba solo dentro de su castillo enroque. Quería salir y vivir cientos de aventuras. Evadió a los guardias, pasó silenciosamente detrás de los peones, y se
escabulló a un lado de la torre, corrió en pos de aventuras. Solo y sin protección fue apresado de inmediato por las piezas enemigas. El rey, pensativo, soñaba con regresar a su fortaleza y con los suyos, vivir cientos de aventuras.

Aquel peón iba a ver cumplido por fin su sueño de coronarse reina. El problema era que al no haber más piezas con figura de dama, tuvieron que usar una torre volteada de cabeza. El pobre peón, además de soportar el dolor de cabeza y el mareo, quedo frustrado de no verse como la realeza, ni como una verdadera dama. Apenas acababa de entrar a la octava fila el peón, e inmediatamente después de una apurada coronación, el rey abrazó y besó efusivamente a
su amada dama que había regresado del más allá, bueno, de más allá del tablero.

La dama blanca se sentía Blanca Nieves y los ocho peones.

Las piezas capturadas que estaban observando la partida desde fuera del tablero se organizaron y comenzaron a echar porras. Querían formar una pirámide pero no pudieron, solamente eran un peón, un caballo y un alfil, y no tenían ninguna pieza plana. Tendrían que esperar a que capturaran una torre.

Era un amor imposible. El peón enamorado de su reina. Por eso le dolió mucho cuando la dama murió. Triste y acongojado, continuó avanzando paso a paso, cabisbajo y distraído pasaba desapercibido, hasta que al llegar al final del tablero se encontró con la sorpresa de verse convertido en el objeto de sus sueños.

Los peones escriben cartas a sus novias o esposas. Tienen la esperanza de que las verán cuando acabe la guerra. Pero hay batallas y más batallas y la guerra no tiene para cuando terminar.

Al iniciar la partida el loco alfil pasó empujando a dos de los peones que tenía enfrente.
Todas las piezas se le quedaron mirando extrañadas. El alfil se rió con una risa nerviosa, "Quería saber que se siente el hacer la primera jugada".

Mandaron a un peón como avanzada a explorar el terreno enemigo. "¿Tardará mucho en regresar?", se preguntaban, cuando cayeron en cuenta de que al pobre peón, por la propia naturaleza de su avance, le era imposible volver sobre sus pasos. A pesar de todo, después de mucho tiempo sí volvió, pero regresó muy cambiado.

Aquel peon se decidió por fin a ir al dentista. Desde entonces ya no es como los otros peones: ya no come de lado.

Se apuró tanto el peón a llegar a coronar en la octava fila que se pasó. Se salió del tablero y ya no lo dejaron regresar.

"Son solamente seis casillas", se decía el peón mientras hacía sentadillas y otros ejercicios de calentamiento. "Son solamente seis casillas". Pero el problema no era la distancia, sino los obstáculos de las piezas contrarias que le bloqueaban el camino y hasta le ponían zancadillas.

El peón llegó triunfante a la octava fila. Sonriente alzó los brazos feliz de haber llegado a la meta.
Fue coronado reina y emocionado, volteó a dar un vistazo al tablero para ver cual era su siguiente misión. Entonces se le borró la sonrisa, por un momento se le había olvidado
que el principal objetivo del juego era atrapar al rey contrario, y el suyo acababa de caer.

Aquel peón quería ser alfil cuando fuera grande.

El peón llegó contento al final del tablero. Esperaba a ser coronado cuando vió las caras de pánico de sus compañeros capturados que observaban todo desde fuera del tablero. Cayó una negra sombra sobre él y en un instante ya estaba también fuera del tablero. No había visto a aquel tortuoso alfil escondido en el otro extremo del tablero.

La torre estaba cansada de seguir la linea. Ya no quería andar derecha, ni quería seguir por el recto camino. Así que comenzó a andar con los esquivos alfiles, tratando de imitar su manera de caminar. Pero los siniestros alfiles se burlaban de sus obstinados intentos ya que por más que se esforzaba no le salían diagonales, sino puras escaleritas.

Las jugadas eran las mismas. Todo tan repetitivo. Las piezas se movían lentamente bostezando aburridas. Lo único interesante que ocurrió en la partida fue al final, cuando se escuchó una voz que dijo "Tablas por repetición de jugadas".

Era una carrera de peones para ver quien coronaba primero. El peón blanco avanzaba una casilla y lo mismo hacía el negro. El blanco adelantaba otro cuadro, y el negro hacía lo mismo.
Y así, paso a pasito. En eso el caballo blanco salta al frente a la octava fila estorbando
al peón de su propio bando. El caballo mira a todos sus asombrados y molestos compañeros, y riendo nerviosamente, sólo dice: "Perdón, me emocioné".

El peón llegó tan cansado a la octava fila que después de coronarse ya no quiso volverse a mover.

A las piezas negras les encantaba la defensa Siciliana. Se imaginaban estar actuando en la película de "El padrino". Especialmente les gustaba rodear al rey blanco y decirle: "Te haremos
una oferta que no podrás rechazar".

La reina salió inmediatamente en busca del rey enemigo. Ella sola y poderosa iba a acabar rápidamente con este absurdo juego. Buscó grietas por donde infiltrarse, puntos débiles para atacar, piezas sueltas que pudiese tomar, un camino hacia el monarca enemigo, en fin, encontrar la jugada milagrosa que le permitiera de una vez por todas acabar con este injusto juego.
Porque las piezas contrarias le cerraron el paso, la hostigaron, la persiguieron y por último terminó rodeada y atrapada sin encontrar el modo de dar fin a este interminable juego. Ella sola y poderosa... e indefensa.

Increíble. Estaba lloviendo en el tablero. Una gota cayó sobre el sorprendido peón. Las piezas extrañadas miraron hacia arriba y comprendieron lo que pasaba. Habían perdido y la gota era una lágrima...

La partida se desarrollaba de una manera extraña. Todo parecía como visto en un espejo.
El tablero había sido colocado equivocadamente girado por lo que las damas y reyes estaban del lado equivocado. Y todo porque nadie checó que la casilla derecha fuera blanca.

El rey mismo pasó revista a la formación de peones. Todos alineados parejos, excepto uno que sobresalía por encima. Era un peón grandote de otro ajedrez. "Y tú ¿Quién eres?" "Soy Peonzón. Vengo a sustituír a mi primo Peoncín que está enfermo". "Bueno. Con suerte te confundirán con un alfil".

Carrera de caballo y torre. El caballo juguetón tenía ganas de correr, por lo que retó a la torre
a una carrera hasta el final del tablero. Soltando una carcajada, la torre aceptó dándole al caballo la ventaja de comenzar primero una carrera que creía ganada fácilmente. Así que el caballo comenzó tomando impulso y dando un salto ELE...vado. La torre vió el esfuerzo del caballo que a duras penas lo llevó un par de casillas más adelante y sabiendo que podía llegar de un sólo movimiento a la meta, se sonrió y solamente dió un paso adelante. El caballo entonces, hizo una cabriola ELE...mental. La torre ya se estaba aburriendo de esta tonta carrera, y bostezando dió otro pasito imitando al peón. En respuesta, el caballo relinchó alegremente dando un brinco ELE...gante. Distraída en sus propios pensamientos, la torre ya no estaba al tanto de la carrera, soñando en la gloria de ser la gran y única campeona en carreras de ajedrez de todo el mundo, caminó tranquilamente otro paso. El vivaracho equino termino con una pirueta bien ELE...gida, y llegó a la meta. La torre se quedó con la boca abierta. No podía creer que el caballo, con aquellos pequeños y zigzagueantes brinquitos le hubieran ganado a ella, una torre, de extrema y directa velocidad. ¡No te preocupes! Yo sé que no soy un caballo de carreras. Soy un caballo de brincos, saltos, giros y piruetas: Soy un caballo de ajedrez.

Wednesday, November 15, 2006

Una morsa de cera


Hoy fui a dar clases, como cada lunes y miércoles, y un alumno me dijo que había una especie de "tianguis" dentro de la Ibero. Me comentó que encontró una morsa de cera que tenía que ver. Así que nos fuimos a la vendimia del tianguis ése y llegamos al puesto en donde vendían todo género de chácharas y entre ellas, había unas velas, todas con motivos diferentes, pero en una mayoría, eran animales. Encontré la morsa y no me resistí a comprarla. ¿Costo? 70 pesotes. De hecho, podría parecer una vela más, pero aparte de dar luz, tiene un aromatizante que huele agradablemente. ¿Qué otra cosa se podía esperar de una vela con forma de morsa?

Sunday, November 12, 2006

Sobre la repetición en la enseñanza... y el ajedrez

Hace unos días, el presidente de este país, el nefasto de Fox, hablaba en una comunidad paupérrima, en donde se acababa de instalar un pizarrón electrónico para dar clases. De acuerdo al discurso foxiano, ahora los alumnos no tendrían que repetir interminablemente lo mismo, porque en los nuevos métodos de enseñanza/aprendizaje, el uso del pizarrón electrónico, motivaba a pensar. La enseñanza, decía Fox, palabras más, palabras menos, ya no sería aburrida ni de repetir incesantemente lo mismo. Ahora se razonaría y entonces la enseñanza en nuestro país estaría por encima que la de muchos países.

Desafortunadamente, considerando las condiciones de las primarias en nuestro país, el hecho de que tengan un par de pizarrones electrónicos no va a cambiar las miserables condiciones de los alumnos en todo el territorio nacional. La educación -seguro Vicente Fox no lo sabe ni lo entiende- no cambia porque los alumnos tengan salón con computadora, con pizarrón electrónico o con el patético proyecto de la enciclomedia (si es que algún día se puede entrar a la página). Mientras los profesores no sepan cómo enseñar, o peor tantito, mientras haya tanto improvisado en la enseñanza, el país no puede mejorar. La infraestructura educativa no se soluciona con pizarrones de última generación. La solución NO ESTÁ en dotar a las escuelas con estos mecanismos posmodernos.

De hecho, en tantos años de dar clases, me he dado cuenta de que la repetición no necesariamente está reñida con la enseñanza, y me atrevería decir que es fundamental para el aprendizaje. Los músicos, por ejemplo, ensayan interminables horas las mismas obras. Si esto no tuviese ningún sentido, no se haría, pero TODOS los intérpretes de la música clásica, al menos lo hacen con un empeño que raya en la obsesión.

Baste decir que mi padre estudiaba de cuatro a seis horas diarias la guitarra, a pesar incluso de que ya no tocaba en conciertos ni recitales. Sin embargo, mantenía la teoría de que el repetir transmite lo que se ejercita del consciente al inconsciente, que es donde se automatizan las cosas. Así, por ejemplo, de tanto repetir el conducir un auto por la ciudad, vamos dándole al subconsciente información sobre cómo se conduce un automóvil normalmente. Por ello mismo, si sufrimos un percance, podemos actuar "instintivamente", por "intuición", aunque en realidad, estamos llamando al subconsciente para que se haga cargo de la situación de emergencia y tome las acciones pertinentes.

Por ejemplo, el maestro norteamericano de ajedrez, Dan Heisman, escribió un artículo , en donde da un enfoque que llama “diferente” para el estudio de la táctica. Dice, esencialmente, que “la meta más importante al estudiar táctica es la de ser capaz de encontrar los motivos elementales de manera MUY rápida, así que estudiando una y otra vez los esquemas tácticos más básicos, se puede reconocer casi instantáneamente una combinación ganadora”.

Los alumnos de Heisman no siempre están convencidos, y aluden “¿qué es lo bueno de analizar una y otra vez el mismo problema? Así sólo aprenderé a memorizar la respuesta. Quiero aprender algo, no memorizarlo”.

Como respuesta, el maestro dice: “Dime algo, ¿tú sabes tu nombre o lo has memorizado? ¿qué tal sobre cuánto es 1+1?”. Y para hacer más sólido su argumento pone el siguiente ejercicio:

Heisman dice que “hay una sólida liga entre “conocimiento” y “memorización” (en la memoria de largo plazo. Algunos podrán decir que la diferencia entre ambos conceptos es meramente semántica”.

Aquí cualquier jugador avezado sabrá la solución (mate en 4) . No la tiene que analizar. Conoce el patrón de la combinación de mate, producto de repetir muchísimas posiciones de táctica. Y Heisman entonces se pregunta: “¿Conoces el patrón de mate o tienes que encontrar las jugadas?”.

Saturday, November 11, 2006

Uch y sus microcuentos de ajedrez

Héctor Ugalde no es una persona, es su propio personaje. Colecciona frases célebres, frases que contengan 'ch', anécdotas variadas, juegos de palabras, todo género de cosas extrañas pero divertidas. En fin, es verdaderamente un ingenio en todos sentidos. Su página, el cUchitril, es todo un árbol de ramas y subramas, en donde de alguna manera, Héctor ha podido ordenar y clasificar toda esta información que casi cae en lo bizarro.

Pues bien, Uch acaba de poner en un sitio de amigos, de discusiones aún más bizarras, en donde se puede hablar de toros o de mariposas estresadas, una serie de microcuentos que escribió basados en el ajedrez... Transcribo los mismos en honor a este, muy buen amigo. He aquí el mensaje de dicho foro:

Pues como les platicaba en La Doña (Susana Marín, nota del que escribe), hace rato, después del Festival de ajedrez y lo del concurso de cuento corto, caí en cuenta de que había escrito microcuentos, frases, pensamientos, aforismos y rollos sobre mis obsesiones: sueños, recuerdos, olvidos, espejos, laberintos, verdades, mentiras, realidad, imaginación y demás temas que he puesto en mi página personal y ahora en mi blog, pero no sobre el ajedrez. Así que me puse a pensar y a escribir y a recopilar en mi palm y en pequeños papeles lo que se me iba ocurriendo... Así que aquí van ahora mis microcuentos de ajedrez:

mUCHos salUCHos en blanco y negro! :]


Al iniciar la partida los peones se negaron a avanzar porque no querian ser meramente carne de cañón. Los caballos fueron los únicos que pudieron salir, y fueron carne... de caballo.

Inquieto, el rey oía voces de fantasmas. Atemorizado se refugió en la fortaleza de su enroque. Las piezas enemigas capturadas lo estaban esperando fuera del tablero.

Mate a Ciegas.

La dama contraria se aproximó muy pegada al arrinconado rey. El rey atemorizado cayó rendido a sus pies. Cobarde, quedó vencido reclinado en el tablero, sin darse cuenta de que no había sido mate ya que la dama temeraria estaba completamente indefensa.

Somos peones de ajedrez pero algunos saltamos como caballos

La dama poderosa en el centro del tablero se sentia invencible, pero las piezas enemigas simplemente se escurrierron alrededor de ella, evitándola. Y así pudieron matar a su amado rey sin que ella se diera cuenta.

Aquel peón vió al contrario acercarse. Quiso correr, pero el otro
¡zaz! lo atrapó al paso.

Los peones centrales estaban cansados de ser siempre los primeros en
trabarse en combate. Agotados y heridos, decidieron aliarse con los peones contrarios e irse de vacaciones fuera del tablero, dejando que el resto de las piezas arreglarán sus diferencias.

Las piezas capturadas echaban porras desde fuera del tablero. Las
pocas piezas que quedaban dentro, sólo se miraban confundidas sin saber qué hacer ya que no les quedaba fuerza suficiente para amenazar a su enemigo.

Aquel peón aislado estaba solo y tan aburrido, que le quiso hacer
plática al peón contrario que tenía frente a él. El otro peón, al principio no le hizo caso, pero después de observar que las otras piezas no estaban observando enfrascadas en sus escaramuzas, le dijo "¡Sale, pero háblame quedito para que no me regañen!".

Los dos peones enemigos estaban trabados muy juntos frente a frente.
Sólo se miraban pensando: "Si se moviera a un lado, aunque sea un poquito...".

Aquel rey miedoso mando traer
a todas sus piezas junto a él en la fortaleza de su enroque. Así permitió que el enemigo coronara múltiples reinas, las cuales destrozaron completamente el aparentemente inexpulgable castillo de su enroque.

El rey, temeroso de recibir una vez mas mate, se tira y con ese acto de cobardía, se rinde.

Los jugadores acordaron tablas.
Pero las piezas querían pelea, así que la partida continuó sin jugadores.

Era una jugada tan innovadora, que nadie se dió cuenta que el peón se había movido como caballo.

Se tomaron de las manos y formaron una cadena de peones. Las piezas enemigas los desencadenaron antes de que se pusieran a cantar.

Iba a ser la combinación más hermosa del mundo. El alfil avanzó, tropezó y se equivocó al quedar a medio camino. La combinación era brillante, pero el alfil no.

El rey estaba preocupado. Estaba adelgazando. Ya ni parecía rey.
Era lógico: era la pieza que comía menos que todos los demás.

Todas las piezas y peones estaban listos para iniciar la partida.
Todos, excepto... Miraron hacia abajo. "Y tú, ¿quién eres?". "Yo soy una moneda. Estoy sustituyendo al peón que se perdió".

El tablero estaba vacío y desierto. El peón volteaba hacia todos
lados. Por fin, mirando su reloj, dijo "Creo que llegué temprano".

Aquel caballo despistado se quería comer las piezas que saltaba. Creía
estar jugando damas.

El peón, después de llegar a la octava fila, estaba indignado: no le
permitían coronarse en rey. Le hicieron fraude electoral.

La partida estaba avanzando. Las piezas se acercaban para el
enfrentamiento... Entonces se detuvieron. Se sentaron a observar a las dos reinas enfrascadas en una discusión de cuál color era más bonito, si el negro o el blanco.

Era el final, y los peones no querían que los reyes participaran.
Porque era, decían, un final de peones.

Todo estaba listo para el mate del loco. Pero la reina se negaba a
hacer la jugada mortal. Decía que el mate se llamaba del loco y no de la loca.

El caballo saltaba alegremente saltando los obstáculos y asombrando
con sus piruetas a propios y a extraños.

Aquel peón negro estaba infiltrado de espía entre los peones blancos. Cuando le preguntaban, decía que era la oveja negra de la familia.

Al final de la partida, una vez más el afil solamente se enteró de la
mitad de la historia. Aquel alfil enfiachetado en el enroque tenía el gran defecto de ser demasiado curioso. Así que en lugar de defender a su rey, se salió a curiosear y cuando regresó ya no había enroque, ni rey, ni fiancheto.

Al terminar la apertura, como vieron que el juego estaba cerrado, procedieron a la reapertura.

Al llegar al medio juego todo estaba a medias. Así que acordaron
tablas. Repartieron las piezas a medias, y se medio felicitaron

El ejército enemigo estaba totalmente diezmado. Se habían capturado
todas las piezas contrarias, excepto el rey. El problema era que nosotros teníamos todas nuestras piezas, excepto el rey.

El peón iba avanzando paso a pasito. Las otras piezas se burlaban.
Pero ninguna pieza pudo llegar al lado contrario, excepto el pequeño peón. Más vale paso que dure, que paso que canse.

La torre quería avanzar más rápido, pero la distraía la intermitencia de las casillas: primero negra, luego blanca, otra negra, una más blanca... Todo parecía bloqueado. No se veía salida en el laberinto del tablero. Pero el caballo dió un par de saltos y llegó sorpresivamente al lado enemigo.

Los caminos de las torres, de los alfiles y hasta de la dama (y que decir de los peones) ya estaban muy desgastados de tanto uso. Por otro lado el caballo descubría nuevos y sorpresivos caminos cada partida.

El peón comenzaba con mucho entusiasmo, pero después del primer salto
se cansaba e iba paso a paso.

Si te fijas bien, las torres aparentan ser muy altas, pero no lo son
tanto. El rey y su amada dama son los más altos. Los alfiles superan en estatura a las torres. Y hasta el inquieto caballo es un poquito más alto. ¿Y los pequeñitos peones? A ellos no les importa ser más pequeños que aquellas "altísimas" torres. Saben que juntos, subidos unos encima de otros, son más altos que cualquiera de las otras piezas. Pero procuran que esto no se sepa, y menos por el rey.

Los peones están orgullosos de formar parte de la poderosa muralla del enroque.

El rey dudaba entre efectuar el enroque corto, o el largo. Finalmente
se decidió por el corto. El largo tenía más espacio, pero al estar desambueblado se sentía más solo.

Era una carrera de peones. Pero por más que se apuraba, el tablero
parecía tener más de ocho casillas.

Aquella pareja de alfiles trabajaba muy bien en equipo, el único problema que tenían era de que no se podían ver.

La torre avanzó resuelta hasta la octava fila para dar un mate de pasillo al rey atrapado tras la barrera de sus peones. La torre volteó sonriente y victoriosa, pero el rey... ¡ya no estaba!...

Aquellos peones habían quedado doblados uno frente al otro. El peón de atrás no podía ver nada y le pedía al de adelante que se quitara porque le estorbaba para avanzar. El peón de adelante sólo decía "¡Hey!, ¡no empujes!".

Y cuando aquel alfil estaba feliz porque por fin iba a conocer las casillas del otro color, se dió cuenta de que no era la misma partida, sino una nueva.

El jaque, para ser verdaderamente jaque, debe llevar al mate.


Las torres, peones y alfiles iban siempre en caminos rectos, por eso
los esperaban los enemigos y los atrapaban. El caballo daba saltos, brincos y piruetas cambiando rumbo por extraños de caminos, despistando a los enemigos.

Los reyes se controlaban a distancia, sin poderse acercar debido a
aquella misteriosa barrera que los separaba como polos de imánes del mismo signo, aunque en este caso eran de signo contrario.

Los dos reyes se miraban fijamente de frente, gritándose bravuconadas
y manoteando con sus puños. Al fin y al cabo sabían que no se podían acercar más y que ellos solos no podrían hacerse ningún daño.

El rey retrocedía aterrado. La horda de piezas enemigas lo rodearon
amenazadoramente. El rey estaba congelado sin poderse mover. Entonces el rey volteó a todos lados sin poder respirar y... ¡soltó una carcajada aliviado! Después gritó: "¡Es empate por ahogado!"

La lucha por la columna abierta era intensa. Primero una torre,
seguida de una torre enemiga, luego una más y otra hasta juntar la presión de todas las torres de ambos bandos en esa columna. Se agregó una dama y después la otra, porque no se podía quedar atrás la reina contraria. Todas, las cuatro torres y las dos damas, empujaron unas contra otras. La tensión estaba al máximo. Entonces un peón que pasaba por ahí, les preguntó: "¿Me dejan jugar?", y se rompió la tensión.

La reina recordaba suspirando los tiempos en que el rey era príncipe
(extrañamente azul), y ella era su amada princesa a la que le cumplía todos sus deseos. Pero ahora él es el rey, que casi no quiere moverse, ni salir. Y resulta que ahora él es el más importante y para colmo, ella tiene que defenderlo.

Intrigas en palacio.

Las piezas del flanco de dama cuchicheaban en reuniones secretas.
A las del otro flanco no les importaba, ellas tenían al rey de su lado.

La reina estaba furiosa. Siempre junto al rey, defendiéndolo, ¿para
qué? Si ahora ella era desechada con este cambio de damas.

El rey soñó que tan sólo era una pieza de ajedrez en el tablero.
Lo despertó el alfil dándole un codazo. "¡Señor! ¡Señor! ¡Se ha quedado dormido otra vez y nos toca mover!"

El padre jugó P4R. El hijo contestó Cc6.
Después de unas jugadas era obvio que había una brecha generacional... ...y más aún: que no estaban jugando en el mismo tablero...

Soñó que hacía su última jugada
y la partida terminaba. En ese momento murió. Para poco tiempo después renacer en una nueva partida.

El retorno de la reina.

La reina regresó un poco trastornada,
pues tenía aún recuerdos de haber sido peón.

El peón veia por fin coronado su gran esfuerzo
de llegar a la meta al final del tablero. Pero lo querian coronar reina, y él tan hetero...

La torre estaba ofendida,
¡la habían cambiado por un alfil! Y aunque le hablaban de un sacrificio de calidad, la torre sólo quería hablar de cantidad. Ya que aunque no era tan lista como el alfil, era obvio que seguro sí era más pesada.

Las blancas estaban felices.
Habían ganado gracias al sacrificio de su dama. Las negras habían perdido a pesar del sacrificio de su rey.

El rey emitió un decreto
en que prohibía a sujetos pequeñitos y cabezones soñar que algun día serían coronados.

Friday, November 10, 2006

Más sobre Carlos Torre

Transcribo aquí (esta es una manera de decir elegantemente cut & paste), un viejo artículo que escribí sobre Carlos Torre, el primer Gran Maestro mexicano... Cabe señalar que lo modifiqué ligeramente para hacerlo compatible con la realidad. Es decir, actualizo algunos datos que en el momento de escribir el artículo original, desconocía.

Carlos Torre Repetto, Gran Maestro Mexicano

por Manuel López Michelone

México, en su curriculum ajedrecístico, tiene en su haber cinco grandes maestros: Marcel Sisniega (uno de los jugadores más fuertes en los años setentas y ochentas, actualmente semirretirado); Juan Carlos González (originario de Cuba, pero ya mexicano); José González (viviendo actualmente en Barcelona), Gilberto Hernández (de familia ajedrecística. sus hermanos, yadira, es MIF (Maestra Internacional Femenil) y Eduardo MF (Maestro FIDE)), y finalmente Carlos Torre Repetto (q.e.p.d.), quien en 1925 sorprendió a propios y extraños haciendo su debut en la arena internacional con un empate frente a Alekhine, otro ante Capablanca y una victoria maravillosa contra Lasker (conocida mundialmente como La Lanzadera). Como en ese entonces la incipiente Federación Internacional de Ajedrez no tenía ninguna forma de clasificar a los jugadores y tampoco existían parámetros confiables para definir la fuerza de los mismos, Carlos Torre no recibió en vida el título de gran maestro.

La historia de Torre es dramática. De los 20 a 24 años (1924-27), el mexicano deslumbró con sus alardes en las 64 casillas. Venció a los grandes jugadores de la época. A Marshall (EEUU) lo miniaturizó en 8 jugadas escasas. A Dupré lo envolvió en un terrible ataque que obligó al rey enemigo a moverse de casilla en casilla hasta que Torre lo liquidó. Tartakover en ese tiempo denominó a tal partida como la del Rey Magnetizado, porque parecía que el rey de Dupré se movía como magnetizado, inexorablemente a la casilla del jaque mate. El campeón francés Tartakover explicó el fenómeno con una humorada: Nos aventaja porque juega con tres torres.

Después de esto, no se sabe mucho más de Carlos Torre. Como Juan Villoro dice: sólo hay fechas. Regresó a Mérida en 1927 y recibió toda clase de homenajes. Aparentemente el ajedrecista sufrió una crisis nerviosa que le impidió coronar sus esfuerzos en el tablero escaqueado. En sus últimos años, Torre vivió de la caridad de unos cuantos amigos. Carlos Durazo (editor de la revista sonorense, Ajedrez) le mandaba de vez en vez algún dinero, y el hospital psiquiátrico le daba asilo. Rodolfo Ruz Menéndez (bibliotecario de la universidad) lo nombró maestro de ajedrez. Aunque ya no podía disputar torneos, podía enseñar y vaya que lo hacía de un modo muy especial. Torre era muy bondadoso, le interesaba mucho la filosofía y las matemáticas. Le gustaba leer mucho y es una pena que haya muerto en el olvido.


Se sabe muy poco de las circunstancias que provocaron la crisis de Torre. Unos sugieren que fue una decepción amorosa, hipótesis que el maestro rechazó furiosamente, porque en palabras de Ruz Menéndez: A él nunca le interesó el sexo, eso no existió para él.


Tuve la suerte de ver a Don Carlos Torre. Fue en 1975 en el Campeonato Nacional Abierto del país, que se disputó en la mismísima Ciudad de México. Frente a un apiñado grupo de admiradores de las creaciones ajedrecísticas de Torre, el viejo maestro explicó más de una de sus brillantes partidas. Habló mucho de su encuentro contra el señor Reti (como él lo llamaba) y mostró algunas de las combinaciones más importantes de su carrera. Carlos Torre -lo recuerdo como si fuera ayer- iba descuidadamente vestido, pero a nadie le importaba. A través de sus gruesas gafas indagaba a los presentes a buscar la mejor jugada en la posición establecida en el tablero. Después de alguna pausa, el mismo Torre movía las piezas, con sus manos ya temblorosas -que más de una vez tiraron las piezas adyacentes- y sonreía al observar el gozo de los presentes ante la belleza ajedrecística.


Muchos años después, gracias a los trámites de Carlos Encinas (delegado internacional de la federación mexicana ante el organismo internacional hace unos años), la FIDE otorgó el título de gran maestro de ajedrez a Canal (peruano) y a nuestro compatriota Torre. Ambos reconocimientos fueron post mortem.

(*) La foto muestra a Torre moviendo una pieza frente al presidente de la Federación Mexicana de ese entonces (circa 1975)

Torneo Carlos Torre in memoriam

En la segunda semana de diciembre se jugará el Torneo en memoria de Carlos Torre Repetto, gran maestro mexicano y una gloria del ajedrez nacional. Como se ha hecho costumbre en los últimos años, los organizadores arman dos torneos: uno abierto, en donde los 12 mejores clasifican (después de 6 rondas), compitiendo con los 4 sembrados, para un total de 16 jugadores. Entonces pasan a un sistema Wimbledon de encuentros vía matches. Los ganadores siguen eliminándose entre sí, pero los que pierden en la primera ronda (si es que vienen del sistema suizo), pueden regresar a terminar el torneo abierto (que es a nueve rondas). El mecanismo suena complicado pero los yucatecos, siempre entusiastas, han visto que este sistema llama la atención.

Es interesante acotar que vienen muchos grandes maestros invitados. Ivánchuk ha ganado este torneo. Lenier Domínguez también. Hay una buena cantidad de jugadores notables y es una buena opción para poder enfrentar a jugadores del más alto rango. En los años que he participado he jugado con los GMs Gilberto Hernández (México), Larry Christiansen (EEUU), Henry Urday (Perú), y uno más que no recuerdo su nombre en estos momentos, amén de muchos maestros internacionales de otros países.

Este campeonato es además una agradable manera de pasar unas vacaciones ajedrecísticas en Mérida, Yucatán. Vale la pena de verdad. Diez días intensos de ajedrez. Ya me hacen falta.

Thursday, November 09, 2006

Libros digitales...

Hace ya tiempo de esto. Antonio Galán, consumado ajedrecista y mejor amigo, me prestó un libro de fotografías de jugadores de ajedrez, llamado Passion. Las fotografías son de una mujer lamada Catherine Jaeg, quien eligió 106 fotos de jugadores de ajedrez, los cuales en ocasiones adoptan incluso poses por demás curiosas. Jaeg durante un tiempo al menos, se dedicó a tomar fotografías en los torneos de ajedrez y si mal no recuerdo, trabajó un tiempo para la revista francesa Echecs. Pues bien, escaneé las imágenes de dicho libro e hice un pequeñito sistema interactivo, utilizando algunos efectos de disolvencia entre imágenes. Igualmente, mi hermano Pedro me hizo una animación para la presentación del programa. Así, el resultado final más o menos vale la pena, sin llegar a ser algo maravilloso.

El sistema además, pone música clásica mientras las fotografías
se van presentando y la intención era duplicar lo más posible la experiencia de hojear este libro. Fue uno de mis primeros intentos serios en Delphi y el resultado final no desmerece. Cabe señalar que todas las fotos de la autora del libro son en blanco y negro.

Monday, November 06, 2006

Abrazos gratuitos

Alguien -que no sé quién es- me mandó esta liga sobre un personaje que, en Australia, sale a la calle con enormes letreros ofreciendo abrazos gratuitos. La historia es típica de un país primermundista, en donde es claro que no bastó con la iniciativa de este personaje (llamado John Mann), sino que la ley y el orden prohibió estas muestras de cariño entre extraños en lugares públicos, hasta que el mismo Mann decidió hacer una recolección de firmas para evitar la ridícula prohibición.

En mi opinión, es una historia simpática, pero que no deja de tener todos los elementos de los países del primer mundo, donde se guarda la distancia entre las personas. Los gringos, por ejemplo, -hasta donde entiendo- no son muy afectivos. Por ejemplo, a diferencia de las españolas, que incluso te besan en ambas mejillas, los norteamericanos no son de tan efusiva costumbre. Debe pasar algo similar en Australia. Como sea, más información sobre John Mann y su curiosa idea en este blog.

Sunday, November 05, 2006

Bloqueador de Mensajeros Instantáneos

Hace unos pocos mensajes, hablé de un programa que escribí en una tarde, para bloquear el MSN messenger. El sistema lo está usando mi hermano en su trabajo en las máquinas en donde la gente abusa de esta facilidad. Al contrario de otros programas similares, que funcionan en red, y que pueden bloquear cualquier programa (pero esto lo hace para todos los usuarios de la red misma), el mío bloquea a los usuarios localmente. Desde luego, esto obliga a instalar el sistema bloqueador en cada máquina.

El programita funciona muy bien. Así que decidí ponerme a investigar cómo bloquear otros programas mensajeros, y encontré la manera para Yahoo! Messenger, Google Talk, Skype y AOL Instant Messenger. De esta forma, se me ocurrió que debía escribir un programa para administrar qué mensajeros se bloquean y cuáles no. De hecho, también se me ha ocurrido que el programa tenga también una línea de comandos al mejor estilo Unix, en donde se le diga al sistema qué mensajeros bloquear con tan sólo un comando. Si no se desea usar esta facilidad, siempre se puede usar el sistema que lo administra, el cual es bastante simple y hace la vida sencilla al que necesita realizar este tipo de bloqueos en las máquinas de los usuarios de la empresa. Cuando ya tuve esto funcionando, le pedí a Juan -mi hermano- que me hiciera la SplashScreen, es decir, la pantalla de entrada del software. Le di la idea y entonces se aplicó y el resultado es el que ilustra este articulillo.

Debido a que los que me pidieron el bloqueador del Messenger, son, en algunos de los casos, empresas (entre ellas un hotel en Cancún), me parece que para este tipo de clientes, por llamarlos de alguna manera, deberían pagar este desarrollo... Así, se me ha ocurrido que este bloqueadotr genérico tenga un costo razonable (lo cual no está prohibido por la licencia de software libre), y considerando las virtudes del sistema, le puede ahorrar mucho más dinero a las empresas. De esta manera, el software bloqueador del Msn Messenger seguirá siendo gratuito, mientras que para quien quiera el sistema ampliado, tendrá que pagarlo. A ver si esta incursión en el mercado comercial del software tiene algún resultado.

Saturday, November 04, 2006

Simetrías

Hace un par de días, cuando revisaba el libro de David Llada, que escribió sobre Kárpov, encontré una foto del gran jugador que me parece curiosa. El tablero y las piezas están mal dispuestos. O la foto se tomó poniendo el tablero descuidadamente o algo anda mal. Le comenté al autor de la obra el asunto y encontró la explicación: la foto había sido invertida porque de acuerdo a sus estudios de fotografía (de Llada), la gente le gusta ver que las cosas van de izquierda a derecha, como en la experiencia tradicional de leer un libro. De acuerdo al autor, por ello nunca veremos escenas de gente que camina de derecha a izquierda en una película, porque ello "le incomoda" por decir lo menos, al espectador. A mí me parece que se exagera la nota, pues una cosa es leer y otra muy diferente ver caminar gente de derecha a izquierda o viceversa.

El punto es que esta reflexión del amigo español me dejó pensando unos días sobre todo este asunto de la simetría. Por algún motivo, al ser humano le gusta lo que es simétrico. Lo vemos en espectáculos donde se baila, por ejemplo. Si es un grupo de personas que lo hacen, siguen una simetría, un orden, no van sin ton ni son, de manera caótica por la pista de baile. Aparentemente ésta es la razón de que nos guste lo que es simétrico, es decir, nos gusta el orden y el control del mismo. El caos no se puede controlar (a menos que se gaste mucha energía en ello).

Así, denominamos simetría a la propiedad de invariancia de determinados cuerpos, funciones matemáticas y otros elementos en donde aplicando una regla de transformación efectiva sobre dichos elementos, no parece observarse cambio alguno.

El concepto de simetría puede formularse en una forma no geométrica. Si K es un conjunto de objetos matemáticos del mismo tipo (funciones, formas geométricas, ecuaciones, ...) y G es un grupo de transformaciones que actúa sobre K de tal manera que:

g (elemento de G): K --> K

Se dice que un elemento de k0 presenta simetría si:

para toda g elemento de G: g(k0) = k0

Así por ejemplo varias leyes de conservación de la física son consecuencia de la existencia de simetrías abstractas del lagrangiano, tal como muestra el teorema de Noether. En ese caso K representaría el conjunto de lagrangianos admisibles, k0 el lagrangiano del sistema bajo estudio y G puede representar traslaciones espaciales (conservación del conservación del momento lineal), traslaciones temporales (conservación de la energía), rotaciones (conservación del momento angular) u otro tipo de simetrías abstractas (conservación de la carga eléctrica, el número leptónico, la paridad, etc.).

Y si menciono esto de las leyes de la física es por deformación profesional. A los físicos nos gusta que las leyes sean simétricas, y si no lo son, queremos explicarnos el por qué. Por ejemplo, en la electricidad y el magnetismo, las leyes son prácticamente idénticas. Sin embargo, si tenemos electrones y protones, esperaríamos tener cargas magnéticas negativas y positivas, respectivamente. Pero esto no pasa. No hay cargas monopolares magnéticas. La prueba de ello es simple: si partimos en dos un imán, no tendremos una parte "N(orte)" y otra "S(ur)", sino que obtendremos dos imanes. Hay muchos trabajos científicos en la búsqueda del monopolo magnético (sugerida, si mal no recuerdo, por Dirac), pero nadie lo ha encontrado. De hecho, en la asignatura de Física Teórica III hice un perqueño trabajo denominado "El monopolo magnético: realidad científica o física de duendes", el cual he extraviado.

La simetría, es por ende, fundamental en nuestro mundo. Kim Scott, por ejemplo, es un dibujante que ha hecho notables imágenes simétricas. Su talento es quizás único y no conozco otro que se le compare. Martin Gardner, el matemático, lo sacó a la luz pública cuando publicó en Scientific American algunos de las más notables inversiones de Scott. Es más, le dibujo algunas a Gardner, usando como motivo su nombre, y que en mi opinión, son fantásticas. Para más detalle, vaya al sitio de Kim Scott, en donde verá no sólo sus inversiones gráficas, sino además, animaciones en donde se ven aún mejor estas cuestiones.

Creo que el tema da para más, mucho más. Cabe destacar que por ejemplo, los rostros de las personas no son estrictamente simétricos y eso da a jugar con el lado bueno y malo de una persona, como que un lado es más siniestro que el otro. Curiosamente el sentido de la palabra diestro y siniestro es de derecha e izquierda, y no de bueno y malo... Bueno, esta última disgresión tiene poca importancia en este momento.

Thursday, November 02, 2006

Sistema biométrico

Hace tiempo comencé un proyecto para sustituir un reloj checador de una empresa por un sistema biométrico. La virtud de esta idea es que los empleados que antes checaban tarjeta, ahora no tienen que hacerlo más, ya que en lugar de esto, ponen su dedo en un aparatito que lee su huella digital y registra su entrada/salida al/del trabajo.

En realidad, creo que, además de implantar un sistema a prueba de fraudes (como por ejemplo, que un empleado cheque la tarjeta de otro que no ha llegado aún a trabajar), el proceso de control se puede hacer de manera mucho más simple usando software de esta naturaleza, pues el registro queda grabado en una base de datos y de ahí se pueden sacar estadísticas de asistencia, ya sea del total de empleados como personalizarlo. Es más, si el sistema mide la hora de entrada y salida, se puede verificar las horas trabajadas, las horas extras reales, etc. En fin, que hay suficientes argumentos para hacer sistemas de esta naturaleza.

Pues bien, me hice de una biblioteca de funciones (Griaule) y comencé el desarrollo. Ahora mismo tengo un sistema que lee las huellas digitales y las guarda en una base de datos (en un campo BLOB), con el nombre del dueño de esa huella digital y su foto. Sin embargo, el procedimiento de búsqueda de huellas digitales sobre la base de datos que se tiene, no parece ser muy preciso. En mis primeras pruebas el sistema reconoce en ocasiones con mucha precisión y en otras simplemente no reconoce nada y me dice que la huella digital no está en la base de datos. Curiosamente, el sistema que se instala con el lector de huellas digitales, siempre reconoce mi huella a la primera oportunidad.

De acuerdo al fabricante de la biblioteca de funciones de las huellas digitales, puede revisar hasta 30,000 huellas por segundo. Suena rápido, pero la verdad, también quiero precisión. Quiero creer que el problema está en mi algoritmo de búsqueda de huellas, el cual estoy debugeando en estos momentos. Seguiremos informando.

Wednesday, November 01, 2006

David Llada y su libro sobre Kárpov

Escribir un libro de ajedrez suele ser una labor gratificante, sobre todo si se trata de reseñar, por decirlo de alguna manera, la vida de uno de los más grandes ajedrecistas de la historia. Nos referimos al libro que recientemente publicó David Llada sobre la vida de Anatoli Kárpov, uno de los jugadores más notables de todos los tiempos. La obra se publicó justo para ser autografiada por el mismo Kárpov en el tercer festival de ajedrez, en donde rompió el récord Guinness de más libros autografiados por una celebridad en una sola sesión. El excampeón mundial firmó 1951 libros en alrededor de seis horas, cifra que coincide con su año de nacimiento. Kárpov se negó a firmar un libro más, pero el autor del mismo, Llada, ante la fila de más de 800 personas esperando el autógrafo de la celebridad, tomó la estafeta y se hizo de su propio mini-record Guinness, sin duda.

Lo interesante aquí es hablar del libro de Llada, el cual ha titulado: "Anatoli Kárpov el camino de una voluntad". Consta de 120 páginas en donde el autor hace un fino resumen de una larga vida ajedrecística. Desde su infancia en los Urales hasta sus fascinantes encuentros contra su acérrimo enemigo, el gran Garry Kaspárov, pasando -desde luego- por sus grandiosas batallas contra el "disidente de la Unión Soviética", Víctor Korchnoi.

Haciendo un relato que nos lleva de la mano por lo que podría considerarse de alguna forma, la vida íntima de un ajedrecista de tan alto nivel. Sus grandes triunfos e incluso algunos de sus eventuales descalabros forman parte de una narración en donde Llada sabe platicarnos, como si estuviésemos hablando con un amigo de toda la vida, las peripecias políticas, personales y públicas, del personaje biografiado.

Anatoli Kárpov ha jugado, desde 1961, unas 3352 partidas (según consigna la Megabase 2005 de Chessbase), de esta enorme cantidad, David Llada ha seleccionado 39 partidas, las cuales tienen más que una historia en el tablero. El autor ha escudriñado bastante en diversas fuentes para hacer de cada partida una anécdota propia. Por una parte, en ella podemos ver la tenacidad y el genio de alguien como Kárpov en el tablero, pero por otra, nos podemos enterar de todos esos comentarios que muchas veces quedan relegados a la memoria pública (que a la larga desaparece). Por ejemplo, en los comentarios a la sexta partida por el Campeonato del Mundo de 1984, contra Kaspárov, que conduce las blancas, en el momento del diagrama Llada dice (página 66): "Una poca ortodoxa posición, en la que las negras tienen prácticamente todas sus piezas en la columna a. El Maestro Internacional Román Torán, días más tarde, bromeaba con Kárpov al respecto de que si eso no atentaba contra su sentido estético del ajedrez: '¡debías de estar sufriendo mucho con todas tus piezas en la dichosa columna!'. Kárpov, tras las oportunas risas, hizo un análisis objetivo de la posición: 'En ese momento me di cuenta de que la maniobra no cubría los objetivos que me había propuesto. Mi dama presionaba sobre el caballo y la torre blancas, pero mi plan no era suficiente para salvar los peligros que encerraba la situación desprotegida de mi enroque, y la fuerza del peón pasado que las blancas crean en d5'". Normalmente este tipo de anotaciones no se ven cuando se analizan las partidas comentadas. Casi siempre los ajedrecistas estamos más preocupados por la valoración de la posición que por estos comentarios, que cabe decir, en ocasiones suelen ser tan o más valiosos que una fría valoración de quién está mejor.

El libro de David Llada es un largo y agradable paseo, vale la pena leerlo (y además se lee de una pasada, no se puede dejar fácilmente). Los temas tratados son:

- Una infancia en los Urales
- De aprendiz a Maestro
- La larga sombra de Bobby Fischer
- El recordman de los torneos
- Viktor el terrible
- Los duelos con Kasparov
- El Ave Fénix del ajedrez
- El estilo de Karpov
- La persona
- Karpov, el coleccionista

De acuerdo al comentario del propio autor: "Se incluye el palmarés de Anatoli Karpov más exhaustivo publicado hasta la fecha –'sólo el que guardo en mi cabeza es un poco más completo', indicó el propio interesado- y 39 de sus mejores partidas, varias de ellas comentadas".

Si le interesa comprarlo, así como hojear parte del libro antes de adquirirlo, entre a la página del autor, que le dará instrucciones precisas de cómo hacerse de dicha obra.