El pez es un animal vertebrado acuático, de respiración branquial y extremidades en forma de aletas; generación ovípara. Al contrario que otros grupos de animales comúnmente reconocidos, los peces son un conjunto heterogéneo de grupos que no pueden ser identificados por ningún rasgo definitorio por ejemplo, los mamíferos se caracterizan por la presencia de glándulas mamarias o pelo. Hay, por tanto, excepciones a la definición que aquí se ofrece. Por lo general, se da por supuesto que los peces engloban a los vertebrados carentes de mandíbulas. La mayoría de los peces tienen los mismos cinco sentidos que los seres humanos: vista, tacto, gusto oído y olfato. El olfato y el oído están mas desarrollados en los peces que en los humanos. Además poseen un sexto sentido a través de la línea lateral.
El complejo de la línea lateral:
Este sentido que poseen los peces es como un sistema personal de radar. Su función principal consiste en detectar los cambios de presión que se producen en su entorno inmediato, producido por el movimiento de las corrientes o por otros peces, y es imprescindible para orientarse, encontrar alimentos, y evitar a los depredadores.Como es sabido, los sonidos se propagan por el aire a una velocidad de entre 331 y 343 metros por segundo (dependiendo de la temperatura y la presión atmosférica). En el agua esa velocidad se cuadruplica ya que la propagación se produce entre 1425 y 1500 metros por segundo (en este caso depende de la temperatura y densidad salina). Como el agua transporta muy bien las ondas de presión (vibraciones), los peces perciben intensamente estos cambios. La línea lateral es exclusiva de los peces (y de los anfibios, cuando están en agua). Está formada por un sistema de conductos interconectados, llenos de líquido, situado bajo las escamas. Estos conductos se pueden apreciar como una línea horizontal de perforaciones que recorre el cuerpo del pez; contienen células llamadas neuromastos, que detectan el movimiento del líquido en el interior de los conductos, provocado por las vibraciones. En algunos peces en particular, existen, dentro del complejo de la línea lateral, una variedad de órganos asociados, la mayoría de los cuales son sensoriales.
El mejor ejemplo del uso de la línea lateral se observa en el (Astyanax mexicanus) que vive en América del Sur y es conocido como el pez ciego de las cavernas. En las cuevas donde habita casi no ingresa luz por lo tanto no necesita ver jamás tal es así que sus ojos están cubiertos de piel y se orienta a la perfección utilizando únicamente su línea lateral.
La Piel – Las escamas:
Los peces cuentan con una forma de piel de naturaleza epitelial, o sea de constitución celular, privada de vasos sanguíneos. Dicha piel cuenta con un recubrimiento mucoso de origen glandular que puede ser más o menos abundante según las especies. Esa mucosa funciona como un verdadero escudo y cumple múltiples funciones, siendo casi todas ellas exclusivas de los peces. En primer lugar es la mucosa la que actúa como protección contra la penetración de los agentes patógenos (bacterias, parásitos, hongos). Además de ello protege a la piel contra la abrasión producida por condiciones inadecuadas en el agua (modificaciones del pH, dureza, salinidad, temperatura, etc). Cuando esas modificaciones superan los niveles soportados por la mucosa protectora, esta se desprende y el organismo responde produciendo mayor cantidad, mayor densidad o viscosidad de la mucosa. Obviamente esto no siempre puede impedir que se deteriore la salud puesto que la mucosa también sufre dichas alteraciones.
Pese a que esas funciones ya de por sí son importantes, aún existen otras más importantes todavía. Tal es el caso de impermeabilizar el cuerpo y poner límites o freno a la presión osmótica.
Tratándose de una secreción semipermeable es notable la posibilidad de funcionar como filtro entre dos líquidos de diferente concentración, uno dentro del cuerpo y otro externo. De este modo la mucosa tiende a equilibrar la presión osmótica producida por un medio más diluido y otro más concentrado. De no existir esta protección los peces podrían deshidratarse o sobre hidratarse si la densidad de su cuerpo fuera superior o inferior a la del medio que lo rodea. En la ilustración siguiente podemos observar la estructura de la piel y la ubicación de las escamas dentro de ella.
En la línea lateral las escamas tienen una forma diferente a las restantes del cuerpo y poseen pequeños orificios que comunican las superficie exterior del cuerpo con una serie de células sensitivas y terminaciones nerviosas.
La edad de un pez puede conocerse contando los anillos en las escamas, de la misma manera que se puede conocer la edad de los árboles al contar los anillos en su tronco. También se puede utilizar los otolitos, parte del oído interno de los peces.
En el invierno en la mayoría de los peces, disminuye su tasa de crecimiento o lo hacen más lentamente, lo cual se marca en las escamas u otolitos como un anillo mas oscuro, al observarlo con luz reflejada. En primavera y verano generalmente, los peces crecen a mayor velocidad y esto aparece marcado como una zona de crecimiento más clara. Algunas veces aparece un doble anillo cuando los peces han estado bajo estrés, por ejemplo un otoño muy frío.
La cubierta escamosa del cuerpo de un pez constituye su esqueleto dérmico. El endoesqueleto (o esqueleto óseo interno) de la mayor parte de los peces actuales está formado por un cráneo con mandíbulas equipadas de dientes, una columna vertebral, costillas, un arco pectoral y una serie de huesos interespinales que sustentan las aletas.
El olfato:
Casi todos los peces tienen mas agudo el sentido del olfato que el del gusto. Debido a que es mucho mas importante para su supervivencia ya que por medio del olfato puede detectar con mas facilidad los alimentos. Son capaces de detectar el alimento a grandes distancias mediante sus fosas nasales. En la parte frontal de la cara, sobre la boca o en las proximidades de los ojos, según las familias, existen dos cavidades nasales (narinas). Estas fosas se encuentran divididas con un diafragma cutáneo en dos aberturas, de modo que el agua penetra en una de ellas, es forzada a penetrar en un saco sensitivo y expulsada hacia el exterior. El saco sensitivo compuesto por una membrana dispuesta en forma paralela o radial posee el epitelio olfativo y está conectado por un sistema nervioso al lóbulo olfativo del cerebro.
Algunas especies detectan sus zonas natales en los ríos solo por el olfato, es el caso de los salmones cuando regresan desde los territorios de alimentación para el desove.
El oído:
Órgano auditivo de los peces y dos otolitos (sagitas):1, bacalao y 2 Lubina
Al ser el agua un medio mas denso que el aire, es mucho mas fácil detectar los sonidos. Las ondas de presión que produce el sonido se desplazan mas rápido en el agua. Como es sabido, los sonidos en el agua se propagan entre 1425 y 1500 metros por segundo, motivo por el cual el pez es capaz de detectar una amplia gama de ondas sonoras y por lo tanto no necesita un oído externo o medio como tienen los seres humanos, podríamos decir que los peces son sordos, no tienen oídos visibles.
Algunas especies, también utilizan su vejiga natatoria para percibir vibraciones sonoras que se trasmiten al oído a través de tubos y huesos interconectados completando de esta forma el sentido básico de la audición, por lo que se puede decir que son capaces de reconocer una mayor gama de sonidos. Esto permitió que aquellos peces con una mayor capacidad de aprendizaje (desde el punto de vista humano), tales como los cíclidos, pudieran responder cuando se los llama por su nombre tras un tiempo de adiestramiento, son conocidos los relatos sobre unos monjes medievales que llamaban a las carpas del estanque haciendo sonar una campanilla.
Trabajos recientes han demostrado que, en el agua, las vibraciones de alta frecuencia (como el sonido) son percibidas por el aparato auditivo, en tanto que probablemente sea el sistema de la línea lateral el que detecte las de baja frecuencia. Se ha probado por vía experimental que, de hecho, algunos peces oyen extremadamente bien. Las frecuencias que pueden percibir los peces oscilan entre 13-7000 ciclos por segundo, si bien no hay ninguna especie que sea sensible a la gama completa.
El ojo y la visibilidad en los peces:
La mayoría de los peces poseen lo que se conoce como visión monocular. Es decir ven en dos direcciones al mismo tiempo, y son incapaces de enfocar un mismo objeto con los dos ojos. A diferencia de los humanos los peces no tienen bien diseñados los ojos y el hecho de ver todo a través del agua les provoca una pérdida adicional de resolución de la visión, por lo que ven los objetos un poco fuera de foco. No pueden enfocar a grandes distancias, el límite de la visión clara solo alcanza 45cm aproximadamente. No obstante, este defecto se compensa con el complejo sistema de la línea lateral. En los ciprínidos, los ojos se mueven en forma independiente el uno del otro. En las especies que viven en aguas corrientes esto les permite mantenerse firmes en el agua, al fijar un ojo sobre una piedra u otro objeto inmóvil.
Los peces que viven en aguas poco profundas y bien iluminadas han desarrollado una percepción superior del contraste; esto es la diferencia entre la luz y la oscuridad, además estos peces perciben mas sombras en la porción violeta del espectro de color. Es probable que los peces que viven en aguas mas profundas tengan una visión en color menos desarrollada, o incluso que carezcan de ella, puesto que, en esencia, casi no la necesitan.
La primera diferencia notable es que carece de párpado, lo cual hace que el pez no pueda dejar de ver los elementos que lo rodean aunque lo deseare.
La segunda diferencia la establece el iris. En los humanos funciona como el diafragma de una cámara fotográfica de modo que permite una mayor o menor entrada de luz para equilibrar las condiciones diversas. El iris humano se contrae o dilata con esa finalidad.
En la mayoría de los peces el iris tiene una abertura fija incapaz de adaptarse a los distintos niveles de iluminación. Por lo tanto los ajustes necesarios se realizan por medio de los fotorreceptores, que son células especializadas sensitivas a la luz, ubicadas en la retina. Al igual que los ojos humanos, los del pez están equipados con células bastón y células cónicas a nivel de la retina. Las células bastoncillos son los fotorreceptores para poca iluminación y las células cónicas son receptoras para condiciones de luz intensa (digamos “luz diurna”). Como límite entre luz intensa y luz débil se podría establecer la que emana de una lámpara de 25 wats. Es decir que unas u otras células dejan de actuar cuando la iluminación llega al límite mencionado.
Durante los períodos de gran luminosidad, las células cónicas son desplazadas a niveles más profundos de la retina, donde quedan protegidas de la luz intensa por células fuertemente pigmentadas. Cuando la iluminación cae por debajo de los niveles de una lámpara de 25 wats, la posición de los fotorreceptores se invierte. Este intercambio de fotorreceptores no es, en la mayoría de los casos, lo suficientemente rápido, pudiendo tardar entre 2 y 3 horas.
De noche, una vez que que las células bastoncillos han quedado en la superficie retinal y se extienden plenamente, quedan en esa ubicación varias horas; el proceso comienza a invertirse por sí mismo y lentamente como si estuviera regido por un reloj biológico, ya que la preparación retinal para el alba comienza varias horas antes de que los primeros rayos solares toquen la superficie del agua.
Analizados desde el punto de vista humano, muchas especies son miopes o cortos de vista. Esto presupone que cuando el pez descansa sus ojos toman una posición que les permite visualizar con mayor certeza aquellos puntos cercanos, cosa muy importante porque la mayoría de las aguas son turbias o poco iluminadas y de nada serviría tener visión a larga distancia cuando el peligro sólo puede verse a distancias cortas.
El ojo humano tiene la habilidad de modificar la distancia focal de una visión lejana a una próxima tan sólo con modificar el ancho del cristalino. En la medida que vamos envejeciendo esa habilidad la vamos perdiendo y se hacen necesarias correcciones ópticas por medio de cristales graduados.
Los peces que tienen la habilidad de modificar su campo de visión no lo hacen del mismo modo que los humanos ya que poseen un cristalino capaz de moverse más cerca o más lejos de la retina sensitiva y de hecho obtienen el mismo resultado, como si fuera un lente de focal variable (“zoom”).
Este movimiento del cristalino se realiza por medio de un músculo llamado retractor que está unido al cristalino y que lo puede tirar hacia atrás en dirección a la retina.
El tacto y el gusto:
Tenemos la tendencia a considerar que los peces son insensibles, pero no es asi, por ejemplo las carpas (Cyprinus Carpio), tienen un sentido muy similar a los de los mamíferos. El sabor es un sentido bastante desarrollado en los peces óseos (Teleósteos) y es percibido por medio de una cantidad de células sensoriales (o papilas gustativas) agrupadas en una especie de botoncillos situados en diversos lugares del cuerpo. Por lo general se encuentran más cantidad en las proximidades de la boca, labios y barbillas o mismo dentro de la cavidad bucal y sobre la lengua, pero no dejan de estar presentes en otras partes. En el caso de algunas familias (bagres, barbus) esas papilas gustativas se encuentran presentes en las barbillas próximas a la boca y tienen por finalidad cooperar en la búsqueda del alimento sobre el fondo (lugar habitual donde estos peces buscan su comida). Esos botoncillos o papilas poseen terminales nerviosos que son los encargados de transmitir la sensación del sabor al cerebro. Las células sensoriales están ligadas a células epidérmicas que le sirven de sostén, pero eso no es todo, se han descubierto estructuras similares a las células táctiles y las terminaciones nerviosas que nos proporcionan el sentido del tacto, en determinadas zonas concretas, como los radios espinosos de las aletas pectorales de algunas especies. Las células sensoriales están ligadas a células epidérmicas que le sirven de sostén.
Fuente:
Fly Fishing Club de Chile y
La pesca submarina